La Pluralidad del Yo

Donne di Roma si radunano al Campidoglio Año: 1604 Autor: Pieter_Isaacsz.

En ocasiones resulta más fácil comprender las cosas en base a lo que “no son”, en particular, cuando se trata de temas en los que la mente se encarga de poner bloqueos e inconvenientes con sus muchas distracciones, justificaciones, miedos, e inseguridades.

Uno de esos temas es la comprensión de lo que es la Pluralidad del YO. La enseñanza de que “somos muchos” no se refiere a que “somos muchos los humanos sobre la faz de la Tierra”, sino que cada uno de nosotros lleva dentro de sí mismo “muchas personas”.

El asunto es que según vivimos la vida, vamos de aquí a allá con preconceptos, ideas fijas, y en particular con el malentendido de que “persona” significa “ser humano”; esta definición sustituida ha sido un gran error.

En el teatro griego, “persona” es el nombre que se le daba a la máscara que caracterizaba cualquier personaje dentro de una obra teatral, y no nos queda otra que darnos cuenta de que, en la tragicomedia que es nuestra vida, las causas y circunstancias que nos rodean definen la máscara con la que nos presentamos ante el drama.

Cuando nos insultan respondemos con la máscara de la ira, cuando nos motivan nos ponemos la máscara de la ambición, y ante un banquete suculento, con gusto usamos la máscara de la gula.

Son muchos los que están convencidos de ser individuos – que literalmente significa “indivisible” – y no se les puede culpar, pues 1) al momento en que nacimos nos asignaron un nombre, 2) durante toda la vida hemos asociado, a través de la memoria, nuestros momentos de dolor y alegría con tal nombre y tal cuerpo, y 3) cada persona o máscara de orgullo, de pereza, de envidia, etc., hace uso del mismo pronombre personal “yo”. Evidentemente hemos quedado convencidos de que “yo” es igual a “uno”.

El Espejo de vestir Año: 1876 Autor: Berthe Morisot.

Sin embargo, sólo bastan unas pocas instancias de auto-observación directa para demostrar, hasta la saciedad, que en sí mismos cargamos con una multitud de personas distintas, esto lo vemos en las instancias donde muchos juraron amor eterno y después de varios años, perdieron el amor y abandonaron el hogar y la familia.

Y muchos otros, menciona el Venerable Maestro Samael Aun Weor:

“…juraron con lágrimas en los ojos trabajar por la Gnosis hasta el final de sus días. Prometieron a la Gran Causa fidelidad eterna y pronunciaron discursos tremendos. ¿Y qué? ¿En qué quedaron sus lágrimas de sangre? ¿En qué sus terribles juramentos? Todo fue inútil, sólo juró el yo pasajero de un instante, pero cuando otro yo desplazó al que juró fidelidad, el sujeto se separó de la Gnosis…”

Muchos son los que se quejan por que sufren, pero no cambian; otros anhelan vivir la dicha del paraíso, pero no están dispuestos a transformarse; y de igual manera, varios los que buscan la felicidad, pero no están dispuestos a arrancar de sí mismos las causas de sus envidias, de sus codicias, de sus iras, orgullos, etc.

Todas estas incongruencias claramente indican que detrás de toda contradicción mental existe una “máscara” con la que personificamos tal o cual defecto; y como la experiencia directa confirma estos hechos, con certeza podemos aseverar: “tenemos un cuerpo, pero no somos individuos”.

En realidad, de verdad, la máquina física se encuentra bajo la influencia constante de muchas personas distintas y todas existen en nuestro interior.

Si vemos escenas eróticas, la persona de la lujuria asume control del cuerpo y de inmediato busca satisfacer sus pasiones y sus deseos.

Si creemos que otros han sido injustos con nosotros, la persona del resentimiento asume control del cuerpo y de forma mediata o inmediata, se rebela, discute, y hasta se torna en el más encarnizado enemigo público.

Si un día queremos transformar nuestra apariencia física, salimos muy decididos y compramos ropas y máquinas de hacer ejercicio, pero al momento en que llueve, o se pone frío, o nos tenemos que levantar temprano para ejercitarnos, la persona de la pereza asume control del cuerpo y nos convence de que es muy temprano, de que estamos cansados, de que lo podemos hacer más tarde. Al fin y al cabo, ni nos ejercitamos, ni mejoramos nuestra salud, y todo sigue igual.

