El Padre Nuestro, una Oración Mágica Jenaro Ismael Reyes Tovar María Guadalupe Rodríguez Licea Dibujos: Rubén Soto Orozco Sabiduría Gnóstica Material didáctico de uso interno y exclusivo de estudiantes del Instituto Cultural Quetzalcóatl de Antropología Psicoanalítica, A.C. www.samaelgnosis.net | www.samaelgnosis.org | www.samaelgnosis.us El Padre Nuestro, una Oración Mágica El contenido de este libro está basado en las conferencias y libros del V.M. Samael Aun Weor. Es el resultado del trabajo y cariño que ponen los instructores y equipo de voluntarios del Instituto Cultural Quetzalcóatl. Introducción Es probable que nos hayamos asombrado con los prodigios narrados en Las mil y una noches, resulta increíble el poder de la palabra expresada en sus distintos cuentos, también quisiéramos tener a la mano oraciones mágicas de gran poder; por aquí y por allá, leemos relatos de asombrosas oraciones o palabras mágicas en los libros sagrados del mundo, como las relatadas por el gran teúrgo llamado Jámbico, se afirma que él hacía descender a columnas de ángeles con sus invocaciones sagradas. Sin embargo, muchas veces consideramos que dichas invocaciones son portentos inalcanzables, sin percatarnos de que tales maravillas las hemos tenido desde siempre al alcance. Un ejemplo de ello es el Padre Nuestro, la oración más perfecta y de más poder que existe. Es muy probable que hasta la hemos aprendido de memoria desde niños. Lamentablemente, no hemos sabido realizarla como es debido. «De todas las oraciones rituales la más poderosa es el “Padre Nuestro”. Esta es una oración mágica de inmenso poder» (Samael Aun Weor. Matrimonio Perfecto). La clave secreta para otorgarle el poder mágico al Padre Nuestro, quizás la podamos encontrar al contemplar a una madrecita que con infinito amor y ternura amamanta a su hijo, que con un enorme cariño envuelve a su criatura; verdaderamente esta es una operación alquimista de gran poder, un acto que al realizarlo con tanto afecto puede influir en todas las dimensiones de la naturaleza y del cosmos, y es de gran magnitud y alcances. Por lo que, la oración más poderosa ya la tenemos, lo que hace falta es añadirle esos ingredientes, tales como los valores de una madre cariñosa al alimentar a su hijo, que en este caso, para dar poder mágico a la oración del Padre Nuestro, serían actitudes como: la veneración, la fe consciente, la devoción y el respeto hacia las cosas sagradas. Ahora bien, integrándolas en una meditación profunda, la convertirían en una de las herramientas que puede abrirnos la puerta a los más grandes misterios y hacer descender fuerzas espirituales que nos ayuden en nuestro camino hacia el despertar de nuestra conciencia. Siete son las notas musicales, los colores del arcoíris, las razas de un mundo, los chakras principales, las virtudes, etc., de acuerdo con una ley que todo lo organiza o perfecciona; por tanto, de acuerdo con esta ley maravillosa, no es de extrañarse que el Padre Nuestro contenga siete peticiones mágicas y sagradas. Nuestra tarea consiste en tratar de develar las enseñanzas encerradas en esta oración, ya que como dijera Tertuliano: "El Padre Nuestro es el resumen de todo el evangelio". Como es de esperarse, el conocimiento encerrado en cada petición es ilimitado; cada vez que meditamos en el Padre Nuestro encontraremos más y más conocimientos trascendentales, que ante todo nos ayudarán a guiar correctamente el barco de nuestro destino en el embravecido mar de la existencia. Capítulo 1. La Oración Consciente Una oración realizada en forma automática, teniendo la mente enfocada en otros lugares y tiempos, dejando que el cuerpo repita sin sentir las palabras que se dicen, tal como un cotorro o papagayo, no aporta resultado alguno. Orar es platicar con Dios, pero la oración que se realiza con fe, devoción y en forma consciente, es decir, la que se hace en perfecta combinación con la meditación, cuando la mente está en absoluto silencio y enfocada en el aquí y el ahora. Una oración que se hace a toda prisa, como si estuviéramos compitiendo en una carrera, no nos llevará a ningún lado. La oración verdadera es la que realizamos lentamente, desentrañando el misterio de cada palabra, sintiendo cada frase en el fondo de nuestro corazón. La pérdida de valores éticos y morales en la sociedad actual nos ha llevado a rumbos equivocados y cada vez existe menos interés en aprender a orar, ahora somos “modernos”, y eso de elevar nuestras plegarias a la divinidad, carece de la menor importancia. Hay que tener el valor de luchar contra el falso orden que existe en la actualidad y retomar la espiritualidad profunda, como la que demostró San Francisco de Asís a lo largo de su vida, es decir, alcanzar la osadía de hacer emerger los valores del corazón. Las tres formas de orar Existen tres maneras con las cuales podemos realizar nuestras oraciones, esto nos lo explica claramente Jesús, el gran maestro de maestros, en Mateo capítulo 6 y el maestro Krishna en el “Canto al Señor” (Bhagavad Gita). De forma asombrosa, la misma enseñanza es entregada en diferentes épocas y lugares. Los alimentos que ingerimos, la manera de realizar una caridad, las austeridades, el participar en un culto y la forma de realizar una oración, pueden llevarse a cabo de tres maneras, de acuerdo con los tres aspectos o cualidades a saber: inercia (Tamas), emoción o acción negativa (Rajas o Rayas) y armonía o felicidad (Satwa). Oración Tamásica (inercia) Esta es la forma más común de orar en estos días de crisis de todos los valores morales, en un estado de conciencia igual a cero, nuestra mente y corazón se encuentran distantes del cuerpo al momento de orar. Mientras se supone, por ejemplo, que pedimos conseguir trabajo porque lo hemos perdido, sin embargo, por otro lado, nuestro sentimiento controlado por algún agregado psicológico, quizás el de la pereza, pide lo contrario; entonces la naturaleza responde con un flujo de fuerzas que no corresponden a lo que realmente necesitamos. La oración tamásica (inercia) es cuando oramos con desdén, aburrimiento, compromiso, con palabras vanas, que realmente no sentimos, tal y como nos dice el maestro Jesús: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”. (Mateo 6: 7, 8). Hemos perdido el verdadero sentido de cómo hacer una oración, hacemos cosas incongruentes, como el pedir que a un conocido le vaya mal, que nos ganemos un sorteo, que tengamos dinero sin ni siquiera trabajar. Son cosas que no están de acuerdo con la ley divina. Krishna, afirma al respecto: “Aquellos sacrificios que van en contra de la Ley Eterna, ofrecidos sin fe ni respeto por las enseñanzas sagradas, en los que no se ofrecen alimentos ni se recitan los cantos debidamente: éste es un sacrificio propio de los hombres de naturaleza tamásica”. (Bhagavad Gita 17:13). Oración Rayásica (emoción negativa) Es la oración que realizamos por orgullo y ostentación, queriendo que el mundo se dé cuenta que somos muy espirituales o bondadosos, deseando exhibirnos ante los demás, de manera que sepan que somos muy buenos. En ocasiones hasta nos tomamos fotografías y se las enviamos a los demás cuando estamos en algún retiro espiritual, cuando estamos a punto de iniciar un ayuno, cuando supuestamente estamos realizando una actividad mística, pero en el fondo lo que buscamos es que nos admiren. Al respecto nos dice el maestro Jesús: “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa”. (Mateo 6:5). Han pasado más de dos mil años desde que el maestro Jesús nos dijera esto y verdaderamente tiene mucha actualidad, la inmensa mayoría de seres humanos seguimos actuando de la misma manera, sólo que ahora utilizamos los sistemas modernos de comunicación para cometer los mismos errores como antaño. Por otra parte, cuando oramos esperando una recompensa material, la oración pierde su verdadero sentido. Al respecto, el maestro Krishna afirma lo siguiente: “Mas aquellos sacrificios que se ofrecen solamente para ganar bendiciones materiales, o con expectativas de cualquier tipo de recompensa, como puede ser la egolatría o la ostentación, son sacrificios impuros. Esto es propio de los hombres de naturaleza rajásica”. (Bhagavad Gita 17:12). Entenderemos con esto que una oración así es considerada inexistente, carente de valor. Oración Sátwica (Armonía) Así es como debemos realizar nuestras oraciones, uniendo nuestra conciencia a cada palabra, imaginando y sintiendo cada frase, con mucho entusiasmo, respeto, devoción y fe solar. Sustentando las peticiones con trabajo por la humanidad y eliminando nuestros defectos psicológicos. Para lograr estos estados de conciencia, es indispensable relajar el cuerpo y la mente. Muy claro es el maestro Krishna al referirse a este tipo de oración: “Se puede decir que un sacrificio es puro cuando se hace como una ofrenda de adoración y de acuerdo siempre con la Ley Eterna. Sin apego a sus frutos, cobijando en el corazón el sentimiento de “es mi deber”. Esto es propio de los hombres de naturaleza sáttvica”. (Bhagavad Gita 17:12). Nos sugiere algo muy difícil de lograr, como el no esperar resultados egoístas, cuando prácticamente cada vez que oramos ya los esperamos. El maestro Jesús profundiza acerca de cómo se debe orar afirmando lo siguiente: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. (Mateo 6:6). A simple vista nos explica el maestro que la oración auténtica es la que se realiza sin pensar en lo que los demás piensen de nosotros, que sólo debe interesarnos la oración en sí misma y que nadie tiene porque saber que la hacemos. No obstante, es incuestionable que lo afirmado por el maestro Jesús tiene mucha más profundidad, podremos encontrar en esta pequeña frase toda una cátedra de esoterismo profundo. Cuando nos dice: “Entra en tu aposento”, podemos entenderlo como una invitación a sumergirnos en nuestro mundo interior de manera consciente, dejar la personalidad en un estado pasivo y poner en actividad nuestra conciencia. La personalidad es todo lo del mundo exterior, como el trabajo, el dinero, las noticias, las preocupaciones, etc. “Cerrada la puerta”, consiste en alcanzar un estado mental quieto y apacible; cerrarnos ante los impactos que produce en nuestra mente las impresiones que recibimos del mundo exterior, en donde la mente quede como un lago apacible, en el cual no se produzcan reacciones, en que los ruidos del exterior, por ejemplo, no causen oleaje mental, un estado tranquilo, pleno, sereno de la mente. “Ora a tu Padre que está en secreto”, hace referencia a nuestro íntimo. Ahora bien, lograr esto sólo es posible al sumergirnos en el tercer estado de conciencia o Recuerdo de Sí, viviendo de momento en momento, de instante en instante, ni un segundo más adelante, ni un segundo atrás. Como si fuera el último día de nuestra vida y con el mismo asombro como si fuera la primera vez que hacemos oración; que la mente y el corazón estén unidos en cada palabra que pronunciemos. Para darnos una idea de cómo debemos orar, nos comenta el maestro Samael Aun Weor que la mejor forma de pedirle algo a la Madre Divina, es de la misma manera en que de recién nacidos le pedíamos algo a nuestra madrecita física. Si teníamos frío, llorábamos, y si teníamos hambre, bastaba con “chillarle” y ahí estaba nuestra madrecita lista para atendernos. Así en nuestras oraciones, debemos tener un sentimiento verdadero unido a lo que pedimos, en nuestras meditaciones hay que llorarle a nuestro Padre interno y a nuestra Madre Divina interior por lo que realmente necesitamos, y no hay que dudar que estas partes divinas estarán ahí para ayudarnos. El Poder de la Oración Consciente “Si al penetrar en el santuario secreto que existe en tu Íntimo y en comunión con la inteligencia universal, mantienes deseos amables y bondadosos para con alguien, atraerás influencias y pensamientos idénticos a los que estás emitiendo”. (Arnoldo Krumm-Heller). Es incuestionable que somos unos insignificantes gusanos del lodo del mundo, aunque nos creamos el “papá de tarzán” o la “mamá de los pollitos”, el hecho es que necesitamos urgentemente el auxilio de lo divinal. La ciencia ha avanzado mucho y si verdaderamente estudiáramos conscientemente los descubrimientos tecnológicos, no tendríamos más que aceptar todos los postulados de los grandes iniciados de antaño cuando hablaron del poder de la oración. Utilizamos los medios de comunicación con tanta naturalidad y aceptamos las ondas electromagnéticas a pesar de que nunca las hemos visto, nos comunicamos de un continente a otro al instante sin necesidad de ningún cable; todo esto debería llevarnos a reflexionar en que una oración también puede generar fuerzas invisibles para nuestros ojos, pero tan reales como el