Libro: El Padre Nuestro una Oración Mágica

Capítulo 1. La Oración Consciente

Capítulo 1. La Oración Consciente

Una oración realizada en forma automática, teniendo la mente enfocada en otros lugares y tiempos, dejando que el cuerpo repita sin sentir las palabras que se dicen, tal como un cotorro o papagayo, no aporta resultado alguno. Orar es platicar con Dios, pero la oración que se realiza con fe, devoción y en forma consciente, es decir, la que se hace en perfecta combinación con la meditación, cuando la mente está en absoluto silencio y enfocada en el aquí y el ahora.

Una oración que se hace a toda prisa, como si estuviéramos compitiendo en una carrera, no nos llevará a ningún lado. La oración verdadera es la que realizamos lentamente, desentrañando el misterio de cada palabra, sintiendo cada frase en el fondo de nuestro corazón.

La pérdida de valores éticos y morales en la sociedad actual nos ha llevado a rumbos equivocados y cada vez existe menos interés en aprender a orar, ahora somos “modernos”, y eso de elevar nuestras plegarias a la divinidad, carece de la menor importancia. Hay que tener el valor de luchar contra el falso orden que existe en la actualidad y retomar la espiritualidad profunda, como la que demostró San Francisco de Asís a lo largo de su vida, es decir, alcanzar la osadía de hacer emerger los valores del corazón.

Juan el Bautista orando por la humanidad. (Ex Convento de San Andrés Calpan).

Juan el Bautista orando por la humanidad. (Ex Convento de San Andrés Calpan).

Las tres formas de orar

Existen tres maneras con las cuales podemos realizar nuestras oraciones, esto nos lo explica claramente Jesús, el gran maestro de maestros, en Mateo capítulo 6 y el maestro Krishna en el “Canto al Señor” (Bhagavad Gita). De forma asombrosa, la misma enseñanza es entregada en diferentes épocas y lugares.

Los alimentos que ingerimos, la manera de realizar una caridad, las austeridades, el participar en un culto y la forma de realizar una oración, pueden llevarse a cabo de tres maneras, de acuerdo con los tres aspectos o cualidades a saber: inercia (Tamas), emoción o acción negativa (Rajas o Rayas) y armonía o felicidad (Satwa).

Oración Tamásica (inercia)

Esta es la forma más común de orar en estos días de crisis de todos los valores morales, en un estado de conciencia igual a cero, nuestra mente y corazón se encuentran distantes del cuerpo al momento de orar.

Mientras se supone, por ejemplo, que pedimos conseguir trabajo porque lo hemos perdido, sin embargo, por otro lado, nuestro sentimiento controlado por algún agregado psicológico, quizás el de la pereza, pide lo contrario; entonces la naturaleza responde con un flujo de fuerzas que no corresponden a lo que realmente necesitamos.

La oración tamásica (inercia) es cuando oramos con desdén, aburrimiento, compromiso, con palabras vanas, que realmente no sentimos, tal y como nos dice el maestro Jesús: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”. (Mateo 6: 7, 8).

Hemos perdido el verdadero sentido de cómo hacer una oración, hacemos cosas incongruentes, como el pedir que a un conocido le vaya mal, que nos ganemos un sorteo, que tengamos dinero sin ni siquiera trabajar. Son cosas que no están de acuerdo con la ley divina. Krishna, afirma al respecto: “Aquellos sacrificios que van en contra de la Ley Eterna, ofrecidos sin fe ni respeto por las enseñanzas sagradas, en los que no se ofrecen alimentos ni se recitan los cantos debidamente: éste es un sacrificio propio de los hombres de naturaleza tamásica”. (Bhagavad Gita 17:13).

Oración Rayásica (emoción negativa)

Es la oración que realizamos por orgullo y ostentación, queriendo que el mundo se dé cuenta que somos muy espirituales o bondadosos, deseando exhibirnos ante los demás, de manera que sepan que somos muy buenos. En ocasiones hasta nos tomamos fotografías y se las enviamos a los demás cuando estamos en algún retiro espiritual, cuando estamos a punto de iniciar un ayuno, cuando supuestamente estamos realizando una actividad mística, pero en el fondo lo que buscamos es que nos admiren.

