Libro: Tiempo Azul

SEGUNDA PARTE. EL PAN DIARIO DE DEL SABIO

Zona arqueológica de Teotihuacán. México. Lugares sagrados donde se preparaban para encontrar el auto conocimiento. Se traduce como: El lugar donde los hombres se hacen dioses.

Zona arqueológica de Teotihuacán. México. Lugares sagrados donde se preparaban para encontrar el auto conocimiento. Se traduce como: El lugar donde los hombres se hacen dioses.

Todo aspirante a encarnar la sabiduría debe adentrarse en la meditación, como si fuera un alimento espiritual, a tal grado que, si un día no medita, sienta la necesidad de hacerlo, como cuando se deja de comer y se necesita con urgencia el alimento.

Las posibilidades con la meditación son infinitas; si la unimos a la oración, la convertimos en un acto, realmente, científico, puede restaurar los valores del corazón que hemos perdido, nos lleva de la mano por el camino de la iniciación, puede permitirnos terminar con el dualismo de la mente que nos mantiene tan atormentados.

Además, nos permite comprender los egos y así poder eliminarlos, tiene la capacidad de llevarnos al éxtasis místico trascendental en donde podemos unirnos al espíritu.

Nos puede llevar al sendero que nos conduce de las tinieblas de la ignorancia a la luz de la sabiduría inmortal.

Capítulo 5. Las Diez Reglas de la Meditación

Capítulo 5. Las Diez Reglas de la Meditación

La meditación debemos tomarla como una disciplina consciente, pero tenemos que realizarla con entusiasmo y fe. Dependiendo de la actitud interior que tomemos a la hora de trabajar, estudiar, estar en el hogar, taller, calle, etc., ésta será de ayuda u obstáculo en la meditación; por tanto, la meditación y la vida cotidiana deben fusionarse como una sola cosa.

Existen ciertas reglas que, al integrarlas en estos dos campos (la meditación y la vida), nos permiten lograr la conquista de la mente, dejarla en imponente silencio y así participar de la dicha inefable de ser uno con el Ser.

Primera: Hacernos conscientes del estado de ánimo

Uno de los problemas que enfrentamos, a la hora de meditar y buscar la quietud de la mente, es el gran oleaje de emociones que se producen en nuestro interior y que, normalmente, manifestamos. Hay que tener presente que los pensamientos van precedidos, generalmente, de una emoción negativa.

Puede darse el caso, que antes de iniciar nuestra meditación alguien nos alabó, nos identificamos con tales palabras bonitas, el orgullo afloró y formó toda una tempestad en nuestra mente. Entonces, nos sentimos grandes personas, mejores que los demás, mientras resuenen esas palabras, incesantemente, en nuestro interior etc. En tales condiciones, será imposible meditar; pasaremos el tiempo de meditación en una constante charla psicológica.

Por lo tanto, al momento de meditar, es conveniente identificar el estado de ánimo en que nos encontramos y luego, profundamente, hacernos conscientes de él. Cuando identificamos, plenamente, las emociones que en un momento dado tenemos y al tomar conciencia de ellas, como por arte de magia, dejarán de afectarnos, la tempestad mental se acabará.

Ahora bien, si tratamos de tomar consciencia de nuestros estados emocionales durante el curso de nuestra vida cotidiana, será mucho más fácil meditar. Por tal motivo, debemos acostumbrarnos a realizar dicha toma de consciencia para que se convierta en hábito.

Segunda: Psico Análisis

Equivocadamente, hemos considerado que, a la hora de meditar, debemos rechazar los pensamientos vanos, como si fueran entidades malignas, para poder concentrarnos en lo que consideramos que, realmente, vale la pena: en lo bueno, puro y correcto.

Sin embargo, toda lucha trae conflicto, agitación mental y tormenta interna. Es como si azuzáramos a un carnero, éste se echará, aparentemente, para atrás, pero sólo para tomar impulso y dar el golpe más fuerte; de la misma forma actúan los pensamientos, cuando los rechazamos, sólo se tornan más violentos y poderosos.

