Libro: El Padre Nuestro una Oración Mágica

Capítulo 10. Meditación en el Padre Nuestro

Capítulo 10. Meditación en el Padre Nuestro

«De todas las oraciones la más poderosa es el Padre Nuestro. Y el gnóstico da extremada importancia a esta oración porque sabe que ella es una gran oración mágica de gran poder». (Samael Aun Weor. Matrimonio Perfecto de Kínder).

La falta de resultados concretos al realizar nuestras oraciones, no se encuentra en la oración misma, sino en el cómo la realizamos, siendo estériles los rezos mecánicos que acostumbramos a realizar la mayoría de la humanidad, sin importar el credo. Algunas veces hasta parece que nos ponemos en “piloto automático” y el cuerpo físico se queda solo repitiendo incesantemente, sin conciencia alguna, como si fuera un robot programado.

Aquí no funciona lo que ahora llamamos como “multitarea”, es decir, el hacer varias cosas a la vez, como lo es dejar la máquina humana orando mientras vemos la televisión, escuchamos la radio, tenemos encendido los medios de comunicación modernos lanzando alertas, etc., todo esto es un completo desatino.

Afortunadamente el maestro Samael Aun Weor nos enseña la didáctica para convertir el Padre Nuestro en toda una fórmula de inmenso poder, cuyo principal objetivo es ser orientados por el Padre que todo lo sabe.

El maestro en forma muy clara y objetiva nos describe los pasos a seguir para realizar un Padre Nuestro bien hecho en su libro “Tratado Esotérico de Astrología Hermética”, veámoslo:

«La meditación en el nombre de Hari (el Ser), nos permite experimentar lo real, lo verdadero».

Meditar es “buscar información libre de toda actividad mental”, y si esto lo fusionamos concentrándonos en el Padre que está en secreto, nos llevará a dejar la dualidad de la mente, es decir, lograr un estado mental que sea capaz de recibir sin reaccionar, donde la mente se escape del batallar de las antítesis.

En ese estado de relajación y quietud, adviene lo real, la verdad; la esencia se escapa de la influencia del ego y se une al Ser en forma momentánea, experimentando el éxtasis místico trascendental; el pasado y el futuro se disuelven, quedando todo en un eterno ahora.

Hari es un nombre dado a la divinidad en la India, se traduce como “El que quita”, entendiéndose como el que es capaz de quitar el velo de la ignorancia, fanatismo y error dentro de nosotros si nos acercamos a él.

Unas manos humanas parecen sostener un jaguar con el símbolo del verbo saliendo de su boca, así debemos abrazar al Íntimo o Ser, con todas las fuerzas de nuestro corazón y alma. (Teotihuacán, México).

Unas manos humanas parecen sostener un jaguar con el símbolo del verbo saliendo de su boca, así debemos abrazar al Íntimo o Ser, con todas las fuerzas de nuestro corazón y alma. (Teotihuacán, México).

«Es necesario aprender a orar el Padre Nuestro, aprender a parlar con Brahama (el Padre) que está en secreto».

Todos nos encontramos con mucha incertidumbre en los múltiples hechos de la vida cotidiana, se presentan una innumerable serie de obstáculos y muchas son las ocasiones en que perdemos el rumbo, pareciera que todos los caminos conducen al desierto.

En realidad, la solución está muy cerca de nosotros, tan cerca que está dentro de sí mismos. El Padre es omnisciente (todo lo sabe), al ser una chispa emanada de aquello que no tiene nombre, es obvio que tiene toda la sabiduría que necesitamos.

Lo único que tenemos que hacer es aprender a ponernos en contacto con el Padre y lo logramos buscando un estado interior adecuado para realizar el Padre Nuestro en una oración verdaderamente científica; si estamos distraídos, absortos en nuestros pensamientos, no es el estado interior deseado, el maestro Buda nos da la clave: “No os recreéis en la negligencia. No intiméis con los placeres sensoriales. El hombre que medita con diligencia verdaderamente alcanza mucha felicidad” (Dhammapada 27), se requiere entrar en un estado de espiritualidad, de fe solar, devoción y añadirle emoción positiva.

Este ángel llevando un incensario nos invita a buscar un estado de espiritualidad trascendente a la hora de realizar nuestras oraciones. (Ex Convento de San Andrés Calpan).