Al respecto nos dice el maestro Jesús: “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa”. (Mateo 6:5).

Han pasado más de dos mil años desde que el maestro Jesús nos dijera esto y verdaderamente tiene mucha actualidad, la inmensa mayoría de seres humanos seguimos actuando de la misma manera, sólo que ahora utilizamos los sistemas modernos de comunicación para cometer los mismos errores como antaño.

Por otra parte, cuando oramos esperando una recompensa material, la oración pierde su verdadero sentido. Al respecto, el maestro Krishna afirma lo siguiente: “Mas aquellos sacrificios que se ofrecen solamente para ganar bendiciones materiales, o con expectativas de cualquier tipo de recompensa, como puede ser la egolatría o la ostentación, son sacrificios impuros. Esto es propio de los hombres de naturaleza rajásica”. (Bhagavad Gita 17:12). Entenderemos con esto que una oración así es considerada inexistente, carente de valor.

Virgen de rodillas orando con las manos cruzadas en el pecho, al estilo de los sarcófagos egipcios. (Ex Convento de San Andrés Calpan).

Virgen de rodillas orando con las manos cruzadas en el pecho, al estilo de los sarcófagos egipcios. (Ex Convento de San Andrés Calpan).

Oración Sátwica (Armonía)

Así es como debemos realizar nuestras oraciones, uniendo nuestra conciencia a cada palabra, imaginando y sintiendo cada frase, con mucho entusiasmo, respeto, devoción y fe solar. Sustentando las peticiones con trabajo por la humanidad y eliminando nuestros defectos psicológicos. Para lograr estos estados de conciencia, es indispensable relajar el cuerpo y la mente.

Muy claro es el maestro Krishna al referirse a este tipo de oración: “Se puede decir que un sacrificio es puro cuando se hace como una ofrenda de adoración y de acuerdo siempre con la Ley Eterna. Sin apego a sus frutos, cobijando en el corazón el sentimiento de “es mi deber”. Esto es propio de los hombres de naturaleza sáttvica”. (Bhagavad Gita 17:12). Nos sugiere algo muy difícil de lograr, como el no esperar resultados egoístas, cuando prácticamente cada vez que oramos ya los esperamos.

El maestro Jesús profundiza acerca de cómo se debe orar afirmando lo siguiente: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. (Mateo 6:6).

A simple vista nos explica el maestro que la oración auténtica es la que se realiza sin pensar en lo que los demás piensen de nosotros, que sólo debe interesarnos la oración en sí misma y que nadie tiene porque saber que la hacemos. No obstante, es incuestionable que lo afirmado por el maestro Jesús tiene mucha más profundidad, podremos encontrar en esta pequeña frase toda una cátedra de esoterismo profundo.

Cuando nos dice: “Entra en tu aposento”, podemos entenderlo como una invitación a sumergirnos en nuestro mundo interior de manera consciente, dejar la personalidad en un estado pasivo y poner en actividad nuestra conciencia. La personalidad es todo lo del mundo exterior, como el trabajo, el dinero, las noticias, las preocupaciones, etc.

“Cerrada la puerta”, consiste en alcanzar un estado mental quieto y apacible; cerrarnos ante los impactos que produce en nuestra mente las impresiones que recibimos del mundo exterior, en donde la mente quede como un lago apacible, en el cual no se produzcan reacciones, en que los ruidos del exterior, por ejemplo, no causen oleaje mental, un estado tranquilo, pleno, sereno de la mente.

“Ora a tu Padre que está en secreto”, hace referencia a nuestro íntimo. Ahora bien, lograr esto sólo es posible al sumergirnos en el tercer estado de conciencia o Recuerdo de Sí, viviendo de momento en momento, de instante en instante, ni un segundo más adelante, ni un segundo atrás. Como si fuera el último día de nuestra vida y con el mismo asombro como si fuera la primera vez que hacemos oración; que la mente y el corazón estén unidos en cada palabra que pronunciemos.

