Libro: Tiempo Azul

Capítulo 8. La Meditación y la iniciación

Capítulo 8. La Meditación y la iniciación

Nuestra misión en la vida es regresar al punto de partida original, siendo éste la misma divinidad. Existe un camino para lograrlo, se llama: La iniciación. No es nada fácil caminar por esta senda, tiene una infinidad de obstáculos que se van poniendo en el camino, pero hay una técnica que nos puede permitir trascenderlos y es la meditación.

Equivocadamente, pensamos que la iniciación es algo como recibir los secretos del universo en un viejo pergamino dados por un anciano sabio; menos aún, es una ceremonia dirigida por algún brujo o chaman que ingiere algunas plantas psicotrópicas en una selva o bosque.

Meditación y psicodelia son incompatibles, jamás podrían mezclarse, son polos opuestos. La meditación tiene el don de activar los chakras (centros magnéticos) en forma positiva y trascendental y nos hacen tener acceso a las dimensiones superiores de la naturaleza. Las drogas y el alcohol activan los chakras negativamente y nos hunden en las tinieblas.

«En vez de rendirle culto al execrable demonio Algol conviene beber del vino de la meditación en la copa perfecta de la concentración. Atención plena, natural y espontánea en algo que os interesa, sin artificio alguno, es en verdad concentración perfecta...» [Samael Aun Weor. Misterios del Áureo Florecer].

La iniciación, o el camino a la verdad, es nuestra misma vida, pero vivida en forma sabia e inteligente, no como un fin, sino como un medio.

Monumentales cabezas de la cultura Olmeca. La gnosis sostiene que se trata de iniciados del continente Grabonzi (hoy África) que venían en peregrinaciones a través de la Atlántida y como eran importantes maestros les hicieron esas esculturas majestuosas. Museo de Antropología de Xalapa

Monumentales cabezas de la cultura Olmeca. La gnosis sostiene que se trata de iniciados del continente Grabonzi (hoy África) que venían en peregrinaciones a través de la Atlántida y como eran importantes maestros les hicieron esas esculturas majestuosas. Museo de Antropología de Xalapa

En los antiguos templos de misterios mayas, aztecas, egipcios, existía un laberinto, tal como lo menciona la mitología griega con el labirinto de Creta, para que sólo pudieran llegar al templo los más preparados.

Tal laberinto aún existe hoy en día, y son las teorías que como la mala hierba se expanden en esta caduca sociedad, impidiéndonos ver con claridad cuál es el camino verdadero.

En el presente hay tanta información equivocada difundiéndose por los medios modernos de comunicación, que se añaden, a los innumerables libros y escuelas filosóficas, enseñanzas contradictorias. Esto es el mismo laberinto del pasado, sólo algunos son capaces de salir de él.

Sin embargo, existe una forma de pasar ese laberinto, para transitar por esa senda especial llamada por algunos, por su dificultad, como la del doble filo de la navaja. Por tanto, se requiere, necesariamente, pasar por tres escalones obligatorios: Imaginación, inspiración e intuición.

Es la meditación la que, junto con la conquista de ciertas virtudes, nos puede asegurar la estancia en estos escalones precisos para encontrarnos con el camino a la luz de la sabiduría inmortal.

Imaginación

El primer escalón es el trabajo que hay que realizar para el desarrollo trascendental de la imaginación creadora, ante todo, habrá que diferenciarla de la fantasía, son dos cosas totalmente opuestas, confundirlas es un comienzo equivocado.

Fantasía es el desecho de la memoria, cuando realizamos una relajación y sentimos que los ángeles bajaron y nos creemos un ser iluminado, pues tenemos aquí un claro ejemplo de fantasía. Cuando sentimos cosquillitas, vemos lucecitas, sentimos la presencia de alguien y cosas de ese estilo, no hay duda que se trata de fantasía..

La fantasía es el medio por el cual nuestros defectos se fortalecen, nos hipnotizan aún más y terminamos fracasados, sin hacer nada, pues si creemos que ya sabemos, que somos casi un ángel bajado del cielo, pues ya no habrá oportunidad de hacer un cambio radical, ¿para qué?, si nos creemos unas mansas ovejitas.

