ZACHARIEL

Júpiter, Juno e Io. Arnold Houbraken (1660-1719)

Júpiter, Juno e Io. Arnold Houbraken (1660-1719)

Desde tiempos muy antiguos, las tradiciones esotéricas relatan la existencia de razas perfectas, las cuales fueron emanadas de un Ser Absoluto, el Ser de todos los Seres, el que siempre ha sido, es, y será.

Mahanvantara y Pralaya son términos sánscritos, el primero define al gran día cósmico y el segundo a la gran noche cósmica. Ahora bien, durante el día viene la manifestación de los universos y cuando llega la gran noche, el universo deja de existir, se disuelve en la Prakriti, sólo queda la semilla de todo lo que fue. La materia primordial de donde nacen los mundos, es el Akash puro, el cual está contenido en todo el espacio y es la Gran Madre, la Prakriti de los orientales.

Los siete planetas de nuestro sistema solar de Ors, son los cuerpos de los siete Espíritus que están delante de trono de Dios (el Logos de nuestro Sistema Solar). Estos siete ángeles son llamados: “dioses”, pues son infinitamente superiores al hombre, aunque ellos también fueron hombres de otras manifestaciones cósmicas.

En tiempos lejanos, el ser humano era más sencillo e intuitivo, percibía el mundo sutil y a sus genios siderales, sabía leer las señales del cielo. Dado lo anterior, es necesario que aprendamos a descifrar la sabiduría de los dioses estelares. La esposa de Julio César, el emperador romano, vio en sueños caer una estrella y trató de salvar a su esposo, pero él no la escuchó y murió asesinado cuando entraba al capitolio de Roma.

Hoy por hoy, hemos olvidado esta sabiduría ancestral y, debido a ello, carecemos de preciosas facultades como la clarividencia, la intuición, la telepatía, la memoria e incluso la capacidad de asombro. Por eso, es que ya no percibimos la belleza en una puesta de sol; en la lluvia que riega la tierra; en el florecimiento de la naturaleza cada primavera; en el melancólico otoño y, mucho menos, en la sonrisa pura y sincera que nos trasmiten, con su inocencia, los niños pequeños. Dado lo anterior, debemos cambiar para poder disfrutar cada momento de nuestra vida.

Júpiter y Juno, por Annibale Carracci

Júpiter y Juno, por Annibale Carracci

Menciona el maestro Samael que en la Atlántida existieron siete oráculos importantes en el mundo físico, donde los iniciados estudiaban la sabiduría de las estrellas y consultaban a las deidades cósmicas. Estos oráculos se correspondían con cada uno de los siete genios planetarios. Por ejemplo, en el oráculo de Júpiter, se estudiaba la sabiduría jupiteriana, la astrología hermética, la cábala, la alquimia y la real sabiduría del Ser, entre otras ciencias ocultas.

Aquellos sabios de antaño enseñaban a sus discípulos a interpretar las señales del firmamento, basadas en la ley de las analogías filosóficas, ley de los contrarios, ley de la numerología, etc., por ejemplo: si en sueños vemos estrellas negras, esto significa fracasos; o si vemos caer una estrella, alegoriza penas y tristeza; dos estrellas amarillas, que se separan una de otra, significa guerra.

Nos dice el Maestro Krum Heller, que en el preciso instante en que nace la criatura, las fuerzas astrales lo invaden y envuelven, dotándole de las características de las constelaciones que están vibrando en ese instante, dándole un sello personal y único que perdurará durante toda su vida. Además, cada siete años, todo ser humano quedará regido por un planeta, ordenados de acuerdo a sus órbitas, alrededor del Sol.

En la teogonía griega, Júpiter Tonante, es el sagrado símbolo de nuestro íntimo; por ello se dice que Júpiter es el padre de los dioses. Júpiter, en Sagitario, influye sobre las grandes arterias femorales, donde la sangre se magnetiza bajo su regencia.