poder manejar un aparato a distancia con ondas de radio. Tenemos que hacer una clara diferenciación entre la mera palabrería sin substancia alguna de las oraciones mecánicas, con ellas nada logramos, sino perder el tiempo; muy diferente es lo que puede ofrecernos el poder de la oración consciente. «Realmente es necesario aprender a orar científicamente; quien aprenda a combinar inteligentemente la oración con la meditación, obtendrá resultados objetivos maravillosos». (Samael Aun Weor). En el México prehispánico se oraba a Tláloc, el dios de la lluvia, para que hiciera llover a tiempo, decenas de personas acudían a los templos e imitando la postura del sapo croaban sin descanso pidiendo a este maestro la lluvia bienhechora, el resultado siempre era positivo. Con el paso del tiempo, esas tradiciones se disfrazaron un poco, ya no se invocaba al maestro Tláloc, pero sí al santo patrono de los pueblos y también a algunas vírgenes o ángeles, la costumbre era salir con mucha fe a pedir la lluvia y el resultado era asombroso; tampoco olvidemos las danzas de la lluvia de la gente autóctona de Norteamérica. Deberíamos recuperar esas costumbres milenarias, sin olvidar la sinceridad y la fe solar, que en nada se pelean con nuestra ciencia moderna, ya que consisten en utilizar fuerzas invisibles de la naturaleza con el fin de que nuestras cosechas se logren o para colaborar con el concurso de fuerzas espirituales con fines humanitarios. «El binomio espíritu-materia, no es sino la manifestación de una misma cosa; esta es la energía. Las religiones tienen una base científica, los templos son verdaderas plantas de energía atómica; las oraciones son fórmulas mentales que nos permiten generar energía que pasan de un cerebro a otro. Así se realizan los llamados milagros. Quien ahora se ríe de la religión resulta un enemigo de la energía atómica y sólo los ignorantes pueden reírse de tamaña verdad». «Las fuerzas generadas por un ritual pueden ser utilizadas en la agricultura o para sanar enfermos a distancia. No está lejano el día en que estas fuerzas puedan ser fotografiadas y medidas con aparatos de precisión. Los sacerdotes de todas las religiones resultan ahora verdaderos magos de la energía nuclear». (Samael Aun Weor. Caridad Universal). El Sueño y la Oración Aunque parezca contradictorio, el sueño es una herramienta formidable a la hora de orar, es el medio ambiente favorable para darle más poder a la oración. Aunque hay que reconocer que no se trata de un sueño incontrolado, más bien de un sueño bajo el control absoluto de la conciencia. Sería un ingrediente más que debemos utilizar al momento de realizar nuestras invocaciones, además de la meditación, la devoción, la fe, la veneración, la conciencia, el Recuerdo de Sí, etc. Hoy en día existen lámparas a las cuales se le puede graduar la intensidad de la luz, de la misma forma, debemos aprender a graduar el sueño y lo podemos lograr de la siguiente manera: el sueño lo atraemos aprendiendo a relajar el cuerpo físico, y el control del sueño se logra no permitiendo que nuestra conciencia comience a divagar, manteniéndola en el momento y en el lugar, impidiendo que cualquiera de nuestros miles de egos se la lleve. Si existe demasiado sueño al momento de orar, terminaremos dormidos, y si no agregamos un poco de sueño, no alcanzaremos la totalidad de lo que nos puede ofrecer la oración. «Orad y meditad intensamente. La Divina Madre enseña a sus hijos. Esta oración se debe hacer combinando la meditación con el sueño. Entonces como en visión de sueños surge la Iluminación. Llega la Divina Madre al devoto para instruirle en los grandes misterios». (Samael Aun Weor. Curso Esotérico de Cábala). Los centros de la máquina humana Como seres humanos tenemos siete centros con diferentes funcionalismos. Ahora bien, cinco son de tipo inferior: intelectual, emocional, motor, instintivo y sexual; los dos centros superiores son: emocional y mental superior, prácticamente sin uso en estos días. Generalmente, por el estado de inconsciencia en que vivimos, parecen personas distintas actuando cada una por su lado, causando confusión de toda especie. Esto mismo sucede a la hora de realizar nuestras plegarias, restándoles poder. Es común dejar el centro motor rezando, es decir, el cuerpo físico repitiendo mecánicamente una oración, mientras la mente la tenemos ocupada en algún negocio y el centro emocional quizás anda todavía molesto por algo desagradable que alguien nos dijo momentos antes. Obviamente, el resultado es nulo, ya que como el dicho popular afirma: “La unión hace la fuerza”. Sin embargo, solemos actuar inarmónicamente en todo lo que hacemos, funcionando cada centro en diferentes direcciones. «Annie Besant cuenta un caso del maestro Nanak que bien vale la pena transcribir». “Era viernes aquel día, y al llegar la hora de la oración, encamináronse amo y criado a la mezquita. Cuando el Kari (sacerdote musulmán) empezó las oraciones, el nabab y su séquito se prosternaron, según prescribe el rito mahometano, Nanak permaneció de pie, inmóvil y silencioso. Terminada la plegaria, el nabab encarose con el joven y le preguntó indignado: ¿Por qué no has cumplido las ceremonias de la Ley? Eres embustero y farsante. No debías haber venido aquí para quedarte como un poste”. “Nanak replicó: Os prosternasteis rostro en suelo mientras que vuestra mente vagaba por las nubes, porque estabais pensando en traer caballos de Candar no en recitar la plegaria. En cuanto al sacerdote, practicaba automáticamente las ceremonias de la prosternación, al paso que ponía su pensamiento en salvar la borrica que parió días pasados. ¿Cómo iba yo a orar con gentes que se arrodillan por rutina y repiten las palabras como una cotorra?”. “Confesó el nabab que en efecto había estado pensando durante toda la ceremonia en la proyectada compra de caballos. Por lo que toca al kari, manifestó abiertamente su disgusto y apremió con muchas preguntas al joven”. (Samael Aun Weor. Tratado Esotérico de Astrología Hermética). Deberíamos unir todas las energías al unísono, si el centro motor está diciendo una plegaria, el centro emocional debe unirse con sentimientos verdaderos que concuerden con lo que se dice, y la mente también debe encontrarse concentrada en cada palabra; aún más, debería el centro emocional superior activarse con devoción total y espiritualidad auténtica y de fondo; esto nos llevaría a una oración de tipo superior. La Oración y el Recuerdo de Sí El recuerdo de sí es estar en comunión con el íntimo, integrados al Ser o Padre interno; lo natural para todo ser humano del cosmos infinito es estar en ese estado de conciencia; precisamente es cuando nos olvidamos de sí mismos, de nuestro propio Ser, cuando solemos cometer toda clase de errores; cuando logramos estar en la íntima recordación de sí mismos, ese es el estado de conciencia propicio para que la oración sea correcta. Ese es el motivo por el cual, cada vez que hagamos una práctica gnóstica, sea cual fuere, es conveniente iniciar siempre elevando nuestras plegarias, con toda el alma y con todo el corazón a nuestro Ser interior profundo. «Para que la oración tenga un valor efectivo en el trabajo sobre uno mismo, pues tiene uno que colocarse en el tercer estado de conciencia, que es el de la íntima recordación de sí mismo, es decir, de su propio Ser». (Samael Aun Weor. Como hacer luz dentro de nosotros mismos). Una oración para ver nuestros defectos Para iniciarnos en esta ciencia maravillosa de la oración consciente, sugerimos un momento de recogimiento espiritual. Antes de continuar, realicemos la siguiente práctica, en la cual uniremos la oración consciente con la meditación. Una sencilla oración realizada con plena conciencia, para descubrir nuestros propios defectos psicológicos. Para llevarla a cabo, seguiremos las instrucciones del libro Introducción a la Gnosis del maestro Samael Aun Weor. «Siéntese Ud. en un cómodo sillón. Y ore a su Dios interno así:» «Tú que eres mi verdadero ser, tú que eres mi Dios interno, iluminadme, ayudadme. Hazme ver mis propios defectos. Amén». «Concéntrese Ud. en esta plegaria hasta llegar al sueño profundo. Trate Ud. de descubrir todos sus defectos. Le aconsejamos leer la Biblia. En los cuatro Evangelios se encuentra la palabra del Divino Maestro. Allí verá Ud. las virtudes que necesita. Allí descubrirá las virtudes que le faltan. Donde falta una virtud existe un defecto». (Samael Aun Weor. Introducción a la Gnosis). Escuchar práctica en audio: https://www.samaelgnosis.net/padre/01oracion.html Capítulo 2. El Padre que está en Secreto “Padre Nuestro que estás en los Cielos” La inmensa mayoría de nosotros tenemos una idea antropomorfizada de Dios, inclusive bastante elemental en ocasiones, ya que nos imaginamos un ancianito encanecido sentado en un gran trono allá arriba en el Cielo. Esa forma de conceptuar a la divinidad es muy básica, por lo que sería muy recomendable ahondar, meditar, tratar de vislumbrar algo más, con el fin de poder comprender mejor nuestra misión en la vida, saber por qué estamos aquí. Todas las enseñanzas dejadas por los grandes sabios del mundo nos aportan, al meditarlas, el poder intuir más acerca de la profundidad que tienen los principios divinos existentes, así lo encontramos en las escrituras sikias dejadas por el maestro Nanak (1469-1540). «Entre los sikios es Omkara el primario ser divinal que creo el cielo, la tierra, las aguas, todo lo existente». «Omkara es el espíritu primario, inmanifestado, imperecedero, sin principio de días, sin fin de días, cuya Luz ilumina las catorce moradas, conocedor instantáneo; regulador interno de todo corazón». “El espacio es tu potestad. El sol y la luna tus lámparas. El ejército de estrellas tus perlas. ¡Oh Padre! La odorífica brisa de los Himalayas es tu incienso. El viento te orea. El reino vegetal te tributa flores, ¡oh luz! Para ti los himnos de alabanza, ¡oh destructor del miedo! El Anatal Shabdha (sonido virgen) resuena como tus tambores. No tienes ojos y a millares los tienes. No tienes pies y a millares los tienes. No tienes nariz y a millares las tienes. Esta tu maravillosa obra nos enajena. Tu luz, ¡oh gloria! está en todas las cosas. De todos los seres irradia la Luz de tu Luz. De las enseñanzas del Maestro irradia esta luz. Es un Arati”. (Samael Aun Weor. Tratado Esotérico de Astrología Hermética). El evangelio gnóstico de Tomás es muy claro cuando el maestro Jesús afirma lo siguiente: “Yo soy la luz que está sobre todos ellos. Yo soy el universo: el universo ha surgido de mí y ha llegado hasta mí. Partid un leño y allí estoy yo; levantad una piedra y allí me encontraréis”. Lo anterior nos motiva a reflexionar, si Dios se encuentra en todas partes, ¿por qué no habría de estar dentro de cada ser humano? Cada uno lo lleva en su interior Al comienzo del Padre Nuestro nos encontramos con uno de los misterios más grandes de todas las épocas, enseñado únicamente a los estudiantes más avanzados del budismo, a los sacerdotes mayas, a los iniciados egipcios, a la gente espiritualmente más madura de todas las escuelas de misterios del planeta; desafortunadamente, no lo alcanzamos a comprender hoy en día y ni siquiera a imaginar en ocasiones. Al decir “Padre Nuestro” se afirma que cada ser humano tiene en su interior una chispa de la divinidad, una emanación de aquello que no tiene nombre, como si de una gran hoguera (Dios) se desprendiera una chispa (nuestro Ser). Con esto queremos dar a entender que cada uno de nosotros tiene su propio Padre interior divinal y una madrecita divinal adorable en forma individualizada. «Lo que no especificaron las religiones ortodoxas, por lo menos en lo que atañe al círculo exotérico o público, es el aspecto de Isis en su forma individual humana». «Ostensiblemente, sólo en secreto se enseñó a los iniciados que esa Divina Madre existe individualmente dentro de cada ser humano». «No está de más aclarar en forma enfática que Dios-Madre, Rea, Cibeles, Adonía o como queramos llamarle, es una variante de nuestro propio Ser individual aquí y ahora». «Concretando diremos que cada uno de nos tiene su propia Madre Divina particular, individual». «Hay tantas Madres en el Cielo cuantas criaturas existentes sobre la faz de la Tierra». (Samael Aun Weor. La Gran Rebelión). Cada ser humano, aunque parezca increíble, lleva en su interior una partícula infinitesimal de Dios, que a su vez se desdobla en un aspecto masculino a quien podemos solicitar sabiduría y un aspecto femenino quien puede guiarnos en el mar embravecido de la existencia. A esa parte interior divinal es a quien nos dirigimos al orar el Padre Nuestro. El aspecto masculino y femenino de lo divinal Otro aspecto que vale la