Para darnos una idea de cómo debemos orar, nos comenta el maestro Samael Aun Weor que la mejor forma de pedirle algo a la Madre Divina, es de la misma manera en que de recién nacidos le pedíamos algo a nuestra madrecita física. Si teníamos frío, llorábamos, y si teníamos hambre, bastaba con “chillarle” y ahí estaba nuestra madrecita lista para atendernos.

Así en nuestras oraciones, debemos tener un sentimiento verdadero unido a lo que pedimos, en nuestras meditaciones hay que llorarle a nuestro Padre interno y a nuestra Madre Divina interior por lo que realmente necesitamos, y no hay que dudar que estas partes divinas estarán ahí para ayudarnos.

El maestro Jesús. (Ex Convento de San Andrés Calpan).

El maestro Jesús. (Ex Convento de San Andrés Calpan).

El Poder de la Oración Consciente

“Si al penetrar en el santuario secreto que existe en tu Íntimo y en comunión con la inteligencia universal, mantienes deseos amables y bondadosos para con alguien, atraerás influencias y pensamientos idénticos a los que estás emitiendo”. (Arnoldo Krumm-Heller).

Es incuestionable que somos unos insignificantes gusanos del lodo del mundo, aunque nos creamos el “papá de tarzán” o la “mamá de los pollitos”, el hecho es que necesitamos urgentemente el auxilio de lo divinal.

La ciencia ha avanzado mucho y si verdaderamente estudiáramos conscientemente los descubrimientos tecnológicos, no tendríamos más que aceptar todos los postulados de los grandes iniciados de antaño cuando hablaron del poder de la oración.

Utilizamos los medios de comunicación con tanta naturalidad y aceptamos las ondas electromagnéticas a pesar de que nunca las hemos visto, nos comunicamos de un continente a otro al instante sin necesidad de ningún cable; todo esto debería llevarnos a reflexionar en que una oración también puede generar fuerzas invisibles para nuestros ojos, pero tan reales como el poder manejar un aparato a distancia con ondas de radio.

Tenemos que hacer una clara diferenciación entre la mera palabrería sin substancia alguna de las oraciones mecánicas, con ellas nada logramos, sino perder el tiempo; muy diferente es lo que puede ofrecernos el poder de la oración consciente.

«Realmente es necesario aprender a orar científicamente; quien aprenda a combinar inteligentemente la oración con la meditación, obtendrá resultados objetivos maravillosos». (Samael Aun Weor).

En el México prehispánico se oraba a Tláloc, el dios de la lluvia, para que hiciera llover a tiempo, decenas de personas acudían a los templos e imitando la postura del sapo croaban sin descanso pidiendo a este maestro la lluvia bienhechora, el resultado siempre era positivo. Con el paso del tiempo, esas tradiciones se disfrazaron un poco, ya no se invocaba al maestro Tláloc, pero sí al santo patrono de los pueblos y también a algunas vírgenes o ángeles, la costumbre era salir con mucha fe a pedir la lluvia y el resultado era asombroso; tampoco olvidemos las danzas de la lluvia de la gente autóctona de Norteamérica.

El dios de la lluvia Tláloc. (Teotihuacán, México).

El dios de la lluvia Tláloc. (Teotihuacán, México).

Deberíamos recuperar esas costumbres milenarias, sin olvidar la sinceridad y la fe solar, que en nada se pelean con nuestra ciencia moderna, ya que consisten en utilizar fuerzas invisibles de la naturaleza con el fin de que nuestras cosechas se logren o para colaborar con el concurso de fuerzas espirituales con fines humanitarios.

«El binomio espíritu-materia, no es sino la manifestación de una misma cosa; esta es la energía. Las religiones tienen una base científica, los templos son verdaderas plantas de energía atómica; las oraciones son fórmulas mentales que nos permiten generar energía que pasan de un cerebro a otro. Así se realizan los llamados milagros. Quien ahora se ríe de la religión resulta un enemigo de la energía atómica y sólo los ignorantes pueden reírse de tamaña verdad».