Imaginación es diferente, ésta es el traslúcido del alma. De hecho, clarividencia e imaginación son, exactamente, lo mismo. Todos tenemos un poquitito de imaginación, Un arquitecto primero imagina una casa, más tarde la plasma en un plano y luego la cristaliza en un terreno, esto es tener una pizca de clarividencia, muy pequeña, pero es un comienzo de lo que llamamos como imaginación.

Leonardo da Vinci, Praxíteles, Miguel Ángel Buonarroti son ejemplos de seres que desarrollaron ampliamente su imaginación positiva creadora, ellos fueron, por tanto, poderosos clarividentes y desarrollaron obras geniales en bien de la humanidad, transmitiendo conocimientos preciosos y trascendentales.

Tampoco hay que confundir la clarividencia positiva (o imaginación creadora) con la clarividencia negativa que abunda, hoy en día, en todas las escuelas falsamente esotéricas. Clarividencia negativa es andar viendo fantasmas, sombras, auras, enemigos, etc., sin que tenga que ver nuestra voluntad, esta facultad negativa es la misma que utilizan nuestros científicos para crear ametralladoras, proyectiles atómicos y todas las armas para destruir seres humanos indefensos.

El desarrollo de la imaginación creadora es un proceso muy delicado, lento y gradual, nada parecido a lo que se ve en la televisión, cine o lugares donde nos prometen el desarrollo de chakras por unas cuantas monedas.

Ciertamente, esta facultad, como la podríamos llamar, tiene que ver con el centro magnético del entrecejo o chakra Ajna, y está relacionada con el sexto elemento de la naturaleza o luz astral. Esta poderosa energía se fortalece cuando hay un uso adecuado y trascendente de nuestra energía creadora, pero cada vez que nos enojamos, nos impacientamos, tenemos resentimientos, odios, venganzas y cualquiera de esas emociones negativas, esta luz astral se transforma en un veneno llamado Imperil, que daña, precisamente, esta preciosa flor de loto.

En otras palabras, mientras seamos iracundos, impacientes, intolerantes, berrinchudos, etc., no podremos desarrollar la clarividencia positiva.

Es la meditación diaria la que puede desarrollarnos la capacidad de la imaginación positiva unida a cultivar una rica vida interior. Sin embargo, hay que reconocer que tal desarrollo es sin espectacularidades, sin rayos que salgan de la cabeza, sin ancianos con batas blancas, sin nombramientos sonoros con nombres extravagantes. Más bien, es como una flor que sale en el pantano, como un árbol solitario que se desarrolla lentamente por años enteros hasta que, por fin, da frutos.

«Es necesario adquirir la más profunda serenidad, es urgente desarrollar la paciencia y la tenacidad. Hay que permanecer indiferentes ante la alabanza y el vituperio, ante el triunfo y la derrota. Es necesario cambiar el proceso del razonamiento por la belleza de la comprensión.» [Samael Aun Weor. Disciplina Esotérica de la Mente].

Ahora bien, una rica vida interior se entiende como el desarrollo de la veneración, la paciencia, la previsión y el respeto. Es necesario que volvamos a los tiempos idos, tiempos en que se respetaban las cosas sagradas y divinas que se encuentran en la naturaleza y en los templos de misterios de las diferentes culturas del mundo.

Se hace urgente que veneremos a los ángeles, maestros o devas que rigieron, rigen y regirán todo lo creado, como el ángel Raphael, Uriel, Michael, Gabriel, Tláloc, Ehecatl, Varuna y Osiris.

Debemos dar el mismo respeto a un campesino que a un rico, merece nuestra misma atención un obrero que el presidente de un país. Se necesita ser previsivos, pero eliminando la codicia y las ansias de acumulación que nos esclavizan al dolor. Se hace necesario que tengamos la capacidad de darle el mismo valor a un diamante que a un cuarzo amatista.

Es el triunfo sobre sí mismo la mejor de las conquistas alcanzadas por el ser humano.

Una práctica específica, para iniciar el desarrollo de la imaginación, es relajar nuestro cuerpo y mente, una vez logrado esto, debemos ver a través del traslúcido del alma (la imaginación consciente) como nace una planta, crece, se desarrolla, envejece y muere. Como se alimenta y reproduce desde lo infinitamente pequeño, hasta lograr el milagro de la creación.

Paisaje de la naturaleza de la Zona Arqueológica de Palenque Chiapas.

Paisaje de la naturaleza de la Zona Arqueológica de Palenque Chiapas.