pena meditar es acerca de que es muy obvio que la divinidad deba expresarse en un aspecto masculino y femenino, como todo lo existente; y como consecuencia posea atributos especiales, que podemos incluirlos en forma totalmente práctica en nuestro diario vivir al conocerlos; Dios como padre es sabiduría y como madre es amor. «Si en lo meramente físico tenemos padre y madre, en lo más hondo de nuestro Ser tenemos también a nuestro Padre que está en secreto y a nuestra Divina Madre Kundalini». «Hay tantos Padres en el Cielo cuantos hombres en la Tierra. Dios Madre en nuestra propia intimidad es el aspecto femenino de nuestro Padre que está en secreto». «Él y Ella son ciertamente las dos partes superiores de nuestro Ser íntimo. Indubitablemente Él y Ella son nuestro mismo Ser Real más allá del "Yo" de la psicología». «Él se desdobla en Ella y manda, dirige, instruye. Ella elimina los elementos indeseables que en nuestro interior llevamos, a condición de un trabajo continuo sobre sí mismo». (Samael Aun Weor. Psicología Revolucionaria). Para darnos una idea más amplia, ayudémonos de las distintas culturas del mundo, estudiemos la forma en que tratan de explicárnoslo. Entre los egipcios nos encontramos con Osiris e Isis, quienes conquistan los pueblos, no con las violentas guerras, sino con las cualidades de sabiduría (Osiris el Padre) caracterizada en la enseñanza del calendario, arquitectura, escritura, agricultura y astronomía; en cuanto al amor atributo de la Madre Divina Isis, instruyéndoles en la música, pintura, danza y el arte de cocinar y de tejer. En la biblia, en el Antiguo Testamento, se encuentra más de dos mil veces (2312) la palabra Elohim, cuya interpretación si bien es muy variada, podríamos traducirla correctamente como “diosas y dioses”, y nos encontramos de nuevo con la atribución que se sostiene en todo el mundo de los principios masculino y femenino de Dios unido en esta maravillosa palabra. Entre los aztecas o mexicas se nos habla de la pareja divina de la cual emanan todos los dioses, se le llama: El “Señor de la dualidad” (Ometecuhtli) y la “Señora de la dualidad” (Omecihuatl), dándonos a entender que tiene un principio masculino como sabiduría, severidad y verdad; más existe el principio divinal femenino como amor, ternura y comprensión. En el Popol Vuh de los mayas nos encontramos con la misma idea dual de la divinidad y se llama: “Antiguo Secreto” (Ixpiyacoc) y “Antigua Ocultadora” (Ixmucané). El nombre “Antiguo Secreto” indudablemente nos trae a la memoria lo que el maestro Jesús decía: “El Padre que está en Secreto” y en cuanto a Dios Madre “Antigua Ocultadora”, es sorprendente que el arcano dos de la cábala sea la Madre Divina y signifique también el conocimiento oculto, atributos que bien podríamos sintetizarlos en ese nombre maya. En los Cielos… Otro gran misterio nos revela esta preciosa oración y tan sólo hemos comenzado su estudio. Si ponemos toda nuestra atención en esta parte de: “Que estás en los Cielos”, podremos entender la misión que todos los seres humanos tenemos en el mundo. Tenemos un Padre-Madre divino, quien puede orientarnos en todos los aspectos de nuestra vida, protegernos, curarnos, iluminarnos, etc., no obstante, no estamos unidos a esos principios divinos. Somos una emanación de nuestro Ser, un desdoblamiento que se ha alejado mucho de su origen por nuestros defectos psicológicos creados. Hagamos el siguiente experimento con el fin de comprender mejor este misterio: consigamos algunas velas o veladoras, encendamos una y meditemos en el fuego, luego acerquemos una vela apagada y encendámosla con el fuego de la primera, tendremos dos fuegos ahora y el primero permanece como si nada, meditemos en esos dos fuegos, luego acerquemos una tercera vela y encendámosla con el fuego de la primera y así podemos continuar sucesivamente con todas las velas que hayamos conseguido. Así es el Ser, es un fuego que puede desdoblarse en muchos sin que se inmute, una de esas partes somos nosotros. Sólo que nos hemos olvidado de nuestro origen y eso hace que no tengamos felicidad, ni paz interior, ni libertad auténtica. Estamos muy lejos del Padre-Madre divinos, no los tenemos encarnados, se encuentran en las dimensiones superiores de la naturaleza (en los Cielos), vigilándonos, tratando de ayudarnos en todo lo que pueden, aunque parezca increíble estamos empeñados en alejarlos; ya que, si el Padre es sabiduría, cada vez que mentimos nos alejamos de él, y si la madre es Amor, cada vez que sentimos el deseo de vengarnos, que somos intolerantes, incomprensivos, etc., nos alejamos de la Madre Divina. «Realmente, cada uno de nosotros tiene en el fondo de su conciencia un anciano venerable, éste es el Primer Logos. Los cabalistas lo denominan Kether». «El Anciano de los Días es andrógino, es decir, hombre y mujer al mismo tiempo. La primera y última síntesis de nuestro Ser. El Anciano de los Días es la primera emanación terriblemente divina del Espacio Abstracto Absoluto». «El Anciano de los Días es original en cada hombre, y es el Padre; hay tantos Padres en el Cielo como hombres en la Tierra». «El Anciano de los Días es lo oculto de lo oculto; la misericordia de la misericordia; la bondad de las bondades; la raíz de nuestro Ser; el "Gran Viento"». (Samael Aun Weor. Tarot y Cábala). El dios viejo del Fuego (Huehueteotl) Algo que cabe destacar de las enseñanzas ancestrales del México antiguo, es que el Padre que está en Secreto lo encontramos simbolizado con un gran maestro con el nombre de: “dios viejo del fuego” (Huehueteotl), se le representa como un anciano, es de notar que, para las culturas de Mesoamérica, la ancianidad era un símbolo inequívoco de sabiduría, mostrándonos claramente dónde buscarla. El “dios viejo del fuego” (Huehueteotl) es la representación del Padre de todos los dioses y de todo ser humano en el mundo, la primera y última síntesis de nuestro Ser. Sobre su cabeza se encuentra un enorme brasero, que simboliza al fuego como elemento natural, pero, sin duda alguna, también representa al fuego sagrado que hay que despertar con los encantos del amor, indicándonos el camino a seguir. Mantram Om Masi Padme Yom Podemos deducir de todo esto, que nuestra misión, aquí, en el mundo, es encarnar estos principios divinos, fusionarnos con ellos, ser uno con ellos. El sonido sagrado o mantram oriental “Om Mani Padme Jum” el cual correctamente pronunciado es: Om Masi Padme Yom, nos sintetiza ese trabajo, ya que quiere decir: “Oh mi Dios en mí”, o también: “Tú estás en mí, yo estoy en ti”. Realicemos este mantram con el fin de identificarnos con esa chispa inmortal divina, es indispensable acercarnos conscientemente para ser guiados en estas sombras espesas de la ignorancia en que vivimos. Nos ponemos en una posición cómoda, relajamos el cuerpo y la mente, y vocalizamos el mantram conscientemente mientras adoramos a nuestro Padre-Madre interior. «Y todo hombre tiene su "Íntimo", y todo "Íntimo" tiene su Padre que lo engendró; ese es nuestro Padre que está en los Cielos». «Aun mani padme jum: Este mantram se pronuncia esotéricamente así: "Om Masi Padme Yom": (Alargando el sonido de cada letra, y en forma silabeada)». «El significado de este mantram es: "¡Oh, mi Dios en mí!"». «Debe vocalizarse este mantram con el corazón en meditación profunda, adorando al "Íntimo", amando al "Íntimo", rindiéndole culto al "Íntimo", porque el Íntimo es en esencia el alma de nuestro Padre encarnada en nosotros, nuestra divina individualidad en la cual necesitamos absorbernos para entrar en esa dicha infinita e indescriptible del Nirvana, donde ya no hay penas, ni lágrimas, ni dolor». (Samael Aun Weor, Curso Zodiacal). Escuchar práctica en audio: https://www.samaelgnosis.net/padre/02padre.html Capítulo 3. El Verbo Divino “Santificado sea tu nombre”. «“Santificado sea tu nombre”, es decir, el Verbo Divino, el nombre magnífico de Dios, la palabra creadora». (Samael Aun Weor. Matrimonio Perfecto). El Verbo Divino En los distintos libros sagrados que existen alrededor de la Tierra, podemos leer la descripción de cómo fue creado el mundo y es muy interesante descubrir la relación de Dios y el verbo, por lo que podríamos concluir que es un verbo divino dando origen a todo lo que es, ha sido y será. Sorprendentemente, en el libro de los mayas el Popol Vuh encontramos: “Entonces vino la Palabra; vino aquí de los Dominadores, de los Poderosos del Cielo, en las tinieblas, en la noche: fue dicha por los Dominadores, los Poderosos del Cielo; hablaron: entonces celebraron consejo, entonces pensaron, se comprendieron, unieron sus palabras, sus sabidurías”. Muy similar es la creación narrada en el Evangelio de San Juan: “En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Éste estaba en el principio con Dios. Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho”. El Verbo Creador El sonido tiene un gran poder y lo podemos comprobar simplemente al sostener una nota aguda por alguna soprano, vemos como es posible que rompa una copa de cristal; no hay que olvidarnos cómo se derrumbaron los muros de Jericó con el sonido de las trompetas de los siete sacerdotes de Josué. Así como el sonido tiene poder para destruir, también lo tiene para crear; la palabra tiene un doble valor: uno de tipo externo, pero otro aún más importante de tipo interno, que se corresponde con las dimensiones superiores de la naturaleza. El verbo forma figuras geométricas en ese espacio superior de la naturaleza, teniendo la capacidad de crear. Es por ello que la música clásica y los mantram tienen la capacidad de afectar positivamente en lo mental, emocional y hasta en lo físico. «En el amanecer de la vida, el Ejército de la Voz celebró los rituales del fuego cantando en lengua sagrada. La Gran Palabra cristalizó en figuras geométricas que se condensaron mediante la materia prima de la Gran Obra, dando origen a todos los fenómenos de la naturaleza». (Samael Aun Weor. Matrimonio Perfecto). El Verbo Divino Hecho Carne En el evangelio de San Juan nos enteramos de la idea de que el verbo de Dios se hizo carne en el maestro Jesús: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14); por supuesto, no es algo que sea exclusivo del pasado o meramente histórico, más bien es una enseñanza actual, pero que debe llevarse a cabo en nuestro mundo interior. Nos insinúa la idea de que lo humano tiene la capacidad de unirse a lo divino y lo divino la posibilidad de humanizarse. El Verbo Divino en nosotros es el Padre que está en Secreto, el Padre Nuestro, lamentablemente, no lo tenemos encarnado, nos separa de él los miles de defectos psicológicos que hemos creado a lo largo del tiempo. Tales agregados psíquicos mantienen aprisionada a la conciencia, no permitiendo su libre expresión; el orgullo no deja expresar la humildad, el odio mantiene prisionera la fuerza maravillosa del amor, la envidia no permite que surja en nosotros la alegría por el bien ajeno, etc. Es debido a estos defectos psicológicos que como humanidad seguimos por el camino de la perdición total. El Trabajo por realizar Cuando es desintegrado un defecto psicológico aflora la esencia, esto es un poder, una virtud, una facultad. Cuando el 100% de defectos psicológicos son destruidos, es entonces que la conciencia queda libre en su totalidad, al lograr esta revolución de nuestra conciencia, entonces el Verbo Divino, nuestro Padre que está en secreto, puede absorberla. Cuando la conciencia es absorbida por el Ser, toda esa sabiduría adquirida a través de ese trabajo interior forma parte del íntimo, haciéndolo más omnisciente, más omnipotente. Es este momento en el que podemos decir: “Santificado sea tu nombre”, el Verbo Divino, representado en este caso con el nombre del Ser, se glorifica, se santifica, se vuelve más y más perfecto. Esa es nuestra misión en el mundo, regresar al Padre, santificar su nombre, liberarnos del dolor creado por los múltiples egos que hemos tenido la desdicha de crear. Para desintegrar un solo defecto psicológico es necesario comprenderlo a fondo, sus estructuras, sus transacciones, sus raíces, todo acerca de él. Toda esa sabiduría obtenida de la desintegración de los miles de demonios psicológicos es obtenida por la conciencia o el alma y cuando el Ser la absorbe se vuelve más poderoso, más sabio, más perfecto. Una imagen que puede simbolizar este milagro del Ser absorbiendo a su alma, dicho por el Padre Nuestro como: “Santificado sea tu nombre”, la encontramos en varias zonas arqueológicas como la de Chichén Itzá o en Tula Hidalgo; en donde podemos apreciar un jaguar o un águila (el Íntimo, el verbo divino, nuestro Padre) devorando un corazón humano (los principios anímicos o alma liberada del ego). «Las