«Las fuerzas generadas por un ritual pueden ser utilizadas en la agricultura o para sanar enfermos a distancia. No está lejano el día en que estas fuerzas puedan ser fotografiadas y medidas con aparatos de precisión. Los sacerdotes de todas las religiones resultan ahora verdaderos magos de la energía nuclear». (Samael Aun Weor. Caridad Universal).

El Sueño y la Oración

Aunque parezca contradictorio, el sueño es una herramienta formidable a la hora de orar, es el medio ambiente favorable para darle más poder a la oración. Aunque hay que reconocer que no se trata de un sueño incontrolado, más bien de un sueño bajo el control absoluto de la conciencia.

Sería un ingrediente más que debemos utilizar al momento de realizar nuestras invocaciones, además de la meditación, la devoción, la fe, la veneración, la conciencia, el Recuerdo de Sí, etc.

Hoy en día existen lámparas a las cuales se le puede graduar la intensidad de la luz, de la misma forma, debemos aprender a graduar el sueño y lo podemos lograr de la siguiente manera: el sueño lo atraemos aprendiendo a relajar el cuerpo físico, y el control del sueño se logra no permitiendo que nuestra conciencia comience a divagar, manteniéndola en el momento y en el lugar, impidiendo que cualquiera de nuestros miles de egos se la lleve.

Si existe demasiado sueño al momento de orar, terminaremos dormidos, y si no agregamos un poco de sueño, no alcanzaremos la totalidad de lo que nos puede ofrecer la oración.

«Orad y meditad intensamente. La Divina Madre enseña a sus hijos. Esta oración se debe hacer combinando la meditación con el sueño. Entonces como en visión de sueños surge la Iluminación. Llega la Divina Madre al devoto para instruirle en los grandes misterios». (Samael Aun Weor. Curso Esotérico de Cábala).

Todas las vírgenes del cristianismo son el símbolo de la Madre Divina interior. (Pintura dentro de la Catedral de Puebla, México).

Todas las vírgenes del cristianismo son el símbolo de la Madre Divina interior. (Pintura dentro de la Catedral de Puebla, México).

Los centros de la máquina humana

Como seres humanos tenemos siete centros con diferentes funcionalismos. Ahora bien, cinco son de tipo inferior: intelectual, emocional, motor, instintivo y sexual; los dos centros superiores son: emocional y mental superior, prácticamente sin uso en estos días.

Generalmente, por el estado de inconsciencia en que vivimos, parecen personas distintas actuando cada una por su lado, causando confusión de toda especie. Esto mismo sucede a la hora de realizar nuestras plegarias, restándoles poder.

Es común dejar el centro motor rezando, es decir, el cuerpo físico repitiendo mecánicamente una oración, mientras la mente la tenemos ocupada en algún negocio y el centro emocional quizás anda todavía molesto por algo desagradable que alguien nos dijo momentos antes. Obviamente, el resultado es nulo, ya que como el dicho popular afirma: “La unión hace la fuerza”. Sin embargo, solemos actuar inarmónicamente en todo lo que hacemos, funcionando cada centro en diferentes direcciones.

«Annie Besant cuenta un caso del maestro Nanak que bien vale la pena transcribir».

“Era viernes aquel día, y al llegar la hora de la oración, encamináronse amo y criado a la mezquita. Cuando el Kari (sacerdote musulmán) empezó las oraciones, el nabab y su séquito se prosternaron, según prescribe el rito mahometano, Nanak permaneció de pie, inmóvil y silencioso. Terminada la plegaria, el nabab encarose con el joven y le preguntó indignado: ¿Por qué no has cumplido las ceremonias de la Ley? Eres embustero y farsante. No debías haber venido aquí para quedarte como un poste”.