Debemos pedirle a nuestro Íntimo que invoque al ángel Zachariel, para, que de esa manera, nos ayude a sanar esta parte de nuestro organismo cuando hay desequilibrio. En el aspecto práctico de nuestra vida también nos puede ayudar, ya que al número tres le corresponde la constelación zodiacal de Géminis y el planeta Júpiter con su ángel regente. Ahora bien, el número tres es producción material y espiritual; si queremos lograr el triunfo, tenemos que manejar este número con armonía, arte y belleza. Desde luego, hacer las cosas bien hechas: con amor y belleza. Sabiendo crear, para tener lo que anhelamos.

En el templo de Júpiter, encontramos al ángel Zachariel, memoria de Dios (guarda el recuerdo de todo lo que es, lo que ha sido y lo que será), vistiendo una túnica y capa blanca. Es tan poderoso que, ante él, tiemblan las columnas de ángeles y demonios.

Tiene bajo su regencia la economía mundial, otorgando el cetro a los reyes y el palo al mendigo. Además, se relaciona con altos militares civiles y eclesiásticos, asuntos concernientes al billete y la moneda, favorables o desfavorables; rige la política mundial, asuntos de jueces y leyes, etc. Cuando necesitemos alguna ayuda, se debe invocar los días viernes actuales, o en horas correspondientes, de acuerdo al horario astrológico. Se debe tener en cuenta que si lo merecemos nos favorecerá.

Rige en los seres humanos el período de vida que va de los 49 a los 56 años, época en que vamos cosechando lo que hemos sembrado en nuestra vida. Por ejemplo, si fuimos crueles, tiranos, irresponsables, egoístas, si nos faltó comprensión, tolerancia, respeto, amor por nuestros semejantes, etc., eso cosecharemos. Por el contrario, Júpiter nos dará el bastón para sostenernos, si trabajamos con sus aspectos luminosos de generosidad con los demás. Si hemos hecho el bien, tendremos apoyo, respeto y lo necesario para vivir bien. La Ley de compensación nos paga por el bien realizado, pero también es cierto que nos cobra lo que debemos.

Los ángeles de Júpiter dieron a la humanidad el Espíritu o Íntimo. En el espacio infinito, Júpiter es extraordinariamente místico, regio y sublime. Por lo tanto, debemos estudiarlo en su doble aspecto: positivo y negativo. Positivamente encontramos el misticismo, la benevolencia, el verdadero ocultismo relacionado con las ciencias ocultas; en su aspecto opuesto e inferior, localizamos a los enemigos de lo eterno, el materialismo, ateísmo, la tiranía, envidia, lujuria, entre otros defectos.

"El sexto Ángel tocó la trompeta y se oyó una voz que salía de los cuatro cuernos del Altar de oro que estaba delante de Dios", diciendo la voz: desata a los cuatro ángeles que están atados en el gran río Eufrates. Estos Genios elementales están hacia los cuatro puntos cardinales, con poder sobre el fuego, las aguas, el aire y la tierra, los cuatro elementos en acción darán fin a ésta quinta raza. Ap. Cap. 9 Vers. 13 a 21). Las bombas atómicas que están por venir liberarán elementos desconocidos para el hombre y la ciencia humana no podrá controlarlos, la naturaleza se verá tremendamente agitada por grandes cataclismos.

Debemos mencionar que el cielo de Júpiter o el Nirvana, es la morada de los Santos Elohim. El Íntimo de todos los hombres es hijo de un genio sideral y hay tantos padres en el cielo como hombres en la tierra; todo hombre tiene su Íntimo y todo Íntimo tiene su padre que lo engendró.

OM MANI PADME JUM, esotéricamente se pronuncia OM MASI PADME YOM. Su significado es: ¡Oh, mi Dios en mí!

Ooooommm Maaaassssiiiiiiiii Padme Yoooooommmmmmmm. Este sagrado mantram nos ayuda a desarrollar la preciosa facultad de la intuición.

Enviado por María Guadalupe Licea Rivera. Comisión Secretaría del ICQ.

Dentro de su majestuoso "Templo-Corazón" vemos dos enormes "bolas" simbólicas. ¡Miradlo allí! Su rostro "velado" es terriblemente divino y exhala la Omnipotencia del Poderío. Samael Aun Weor

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