garras felinas de Quetzalcóatl, nuestro Íntimo, hacen presa del corazón humano para libertarnos de los cuatro cuerpos de pecado y llevarnos a la dicha inefable de la unidad con Dios. La lanza de Longinus hiere el corazón humano y este sangra dolorosamente por el arrepentimiento. Se necesita de la más perfecta santidad para que el hombre recobre su heredad perdida». «Quetzalcóatl es el dios interno de los aztecas. Sus garras felinas se clavan en el corazón del iniciado para devorarlo. El neófito recibe la cruz de la iniciación en el corazón (templo del sentimiento). A las realizaciones cósmicas se llega por el camino del corazón, no por el camino del intelecto». (Samael Aun Weor. Magia Cristica Azteca). La Auto Realización íntima del Ser La auto realización íntima del Ser es la Magna Obra buscada por los alquimistas en la Edad Media, es regresar a nuestro origen divino, es para lo que deberíamos vivir; el trabajo, estudio, alimentos, etc., aunque importante y vital, es de carácter secundario. Las cosas externas son perecederas, por mucho que cuidemos una casa con el paso del tiempo terminará destruida; la preparación académica o técnica para tener un oficio es importante, pero a pesar de todo, tampoco es perpetua. Con la muerte todas las cosas que creemos tan importantes desaparecen, nada de eso nos podemos llevar, ni siquiera lo que hemos aprendido con la mente; sin embargo, el Ser sí continúa, el alma es eterna, no tiene principio ni tendrá fin. Lo que verdaderamente es real es el desarrollo de la esencia, de la conciencia, ya que lo que podamos lograr con su despertar lo llevaremos existencia tras existencia. La senda interior, el camino trascendental, podríamos definirlo así: «Entiéndase por Auto-Realización el armonioso desarrollo de todas las infinitas posibilidades humanas». (Samael Aun Weor. Doctrina Secreta de Anáhuac). La Auto Gnosis La destrucción de cada ego es imposible sin el auto conocimiento o auto gnosis, se requiere de aprender a dirigir nuestra atención a nuestro mundo psicológico con la intención de iluminarlo. Cada vez que descubrimos un defecto estamos lanzando luz a las tinieblas pavorosas en que vivimos. Obviamente para hacerlo se requiere de un inmenso valor, no cualquiera tiene la capacidad de reconocer sus propios errores. Tenemos la especialidad en señalar los defectos de los demás, pero cuando son los propios, somos expertos en justificarlos o evadirlos. La primera tarea por realizar en el comienzo del camino es enfrentarnos a nosotros mismos. No es nada fácil, ya lo mencionó Buda: “Más grande que la conquista en batalla de mil veces mil hombres es la conquista de uno mismo”. (Dhammapada v103) y Lao-Tse nos confirma diciendo: “El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso”. Regresar a nuestro origen ¿De dónde venimos? Esa es una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez en la vida. La cábala responde a esta pregunta diciendo que nuestro origen es divino, aunque estamos en la más absoluta de las miserias. Estos maestros hebreos afirman que “Aquello” que no tiene nombre se divide en tres aspectos: Dios no manifestado, Dios manifestado y el conjunto de soles espirituales. De ahí proviene el universo y también la esencia de cada ser humano. La esencia desciende de dimensión en dimensión hasta llegar al mundo físico y queda atrapada en las creaciones psicológicas indeseables que nosotros mismos hemos formado por nuestra equivocada forma de vivir. La gnosis primitiva confirma diciendo que hemos caído en las tinieblas, que nuestra alma está aprisionada en el obstinado ego, pero que nuestro origen está en la misma divinidad y enseña la forma de regresar a ese origen. Cuando esa alma logra romper con las cadenas del ego, entonces inicia el regreso a la luz. En consecuencia, llega un momento en que el Ser se mezcle con la esencia liberada y logra absorber todo su aprendizaje, auto reconociéndose, revaluándose, santificándose su nombre, cumpliendo la misión real de este mundo. Entonces lo humano o lo de abajo se une con lo divino o lo de arriba; así lo leemos en la Tabla de Hermes Trismegisto: “Verdadero, sin falsedad, cierto y muy verdadero: lo que está de abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo, para realizar el milagro de la Cosa Única”. El Nombre del Ser Algo que no deja de sorprendernos, primero que cada ser humano tenga su propio Ser y que este se exprese en forma de Padre como sabiduría y de Madre como amor; aun y con esto, resulta que cada Padre y cada Madre divina tienen su propio nombre. El saber esto nos lleva a comprender más el sentido de esta primera petición: “Santificado sea tu nombre”, o sea el nombre del Ser. Ese es el verdadero nombre que tenemos en forma eterna, en cada existencia irá cambiando el nombre de nuestra personalidad, pero el del Ser es imperecedero. Obviamente no es algo que se le debe dejar saber a cualquiera, se requiere de muchísimo avance espiritual tan sólo para saberlo y rara vez se tiene permiso para comunicarlo a los demás. Nos dice el Apocalipsis de San Juan (2:17): “Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”. Es muy específico, al decir que sólo quienes venzan la pasión en forma total, que adquieran la famosa Piedra Filosofal de los alquimistas medievales, que es lo mismo que encarnar a su Cristo íntimo, son los que reciben ese nombre y aún más nos advierte que sólo lo conocen quienes lo reciben. «Orar es platicar con Dios y yo, oré en secreto al eterno femenino, a Dios Madre. Entonces supe que cada criatura tiene su propia Madre Divina particular y hasta conocí el nombre secreto de la mía». (Samael Aun Weor. Curso Esotérico de Magia Rúnica). Mantram Pander Desde tiempos milenarios, en muchas partes del mundo, se han elaborado sonidos que sabiamente combinados dan beneficios espirituales, mentales o físicos; a estos sonidos sagrados se les llama mantram. Son palabras mágicas o sonidos de poder, algunos existen para encantar serpientes, alejar perros, para salir consciente en el mundo astral, etc., y también para relajar la mente y ponerse en contacto con el Padre interno. Este es el caso del mantram Pander, haciéndolo en meditación profunda, podemos contactar con esa chispa divina e inmortal y solicitar su ayuda. «El mantram Pander nos permite llegar hasta el Anciano de los Días. Esto es posible con la meditación profunda». (Samael Aun Weor. Tarot y Cábala). Escuchar práctica en audio: https://www.samaelgnosis.net/padre/03verbo.html Capítulo 4: El Reino del Padre “Venga a nosotros tu Reino”. «“Venga a nos tu Reino”, es decir: con la pronunciación del verbo, de los mantram, viene a nosotros el Reino interno de los santos Maestros». (Samael Aun Weor. Matrimonio Perfecto). El Reino del Padre son estados superiores de conciencia y al mismo tiempo las distintas dimensiones superiores que componen la naturaleza; ya que más allá del mundo físico en que vivimos se encuentran otras seis dimensiones más. Siendo en total siete dimensiones fundamentales: 1º el mundo físico o material; 2º el mundo vital, el edén o paraíso terrenal; 3º el astral o mundo de los sueños; 4º el mundo de la mente cósmica; 5º causal o de la voluntad; 6º del alma o de la conciencia; y 7º el mundo del Ser o del Íntimo. En la actualidad, las dimensiones superiores son completamente desconocidas en nuestro mundo físico, por el estado de inconciencia en que vivimos, ignoramos no sólo su existencia, sino todo lo que podríamos descubrir ahí. En el mundo astral o de los sueños, por ejemplo, si despertáramos conciencia en este mundo paralelo, podríamos estudiar nuestras pasadas existencias, ver directamente la historia de las razas anteriores como la Atlántida o la Lemuria, podríamos visitar templos donde nos entregarían sabiduría eterna en zonas sagradas como la de los mayas, aztecas, incas, egipcios, etc. En esas seis regiones superiores es donde se encuentran los ángeles, arcángeles, serafines, querubines, etc.; también llamados, en el México antiguo, como los maestros: Tláloc (regente de la lluvia), Ehecatl (dios del viento), Huehueteotl (dios viejo del fuego), Coatlicue (diosa de la tierra), Xochipilli (dios de las flores), Xochiquétzal (diosa de las flores). De lograr el despertar de la conciencia en estas dimensiones suprasensibles sería posible ponernos en contacto con esas inteligencias superiores para recibir sus enseñanzas. Por lo tanto, en la petición del Padre Nuestro “Venga a nosotros tu Reino” suplicamos acceso consciente a estos mundos de felicidad. En cualquier caso, para poder penetrar en esas regiones de luz, se requiere de estados de conciencia más elevados de los que manejamos actualmente. Estados de Conciencia Imaginemos una casa de cuatro pisos, en los cuales hay diferentes elementos: En el cuarto piso hay maravillas extraordinarias, tesoros increíbles, es como estar en el edén, en un paraíso terrenal; en el tercer piso de la casa hay orden, perfección y sabiduría; el segundo piso está lleno de violencia, desorden, intolerancia, barbarie; el primer piso es el caos total. A pesar de vivir en esa casa, nosotros nunca hemos visitado el tercer y cuarto piso, nos contentamos con vivir en el primer y segundo piso; estos cuatro pisos de la casa son estados básicos de conciencia en los que podemos situarnos. El cuarto estado de conciencia es: La Conciencia Objetiva; el despertar total, la iluminación, el grado que han alcanzado los grandes maestros de la talla de un Jesús, Buda, Quetzalcóatl, Hermes, Krishna, etc. El tercer estado de conciencia es: Recuerdo de Sí; es la íntima recordación del Ser, cuando dirigimos la conciencia hacia lo que hacemos. Por ejemplo, si caminamos, que también marche unida la conciencia en la actividad de caminar, no permitir que en nuestras actividades algún Ego o defecto psicológico se lleve la conciencia al futuro o al pasado. El segundo estado de conciencia corresponde al mal llamado estado de vigilia (ya que de vigilancia no tiene nada). Por ejemplo, cuando nuestro cuerpo físico está activo, pero vivimos en un sueño profundo de la conciencia. Manejamos carros como hipnotizados, trabajamos, comemos y realizamos un sinnúmero de actividades sin que la conciencia intervenga, como en “automático”, con la mente en otros lugares y tiempo. El primer estado de conciencia es cuando dejamos el cuerpo físico dormido en la cama y deambulamos en el mundo astral o de los sueños, proyectando nuestros deseos y apetencias, en un completo estado de incoherencia. El Despertar de la Conciencia “Venga a nosotros tu Reino”, es una solicitud para recibir sabiduría en esos mundos suprasensibles de la naturaleza, engloba esta petición el pedir a nuestro Padre-Madre divinos que nos instruyan en las enseñanzas y misterios de la naturaleza y el cosmos en el mundo vital, astral, mental, causal, de la conciencia y del Ser. Como quiera que las enseñanzas más sagradas provienen de lo más alto, en esas regiones suprasensibles podemos recibirlas con mayor facilidad y que esto repercuta más tarde en salud, bienestar y felicidad en nuestro mundo físico. “Venga a nosotros tu Reino”, es también una súplica de ayuda para lograr elevarnos a estados de conciencia superiores, en conseguir abandonar el primer y segundo estados de conciencia y elevarnos al tercer estado de conciencia o Recuerdo de Sí. Quien logra permanecer en ese tercer estado de conciencia, recibe un alimento diferente y de carácter superior en sus células, por lo tanto, mayor salud y bienestar. «Cuando uno mismo se da el choque del "Recuerdo de Sí", se produce realmente un cambio milagroso en todo el trabajo del cuerpo, de modo que las células reciben un alimento diferente». (Samael Aun Weor. Psicología Revolucionaria). Resulta interesante saber que la mayoría de los valores del ser, las virtudes, están en un 97% encarceladas en nuestros defectos psicológicos. Quienes logremos el Recuerdo de Sí, alcanzaremos a poner en actividad la conciencia libre que tenemos, pues, aunque parezca increíble, del 3% que tenemos emancipado, resulta que no lo usamos. Un niño recién nacido es muy hermoso, por el hecho de que se le manifiesta ese 3% de conciencia libre. A medida que se forma su personalidad, los miles de egos que trae de vidas pasadas van a reingresar y, con el paso del tiempo, llegará al estado de hipnotismo y barbarie en que estamos todos los adultos. Quien viva frecuentemente el Recuerdo de Sí, le será posible no entrar en estados de identificación y fascinación que conducen al sueño de la conciencia. En consecuencia, evitará ese estado de sonámbulo en el que como humanidad nos encontramos. Vivenciar constantemente el Recuerdo de Sí nos permitiría trascender los estados derrotistas y depresivos, en los cuales solemos encontrarnos en esta época de tanto estrés. «En tiempos de rigurosa tentación, abatimiento y desolación, uno debe apelar a la íntima recordación de sí mismo. En el fondo de cada uno de nos está la Tonantzin azteca, la Stella Maris, la Isis Egipcia, Dios Madre, aguardándonos para sanar nuestro adolorido corazón». (Samael Aun Weor. Psicología Revolucionaria). No está demás decir que cuando manifestamos los distintos defectos psicológicos, cuando expresamos envidia, orgullo, pereza, gula, etc., vibramos con las zonas inferiores del mundo; los llamados infiernos o círculos dantescos. Por ejemplo: Dante, en la Divina Comedia, nos especifica que en el quinto círculo vamos los iracundos, los furiosos, irónicos, etc., por ende, cuando nos enojamos, vibramos con tal dimensión sumergida; en otras palabras, entramos a un estado de conciencia infrahumano. Obviamente con tantos beneficios que trae el subir a niveles superiores de conciencia, acercarnos al Reino de Dios, no es una cosa fácil, ni tampoco para todo el mundo. «Los Cielos son los estados de conciencia dentro de nosotros mismos, dentro del hombre mismo, en niveles superiores del Ser». (Samael Aun Weor. La Organización de la Psiquis). El Conocimiento de sí mismo El gran maestro Jesús nos da una clave muy poderosa para acercarnos al Reino, con gran sorpresa lo leemos hasta con las mismas palabras que solemos escuchar dentro del gnosticismo universal, pues nos afirma que sólo a través del autoconocimiento o auto gnosis podremos lograrlo. «Si aquellos que os guían os dijeren: Ved, el Reino está en el cielo, entonces las aves del cielo os tomarán la delantera. Y si os dicen: Está en la mar, entonces los peces os tomarán la delantera. Mas el Reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros. Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y caeréis en la cuenta de que sois hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, estáis sumidos en la pobreza y sois la pobreza misma» (Evangelio Gnóstico de Tomás. Versículo 3). Enigmáticas e interesantes frases del maestro Jesús, que podemos entender ya con todo lo antes estudiado; al decir que el Reino está fuera de nosotros se refiere a las dimensiones superiores del cosmos y al decir que también está el Reino dentro de nosotros obviamente serán los estados de conciencia superiores que podremos alcanzar en nuestro interior. De cualquier manera, nos advierte que, con esa pobreza de espíritu en que vivimos, sólo conociéndonos a sí mismos nos liberaremos de las cadenas del dolor. Conquistando los estados de conciencia superiores, podremos participar del Reino del Padre. El conocimiento de sí mismos implica súper esfuerzos dirigidos al mundo interior, no se trata de algo meramente mental, requiere de auto observación psicológica y meditación profunda sobre cada una de nuestras actitudes en el diario vivir. La Parábola de la Fiesta de Bodas El maestro Jesús nos explica que el Reino de los Cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo (Mateo 22), en donde nos hace énfasis que muchos son los llamados al banquete de bodas o en otras palabras al trabajo de transformación de nuestras energías creadoras; pero la mayoría no tomamos en cuenta ese llamado y tal como nos relata la parábola preferimos el trabajo o a los negocios. Si bien uno de los puntos esenciales de la parábola es entender que “muchos son los llamados y pocos los escogidos”; no debemos subestimar su sentido esotérico, ya que en esta enseñanza nos entrega un elemento muy importante para lograr acercarnos al Reino de los Cielos y que está relacionado con las bodas, el matrimonio y por lo tanto con la energía creadora. A muchos nos parecerá exagerado el hecho de que por no estar vestido de bodas nos amarren de pies y manos y seamos echados al llanto y crujir de dientes; por ende, algo muy importante debe ser el estar vestido para las bodas. El alma debe desposarse con el cordero o Cristo interior, pero para que esto suceda el alma debe revestirse con el traje de bodas, que se corresponde con cuerpos de infinita perfección, ya que los que tenemos son fantasmales, fríos y lunares. Esos cuerpos superiores son llamados el To Soma Heliakon (el cuerpo de oro del hombre solar), no hay otro lugar donde fabricarlos sino aprendiendo a transformar la energía que nos trajo al tapete de la existencia. Por ende, al decir “Venga a nosotros tu Reino”, se implementa un nuevo elemento en el trabajo por el despertar y es el de solicitar ayuda divina en el trabajo alquimista o de transmutación de las fuerzas creadoras dentro del matrimonio. El Alimento y los Poderes Magistralmente el maestro Jesús nos aclara que las cosas del alimento y vestido vienen por añadidura, cuando nos dedicamos a la búsqueda de ese Reino divino en forma decidida. “Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Lucas 12:33). No sólo se refiere a las cosas materiales, sino también a las facultades, poderes, dones, etc., que vienen gradualmente cuando se trabaja en acercarse al Reino de Dios y eso es trabajar por penetrar en estados de conciencia superiores; así lo enseñó San Francisco de Asís, nunca deseó poderes, ni siquiera los buscó, aun así los obtuvo, ya que su objetivo principal era desintegrar sus defectos psicológicos y de manera completamente natural tuvo el poder de hablar con los animales y el don de la ubicuidad, entre otros. «No deseéis poderes, ellos son flores del alma que nacen cuando nos hemos santificado totalmente. “Buscad el Reino de Dios y su justicia; que todo lo demás se os dará por añadidura”. Este asunto de andar buscando poderes, ha llevado a muchas personas a la magia negra y al manicomio. Nosotros los gnósticos no deseamos poderes, nos preparamos para recibirlos por medio de incesantes purificaciones». (Samael Aun Weor. Preguntas y respuestas). La Relajación y el Recuerdo de Sí Concluimos en que debemos acercarnos a nuestro real Ser, que nos encontramos muy lejos de él, ya que para transitar ese camino hay que eliminar su antítesis: el No Ser (el ego). Si bien la senda a recorrer es muy larga, podemos iniciar relajando nuestro cuerpo y mente y colocarnos en un estado de conciencia superior, denominado el “Recuerdo de Sí”, el cual consiste en recordar a esa partícula divina. Cuando la mente queda en imponente silencio, cuando dejan de fluir los pensamientos y sentimientos de nuestros defectos psicológicos, en ese estado de conciencia, surge el Ser, el “Recuerdo de Sí”. Nos colocamos en una postura cómoda, relajamos cada uno de nuestros músculos, órganos, etc., relajamos nuestra mente y nos ponemos en comunión con nuestro Ser. «Hay dos cosas capitales en nuestros estudios gnósticos: primero, recordación de sí mismos, es decir, de nuestro propio Ser, y segundo, relajamiento del cuerpo». «Recordarse a sí mismo y relajar el cuerpo debemos hacerlo continuamente. Recuerden que el cuerpo siempre está en tensión (los nervios en tensión, los músculos). Hay necesidad de aprender a recordarse a sí mismo y relajar el cuerpo; yo lo hago continuamente, todo el día: El recuerdo de mí mismo y relajarme el cuerpo, ya sea en un sillón, sea en una cama o donde fuere. Eso es indispensable. Durante el día ir recordándonos cada vez más y más, es decir de nuestro propio Ser». (Samael Aun Weor. Saber Escuchar). Escuchar práctica en audio: https://www.samaelgnosis.net/padre/04reino.html Capítulo 5. La Voluntad Verdadera “Hágase señor tu voluntad así en los Cielos como en la Tierra”. «Los gnósticos tenemos que hacer la voluntad del Padre, así en la Tierra como en el Cielo, pero generalmente los hombres llaman e invocan a Dios para que Él haga la voluntad de ellos, o sea al contrario». (Samael Aun Weor. El Libro de la Virgen del Carmen). Debemos comprender, ante todo, que nuestros miles de defectos psicológicos que cargamos en nuestro interior son como personas con su propia mente, emociones y también su voluntad. Lamentablemente, para desgracia nuestra, cuando uno de esos tantos egos controla la máquina humana, no solamente pone en nuestro centro intelectual sus pensamientos, en nuestro centro emocional sus sentimientos, sino que además pone en nosotros su voluntad. Como consecuencia de todo esto, podemos afirmar que no tenemos una voluntad individual, sino que tenemos tantas voluntades como defectos psicológicos existan en nuestro interior. Diariamente cambiamos de intereses, hay íntimas contradicciones; en un momento decidimos no fumar más, pero más tarde es desplazado ese ego que tenía esa intensión por cualquier otro que está en contra de esa decisión y terminamos fumando otra vez. Así, como somos controlados por tantos defectos psicológicos que habitan en nuestro interior, no podemos hacer la voluntad del Padre; somos unos hijos ingratos, no atendemos las indicaciones de nuestro sabio Padre interno y nos rebelamos en la forma más absurda, sin ninguna razón. La fuerza del deseo y la voluntad verdadera Debemos hacer una clara diferencia entre la fuerza del deseo y la voluntad verdadera. La fuerza del deseo es la que nos impulsa a realizar las cosas, pero motivadas con el resorte secreto de la satisfacción de un agregado psicológico. Hacer ejercicio siempre es adecuado para mantener el cuerpo sano, no obstante, en ocasiones uno trastocamos el verdadero sentido y dejamos que influya el orgullo y la vanidad, por ejemplo, cuando lo que deseamos es que nos admiren físicamente o ganar el aplauso de los demás. Entonces viene el abuso del ejercicio con sus consecuencias catastróficas para el organismo; parecería que somos gente de mucha voluntad, al realizar tanto ejercicio, pero lo que hay en nosotros es el ardiente deseo de ser reconocidos por los demás. En algunas ocasiones, parecería que tal o cual varón es poseedor de una gran voluntad cuando se trata de “ayudar” a una mujer que es su compañera del trabajo o del estudio, llevándola a su casa sin peligro, es increíble de dónde saca tanta fuerza y tiempo para hacerlo. Sin embargo, la pregunta es: ¿por qué no hace lo mismo con alguna ancianita? Nuevamente podemos inferir que el fondo es el deseo, ahora de tipo sexual, el que le impulsa a realizar esa tarea. Thelema o voluntad verdadera es distinta, es la fuerza que nos hace meditar a diario sin que jamás pongamos pretexto alguno, es la fuerza que nos puede permitir vencer las pasiones animales, es el látigo que puede dominar la bestia de la mente mal encausada. Símbolos de la voluntad verdadera Un símbolo por excelencia de la voluntad es la corona de espinas y el paño de la Verónica donde quedó estampado el rostro del maestro Jesús; así mismo es la espina de maguey en el México prehispánico; la espada de los cuentos clásicos o en las leyendas del rey Arturo; el mazo de Hércules; entre los pueblos nórdicos está simbolizado por el símbolo sagrado o runa llamada “Dorn”; y en muchas partes del mundo se simboliza con un látigo. Todos estos símbolos nos hablan del impulso de un poder superior, que nos induce a realizar las cosas correctamente, de una fuerza capaz de dominar las pasiones bestiales. «Recordemos aquellas frases de Nietzsche cuando dice:» “Cuando Zaratustra tuvo 30 años abandonó su casa, y del lado de su casa y se fue al bosque, allí permaneció diez años meditando. Una mañana mirando al Sol naciente dijo: «Óyeme astro grandioso, hace diez años subes diariamente a mi caverna; si no fuera por ti, por mi águila y por mi culebra, ya me habría cansado de mí y de este lugar». Y Zaratustra descendió del bosque. Un Santo que le vio le dijo:”. – “¿A dónde vais Zaratustra? Hace diez años subiste por aquí. ¡Oh!, Zaratustra se ha vuelto un niño”. – “Me voy –dijo Zaratustra– a ver a la humanidad, amo a los seres humanos”. – “No es acaso por amor a la humanidad –exclamó el Santo– que yo estoy aquí y en este lugar, yo canto cantos, y los canto y así alabo al Dios, que es mi Dios. ¡Óyeme, Zaratustra!: Voy a darte un pequeño regalo”. El Santo envolvió un látigo entre un paño y se lo dio, diciendo: “Si vais donde la mujer no olvidéis el látigo”. «Esta frase dolorosa ha sido mal interpretada. Muchos han creído que Zaratustra le aconsejara al hombre azotar a la mujer o algo semejante, no. Nietzsche, el autor del Zaratustra, era sumamente dulce y amaba a la mujer». «En realidad, de verdad, solamente se quiso insinuar la idea de utilizar el látigo de la voluntad para dominarnos a sí mismos y no dejarnos llevar de las pasiones animales. Así que el látigo no es contra la mujer, sino contra nosotros mismos; y eso es simbólico o alegórico». (Samael Aun Weor. El Amor y el Sexo). El Padre todo lo sabe El padre interno es omnisciente (todo lo sabe) y omnipotente (todo lo puede); para darnos una idea de su sabiduría, podríamos decir que veinte de nuestras existencias son para él como si fueran tan sólo un segundo. Él sabe a ciencia cierta si un negocio nos conviene o nos puede ir mal, conoce si un viaje que tenemos planeado hacer puede ser favorable o no, si el matrimonio que tenemos proyectado traerá bienaventuranza o fracaso. La Sabiduría del Ser es infinita, lamentablemente estamos muy lejos de él por nuestra forma equivocada de vivir. No tenemos ya intuición, mucho menos clarividencia y lo que uno cree que está bien generalmente está muy mal. En ocasiones un acontecimiento aparentemente desastroso es en realidad una intervención del Padre que hace lo imposible para ayudarnos. Supongamos que hemos vivido en una casa durante muchos años, ya nos acostumbramos a ella, a pesar de las limitaciones que esta tiene. El Padre entonces nos indica a través de corazonadas o sueños que ya es momento de cambiar, pero entonces interviene la mente rebelde, llena de miedo y equivocadas suposiciones se niega a obedecer la voluntad del Padre. Es entonces que ocurre lo inevitable, de alguna forma inaudita nos corren de la casa y resulta que, a pesar de todas las preocupaciones y lágrimas del momento, se abre una puerta en donde menos esperábamos y tenemos una mejor casa para vivir. Podríamos evitar esas situaciones equivocadas si hiciéramos la voluntad del Padre desde el principio, lo más indicado es trabajar sobre sí mismos hasta poseer esa confianza como la del maestro Jesús, cuando dijo: “Padre mío, si es posible pasa de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. «8. - La voluntad Cristo, es poderosa, porque sólo hace la voluntad del Íntimo, así en la Tierra como en los Cielos. 