Las Cuatro Nobles Verdades

Buda de Sarnath (Museo Arqueológico de Sarnath, India)

“Queridos discípulos es por mi falta de entendimiento al no darme cuenta de cuatro cosas por las que yo, al igual que ustedes, he tenido que vagar por este ciclo de múltiples renacimientos. ¿Qué son estas cuatro cosas? Estas son la noble verdad de lo que es el sufrimiento, la noble verdad de lo que es el origen del sufrimiento, la noble verdad de lo que es el fin del sufrimiento, y la noble verdad de lo que es el camino que lleva al fin del sufrimiento”. Dhammacakkappavattana Sutta

Suttas o sutras son la colección de enseñanzas del Buda Siddhartha Gautama. Sutra significa “reglas”, “leyes” o “verdades” y dhammacakkappavattana (dhama-ca-kapa-vatana) es “la fuerza que pone en movimiento la ‘rueda del destino’” o la Rueda del Samsara. El Dhammacakkappavattana Sutta es la colección de las primeras enseñanzas del Buda poco después de alcanzar la iluminación y a través de ellas, le da a la humanidad cuatro verdades que nos permiten la oportunidad de salir de los constantes ciclos de sufrimiento en los que entramos y salimos movidos por la Ley del Péndulo.

El Buda hace uso del concepto del dukkha que entre sus connotaciones significa “insatisfacción”, “estrés”, “dolor”, y “sufrimiento”. Aunque por simpleza aquí limitamos nuestra expresión a “sufrimiento”, le invitamos querido lector a expandir el significado al concepto más abarcador, pues dukkha, de forma directa e indirecta alude a aquellos estados de consciencia que se manifiestan por debajo de “alegría” y que expresamos como sentimientos de desinterés, aburrimiento, monotonía, hostilidad, dolor, ira, resentimiento, ansiedad, miedo, propiciación, desesperanza, etc.

Las Cuatro Nobles Verdades son: 1. La vida es Dukkha (insatisfacción, estrés, dolor, sufrimiento). 2. El Dukkha tiene un origen. 3. El Dukkha tiene un final. 4. Hay un camino que nos lleva a experiencia del fin del Dukkha.

La Noble Verdad del Sufrimiento

No nos hace falta enumerar eventos en los que hemos sufrido para saber que “la vida es problemas” y que el sufrimiento se encuentra en todas partes. Sin embargo no todos los sufrimientos que experimentamos son iguales y se pueden catalogar en tres tipos de DUKKHAS que experimentamos a diario:

- El sufrimiento que surge como el efecto del sufrimiento mismo,

- El sufrimiento que surge por efecto de los cambios (la impermanencia), y

- El sufrimiento que es consecuencia de nuestro propio condicionamiento.

El sufrimiento del sufrimiento mismo es el que experimentamos a través de los cinco sentidos de la máquina humana. Estos son el dolor físico, el dolor causado por asuntos emocionales y el dolor causado por asuntos mentales. Estos se manifiestan como desbalances hormonales, dolencias, nudos, malestares, desgaste, cansancio, etc.

Un poco más complejo es el sufrimiento causado por la impermanencia pues la vida, como todo ciclo de acción, está sujeta a las leyes de la evolución y la involución. Igual que el árbol crece, da fruto, envejece y muere, nuestros trabajos, familiares, amigos y pertenencias también vienen y van. Nos urge comprender a fondo el concepto de la impermanencia.

Por último, el sufrimiento que surge como el efecto de nuestro propio condicionamiento.

Esta es la causa principal de los primeros dos, pues nuestra consciencia se encuentra fraccionada y enfrascada entre nuestros múltiples defectos de tipo psicológico.

Con respecto a nuestro propio condicionamiento nuestros padres, maestros y medios noticiosos, al igual que la presión social, sentimientos de patria y nacionalismos también crean un efecto, pues cargan un mensaje consistente de lo que “debemos hacer”, lo que “debemos comprar”, lo que “debemos tener” y hasta de cómo nos “tenemos que comportar.

La Noble Verdad del Origen del Sufrimiento

En muchas ocasiones se nos ha dicho que “la causa de nuestros sufrimientos es el deseo”, pero esto hay que saberlo comprender.

Hoy día se han creado varias definiciones sobre el concepto del deseo pues muchos asocian la causa de su sufrimiento con la interrupción de sus fantasías. Simplemente muchos sufren porque viven en el pasado atrapados en sus propios remordimientos, mientras otros constantemente cantan la canción psicológica del drama de sus vidas donde como actores, se festejan hablando de lo mucho que han sufrido.

Otros piensan que la raíz de su deseo se asocia a sus dependencias psicológicas y por último, otros que están convencidos que la causa de su sufrimiento está relacionada con gratificaciones instantáneas. Estos son los que compran impulsivamente lo que no les hace falta, comen más de lo que necesitan, se arreglan y maquillan más de lo justamente necesario, hablan hasta de lo que no saben, y otros que malgastan su fuerza sexual y sus valores vitales miserablemente.

Para nuestra fortuna, la Gnosis nos llega en estos tiempos de caos social para darnos la doctrina, los ejercicios, las prácticas y la enseñanza suficiente para hacer que nuestro sufrimiento sea una condición reversible y podamos recobrar la inocencia perdida. Mas el trabajo interior tiene que ser consciente y requiere no solamente de uno definirse, sino de un estado de acción psicológica regido por la fuerza de la voluntad, lo que nos trae a la tercera noble verdad: el fin del sufrimiento.