Este ángel llevando un incensario nos invita a buscar un estado de espiritualidad trascendente a la hora de realizar nuestras oraciones. (Ex Convento de San Andrés Calpan).

«Un solo Padre Nuestro bien orado y sabiamente combinado con la meditación, es toda una obra de alta magia».

No es necesario que aprendamos latín, griego, hebreo o sánscrito, tampoco es indispensable que leamos grandes volúmenes de magia. Cuando realizamos un Padre Nuestro con infinito fervor místico, podemos influir en todas las dimensiones de la naturaleza.

Según el sabio Novalis magia es: “el arte de influir conscientemente sobre el mundo interior”, cuando aprendemos a orar, estando en el más completo Recuerdo de Sí, con la mente en imponente silencio, somos capaces de influir sobre nuestra naturaleza y eso es verdadera magia.

«Un solo Padre Nuestro bien orado se hace en una hora de tiempo o en algo más de una hora».

La superficialidad de esta época degenerada en que vivimos es un mal muy grande; todo lo queremos rápido y fácil. Inclusive en algunas ocasiones, hasta queremos poner una grabación para que haga el Padre Nuestro por nosotros todo el día, esperanzados en que con esto mejorará nuestra vida; grave error, se requiere de dirigir nuestra conciencia en la oración, tratar de desentrañar los misterios que están encerrados en ella.

Lo mismo sucede con los mantram o sonidos sagrados, si se repiten en forma mecánica, no tienen valor alguno, para que funcionen se requiere indispensablemente añadir el ingrediente de la conciencia y emoción positiva.

Realizar el Padre Nuestro a “quinientos kilómetros por hora” es algo improductivo, sin repercusiones de ninguna especie a nivel espiritual, no sirve de nada, aunque hagamos dos, tres o diez Padres Nuestros a toda prisa, el resultado es nulo.

Un solo Padre Nuestro “bien orado”, requiere cuando menos de una duración de una hora; es una forma de decir que no basta hacerlo prontamente, no se debe medir el tiempo cuando meditamos, sin embargo, verdaderamente hace falta poner profundidad en ello.

«Después de la oración hay que saber aguardar la respuesta del Padre y esto significa saber meditar, tener la mente quieta y en silencio, vacía de todo pensamiento, aguardando la respuesta del Padre».

Ser guiados por el Padre que está en secreto es posible, cuando se presenta alguna situación desagradable, importante o difícil, lo más indicado es relajar el cuerpo y la mente, orar el Padre Nuestro muy despacio y luego quedarnos en silencio, sin concentrarnos en nada, sin dirigir nuestra atención a nada, solo silencio.

Lo que intentamos con ello es obtener la respuesta del Padre; al decir “respuesta” no hablamos de escuchar voces en la meditación, ni tampoco que un anciano venerable baje del cielo con un antiguo pergamino. Más bien, nos referimos a escuchar “La voz del silencio” que nos describiera la maestra Blavatski o los famosos “intuitos” de Don Emmanuel Kant.

Por ende, la respuesta llegará a través de corazonadas, no basta una meditación para lograrlo, requeriremos de varias meditaciones, quizás decenas de ellas o las suficientes hasta que gradualmente tengamos muy en claro lo que tenemos que hacer.

La respuesta llegará a través del trabajo interior, en forma natural y espontánea, sin espectacularidades, nada de rayos y centellas, como cuando llega la calma después de una tempestad, como cuando amanece después de una larga noche.

Los majestuosos ornamentos no son un signo de ostentación, sino los atributos del Ser: la sabiduría, la verdad, la luz. (Museo de Antropología de Xalapa).

Los majestuosos ornamentos no son un signo de ostentación, sino los atributos del Ser: la sabiduría, la verdad, la luz. (Museo de Antropología de Xalapa).

«Cuando la mente está quieta por dentro y por fuera, cuando la mente está en silencio por dentro y por fuera, cuando la mente se ha libertado del dualismo, entonces viene a nosotros lo nuevo».

Uno de nuestros más graves problemas es la mente; no quiere decir que no sea útil, realmente es un instrumento maravilloso cuando se pone al servicio del espíritu; lamentablemente en esta época carente de valores místicos, desde temprana edad la ponemos al servicio de los miles de defectos psicológicos, creando un verdadero monstruo atormentador.

Todo el día y la noche se encuentra en un eterno batallar de las antítesis; fuera de su condición natural. La mente debería ser comprensiva, tranquila, receptiva; pero es todo lo contrario, reacciona incesantemente a los impactos del mundo exterior.