9. - Cuando la voluntad quiere actuar independientemente, sin hacer la voluntad del Padre, es voluntad débil. 10. - Debemos ceñir sobre nuestras sienes la corona de espinas del Maestro. 11. - La corona de espinas, simboliza la voluntad Cristo. 12. - La voluntad Cristo, es omnipotente, porque sólo hace la voluntad del Íntimo, así en la Tierra como en los Cielos. 13. - Cuando la voluntad humana se opone a la voluntad del Padre, comete un delito de Lesa majestad contra el Íntimo». (Samael Aun Weor. Voluntad Cristo). Por ende, lo más indicado es meditar y orar conscientemente para poder restablecer esa comunicación con el Padre a través de corazonadas y nos indique el camino correcto a seguir. Estar en la disposición de ponernos a la “orden” de nuestro Padre, ya que él sabe que es lo mejor para nosotros. Antes de tomar una decisión importante en nuestra vida, debemos acostumbrarnos a relajar nuestro cuerpo y mente, colocarnos en Recuerdo de Sí; o realizar el Padre Nuestro muy despacio y al finalizar esperar una corazonada o llamado del Padre con el fin de que nos guie adecuadamente. También es posible hacer la voluntad del Padre estudiando y viviendo las enseñanzas contenidas en los libros sagrados del mundo, estos han sido escritos por los grandes iniciados de todas las épocas, individuos que se acercaron a su Padre interno y por lo tanto nos dejaron las enseñanzas sagradas de forma escrita. «La Ley está escrita. Recuerde el decálogo de Moisés. No infrinjáis los mandamientos escritos, vividlos, respetadlos. Si cada uno de los aquí presentes, si toda persona de buena voluntad se propone vivir de acuerdo con la Ley y los profetas, hará la voluntad del Padre, tanto en los Cielos como en la Tierra. Un día llegará en que el devoto del real camino despierte conciencia. Entonces podrá ver al Padre y recibir sus órdenes directas, y obedecerlas conscientemente. Primero hay que respetar la Ley escrita, y después conoceremos los mandamientos del Bendito». (Samael Aun Weor. Si Hay Infierno, Si Hay Diablo, Si Hay Karma). El Libre Albedrío Con el fin de acercarnos cada vez más a la voluntad del Íntimo, se requiere trascender varios aspectos equivocados y uno de ellos es el no respetar el libre albedrío de los demás, ya que tenemos la tendencia de querer imponer nuestra mala voluntad ante los demás. Queremos que los hijos hagan lo que consideramos está bien, queremos que la pareja también haga lo que nosotros queremos; obviamente eso es manejar los aspectos de la voluntad en forma equivocada. “Sólo ayuda a todas las criaturas a encontrar su verdadera naturaleza, pero no osa conducirlas por la punta de la nariz”. (Lao-Tse. Tao Te King). Si somos padres, jefes de un negocio, profesores, líderes de alguna agrupación, es importante guiar con el ejemplo, pero no coaccionar la voluntad ajena. «22. - Debes ser servidor de la humanidad doliente, pero no un esclavizador de voluntades ajenas.» «23.- Hay que respetar el libre albedrío de los demás, para convertir la voluntad humana en Voluntad-Cristo». (Samael Aun Weor. Voluntad Cristo). Una gran serie de actividades, que tenemos la costumbre de realizar en la sociedad, sirven para encarcelar la voluntad, nos inducen a tomar alcohol, a drogarnos, a introducirnos en el adulterio y la promiscuidad; por ejemplo: los juegos en que a veces participamos con los amigos o en familia, donde terminamos haciendo cosas que no queríamos hacer, así nos convertimos en carceleros de la voluntad ajena o esclavos de alguien más. Caifás En el drama cósmico representado por el maestro Jesús se cita a Caifás, el sumo sacerdote, quien se caracterizaba por profanar el templo, ya con sus lascivias o explotando al pueblo. En cualquier caso, no es más que la representación de un conjunto de defectos psicológicos que llevamos dentro, que nos impiden hacer la voluntad del padre. Los tres traidores del Cristo no pertenecen a un pasado remoto, tienen actualidad en este instante dentro de nosotros. Judas son los demonios del deseo; Pilatos, los yoes demonios de la mente mal encausada; y Caifás son el conjunto de Yoes demonios de la mala voluntad. Son miles los yoes que cargamos en nuestro interior, que nos alejan de la voluntad del Padre y están personificados en Caifás. La mala voluntad que tenemos hacia los demás, como cuando juzgamos o criticamos, esa fuerza negativa que nos impide realizar nuestras prácticas de meditación poniendo cientos de pretextos; estas son únicamente algunas facetas que tenemos que destruir. Liberar la voluntad Haciendo la voluntad del Padre dejaríamos de sufrir, todo nos saldría tal y como debe ser, seríamos dichosos y lograríamos cumplir con la misión de nuestra existencia. En todo caso, para lograr esa proeza, primero es necesario liberar la voluntad de entre los miles de defectos psicológicos que la aprisionan. Cuando eliminamos a los carceleros que mantienen nuestra voluntad aprisionada, esta se libera integrándose con la voluntad universal y haciéndose por tal motivo soberana. Los prodigios que realizara Moisés sucedieron porque emancipó su voluntad. A veces soñamos con tener facultades, dominio sobre los elementos de la naturaleza, caminar sobre el agua como Jesús, volar en los aires como Milarepa, atravesar rocas como los discípulos de Buda, entrar en el fuego y no quemarnos como nos relata el libro de Daniel. Esto sólo es posible cuando quebrantamos la legión de Yoes demonios que van en contra de la voluntad del Padre. «La emancipación perfecta de la voluntad asegura al sabio el imperio absoluto sobre el fuego, el aire, el agua y la tierra». (Samael Aun Weor. Psicología Revolucionaria). Práctica: La Runa Dorn Hay una práctica que nos auxilia en el desarrollo de la voluntad verdadera y se corresponde con un signo mágico llamado Runa, la cual se puede imitar con el cuerpo y acompañar de sonidos sagrados (Mantram) que nos sirven para ponernos en contacto con fuerzas divinas que nos auxilian en la obtención de la voluntad verdadera; en los pueblos nórdicos se le llamó la runa Dorn. «En la posición militar de pie firme y con el rostro hacia el oriente, colocad el brazo derecho en tal forma que la mano quede apoyada sobre la cintura o cadera, describiendo la forma de esta runa». «Cantad ahora las sílabas mántricas, Ta, Te, Ti, To, Tu, con el propósito de desarrollar en ti mismo la voluntad, Cristo». «Este ejercicio debe practicarse todos los días al salir el sol». (Samael Aun Weor. Curso Esotérico de Magia Rúnica). Escuchar práctica en audio: https://www.samaelgnosis.net/padre/05voluntad.html Capítulo 6: El Pan Nuestro “El Pan Nuestro de cada día dádnoslo hoy”. Ciertamente el alimento físico es vital para la existencia y en este mundo caótico en el que vivimos cada vez es más difícil conseguirlo, el desequilibrio en que nos encontramos y el alejarnos de nuestra Madre Naturaleza ocasiona que cada vez sea más complicado alimentarnos como es debido. No es ningún error pedirle a nuestro Padre interior que nos ayude a tener las herramientas para conseguir ese alimento que sustenta nuestro cuerpo físico, de tal forma que podamos exigirle al cuerpo para que nos responda tanto en las actividades físicas como en las espirituales y también en las de ayuda a nuestros semejantes. Bien dice el axioma popular: “A Dios rogando y con el mazo dando”, hay que pedir, pero también hay que poner todo el empeño en el trabajo para conseguir lo que nos hemos propuesto. Quienes pensamos que sólo hay que dedicarse a las cosas espirituales y dejar a un lado el trabajo físico, en verdad, estamos equivocados. El trabajo físico para ganarnos el pan de cada día es parte del camino interior, lo único que no debemos hacer es olvidarnos de la senda iniciática. El maestro Jesús es muy explícito en que debemos ocuparnos cada día por conseguir ese pan con ahínco, pero a pesar de todo hay que tener en cuenta que existen metas más grandes, como es el buscar el camino hacia la luz de la sabiduría inmortal. «Si uno tiene que sufrir tanto para ganarse el pan de cada día, por lo menos que se le descorra el enigma de su propia existencia, que sepa de una vez y para siempre, con qué objeto debe existir». (Samael Aun Weor. El Enigma del Hombre). A diferencia de lo que normalmente creemos, que los grandes maestros como Buda, Quetzalcóatl, Krishna, Zoroastro, etc., se la pasaban todo el día meditando, orando o en cosas exclusivamente espirituales; la realidad es que cumplían con todos sus deberes como padres, ciudadanos y es obvio que trabajaban para ganarse el pan de cada día. «Todos los Maestros de ese templo, son verdaderos veteranos de la batalla de la vida; en sus rostros se notan las huellas dolorosas de la terrible lucha por el pan de cada día; en todos ellos se ven claramente las huellas dolorosas de la batalla terrible por la subsistencia diaria. Todos ellos se han hecho Maestros luchando en la gran batalla por la existencia». (Samael Aun Weor. Apuntes Secretos de un Gurú). Muchas veces confundimos el medio con el fin; es decir, el alimentarnos sanamente es para tener un vehículo adecuado para auto realizarnos, para lograr la desintegración de nuestros defectos, para transitar en el camino que conduce a la divinidad. Lamentablemente, somos muchos los que nos identificamos tanto con la vida, el trabajo, el estudio, etc., que se nos olvida el objetivo principal por el cual estamos aquí. El maestro Jesús nos enseña que debemos trabajar con ahínco para obtener el pan de cada día, pero sin que caigamos en la obsesión de preocuparnos por lo que comeremos o vestiremos en el futuro; afirmando que lo fundamental es realizar el trabajo interior. “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto, os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió, así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. (Mateo 6:24-33). Cuando solicitamos el pan nuestro de cada día, no solamente nos referimos a la comida que nos permite vivir; en realidad, el maestro Jesús va mucho más allá de lo físico. El Pan de lo Alto Hay un pan espiritual venido de las dimensiones superiores del cosmos infinito, el pan supersubstancial, el conocimiento que puede obtenerse como consecuencia del trabajo interior, el pan de la sabiduría. Cuando logramos desintegrar un defecto psicológico, se emancipa un porcentaje de conciencia y entonces desciende de lo alto el pan de la sabiduría, se obtiene un conocimiento, una virtud o un poder. «Para trabajar sobre sí, es indispensable trabajar sobre su vida diaria, hoy mismo, y entonces se comprenderá lo que significa aquella frase de la Oración del Señor: "Dadnos el Pan nuestro de cada día"». «La frase "Cada Día", significa el "Pan supersubstancial" en griego o el "Pan de lo Alto"». «La Gnosis da ese Pan de Vida en el doble sentido de ideas y fuerzas que nos permiten desintegrar errores psicológicos». «Cada vez que reducimos a polvareda cósmica tal o cual "Yo", ganamos experiencia psicológica, comemos el "Pan de la Sabiduría", recibimos un nuevo conocimiento». «La Gnosis nos ofrece el "Pan Supersubstancial", el "Pan de