Cuando les ponemos atención, en lugar de combatirlos y rechazarlos, y nos concentramos en ellos y, aún más, cuando tratamos de comprender su origen, causa o motivo; si logramos hacer esto, entonces este pensamiento desaparecerá y lo inatento se transformará entonces en atento.

En cada recuerdo, afecto, sentimiento, resentimiento, debemos aplicar esta clave y no sólo nos permitirá que la mente vaya quedando quieta, sino, aún más, lograremos el auto descubrimiento de muchas cosas que ignoramos de sí mismos y podremos participar de la dicha de la auto revelación. Es decir, cuando trabajamos, internamente, nuestro Ser nos da un apoyo en dicho trabajo y nos revelará conocimientos que no sospechamos de sí mismos. Esto nos llevará a conocer, poco a poco, nuestro mundo interior.

Tercera: Observación Serena

En la milenaria China dejaron grandes enseñanzas sobre la auténtica meditación. Dos términos nos dan la idea de la actitud interna que debemos buscar al meditar. Estas palabras son: Mo (sereno) y Chao (observación), observación serena.

Cuando los antiguos sabios de China hablan de sereno, se refieren a que la mente debe estar en completo silencio. Por tanto, la palabra observar, obviamente, no puede significar que pongamos la mente dirigida a un objeto, más bien, se refiere a poner en actividad algo mucho más superior: la conciencia.

Hablamos entonces de colocar la conciencia atenta en la serenidad del no pensamiento. Una atención sin artificios, natural, plena, espontánea. Se trata de poner en estado pasivo a la personalidad y la mente, al mismo tiempo que ponemos en actividad la conciencia.

Cuarta: Sensación de Contemplar

Estamos muy acostumbrados a estar en un estado de dualismo mental, esto nos perjudica, completamente, a la hora de meditar, ya que seguimos en ese batallar de las antítesis, si hace frío o calor, si la persona con quien platicamos es buena o mala, si el sabor de la comida es agradable o desagradable.

En tal estado es imposible meditar, así que, en el curso de la vida diaria, debemos tratar de utilizar menos la mente para todo. La actitud que hemos de buscar debe ser similar a cuando extasiados observamos un arcoíris, una puesta de sol, un bello árbol melancólico en algún paraje solitario. Empero, esto debemos llevarlo a nuestro tren de actividades diarias, cuando nos trasladamos en un autobús, cuando observamos un edificio, cuando escuchamos a un conocido, etc.

Es obvio que esto repercutirá a la hora de meditar, ya que nos iremos acostumbrando, poco a poco, a que la mente esté un poco más relajada, que no esté en esa constante agitación acostumbrada. Por lo tanto, vamos comprobando que la ciencia de la meditación debe empapar cada acción de nuestra vida.

Quinta: Estado Psicológico Receptivo Uni-total

Cenote sagrado. Chichén Itzá. Cultura Maya.

Cenote sagrado. Chichén Itzá. Cultura Maya.

Es un estado en que la mente queda tranquila, recibiendo todo lo que aparezca (un ruido, un recuerdo, una emoción, etc.) pero, sin reaccionar. Para comprender a qué se refiere este estado, vamos a imaginarnos un lago tranquilo, si le arrojamos una piedra, veremos que se forman ondas concéntricas que van desde el centro a la periferia. El lago es una representación de nuestra mente, la piedra es todo lo que perciben nuestros sentidos y los recuerdos, pensamientos, sentimientos, etc., las ondas es la reacción de nuestra mente ante todo lo que recibe.

En sánscrito a la mente se le llama “chitta”, a las vibraciones que produce la mente se le llama “vrittis”. Cuando el lago de nuestra mente está agitado, no tenemos la capacidad de observar en las noches la luna reflejada, ni las estrellas, ni el árbol frondoso que se encuentra a su orilla; en el día no podemos observar los peces nadando en el fondo o las rocas que yacen en lo profundo. Lo mismo sucede en la meditación cuando nuestra mente está agitada, no es posible ver en nuestro interior.