Es por eso que la Gnosis nos invita a auto observarnos, para que podamos comprender cómo es que cada uno de estos defectos personificados influyen y afectan el funcionamiento de los cinco cilindros de la máquina humana, pues a nuestros defectos sólo les interesa satisfacer sus propios deseos y eso es todo.

Si tomamos como ejemplo la máscara que personifica el defecto de los celos, podemos notar las formas en las que este Yo afecta la máquina humana con sus asociaciones ilógicas e incoherentes.

Cuando por ejemplo un hombre ve que su esposa es tratada con cierto nivel de afecto por otro hombre, el condicionamiento y las asociaciones mentales borran rápidamente de su memoria los años de amor recibido, los afectos y las muchas consideraciones para limitarse a ver, entre la ilusión de sus fantasías, la falsa imagen de “infidelidad”.

De inmediato el centro intelectual comienza a elaborar pensamientos vagos e incoherentes, a conectar situaciones que nada tienen que ver unas con otras, para crear un cuadro intelectual que “explique” o “se conforme” con esa falsa imagen. Si la esposa llegó unos minutos tarde, si la comida no estaba lista, o si hay trastes en el fregadero, todo eso lo convierte en “evidencia”.

Bajo la creencia de estar herido, el centro emocional responde de forma negativa, sufriendo, proyectando una atmósfera de duda e incertidumbre, y esta respuesta demanda tanta energía que la máquina humana se siente incapaz de acción; se siente derrotada, aunque sea temporalmente, como una víctima ante el peligro de muerte.

Ante estas reacciones, el centro creador, que es fuente de un poder trascendental, capaz de transformarnos radicalmente, comienza a drenar su energía para satisfacer la demanda de los cilindros de la máquina humana.

Esta fuerza que bajo circunstancias normales se pondría en uso para nuestro trabajo interior profundo, se pierde regida por los principios de la termodinámica, pues es consumida por el aumento del caos de la mente (entropía), los sentimientos (la energía interna), y las acciones (la entalpía).

Danza de campesinos Año: 1568 Autor: Pieter Brueghel el Viejo

Por último, el centro instintivo, que responde con impulsos de supervivencia, se convierte en una fuente de “malas vibras”, invitando consideraciones a nivel intelectual de que “esto no lo merezco”, “no puede ser que esto me pase a mí”; a nivel emocional considerando que hay que salvar “mi integridad” o “no honor de hombre”; y a nivel físico considerando “hay que tomar acción”.

Así, de pronto y de la nada, la pobre mujer regresa a su casa, para encontrarse con gritos, lamentos y en el peor de los casos, una golpiza.

Lamentablemente cada efecto se torna en una causa, y toda causa siempre genera nuevos efectos, por lo que estos ciclos degeneran en niveles más inferiores, en cadenas incesantes de causas y efectos que atrapan a los actores en el drama en incesantes sufrimientos.

Esta misma secuencia de eventos se repite con todos nuestros defectos de tipo psicológico:

- El ego reacciona desatando una cadena de eventos ante la imagen que se forma en su mente sin saber que la imagen es sólo una apariencia y no “la cosa en sí”;

- El intelecto responde en patrones ilógicos e incoherentes,

- La emoción responde de forma negativa,

- La energía vital se pierde buscando satisfacer la demanda del ego, y por último,

- Todo se materializa en cadenas de causas y efectos.

El Maestro Samael dice que “detrás de cada pensamiento y detrás de cada acción existe un agregado psicológico”.

Con las palabras del Maestro y conociendo la secuencia de eventos que suceden a nivel interior, no solamente podemos entonces comprender la “Doctrina de los Muchos”, sino que nos podemos preparar para tomar acciones superiores: observando, comprendiendo y a través del fuego serpentino de nuestra Divina Madre interior, eliminando nuestros defectos.

Cada defecto eliminado libera cierto porcentaje de consciencia, por consiguiente, el camino al despertar no se consigue a través de seminarios, organizaciones, de Reiki, de Feng Shui, o de “limpiezas emocionales”; todo comienza por reconocer la necesidad de cambiar y el auto sacrificio que requiere el trabajo en sí mismos.

Que todos los seres sean felices.

Enviado por: Ricardo Santana. Instructor ICQ. Arizona, USA

Imágenes: 1.- Donne di Roma si radunano al Campidoglio Año: 1604 Autor: Pieter_Isaacsz. 2.- El Espejo de vestir Año: 1876 Autor: Berthe Morisot. 3.- Danza de campesinos Año: 1568 Autor: Pieter Brueghel el Viejo

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