Décimo Mandamiento

Lavaréis tus pies en las aguas de la renunciación

Moisés presenta las tablas de la Ley. Philippe de Champaigne, 1648.

Señalan los egipcios: Has todo lo que quieras, pero no te olvides que de todos tus actos tendrás que dar cuenta.

Mis apreciables lectores, existe una ley cósmica llamada la Ley del Karma, también llamada Ley de la Balanza y Ley de Acción y consecuencia. Tal acción, tal consecuencia. Esta ley tiene dos aspectos: dharma que se traduce como premio y karma que se traduce como castigo.

Todas las criaturas estamos sometidas a esta ley; es como una medicina que se nos aplica para nuestro propio beneficio, si actuamos bien en la vida, la Divinidad nos premia con una estadía feliz en este tapete de la existencia y al morir esa estadía se transforma en luz, alegría y bien estar en el otro mundo.

Si, por el contrario, actuamos mal, el castigo se manifiesta, en este mundo, con miseria, dolor y tragedias y, en el otro, con dolor mucho más intenso y de duración que parece interminable en los mundos infiernos, inframundo maya o círculos infernales citados por el poeta y escritor italiano, Dante Alighieri. ¿Qué nos arrastra al mal comportamiento?

Toda esa muchedumbre de yoes que cargamos dentro llamase lujuria, envidia, orgullo, ira, pereza, codicia, gula y todas sus interminables facetas que los caracterizan. Menciona Virgilio, el poeta de Mantua: “Si tuviéramos mil lenguas para hablar y paladar de acero, no alcanzaríamos a enumerar todos nuestros yoes defectos”.

Esas abominaciones internas, deben morir, debemos exterminarlas de nosotros, ese es un muy buen negocio, pues cuando ya no tenemos yoes, ya no hay karma por pagar y nuestra conciencia se libera de la prisión del yo.

Todas esas malas acciones o pecados, que existencia tras existencia vamos acumulando, van creando eso que se llama karma, y este se vuelve tan voluminoso que es simbolizado por la pesada cruz que lleva a cuestas Jesús el Cristo, por el horrible y enorme monstruo marino, Kraken, del drama del héroe Perseo y la princesa Andrómeda en la mitología griega y otros simbolismos más al rededor del mundo. Quien comprende la Ley del Karma, lleva paz a su alma, ya que sabe que toda deuda cósmica hay que pagarla y abona alegremente con buenas obras para equilibrar su balanza.

Cristo lavando los pies de los apóstoles. Peter Paul Rubens.

El mandamiento 10 estipula: Lavaréis tus pies en las aguas de la renunciación, entiéndase, a través del trabajo con nuestras energías creadoras. El jueves santo recuerda el lavatorio de pies. El lavatorio simboliza lavar nuestro karma, desintegrar las maldades y lacras del pasado, es decir, con él quedamos limpios y puros.

Esto naturalmente representa la santificación o Cristificación total, más tarde viene la transfiguración y entonces el cuerpo astral resplandece de gloria. Nadie podrá llegar al monte de la Transfiguración, sin haber pasado por el lavatorio: En las líneas de los pies están escritas nuestras pasadas reencarnaciones.

En el Bundehesch, especie de evangelio ritual, se dice que en un aposento especial estaba el pozo del agua sagrada donde el sacerdote se daba abluciones antes de presentarse ante el altar del fuego. Sólo aquel que bebe el agua pura de vida, puede encender el fuego. Sólo quien lava sus pies en las aguas de la renunciación, puede encender el fuego. Sólo quien conserva el agua, la semilla, puede ritualizar con el fuego.

Los Gnomos y Pigmeos de la Naturaleza tiemblan ante Coatlicue. Nosotros invocamos a Gob, para ordenar y mandar a los Gnomos de la tierra.

Los Vórtices que tenemos en la planta de los pies obedecen al poder de Gob. Estos se mandan con la espada, con la vara.

Bibliografía: Misterios Mayores, Décimo mandamiento de la era de acuario, Doctrina Secreta de Anáhuac, Matrimonio perfecto, obras de Samael Aun Weor.

Enviado por: José Isabel Mauricio Vargas. Instructor gnóstico de Loreto, Zacatecas, Rincón de Romos Aguascalientes y La Cascarona.

Imagen 1: "El Lavatorio". Tintoretto. 1549. Imagen 2: "Cristo lavando los pies de los apóstoles". Peter Paul Rubens.

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