la Sabiduría", y nos señala con precisión la nueva vida que comienza en uno mismo, dentro de uno mismo, aquí y ahora». «Ahora, bien, nadie puede alterar su vida o cambiar cosa alguna relacionada con las reacciones mecánicas de la existencia, a menos que cuente con la ayuda de nuevas ideas y reciba auxilio divinal». «La Gnosis da esas nuevas ideas y enseña el "modus operandi" mediante el cual puede uno ser asistido por fuerzas superiores a la mente». «Necesitamos preparar los centros inferiores de nuestro organismo para recibir las ideas y fuerza que vienen de los centros superiores». (Samael Aun Weor. Psicología Revolucionaria). La sabiduría no viene de la mente Estamos equivocados al suponer que las teorías que leemos son sabiduría, los conocimientos intelectivos están muy lejos de darnos dicha y autentica felicidad, almacenar en nuestra memoria infiel centenares de conceptos a nada real nos conduce. Podemos convertirnos en una enciclopedia ambulante con conocimientos de diversa índole, inclusive podríamos añadirle libros de espiritualidad, esoterismo o hasta los mismos libros sagrados del mundo, sin embargo, si no ponemos en práctica las enseñanzas, no lograremos hacer nada en concreto. “Igual que una flor bella y de brillante color, pero sin perfume, así son de estériles las buenas palabras de quien no las pone en práctica. Igual que una flor bella y de brillante color, y asimismo rebosante de perfume, son de fructíferas las buenas palabras de quien las pone en práctica”. (Dhammapada, V51, 52). Se requiere de la experiencia mística directa, de vivir las enseñanzas gnósticas en el diario vivir, cada momento de la vida es una oportunidad de transformación para obtener ese pan venido de lo alto. La Enfermedad del Mañana Esta petición tan misteriosa “El pan nuestro de cada día dádnoslo hoy”, incluida en esta oración del Padre Nuestro, no deja de asombrarnos, ya que sintetiza toda la doctrina del budismo Zen, lo que en la gnosis se llama como la filosofía de la momentaneidad. Un día es el reflejo de toda nuestra existencia, si no trabajamos sobre sí mismos hoy, erradicando de nuestra psiquis nuestros defectos psicológicos, nunca lo haremos. Cuando aplazamos la revolución de la conciencia para cuando estemos más tranquilos, esto, en verdad, es una falacia. Buda nos advierte la gran realidad de que no sabemos cuánto tiempo disponemos para realizar nuestro trabajo interior y nos asegura lo siguiente: “Tu vida puede acabarse ahora. La presencia de la muerte está aquí. No hay lugar para detenerse en el camino. ¿Dispones de provisiones?” (El Dhammapada Versículo 237), las provisiones a que se refiere el gran maestro son las virtudes que hemos logrado, el pan de sabiduría que hemos obtenido. Siempre ponemos de pretexto el gran trabajo que tenemos que hacer para ganarnos la vida, que los hijos están chicos y demandan mucha atención, que estamos estudiando y tenemos muchos exámenes; en cualquier caso, son pretextos absurdos, ya que el trabajo para transformarnos está precisamente ahí, en cada cosa cotidiana de la vida. Todavía más aún, es necesario darnos cuenta de que, el trabajo de la revolución de la conciencia, en lugar de obstaculizar nuestras actividades cotidianas, en verdad, nos ayuda a realizarlas mejor; un ejemplo es cuando estudiamos en la escuela, si recibimos las enseñanzas conscientemente y meditamos a diario, será mucho más fácil el aprendizaje. Lo más asombroso es que son precisamente los momentos más difíciles de la vida, los más complicados, los que parecen no tener solución, los mejores para auto descubrirnos, si estamos en estado de alerta vigilando nuestro mundo interior. Estamos acostumbrados a dejar para mañana lo que debemos hacer el día de hoy. El aplazar el trabajo esotérico gnóstico para después es un auto engaño; ese mañana se convertirá en semanas, después en meses, más tarde serán años y así llegaremos al final de nuestra vida sin haber hecho nada. En Efesios 4: 26, San Pablo claramente nos insiste: “no se ponga el sol sobre vuestro enojo”, indudablemente nos invita a trabajar sobre sí mismos aquí y ahora, en nunca aplazar lo que debemos hacer para dar muerte a nuestros defectos psicológicos. Con justa razón el maestro Samael Aun Weor nos enseña una gran verdad al afirmar: “La vida es un instante eterno”, por ende, el trabajo interno que debemos hacer para obtener el pan de sabiduría nos corresponde realizarlo en este preciso instante, es la transformación de cada momento de la vida. «Cuando uno toma la totalidad de su vida, como el mismo día que está viviendo, cuando no deja para mañana lo que se debe hacer hoy mismo, llega realmente a conocer lo que significa trabajar sobre sí mismo». «Jamás un día carece de importancia; si en verdad queremos transformarnos radicalmente, debemos vernos, observarnos y comprendernos diariamente». (Samael Aun Weor. Psicología Revolucionaria). Blue Time (Tiempo Azul) Sugerimos que en nuestra vida implementemos un “Tiempo Azul” dedicado a realizar una conexión con el espíritu. Revisar con la mente en silencio y el cuerpo relajado qué es lo que más nos contrarió en el día, cuándo nos sentimos más que los demás, cuándo sentimos envidia por el bienestar ajeno, en qué momento sentimos morbosidad. Es necesario que diariamente realicemos una práctica que nos ayude a meditar en nuestros errores, con el fin de que una vez comprendidos, el poder de Dios Madre, ese aspecto femenino de Dios dentro de nosotros, lo pueda desintegrar. «Supongamos que tuvimos que pasar por una situación de celos. Que alguien, X-X, encontrara de pronto a su esposa, platicando muy quedito, muy quedito, en cualquier rinconcito de la casa, con otro sujeto. ¡Nada agradable pues, aquel evento, ¿no es verdad?; pero magnífico para el autodescubrimiento! Posiblemente, durante el hecho, surgirán no solamente los celos; posiblemente hubo ira (reclamos a la mujer), tal vez “despecho”; el Yo del amor propio, pudo haberse sentido herido, ofendido, porque se quiere tanto a sí mismo. En fin, ¿qué hacer? Muy tranquilos, en la noche, acostado en nuestra cama en decúbito dorsal (es decir, boca arriba), con el cuerpo relajado, con los ojos cerrados, respirando rítmicamente, debe reconstruirse la escena, tal como sucedió». «Entonces, visualizando, recabaremos datos psicológicos: Hallaremos al Yo de los celos, como primera causa; segundo, al de la tremenda ira; tercero, el del amor propio, herido mortalmente. Descubiertos esos tres, que en la escena entraron en acción, habrá de dárseles “trabajo” de inmediato, habrá que disolverlos. Una vez comprendidos, no queda más remedio que reducirlos a cenizas». (Samael Aun Weor. Didáctica para la Disolución del Yo). Escuchar práctica en audio: https://www.samaelgnosis.net/padre/06pan.html Capítulo 7. El Perdón “Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”. (Mateo 6: 14-15). Si anhelamos integrarnos con los principios divinos, es necesario que primero obtengamos sus cualidades; cómo pretendemos ser parte del Cristo interior que es amor, si odiamos; cómo queremos ser parte del Padre que es la verdad, si mentimos. El Ser es la misericordia, el saber perdonar; y el perdón es olvido total. Hay ocasiones en que en el matrimonio tenemos una discusión, al finalizarla nos damos cuenta del error, entonces pedimos perdón y viene la reconciliación; pasa el tiempo, quizás dos o tres años y cuando surge a escena un nuevo conflicto, ¿por qué sacamos a relucir todo el pasado? La cruda realidad de los hechos es que no sabemos vivir el presente, estamos encajonados en el ayer, en lo que nos hicieron y esto nos liga a fuerzas de orden inferior. Decenas de matrimonios podríamos vivir felices si olvidáramos el pasado, si aprendiéramos a perdonar. Leyes inferiores y superiores Existen leyes de tipo inferior y las hay de tipo superior, imaginemos que dentro de un matrimonio somos infieles, obviamente nos echaremos encima un karma, que en la próxima existencia seguramente pagaremos; entonces por ley de la recurrencia volveremos a reencontrarnos, pero ahora seremos nosotros los engañados. Esto es un cuento de nunca acabar, existencia tras existencia encadenados a leyes de tipo inferior, pagando y endeudándonos incesantemente, sufriendo y haciendo sufrir una y otra vez. «Colocarse uno bajo leyes innecesarias es absurdo, mejor es ponerse a sí mismo bajo nuevas influencias. La Ley de la Misericordia es una influencia más elevada que la Ley del hombre violento: "Ojo por ojo, diente por diente"». (Samael Aun Weor. Psicología Revolucionaria). Lo mismo sucede con el odio, el resentimiento, los deseos de venganza, la ira, etc., si nos hacen, hacemos; si nos ofenden, ofendemos; si nos roban, robamos, encadenándonos al dolor incesante existencia tras existencia. Lo peor del caso, es que cada vez lo hacemos en espiras más y más bajas, de tal forma que por último involucionamos en las zonas inferiores del mundo. Por ello el maestro Jesús nos advierte de las consecuencias de no conciliarnos con nuestros enemigos, en no saber perdonar, en no comprender: “Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante”. (Mateo 5: 25-26). Lo mejor es dejar esas leyes de tipo inferior y vincularnos a las superiores, como la misericordia, el amor, la comprensión, etc., que nos dejarán prosperidad y dicha. No obstante, no es una tarea que cualquiera pueda llevar a cabo ya que se requiere de mucho valor para enfrentarnos a nosotros mismos y vernos tal cual somos. El resentimiento El odio es uno de los peores defectos psicológicos que hemos tenido la desdicha de crear. Si lo más exaltado del mundo es la fuerza maravillosa del amor, el odio, su antítesis, tiene que ser lo más horroroso. Mientras existan sentimientos de odio en nuestro corazón será muy difícil perdonar en forma sincera a los demás. En ocasiones vociferamos a los cuatro vientos que perdonamos a todo aquél que nos ha causado daño, sin embargo, eso que decimos tanto es hipocresía como mentira, ya que mientras sintamos malestar de cualquier índole en nuestro interior en contra de alguien, aunque sea pequeño, es porque estamos muy lejos de perdonar. Esos odios se procesan en el subconsciente, se alimentan a través del tiempo sin que nos demos cuenta y cuando menos esperamos explotan causándonos graves daños en nuestros hogares con escenas dantescas o en ocasiones esas emociones negativas que se procesan en nuestro interior tienen como consecuencia enfermedades. «No basta simplemente perdonar, hay que cancelar las deudas; y eso es todo. Alguien podría perdonar a un enemigo, pero no cancelaría las deudas jamás. Hay que ser sinceros, necesitamos cancelar, y ése es el sentido, del fondo de aquella frase que dice: “Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”». «Mientras uno se identifique consigo mismo, no puede perdonar a nadie. A uno le duele que lo insulten, a uno le duele que lo humillen, a uno le duele que lo menosprecien. ¿Por qué? Porque tiene el Yo del orgullo, tiene el Yo del amor propio ahí adentro, bien revivo; y mientras uno tenga el Yo del amor propio, le duele que otro le hiera su amor propio. Así, si no nos identificamos, entonces nos es fácil perdonar, y aún más, digo: Cancelar las deudas, que eso es mejor». (Samael Aun Weor. Los Secretos de la Luna). El sentir que nos deben Son muchos los defectos que debemos eliminar, si es que en verdad anhelamos aprender a perdonar. Además de los cientos de odios que hemos creado, existe otro problema muy grave y se llama: auto consideración interior. Es una virtud el considerar a los demás, el comprenderlos, el ponernos en su lugar, el entender su punto de vista, eso nos hace humanos y las cosas así se manifiestan en un orden superior. Lamentablemente eso que deberíamos sentir para con los demás únicamente lo sentimos para consigo mismos y esto deja de ser una virtud para convertirse en un horrible defecto. Nos consideramos unos padres excepcionales, que nos hemos sacrificado por los hijos, que dejamos de hacer muchas cosas por ellos, que nos deben la vida, la educación y hasta nos desvelamos por ellos; entonces sentimos que nos deben todo lo que son, pensamos que por tal motivo ellos deberían pagarnos, que están en deuda con nosotros, pero sentimos que son ingratos, que nos tienen olvidados. En el trabajo para ganarnos el pan de cada día, ya en la oficina, en la fábrica, etc., sentimos que no nos comprenden, que no reconocen todo nuestro esfuerzo, a pesar de que nos hemos sacrificado tanto por la empresa, siempre es otro el que se lleva lo mejor. Al hermano que lo ayudamos cuando lo necesitaba, lo acogimos en nuestra casa, le dimos de comer, le ayudamos con el dinero que le hacía falta y ahora ni siquiera se acuerda de nosotros. «La