Necesitamos que la mente adopte una actitud femenina, es decir, como debería estar siempre, comprensiva, no reaccionaria, que reciba las distintas cosas que pueden surgir tanto en el exterior como en el interior, pero sin reaccionar. Como un lago tranquilo, sereno, apacible.

¿Cómo lograrlo? Aplicando primero las reglas precedentes, y ayudándonos de los sonidos sagrados (mantram) como el “Om Masi Padme Yom”, “Gate”, “Pander” o el mantram “Wu”, recitándolos mental o verbalmente, con mucha devoción, tienen la capacidad de llevar a la mente a un estado psicológico receptivo unitotal.

También nos sirven los koanes o frases enigmáticas que la mente jamás podrá resolver, como la mente es materia, también se cansa, cuando uno se concentra en un Koan es posible que la mente nos deje en paz. Hay frases enigmáticas o koanes que desde hace miles de años han ayudado a cientos de estudiantes con mucha efectividad tales como: “No es la mente, no es el Buda, no es nada”, también tenemos: “Si todo se reduce a la unidad, ¿a qué se reduce la unidad?”, concentrándonos en estas frases, podremos lograr ese estado de la mente idóneo para la meditación.

Los koanes o mantras nos pueden llevar a ese estado receptivo unitotal, tan necesario en la meditación, ya que atraen fuerzas espirituales de las dimensiones superiores que nos auxilian en el trabajo interior, por lo que deben practicarse con gran entusiasmo místico.

Sexta: Continuidad de Propósitos

Es de suma importancia que logremos hacer la meditación diariamente, bien lo dice la frase: “La meditación es el pan diario de todo verdadero aspirante a la sabiduría”, no dice el pan de cada mes o de cada semana. Debe convertirse la meditación como el alimento que comemos para vivir; así como cuando no hemos comido en unas 10 horas y andamos buscando, desesperadamente, que comer, así debe convertirse la meditación en una necesidad espiritual.

En cualquier cosa que nos propongamos, los verdaderos logros se procesan por la corriente del sonido. Cuando comenzamos un negocio, una carrera profesional o la meditación empieza todo en la nota musical “Do”, todo inicio es posible poniendo muchos esfuerzos para que salga adelante. Si continuamos en aquella actividad con gran entusiasmo, empezará a vibrar con la nota “Re”, entonces habremos avanzado un poquito.

Para lograr el éxito en todo esto tiene que haber constancia, voluntad, porfía; si no nos detenemos lograremos en un momento estar en la nota “Mi” y será algo maravilloso. Ahora bien, las cosas no son tan fáciles, la corriente del sonido nos da unas sorpresitas.

Imaginemos un teclado de un órgano o un piano, veremos unas teclas blancas y unas negras. Están en grupos de siete teclas blancas, que son: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si. Las teclas negras marcan un semitono de diferencia con las teclas blancas. Entre Do y Re vemos una tecla negra o sea un semitono, entre “Re” y “Mi” otra, pero entre “Mi” y “Fa” no existe. Aquí es donde encontramos una discontinuidad en el sonido.

Esto se presenta en nuestras actividades como dificultades y obstáculos, contratiempos. En un negocio no faltan los altos y a veces injustos impuestos, los requisitos casi imposibles de cumplir; de repente, dejan de venir los clientes, etc.

En la meditación suceden cosas similares; de repente, los familiares en forma insólita nos vienen a visitar, exactamente, a la hora en que estamos meditando, al vecino se le ocurre a esa hora, y no otra, poner música a todo volumen. Asombrosamente, hasta se les ocurre, exactamente a nuestra hora de meditar, pasar una película que hace tiempo queríamos ver.