«La meditación también desarrollará ese chakra: Acostarse uno en su cama, tranquilo, con la cabeza hacia el norte; relajar bien su cuerpo, que ningún músculo quede en tensión. Elegirá, imaginarse una tierra fértil, lista para ser sembrada; imaginarse que está depositando la semilla de un rosal (en esa tierra); imaginarse que esa semilla está germinando, que va creciendo, que va desarrollándose, que va echando espinas y hojas, hasta que un día aparece la flor (la rosa, símbolo viviente del Logos Solar). Luego, ir un poco más allá: Imaginarse después cómo hasta los pétalos de la rosa van cayendo, cómo las mismas hojas se van marchitando, cómo la misma planta va envejeciéndose hasta convertirse en un montón de leños. ¡Eso es grandioso! Ese tipo de meditación, basado en el nacer y morir de todas las cosas, desarrollará la clarividencia; la desarrollará, ayudará, coadyuvará en el desarrollo de ese sexto sentido maravilloso». [Samael Aun Weor. Los Tres Peldaños Obligatorios de la Iniciación].

Si logramos transitar este camino, poco a poco, iremos viendo en las prácticas de meditación imágenes acompañadas de luz, color, calor y sonidos, no resultado de la fantasía, sino resultado de un trabajo interior. Al principio tales imágenes no nos dirán nada. Esto irá a la par de chispazos de conciencia en el mundo de los sueños. Todo ello surgirá en forma gradual, lenta, paciente como cuando una gota de agua perfora una roca. Sin embargo, tales imágenes tendrán un respaldo sólido en la vida cotidiana, algo muy concreto en que sostenerse.

Hablamos de un trabajo integral, de eliminar defectos, conquistar virtudes, meditar a diario, prepararse con tesón, estudiar gnosis profundamente…

Nos auxilia también el meditar en los primeros años de vida, en nuestra infancia, ya que los átomos de la infancia permiten el desarrollo de la clarividencia positiva, átomos que se van al subconsciente cuando vamos creciendo. Podemos combinar esta meditación con los sonidos sagrados (mantras): Pa-pa, Ma-ma, y Ba-ba. Mantras que, de hecho, fueron, generalmente, las primeras palabras que pronunciamos de bebés.

Mozart, sabedor de todas estas enseñanzas gnósticas, puso, inteligentemente, uno de estos mantras en su maravillosa obra: “La Flauta Mágica”, cuando el pajarero (Papageno) se encuentra con su pareja, se escucha, deliciosamente, un canto bellísimo con estos mantras. La primer silaba de cada palabra se entona en un tono más alto y la segunda sílaba en un tono más bajo y se pronuncian mentalmente.

Estas enseñanzas nos indican que debemos reconquistar la inocencia en nuestra mente y corazón, para el desarrollo armonioso de la imaginación creadora o clarividencia positiva.

«Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos». [Mateo 18:3].

El desarrollo completo de este primer paso indica conciencia continua, ya no se sueña, vivirá el estudiante en forma completamente consciente en los mundos superiores. Ha eliminado la ira por completo, se ha transformado.

Inspiración

Sin embargo, es sólo la primera etapa, el estudiante tiene que conquistar el conocimiento inspirado, el cual permite saber interpretar, cabalmente, los símbolos sagrados que nos ofrece la gran naturaleza y el Ser. No es cualquier cosa, muchos son los que se han desviado por interpretar, equivocadamente, los símbolos. Una cosa es verlos y otra muy distinta es interpretarlos científicamente y con bases firmes.

Esta etapa exige ver en ausencia del ego, conquistar una mente libre de dualismo mental, prejuicios, preconceptos, superstición, malicia, orgullo, vanidad, fanatismo, odios, envidia, codicia, celos.

El fanatismo es uno de los peores males de la humanidad actual, se basa en la ignorancia, en la falta de estudio, en la comodidad de aceptar sin comprobar. En consecuencia, falseamos, acomodamos las cosas para que coincidan con nuestras creencias falsas, con nuestros supuestos mentales, con los engaños de nuestro querido ego.

El orgullo nos hace cambiar los símbolos, una espada simboliza, por ejemplo, la voluntad, pero puede ser que nos esté indicando que necesitamos obtener voluntad, que nos hace falta, que la requerimos con apremio, pero nuestro orgullo nos hará pensar que ya la poseemos.

