Martha y Salomé

Imagen 1: Marta del Breviario Isabella, 1497

El Ser parece un ejército de niños. Cada parte de nuestro propio Ser debe perfeccionarse. La perfección de cualquier parte sólo es posible eliminando los elementos psíquicos indeseables.

Las partes más elevadas del Ser son exigentes y nadie podría perfeccionarlas sin haber eliminado la totalidad de los elementos psíquicos indeseables.

Martha y Salomé son partes autónomas y auto conscientes de nuestro propio Ser.

Martha, dentro de nosotros, es esa parte de nuestro Ser que representa a la virtud de la Humildad. Para lograr esa virtud de Martha se hacen urgentes tres clases de relaciones que son indispensables.

La primera es la relación con nuestro propio cuerpo. Es indispensable que cuidemos nuestro cuerpo. Elegir una comida balanceada. Hacer ejercicio como caminar al aire libre de preferencia. El baño diario. El descanso para que nuestro cuerpo etéreo o vital tenga el tiempo suficiente de reparar nuestro cuerpo físico.

Si no nos sabemos relacionar con nuestro cuerpo sabiamente, enfermaremos.

La segunda, la relación con el medio ambiente. Sentirnos parte de la naturaleza, ella nos provee de pan, abrigo y refugio. Es necesario que cuidemos nuestro medio ambiente. Es nuestra Madre Natura. Cuidar el agua, no contaminarla. No destruirla. En la medida de nuestras posibilidades contribuir en tener plantas, árboles en nuestro hogar. Ser conscientes que minerales, vegetales y animales tienen Alma, Cuerpo y Espíritu. Tienen vida inteligente

Si no sabemos relacionarnos con el medio ambiente que nos rodea, nos crearemos muchos conflictos.

La tercera, la relación consigo mismo. Es indispensable hacernos conscientes de nuestra pobreza interior y trabajar verdaderamente sobre nosotros mismos para eliminar todos los agregados psicológicos que llevamos dentro y que tienen atrapada nuestra conciencia.

Si no sabemos relacionarnos con las distintas partes del Ser correctamente, se hace algo más que imposible la verdadera iluminación.

Es urgente lograr reconquistar la parte del Ser que es la humildad, necesitamos eliminar el yo del orgullo, el yo del engreimiento, el yo vanidoso, si queremos realmente relacionarnos sabiamente con la parte superior del Ser.

Imagen 2: Salomé. Titian. 1510.

Cada parte de nuestro propio Ser tiene su ministerio sagrado, Salomé como virtud y virtudes, ley y leyes, sabe muy bien que el obstinado ego alardea y se jacta de sí mismo en su maldad.

La lengua del perverso se volvió filosa navaja para el mal.

El perverso ama el mal por amor al mismo mal.

Las palabras mentirosas y la lengua astuta caracterizan al perverso.

Salomé conoce lo bueno de lo malo y lo malo de lo bueno.

Cada parte de nuestro propio Ser tiene su ministerio sagrado.

Dios abandona al que marcha por el sendero de perdición.

Cuando el hijo se vuelve perverso, el Padre se aleja.

Cuando el Padre se aleja, el hijo cae en desgracia.

Aquél que no confía en la ayuda de Dios sino en su riqueza material y que ha desarrollado el agregado psíquico de la vanidad, cae en el abismo de perdición.

Los agregados psíquicos de la vanidad, impiden la correcta relación con las partes superiores del Ser.

La vanidad es pariente del orgullo.

La vanidad es charlatana, el orgullo es silencioso.

Por vanidad alguien hablaría ciertas cosas, más por orgullo callaría.

Cualquier persona elegante, tendría en su casa un coche viejísimo, posiblemente del siglo pasado, esto por puro orgullo, mas por vanidad preferiría usar un carro de último modelo.

La vanidad herida causa espantoso sufrimiento, más el orgullo herido, puede causar la muerte.

Cuando la vanidad y el orgullo se unen, pueden realizar monstruosidades.

La vanidad suele también disfrazarse con el traje de la modestia. Un pintor o un escribano vanidoso puede aparecer en público vestido con ropajes de mendigo.

Un artista herido en su vanidad suele caer en terribles situaciones dolorosas.

Olivo cargado de frutos es aquél que trabaja sobre sí mismo y que confía en la gracia de Dios desde toda Eternidad.

El Señor sabe pagar bien a quien confía en su Santo Nombre.

Bibliografía: Libro Pistis Sophia, Maestro Samael Aun Weor

Enviado por instructores: Alma Liliana Carrasco Aguirre y Vicente Sáenz Flores

Imagen 1: Marta del Breviario Isabella, 1497. Imagen 2: Salomé. Titian. 1510.

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