Lo que no consideramos es que cuando nos falta continuidad, cuando detenemos esa actividad por pereza, por falta de voluntad, negligencia, la corriente del sonido nos regresará a la nota musical “Do”; de esa manera, un negocio nunca progresará y en la meditación jamás ahondaremos realmente.

Así que la solución es armarnos de una voluntad a toda prueba, una voluntad de acero, sólo así podríamos vencer estas discontinuidades del sonido, y en un solo grupo de siete notas existen dos discontinuidades. Sólo los estudiantes muy sinceros, que no se dejan abatir ante las adversidades, pueden lograr avanzar y en un momento dado pasar a otra octava musical, y, como consecuencia, a otro nivel de meditación.

Séptima: Salas de Meditación

Los templos milenarios, fueron usados como salas de meditación, aquí tenemos el templo de Pacal Kin (Escudo Solar) de Palenque Chiapas, tiene nueve basamentos para indicar el trabajo con la Novena Esfera (transmutar las energías creadoras) y tiene cinco puertas para indicarnos que el trabajo debe realizarse de acuerdo a la ley.

Los templos milenarios, fueron usados como salas de meditación, aquí tenemos el templo de Pacal Kin (Escudo Solar) de Palenque Chiapas, tiene nueve basamentos para indicar el trabajo con la Novena Esfera (transmutar las energías creadoras) y tiene cinco puertas para indicarnos que el trabajo debe realizarse de acuerdo a la ley.

Uno de los objetivos fundamentales del Instituto Cultural Quetzalcóatl es que en cada instituto se forme una sala de meditación. En nuestras clases por internet también lo hemos logrado con un gran esfuerzo, alcanzando formar una gigantesca sala de meditación integrada con alumnos del mundo entero.

Si bien debemos meditar en forma individual, la meditación en grupo es una ayuda formidable; ya que cuando se reúnen personas afines a meditar se forma un vórtice de fuerza muy poderoso, que además de ayudar en la meditación a los que participan, la energía que se genera alcanza a esencias que tienen inquietudes espirituales, impulsándolas a buscar la luz, y a la vez forma un vórtice magnético formidable que por imantación cósmica tendrá el poder de atraer hacia todos nosotros cierto tipo divinal de fuerzas muy necesarias. Así que de esta forma no sólo nos ayuda en nuestras meditaciones, sino que, además, es una forma de servir a nuestros semejantes.

Creamos también asociaciones psicológicas conscientes y éstas son de gran ayuda en el despertar de la conciencia en el mundo de los sueños. Es la antítesis de las asociaciones psicológicas que creamos normalmente, como ir a la cantina, al cabaret, a los antros de perdición, estar en el chisme, etc., esto crea, a la hora de irnos a dormir, asociaciones psicológicas en donde nuestros sueños estarán relacionados con esas actividades.

Si, por el contrario, nos reunimos a estudiar la gnosis, a meditar en estas salas de meditación sean físicas o por internet a nivel mundial, esto repercutirá, favorablemente, para que en los mundos internos sea posible trasladarnos a templos de misterios, los cuales, aunque no lo recordáramos, favorecen, ampliamente, nuestro desarrollo espiritual.

Por lo tanto, valen la pena los esfuerzos o súper esfuerzos que tengamos que hacer para estar presentes en las meditaciones gnósticas de grupo que se realizan con tanto cariño y empeño.

«Recordad que la meditación en grupo forma un vórtice magnético formidable que por imantación cósmica tendrá el poder de atraer hacia vosotros cierto tipo divinal de fuerzas muy necesarias.» [Samael Aun Weor. Mensaje de Navidad 1965-1966].

Octava: Vigías de la Mente

El alma debe liberarse del cuerpo, de los afectos y de la mente. Cuando logramos emanciparnos del intelecto que en estos momentos está al servicio del ego, conseguimos emanciparnos de todo lo demás. Pero no podemos liberarnos de lo que no conocemos, hay que comprender el cómo y por qué funciona la mente y esto sólo lo obtenemos estudiándola.