Una palabra de crítica, por ejemplo, basta para crear toda una tempestad interna, desgastando grandes cantidades de energía y fortaleciendo decenas de agregados psíquicos, como la ira, el amor propio, la venganza, etc.

Una mente así no es útil para el Ser, de hecho, no solo no es útil, sino que hasta es un inconveniente.

«Es necesario vaciar la mente de toda clase de pensamientos, deseos, pasiones, apetencias, temores, etc., para que venga a nosotros la experiencia de lo real». «La irrupción del vacío, la experiencia en el vacío iluminador, sólo son posibles cuando la esencia, el alma, el budhata, se libera de la botella intelectual».

Por lo que necesitamos aprender a tranquilizarla a través de las milenarias técnicas como las frases enigmáticas (Koanes), para ello nos concentramos en una frase que la mente no la pueda resolver y así desfallecida nos dejará en paz, por ejemplo: “No es la Mente, no es el Buda, no es nada”; también vocalizando sonidos sagrados (mantram) podremos apaciguarla, uno de ellos es: “Gate Gate Paragate Parasamgate Bodhi Swaja”.

Sólo en la quietud e imponente silencio de la mente es que la esencia puede escaparse y fusionarse con el Ser, es así como se experimenta la verdad, lo real, lo nuevo.

«La esencia está embotellada entre el tremendo batallar de los opuestos frío y calor, gusto y disgusto, sí y no, bien y mal, agradable y desagradable». «Cuando la mente está quieta, cuando la mente está en silencio, entonces la esencia queda libre y viene la experiencia de lo real en el vacío iluminador».

Un error muy común a la hora de meditar es querer alejar violentamente a los pensamientos, así se crea una lucha y toda lucha crea conflicto, oleaje mental, impidiendo el silencio mental; lo que debemos hacer es todo lo contrario, hay que poner atención consciente en toda forma mental que aparezca y luego comprenderla, así silenciaremos a la mente.

Cuando la mente deja de luchar, cuando cesa el ruido mental en todos los niveles de la mente, la esencia queda libre y puede unirse momentáneamente al Padre y entonces podemos recibir sus enseñanzas, su guía, su orientación.

«Orad, pues, buen discípulo y luego con la mente muy quieta y en silencio, vacía de toda clase de pensamientos, aguardad la respuesta del Padre: “Pedid y se os dará, golpead y se os abrirá”».

No se trata de razonar la oración, ni de realizar análisis intelectuales de la misma, se trata de poner el corazón, el sentimiento y la conciencia. Llegar a un estado de contemplación, similar a cuando contemplamos una puesta de sol o admiramos las olas del mar en un estado de total arrobamiento.

«Orar es conversar con Dios y ciertamente hay que aprender a conversar con el Padre, con Brahama».

Hemos buscado respuestas en todos los lugares: libros, personas, escuelas, filosofías, especialistas, etc., pero nunca se nos ha ocurrido buscar dentro de sí mismos, en las ignotas profundidades del Ser. Hay que recordar la máxima del templo de Delphos: “Conocete a ti mismo y conocerás al universo y a sus dioses”.

Es importante estar presentes, con la conciencia en “casa” (en el cuerpo) para recibir la palabra venida de lo alto; la meditación combinada con la oración consciente y el Padre Nuestro forman un todo único que nos sirve para consultar al Padre interior.

Una de las tareas es comprender que cada uno de nosotros tiene su propio Padre interior. (Pintura dentro de la Catedral de Puebla, México).

Una de las tareas es comprender que cada uno de nosotros tiene su propio Padre interior. (Pintura dentro de la Catedral de Puebla, México).

«El templo corazón es casa de oración. En el templo corazón se encuentran las fuerzas que vienen de arriba con las fuerzas que vienen de abajo, formando el sello de Salomón».

Tenemos grandes misterios dentro de nuestro organismo, uno de ellos es el corazón, en el ventrículo izquierdo encontramos un átomo director que gobierna todos los átomos del cuerpo, ya que cada átomo tiene su conciencia, podríamos decir que tenemos almas atómicas.

Pero, eso no es todo, en el corazón existe un templo, donde el Padre interno y nuestra Madre interior divina pueden oficiar, por lo tanto, es ahí donde podemos encontrarlos para solicitar su ayuda.