La Noble Verdad del Fin del Sufrimiento

“Por tanto, si tu mano o tu pie te fuere ocasión de caer, córtalos y échalos de tí; mejor te es entrar cojo o manco a la vida, que teniendo dos manos o dos pies ser echado al fuego eterno”. Mateo 18:8 – Casiodoro de Reyna 1569

Leer las escrituras sagradas de forma literal ha alimentado mucho nuestro sufrimiento por el condicionamiento y nos ha resultado en muchísimos errores. Evidentemente los grandes maestros no tienen interés alguno en vernos cometiendo actos de violencia contra sí mismos. Pensar que los silicios y el daño corporal son necesarios para “ser visto con gracia” y alcanzar cierto grado de iluminación es más una barbaridad que una equivocación. De la misma forma, la consideración de que hay un castigo “eterno” es una falsedad, pues en su infinita misericordia e infinita justicia, la Gran Ley no se queda con nada de nadie y a nadie le da más de lo que merece. Como muy bien dijo el Buda: “Todo pasa”. En el budismo los estados superiores de consciencia son el Nirvana.

Los cielos no son un lugar “allá arriba” y tampoco son un lugar que se gana de acuerdo a la religión que uno practique, el grupo del que uno participe, los seminarios que uno escuche, las ofrendas que uno dé, o a la cantidad de conocimiento intelectual que uno haya acumulado.

Estos estados superiores de consciencia requieren de una transformación interior que nos lleve a superar el condicionamiento de nuestra psiquis, donde se encuentra embotellada el 97% de nuestra consciencia. El trabajo de la eliminación de nuestros defectos (la muerte psicológica) es lo que nos permite un nacimiento segundo que conduce a Niveles de Ser de tipo superior y esta transformación, en secuencia de grados y grados, es la que nos permite disfrutar de la experiencia del “Cielo en la Tierra”. Cuando combinamos sabiamente el Ser con el Saber; cuando aprendemos a nacer, morir y sacrificarnos por nuestros semejantes, el trabajo interno en sí mismo nos revela la cuarta noble verdad.

La Noble Verdad del Camino para Llegar al Fin del Sufrimiento

Para que nuestra vida se convierta en el camino que conduce a la liberación final, urge que realicemos un cambio interno para que nuestras condiciones externas también cambien. Esto significa que nos es necesario aprender a Saber Vivir pues quien “sabe vivir”, vive feliz. Para saber vivir es necesario mantener nuestro estado de consciencia a la altura de las circunstancias.

Hemos sabido de amigos que viven vidas privilegiadas, son de buenas familias, con buenas esposas, buenos hijos, buenos trabajos, buenas pertenencias y aun así no son felices. De igual forma conocemos otros que viven pobres y enfermos y sin embargo son fuentes de alivio y felicidad para otros. La diferencia entre uno y otro es que el segundo, ha aprendido a gobernarse a sí mismo.

En general nos la pasamos reaccionando; vemos algo que no nos gusta y reaccionamos, nos dicen algo que no nos gusta y de inmediato estamos a la defensiva, y tan pronto nos ofrecen halagos, ya estamos contentos nuevamente. Es por estas reacciones que debemos comprender lo que son las intervenciones de la mente y del sentimiento.

La creencia general, aunque incorrecta, es que el cerebro es la mente. El centro intelectual se encuentra situado en el cerebro y a través de éste es que tenemos acceso a la mente; para todos los efectos el cerebro es un instrumento de la mente, y aunque “pensemos”, la mente en sí misma no es el Ser.

Todos experimentamos un sinnúmero de sentimientos; en ocasiones estamos alegres, en otros desinteresados, a veces estamos coléricos, a veces nos sentimos víctimas, etc. Todos estos sentimientos se corresponden al centro emocional que encuentra en el plexo solar y se extiende hasta el corazón, más aun cuando estos sentimientos pueden ser vivos e impactantes, aunque “sintamos”, el sentimiento tampoco es el Ser.

El Ser es el Ser y la razón misma del Ser es el Ser mismo. Samael Aun Weor

Es hora de que realicemos un cambio interior que nos lleve a vivir de una forma nueva, donde dejemos de vivir la vida regidos por las reacciones inferiores de los centros de la máquina humana y le demos la oportunidad al Ser, a la Esencia, de expresarse a través de nuestra personalidad. Esto es posible cuando prevenimos que el pensamiento y el sentimiento intervengan en las distintas circunstancias de la vida.

El nivel de comprensión de tipo superior facilita el trabajo de la muerte del YO, pues defecto comprendido puede ser eliminado por el fuego sagrado de nuestra Divina Madre; cada defecto eliminado libera cierto porcentaje de Esencia y la acumulación de la Esencia liberada se convierte en un Centro Permanente de Consciencia. A más defectos se eliminen, mayor será nuestro Nivel de Ser y más significativa será nuestra experiencia del “cielo en la Tierra”.

Que todos los seres sean felices.

Enviado por: Instructor: Ricardo Santana Laracuente. Phonenix, Arizona E.U.

Imagen: Buda de Sarnath (Museo Arqueológico de Sarnath, India)

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