Por lo que una recomendación muy importante es que cada vez que exista una actividad agitada o revuelta, tratemos de detenernos por un momento para observarla, si logramos esto en el curso común de la vida cotidiana, a la hora de meditar será mucho más fácil el relajar la mente.

La mente es como un ser extraño que vive en nosotros, que le hacemos caso a todo lo que nos dice, aunque nos lleve por caminos equivocados, como un caballo despotricado que conduce el carro que nos jala a un abismo, es una equivocada guía en el camino; pero, lo curioso es que no la conocemos.

«La mente que es esclava de los sentidos, hace al alma tan inválida, como el bote que el viento extravía sobre las aguas». [Blavatski. La Voz del Silencio].

Novena: Ojos cerrados

Después de ver todas estas reglas, el dejar los ojos cerrados parecerá algo sin importancia, pero al igual que las otras reglas es de gran trascendencia. Las percepciones sensoriales externas captadas por la vista, obviamente, son impactos que van a la mente y la agitan. Por tanto, si cerramos los ojos, las evitamos.

Parecerá muy fácil de hacer, pero a más de uno se nos dificulta. A veces estamos en la meditación y, de repente, sentimos que el instructor gnóstico que la está dirigiendo como que ya tardó mucho sin decir algo y pensamos: “a mí se me hace que ya se durmió”, ante esto, medio abrimos los ojos para cerciorarnos, desde luego que, con esto, la mente ya se agitó.

Que de repente ya escuchamos un ruidito, nos acordamos que quizás dejamos la estufa prendida, que las luces del carro, que pasó un mosquito, que sentimos comezón y mil cosas más. Esta regla es sólo usar el sentido común, dejar los ojos cerrados en la meditación, eso es todo. Lograremos muchos avances si lo hacemos.

Una cosa incongruente, ilógica, disparatada, es meditar con los medios de comunicación modernos activos para recibir notificaciones, llamadas, etc., eso es como si quisiéramos que un pájaro se echara a volar y lo amarráramos de una piedra, es indispensable que nos concentremos en lo que vamos a realizar.

Décima: Relajación y combinar la meditación con el sueño

Debemos actuar como los panaderos, aprender con gran industria a mezclar la harina y el agua, si hay mucha agua no queda bien la masa y si hay poca agua tampoco. Es igual con la meditación, si nos falta sueño no lograremos realizar nuestra meditación como es debido y si nos sobra terminaremos dormidos.

Así que necesitamos de la relajación del cuerpo para que nos de sueño y del Recuerdo de Sí para que ningún defecto se lleve la conciencia a deambular sin sentido y terminemos dormidos. La receta perfecta es 50% sueño y 50% meditación. Muchos nos quejamos que no avanzamos en la meditación y resulta que lo único que nos falta añadir es sueño.

Otros nos quejamos que llegamos muy tarde a la casa, a altas horas de la noche y que, además, tenemos sueño y justificándonos nos decimos así mismos: ¿cómo voy a meditar si tengo sueño? ¡Vaya! Si eso es, precisamente, lo que necesitamos para meditar.

La relajación del cuerpo físico, que algunos no le prestamos mucha importancia, es lo que atrae el sueño y éste es el medio ideal para meditar. Un sueño graduado a voluntad es lo que necesitamos adquirir. Si a la hora de meditar no perdemos el estado de alerta novedad, si no permitimos que nuestra conciencia se escape, si no dejamos que alguno de los yoes se la lleve, eso nos permitirá aprender a graduar el sueño a voluntad.

«Combinad sueño con meditación en proporciones armoniosas. Nunca olvidéis la ley de la balanza. Necesitáis realmente de un 50% de sueño y de un 50% de meditación. Practicad la meditación cuando os sintáis predispuestos al sueño normal.» [Samael Aun Weor. La Ciencia de la Meditación].