Necesidad y Codicia

El Culto de Mammon (1909), Evelyn De Morgan

Empezaremos este artículo tratando de reflexionar sobre cuáles son nuestras reales necesidades para que así podamos comprender en donde empieza nuestra codicia y el dolor que ésta causa al ser humano en general.

Todos en este mundo necesitamos de pan, abrigo y refugio, es decir, necesitamos del alimento equilibrado que nos ayude a tener una salud tanto física como mental, necesitamos con qué vestir nuestro cuerpo físico de una manera adecuada y necesitamos dónde vivir.

Al escuchar esto se nos hace muy lógico, inclusive decimos que por eso trabajamos, para obtener lo que necesitamos, pero si nos detenemos un instante para observar nuestra vida, percibimos que en la actualidad le damos una exagerada importancia a lo que llamamos dinero; si bien es cierto que se requiere de éste para poder vivir cubriendo nuestras necesidades, equivocadamente suponemos que con el dinero vamos a ser felices, que vamos a lograr todo lo que queremos y cuando no lo tenemos nos sentimos mal porque ya lo cimentamos como una necesidad psicológica, dependemos del dinero para conseguir prestigio, fama, posición social, es entonces cuando se origina la lucha y el conflicto por poseerlo.

¿Por qué buscamos tanto eso que llamamos dinero?

Cuando somos demasiado pobres internamente necesitamos del dinero y de las cosas para una sensación y satisfacción personal, buscamos externamente dinero y cosas para completarnos, queremos equivocadamente depender del dinero y de las cosas para deslumbrar o destacar ante los demás.

Podremos tener mucho dinero, podrán existir muchos cambios políticos para apoyar a los necesitados, pero si no comprendemos profundamente la naturaleza de nuestra pobreza interior, siempre buscaremos nuevos caminos de obtener satisfacción personal a costa de la paz de otros.

La codicia es la causa secreta del odio y de las brutalidades de este mundo, es por eso que estamos llenos de guerras y de miseria, y no estamos hablando solo de lo exterior, cada uno de nosotros cargamos con esa codicia en uno u otro nivel, siempre alegamos necesidad para justificar nuestra codicia.

Detalle de Avaricia, Mesa de los pecados capitales por Hieronymus Bosch. 1500-1525.

Otra de las causas de la búsqueda de seguridad en el dinero es el miedo.

Cuando nos llenamos de miedo porque no sabemos qué va a pasar en el futuro, o cuando sentimos miedo a la pobreza, a la vejez.

Cuando no poseemos dinero entonces estamos dispuestos a robar, explotar y mentir a cada instante.

Si nos observamos un poquito nos daremos cuenta que todos cargamos con esa codicia, incluso cuando escuchamos relatos de tesoros escondidos soñamos con tener la oportunidad de encontrar uno y peor aún, nos auto engañamos pensando que si encontráramos uno, lo usaríamos para ayudar a otros, pero si nos remontamos a relatos antiguos, en todos podremos leer cómo en estas historias de tesoros perdidos siempre reina la desconfianza, el miedo, esa ansia de querer tener el dominio y el poder de todo para que no les sea arrebatado el tesoro, y siempre terminan en tragedias en donde no se encuentra ni la felicidad real, ni termina todo en amor y paz, a menos de que sean historias cambiadas en donde todo es ficción, porque al final la codicia es la codicia, y lo demostramos desde el momento en que no somos capaces de compartir a veces lo poco que tenemos con alguien realmente necesitado, solo pensamos, si doy… ¿Qué tendré para mañana?

Quien es rico internamente es incapaz de explotar al prójimo, de robar y de mentir,

Cuando comprendemos de fondo que el dinero sólo tiene por objeto proporcionarnos pan, abrigo y refugio, el resultado es, que el dinero ya no asume ante nosotros esa importancia tan exagerada que tiene cuando se convierte en una necesidad psicológica.

El dinero en sí no es bueno ni malo. Todo depende del uso que hagamos de él. Si lo utilizamos para el bien, es bueno. Si lo utilizamos para el mal, es malo. Es urgente que meditemos entre la diferencia de lo que es la necesidad y la codicia, hasta dónde es necesidad y en dónde inicia la codicia, para lograr comprender esta diferencia podemos realizar la siguiente práctica:

1) Relajaremos nuestro cuerpo físico y nuestra mente

2) Nos concentraremos en lo que son nuestras propias necesidades físicas reales.

3) Reflexionaremos en cada una de esas necesidades

4) Adormeciéndonos trataremos de descubrir por sí mismos dónde termina la necesidad y dónde comienza la codicia.

Bibliografía: Introducción a la Gnosis, Educación Fundamental y Misterios del Áureo Florecer.

Enviado por: María Guadalupe Rodríguez Licea

Imagen: El Culto de Mammon (1909), Evelyn De Morgan.

Imagen 2: Detalle de Avaricia, Mesa de los pecados capitales por Hieronymus Bosch. 1500-1525.

“Aquellos que están infatuados con la codicia penetran en una corriente que les atrapa como la tela que la araña ha tejido de sí misma. Por esta razón, el sabio corta con todo ello y se aleja abandonando toda tribulación”. El Dhammapada

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