“Nanak replicó: Os prosternasteis rostro en suelo mientras que vuestra mente vagaba por las nubes, porque estabais pensando en traer caballos de Candar no en recitar la plegaria. En cuanto al sacerdote, practicaba automáticamente las ceremonias de la prosternación, al paso que ponía su pensamiento en salvar la borrica que parió días pasados. ¿Cómo iba yo a orar con gentes que se arrodillan por rutina y repiten las palabras como una cotorra?”.

“Confesó el nabab que en efecto había estado pensando durante toda la ceremonia en la proyectada compra de caballos. Por lo que toca al kari, manifestó abiertamente su disgusto y apremió con muchas preguntas al joven”. (Samael Aun Weor. Tratado Esotérico de Astrología Hermética).

Deberíamos unir todas las energías al unísono, si el centro motor está diciendo una plegaria, el centro emocional debe unirse con sentimientos verdaderos que concuerden con lo que se dice, y la mente también debe encontrarse concentrada en cada palabra; aún más, debería el centro emocional superior activarse con devoción total y espiritualidad auténtica y de fondo; esto nos llevaría a una oración de tipo superior.

La Oración y el Recuerdo de Sí

El recuerdo de sí es estar en comunión con el íntimo, integrados al Ser o Padre interno; lo natural para todo ser humano del cosmos infinito es estar en ese estado de conciencia; precisamente es cuando nos olvidamos de sí mismos, de nuestro propio Ser, cuando solemos cometer toda clase de errores; cuando logramos estar en la íntima recordación de sí mismos, ese es el estado de conciencia propicio para que la oración sea correcta.

Ese es el motivo por el cual, cada vez que hagamos una práctica gnóstica, sea cual fuere, es conveniente iniciar siempre elevando nuestras plegarias, con toda el alma y con todo el corazón a nuestro Ser interior profundo.

«Para que la oración tenga un valor efectivo en el trabajo sobre uno mismo, pues tiene uno que colocarse en el tercer estado de conciencia, que es el de la íntima recordación de sí mismo, es decir, de su propio Ser». (Samael Aun Weor. Como hacer luz dentro de nosotros mismos).

El Sol es el símbolo de la sabiduría, de la divinidad, de estados de conciencia superiores, del recuerdo de Sí. (Museo de Antropología de Puebla, México).

El Sol es el símbolo de la sabiduría, de la divinidad, de estados de conciencia superiores, del recuerdo de Sí. (Museo de Antropología de Puebla, México).

Una oración para ver nuestros defectos

Para iniciarnos en esta ciencia maravillosa de la oración consciente, sugerimos un momento de recogimiento espiritual. Antes de continuar, realicemos la siguiente práctica, en la cual uniremos la oración consciente con la meditación.

Una sencilla oración realizada con plena conciencia, para descubrir nuestros propios defectos psicológicos. Para llevarla a cabo, seguiremos las instrucciones del libro Introducción a la Gnosis del maestro Samael Aun Weor.

«Siéntese Ud. en un cómodo sillón. Y ore a su Dios interno así:»

«Tú que eres mi verdadero ser, tú que eres mi Dios interno, iluminadme, ayudadme. Hazme ver mis propios defectos. Amén».

«Concéntrese Ud. en esta plegaria hasta llegar al sueño profundo. Trate Ud. de descubrir todos sus defectos. Le aconsejamos leer la Biblia. En los cuatro Evangelios se encuentra la palabra del Divino Maestro. Allí verá Ud. las virtudes que necesita. Allí descubrirá las virtudes que le faltan. Donde falta una virtud existe un defecto». (Samael Aun Weor. Introducción a la Gnosis).

“La de cascabeles en las mejillas” (Coyolxauhqui) es una de las representaciones de los defectos psicológicos. (Museo Nacional de Antropología).

“La de cascabeles en las mejillas” (Coyolxauhqui) es una de las representaciones de los defectos psicológicos. (Museo Nacional de Antropología).

Escuchar práctica en audio:

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Videoconferencia del curso: "El Padre Nuestro Develado"

1. La Oración Consciente.

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