Apóstol Andrés

Imagen 1: San Andrés, Siglo XIX, Museo de Bulgaria.

Los primeros apóstoles del bendito salvador el mundo fueron Pedro y Andrés, quienes siendo pescadores al servicio de Juan, se convertirían en pescadores de hombres. Así también todo aquel que inicia el camino de la auto realización, debe comenzar con el trabajo interior de ambas fracciones del Ser.

Cada quien tiene a su propio Andrés interior, es una de esas partes autónomas y conscientes que debe ser perfeccionada desde el interior hasta el exterior. Andrés se perfecciona mediante trabajos conscientes y padecimientos voluntarios. Cuando los doce apóstoles son perfeccionados, se integran con el Padre que está en secreto.

Andrés, el eremita, como maestro y discípulo del gran Kabir, entregó su vida representando en carne propia los misterios para desarrollar esta parte interna en el ser humano, asistió al maestro Jesús en la pesca milagrosa del Lago Genezareth o Jainezareth, para representar los misterios de la cuarta dimensión y la ciencia Jinas. Las torturas y el suplicio experimentado con sus miembros separados, atados sobre la cruz en equis, son un libro abierto que invita a la reflexión.

“La cruz en equis es el jeroglífico extraordinario de las radiaciones luminosas y divergentes emanadas del logos creador”, en cuyo centro resplandece la rosa, que representa la revelación, la iluminación después del sacrificio, la Obra victoriosamente concluida. En la ciencia hermética, la cruz de san Andrés ha sido representada como la cruz griega o las llaves de San Pedro. Este signo lo usaban los cristianos; aún lo utiliza la Iglesia Católica en manteles, vestiduras del Oficiante, casulla y manipulo. A su vez adopta el mismo significado en las culturas mesoamericanas, donde fue esculpida en piedra, con la intención de conservar su trascendental significado para la posteridad.

Tal es el caso de Xochipilli, sentado sobre un cubo de basalto bellamente tallado con las rodillas en alto y sus piernas en forma de cruz de San Andrés. O en el cinturón del sacerdote maya como símbolo predominante, para representar el cruzamiento alquímico del mercurio (agua) y el azufre (fuego) para el nacimiento interior. La cruz de San Andrés explica el trabajo a realizar mediante la sabia combinación de las fuerzas masculinas y femeninas dentro del matrimonio legítimo, venciendo las pasiones y bajos instintos para desarrollar el amor. El sacrificio comienza observando y descubriendo la diferencia entre el auténtico amor y el deseo, los celos, la posesividad, el miedo, el capricho, la obsesión. Cuando alguien ama verdaderamente, antepone el bien del ser amado a sus intereses particulares. “Solamente con el manejo sabio de las fuerzas positiva y negativa, se resuelven los problemas de la tesis y antítesis, mediante la síntesis”.

Imagen 2: Crucifixión de san Andrés, por Juan Correa de Vivar, 1540-1545. Crucifixión de san Andrés, por Juan Correa de Vivar, 1540-1545.

La cruz en equis indica el trabajo completo en la Gran Obra y se relaciona no solamente con la creación de los cuerpos existenciales superiores del Ser, sino también con la eliminación del ego y el sacrificio por la humanidad doliente. Algunas hermandades místicas adoptaron el mágico signo de Andrés, inclusive en Escocia, donde por varios siglos se denominaron Fraternidades de San Andrés del Cardo (planta que simboliza el sacrificio). El sacrificio, no entendido desde el punto de vista fanático e inconsciente, como castigo, auto tortura, flagelación o maltrato del cuerpo físico, sino como el sacro oficio u oficio sagrado.

Los tres factores de la revolución de la consciencia comprenden el sacrificio enseñado por Andrés. Nacer implica trabajar con el sacro oficio del amor, disolviendo los instintos bestiales, las bajas emociones. Morir de instante en instante es el sacro oficio de comprender y eliminar los defectos psicológicos en los diversos niveles de la mente; la dura lucha a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios. Y el sacrificio por la humanidad doliente, es el sagrado oficio de compartir la doctrina entregada por el salvador del mundo y develada por la ciencia gnóstica. Andrés, con su cruz en equis muestra el camino para cristalizar lo que se debe cristalizar y desintegrar lo que se debe desintegrar. De esta manera se perfecciona en los misterios de la luz, sin olvidar el auxilio de la Madre Divina, invocada por Goethe para esta Gran Obra:

"Virgen pura en el más bello sentido, madre digna de veneración, reina elegida por nosotros y de condición igual a los Dioses..."

"Flechas, traspasadme; lanzas, sometedme; mazas, heridme. Todo desaparezca, desvanézcase todo. Brille la estrella perenne, foco del eterno amor."

Fuentes: Misterios Mayas, Doctrina secreta de Anáhuac, Magia Crística azteca, Pistis Sophía.

Enviado por instructor: Susana Margarita Rodríguez Licea.

Imagen 1: San Andrés, Siglo XIX, Museo de Bulgaria.

Imagen 2: Crucifixión de san Andrés, por Juan Correa de Vivar, 1540-1545. Crucifixión de san Andrés, por Juan Correa de Vivar, 1540-1545.

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