Por lo tanto, la tarea para ingresar al conocimiento inspirativo es inmenso, sin embargo, podemos ir preparando el camino. La meditación es de nuevo la gran aliada, pero ahora es concentrándonos en las grandes y maravillosas melodías de Beethoven, Mozart, Wagner.

Necesitamos aprender a escuchar estos sonidos sagrados con infinita devoción, relajar el cuerpo y la mente, alcanzar una embriaguez espiritual, superior, trascendental. Sentir una iniciación egipcia al escuchar la Flauta Mágica de Mozart, conocer con el corazón el camino del Cristo íntimo con el Parsifal de Richard Wagner, comulgar con la música de las esferas al escuchar las nueve sinfonías de Beethoven.

Si nos abrimos a este camino, nos empezaremos a dar cuenta que todo en la creación está relacionado, que no se puede estudiar un símbolo apartándolo, pues todo en la creación está influido por un sinnúmero de cosas. Lograremos entender que la vida es un instante eterno.

«El gnóstico que quiere llegar al Conocimiento Inspirado, debe concentrarse profundamente en la música. La Flauta Mágica, de Mozart, que nos recuerda una iniciación egipcia; las Nueve Sinfonías de Beethoven y muchas otras grandes composiciones clásicas, entre ellas, el Parsifal de Wagner, nos elevarán al conocimiento inspirado. El gnóstico, concentrado profundamente en la música, deberá absorberse en ella como la abeja en la miel, producto de todo su trabajo». [Samael Aun Weor. La Revolución de la Dialéctica].

Intuición

Sin embargo, la inspiración, a pesar de lo mucho que se logra con ella, es apenas la segunda etapa, existe más allá de este conocimiento inspirativo, otro más allá de nuestra comprensión, el intuitivo.

Quienes penetran en el conocimiento intuitivo son los grandes maestros como Quetzalcóatl, Buda, Jesús, Krishna, etc.

Quien llega al conocimiento intuitivo sabe todas sus existencias pasadas, se libera de la rueda del Samsara porque ha eliminado, totalmente, el Yo. Aquí se encuentra la omnisciencia (el saber todo), es donde se penetra al mundo del Ser y en éste no puede entrar el ego.

Si bien nos encontramos muy lejos de este camino, podemos ir arando la tierra, es decir, prepararnos para que en algún momento logremos obtener ese cambio.

¿Qué podemos hacer para tratar de buscar esa inspiración? La meditación es el pan diario de todo verdadero aspirante a la sabiduría. Sin embargo, ahora lo haremos en fórmulas matemáticas. Es necesario amar las matemáticas, sencillas o complicadas, son un mundo de exploración extraordinario para el desarrollo de la intuición.

Numerales y glifos mayas. Una barra significa cinco, un circulito uno. Zona Arqueológica de Palenque Chiapas, México. Cultura Maya.

Numerales y glifos mayas. Una barra significa cinco, un circulito uno. Zona Arqueológica de Palenque Chiapas, México. Cultura Maya.

Desde meditar en las fórmulas que tiene una simple receta de cocina, el teorema de Pitágoras, las fórmulas de Kepler que nos enuncian las distancias de los planetas y el Sol, todas nos sirven de mil maravillas para iniciar el trabajo en la meditación para el desarrollo de la intuición. Como beneficio extra, aquéllos que en estos momentos estudian en la escuela, se las facilitará, enormemente, el estudio.

El mundo del conocimiento imaginativo es un mundo de imágenes simbólicas. La inspiración nos confiere el poder de interpretar esos símbolos. La intuición nos da acceso a todo, por ejemplo, acerca de un sueño, una imagen, una vida anterior, etc.

Son tres etapas de trabajo, de preparación que, si las llevamos a cabo con infinita paciencia en toda nuestra vida, nos permitirán transitar, firmemente, en la senda hasta llegar al Padre interior.

«Por medio de la Imaginación, puede uno ver el mundo Astral; a través de la Inspiración puede uno llegar al mundo Mental, pero la Intuición lo lleva a uno mucho más lejos, la Intuición lo lleva a uno al mundo del Espíritu Puro; entonces puede uno contemplar, allá, el espectáculo de la naturaleza, del universo; ver a la naturaleza, al universo, tal como es; moverse en el mundo del Espíritu Puro.» [Samael Aun Weor. Los Tres Peldaños Obligatorios de la Iniciación].