Existen fuerzas que descienden de las dimensiones superiores de conciencia, penetran por el chakra de la glándula pineal, pasan al chakra de la glándula pituitaria, tiroides y siguen su descenso hasta llegar al corazón; al mismo tiempo ascienden fuerzas del interior de la Tierra y penetran al organismo hasta llegar al corazón donde se mezclan formando el sagrado sello de Salomón. El templo corazón es una casa de oración, de una oración plena, íntegra, sin artificios.

«Es necesario orar y meditar profundamente. Es urgente saber relajar el cuerpo físico para que la meditación sea correcta».

El trabajo debe comenzar, colocándonos en una postura cómoda, por ejemplo, acostados con la cabeza orientada al norte, en posición de hombre muerto o decúbito dorsal, también podemos hacerlo sentados.

El siguiente paso es relajar el cuerpo, ya que cuando lo hacemos hay más concentración y atraemos un poco de sueño, el cual es formidable para adentrarse en la meditación.

El maestro Samael Aun Weor, en la conferencia: “Sobre el Trabajo Psicológico”, nos entrega una excelente clave: “Conviene relajar completamente el cuerpo. Empezar por relajar los nódulos del cerebro, los músculos de la cara, de los ojos, las comisuras de los labios, el cuello, los brazos, las manos, el tronco, el estómago, las piernas, los pies, y respirar honda y profundamente... La asana aconsejable, o la postura aconsejable para esta relajación, es acostarse uno en su lecho o sentarse en un cómodo sillón. Con el cuerpo relajado, respirando en una forma rítmica y profunda”.

Una vez lograda la relajación del cuerpo físico, entonces procedemos a dejar la mente en silencio y es entonces en la quietud de la mente que oraremos despacio, desmenuzando cada frase, comprendiendo cada petición; esto nos debe causar emoción positiva, entusiasmo místico y finalmente quedamos sólo en silencio para esperar intuitivamente una respuesta de nuestro Padre.

Con las manos en lo alto y una carita sonriente nos indica el camino a seguir en nuestras prácticas místicas: poner alegría del alma cuando nos dirigimos a lo divinal. (Museo de Antropología de Xalapa).

Con las manos en lo alto y una carita sonriente nos indica el camino a seguir en nuestras prácticas místicas: poner alegría del alma cuando nos dirigimos a lo divinal. (Museo de Antropología de Xalapa).

El Padre Nuestro en meditación:

Tenemos en nuestras manos todo lo necesario para ser guiados de verdad por esa chispa inmortal, nuestro Padre-Madre divinos, pongamos nuestra fe solar y nuestra voluntad en la dirección correcta.

Emprendamos el camino para descubrir la luz de la sabiduría inmortal, hagamos de la oración una ciencia a través de la meditación en el Padre Nuestro. Podemos hacerlo a cualquier hora mezclándolo con la meditación y también antes de dormir, sumergiéndonos en el sueño con tal oración mágica.

«Asana. Acuéstese el estudiante en el suelo sobre una alfombra. Abra sus piernas y brazos a derecha e izquierda hasta quedar como una estrella de cinco puntas. Relaje todo su cuerpo. No piense en nada. Ponga la mente en blanco. Concéntrese el estudiante en su Dios Interno, comience a orar el Padre Nuestro demasiado lentamente, pensando en el sentido de cada petición, adormézcase hasta llegar al sueño profundo meditando en cada palabra, en cada frase, adorando... adorando... adorando…».

«Cuando el estudiante despierte de su sueño, no se mueva... practique un ejercicio retrospectivo para recordar sus experiencias internas, dónde estuvo, por dónde pasó en cuerpo astral, que hizo, qué vio, etc., etc. Este ejercicio debe ser diariamente, sin cansarse jamás. Tendréis que llegar a ver y a oír las grandes realidades internas». (Samael Aun Weor. Curso Esotérico de Cábala).

El jaguar es el símbolo de la sabiduría y del Ser o Padre interior, con su tocado de plumas (la mística trascendental) de su boca emana el agua pura de vida. (Teotihuacán, México).

El jaguar es el símbolo de la sabiduría y del Ser o Padre interior, con su tocado de plumas (la mística trascendental) de su boca emana el agua pura de vida. (Teotihuacán, México).

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Videoconferencia del curso: "El Padre Nuestro Develado"

10. Meditación en el Padre Nuestro.

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10. Meditación en el Padre Nuestro. (audio)

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