Oración del Señor ha dicho: "Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores". El sentimiento de que a uno le deben, el dolor por los males que otros le causaron, etc., detiene todo progreso interior del alma». (Samael Aun Weor. Psicología Revolucionaria). En síntesis: consideramos que somos unas almas de Dios y los demás unos perversos, ingratos, descuidados y malagradecidos, sentimos que no nos han pagado como debería de ser. Es de esta forma que creamos un “libro de cuentas”, tal y como cuando somos comerciantes, que apuntamos lo que fiamos, lo que nos deben los clientes, similarmente tenemos todo un libro de cuentas en donde todo el mundo está anotado, con lo que creemos que nos deben de pagar moralmente y no lo han hecho. De esta forma malgastamos enormes cantidades de energía y por si fuera poco fortalecemos increíblemente el ego, es obvio que no estamos perdonando a los demás. Es necesario que eliminemos las múltiples formas de auto consideración interior, para que surja en nosotros un sincero perdón. Las Bienaventuranzas Algunas de las bienaventuranzas que encontramos en el capítulo 5 del Evangelio de Mateo, tienen el firme propósito de explicarnos las virtudes que necesitamos desarrollar, tanto para alcanzar la felicidad o bienaventuranza como para aprender a perdonar. “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la Tierra por heredad”. Ser mansos indudablemente abarca el no ser resentidos con nuestros padres, hijos, hermanos, compañeros de trabajo o escuela y en sí todo el conjunto de seres que nos rodean. Cómo podríamos ser mansos si en nuestro corazón abrigamos odio por la gente, por el simple hecho de que no están en conformidad con nuestra manera de sentir y pensar. Cómo podríamos ser mansos si creemos que todo el mundo nos ha pagado con moneda negra a toda la bondad que aparentemente hemos tenido. «Dice también el Evangelio del Señor: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la Tierra por heredad”. Ésta es otra cosa que nadie la ha entendido. “Bienaventurados”, dijéramos, los no resentidos, porque si uno está resentido, ¿cómo puede ser “manso”? El resentido se la pasa “haciendo cuentas”: “¡Ah, pero que yo le hice tantos y tantos favores, a este individuo; que yo, y yo, y yo, y yo, y le protegí, que le hice tantas obras de caridad, y vean cómo me ha pagado!”. “¡Ah, este amigo que tanto le serví, y ahora no es capaz de servirme!” He ahí, pues, las cuentas del resentido». (Samael Aun Weor. Los Secretos de la Luna). “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Otro problema que se presenta es que mientras nos encontremos inflados de orgullo y vanidad, por nuestro dinero, conocimientos, libros leídos, títulos universitarios, experiencia en la vida, etc., estaremos tan llenos de sí mismos que no tendremos un lugarcito para el Cristo íntimo. De esa manera no somos pobres en espíritu, somos los ricos no en dinero sino en orgullo. Con esos sentimientos de grandeza, no seremos capaces de ver el punto de vista ajeno, de comprender a los demás y por lo tanto jamás los perdonaremos. Muchos pleitos familiares, que el hijo o hija no le habla a su madre o padre y viceversa por años enteros, es tan sólo por puro orgullo, no damos nuestro brazo a torcer, nuestro familiar es quien tiene que humillarse ante nosotros. «Un hombre que está identificado con el dinero, con sus pleitos, con sus negocios, etc., ¿es acaso “pobre espíritu”? Un hombre que está identificado consigo mismo, que está lleno de imágenes de sí mismo en donde se siente grande, poderoso, sublime, inefable, etc., etc., ¿es acaso “pobre de espíritu”? ¡Es obvio que no! El que está lleno de sí mismo, no ha dejado un puestecito para Dios; entonces no es “pobre de espíritu”. (¿Cómo podría ser bienaventurado?). Miremos el orgullo, por ejemplo. No es solamente orgulloso el que tiene dinero; no es solamente orgulloso el que pertenece a una familia muy “popoff”, como se dice; no es solamente orgulloso el que tiene un flamante automóvil, que se siente feliz con él; hay otro orgullo; quiero referirme en forma clara al orgullo místico». (Samael Aun Weor. Los Secretos de la Luna). “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Da el golpe de gracia esta bienaventuranza, hablándonos claramente que, sólo siendo misericordiosos, sólo aprendiendo a ver el dolor ajeno y sentirlo como nuestro, es que la ley divina tendrá misericordia de nosotros. Indudablemente la forma en que debemos aprender a perdonar debe ser desde lo más profundo de nuestro corazón y no de manera superficial; debemos saber que existen cuarenta y nueve niveles en el subconsciente, por lo tanto, el trabajo que debe hacerse es arduo y profundo. Es por ello que el maestro Jesús nos advierte: “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”. (Mateo 18: 21-22). La ley del karma Esta parte del Padre Nuestro: “Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores” es toda una lección sobre la ley de causa y efecto, conocida en el oriente como la ley del Karma. Toda acción trae como consecuencia una reacción de igual magnitud que la realizada. De esta forma es que se establece un equilibrio en el universo. Si matamos, nos matan; si robamos, nos roban; si mentimos, nos mienten, etc., nada se escapa de esta ley. Aunque no hay que verla como un castigo, sino como una ley de compensación, ya que, si damos, recibimos; si bendecimos, se nos bendice; si ayudamos al prójimo, se nos ayudará; si damos de comer, jamás nos faltará alimento. Para comprender mejor esta ley hay que imaginarnos una balanza, donde en un platillo se colocan las buenas obras y en otro las malas, si las buenas obras son iguales a las malas, no pasa nada, las buenas obras compensan las malas; pero, si las malas sobrepasan a las buenas, entonces traeremos como consecuencia dolor, si las obras buenas sobrepasan a las malas, traeremos bienestar, salud y éxito. Dice un axioma hermético: “haz buenas obras para que pagues tus deudas”, por lo que, si perdonamos desde el fondo del corazón, eliminando esos miles de resentimientos que hemos creado y acabando con la auto consideración interior, obviamente seremos perdonados. «Si el platillo de las malas acciones pesa más, debemos poner buenas obras en el platillo de las buenas acciones con el propósito de inclinar la balanza a nuestro favor; así cancelamos Karma. Haced buenas acciones para que paguéis vuestras deudas; recordad que no solamente se paga con dolor, también se puede pagar haciendo el bien». (Samael Aun Weor. Mirando al Misterio). Práctica: Démonos el tiempo suficiente, dirigiendo nuestra atención consciente a través de la auto observación psicológica a nuestro mundo interior para descubrir a quién tenemos anotado en nuestro “libro de cuentas”, de la lista que logremos descubrir, tratemos de perdonar al último de la lista y esto quiere decir que debemos olvidar completamente el sentimiento de deuda. Esto lo haremos meditando, obviamente con el cuerpo y mente relajados, en el yo o yoes que intervienen en ese sentimiento de que nos deben, de que no nos han pagado como merecemos. «Escrito está que, en el trabajo esotérico gnóstico, solo es posible el crecimiento anímico mediante el perdón a los otros». (Samael Aun Weor. Psicología Revolucionaria). Escuchar práctica en audio: https://www.samaelgnosis.net/padre/07perdon.html Capítulo 8. La Tentación es Fuego “No nos dejes caer en tentación”. Las tentaciones son semejantes a los exámenes que se ponen en las escuelas, existen con el fin de saber si se ha aprendido la materia, sólo que la tentación es un examen a nivel moral, espiritual, mental, emocional, etc. Entre más fuerte sea una tentación, si esta es trascendida, vendrá una virtud más poderosa, bien cimentada, por eso está dicho: “La tentación es fuego, pero el triunfo en la tentación es luz”. Si analizamos esta parte de la oración del Padre Nuestro, veremos que solicitamos que se nos ayude a no caer en la tentación, pero en ningún momento pedimos no ser tentados. Por lo que aquí hay una gran enseñanza, ya que las tentaciones son necesarias para que al franquearlas brote la luz de la sabiduría. Toda tentación es puesta por la sencilla razón de que ya tenemos la capacidad de trascenderla, de otra forma no sería colocada, el que no pasemos una tentación no es porque no tengamos la capacidad, sino que es por negligencia o porque nos damos por vencidos por anticipado. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. (1 Corintios 10:13). Debemos entender que si aparece una tentación es porque tenemos la oportunidad de recibir un valor espiritual, un don, una virtud o un poder; pero que antes de ser entregado debe existir el examen para que demostremos que merecemos eso que pretende entregarse. Con estas reflexiones podemos entender por qué poéticamente se dice que el perfume de una rosa se saca del lodo de la tierra. «Hay, a propósito, una clave sagrada para defenderse de esas terribles tentaciones: el Padre Nuestro, fervorosamente orado y meditado sin apremio, y una gran fuerza de voluntad». (Samael Aun Weor. Logos Mantram Teúrgia). La Tentación descrita por los Iniciados Son muy descriptivas y llenas de enseñanzas las tentaciones narradas en los distintos libros sagrados del mundo, así como en maravillosas obras como la ópera Parsifal de Richard Wagner o la Flauta Mágica de Mozart; pero, sobre todo, son interesantes porque nos entregan las claves indispensables para pasar tales pruebas. El Fruto Prohibido En el Génesis es muy sabido como Eva (representación no de la mujer, sino de la tentación sexual) le ofrece al Adán bíblico (representación de todo ser humano, sea varón o mujer) el fruto prohibido. Muy interesantes son los símbolos que rodean este drama, la serpiente tentadora (el instinto sexual mal encausado), el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal (la sexualidad en sí misma), las hojas de higuera que se cocieron para cubrirse (los elementales de esta planta están relacionados con la fuerza creadora). El fruto prohibido no puede tratarse de algo literal, eso es incuestionable; la mayor parte de la humanidad intuye que se trata del mal uso de la sexualidad. Sólo así podemos entender que, por ese delito, el caer en la tentación, nos hayan expulsado del Edén o cuarta dimensión. El Parsifal El héroe del drama que escribiera Richard Wagner es asombroso, Parsifal tiene que enfrentarse a las “mujeres flores” que el mago negro Klingsor (el Yo psicológico) entrenara para hacer sucumbir con sus encantos y embelesos a los Caballeros del Grial (los estudiantes de gnosis) y que efectivamente lograra hacer fracasar a muchos de ellos, no obstante Parsifal sale victorioso de todas esas tentaciones. Más tarde, se le presenta la misma Kundry, símbolo de la tentación más sutil, no la grotesca y vulgar, sino la que se le presenta al aspirante a la luz, combinada con el sentimentalismo más sofisticado, a veces muy difícil de detectar y cómo nos conduce al fracaso. Muy interesante es cuando Kundry le menciona a Parsifal acerca de su desconocido padre y le recuerda el gran amor que le tenía a su madre, estableciendo así, en forma muy sutil, una asociación sexual; además se presenta vestida con un tentador traje al estilo árabe, con perfumes exóticos; aun así, Parsifal rechaza el beso terrible de Kundry triunfando sobre la tentación y eso le da el poder suficiente para derribar el castillo de Klingsor (el ego). Popol Vuh Este libro sagrado de los mayas nos relata las proezas realizadas por los gemelos divinos (los valores del Ser) en contra de los señores del inframundo (los agregados psicológicos), en una parte nos indica que tienen que atravesar un río de agua hirviendo y otro de sangre, representación de las tentaciones más fáciles de trascender, las que son identificadas a simple vista. Más tarde, con ayuda del mosquito Xan (la auto observación psicológica) logran evadir el engaño de los señores del inframundo (los yoes), los cuales querían que se quemaran las sentaderas al ofrecerles un trono de piedra que habían calentado previamente (las tentaciones más sutiles), hay que recordar que la piedra es el símbolo de la sexualidad. (Para más detalles ver libro: “Enseñanzas Secretas del Popol Vuh”). La Flauta Mágica Mozart, en su obra cumbre la Flauta Mágica, nos relata sobre una iniciación egipcia en un templo solar, describiéndonos todas las virtudes que se tienen que obtener para lograr la verdadera iniciación. En forma diamantina, acompañada de la música más exquisita, nos describe la prueba del silencio, que no es otra cosa que vencer la tentación, ya que hay que permanecer en silencio ante la mujer. La mujer es el símbolo de la tentación, porque se asocia a la belleza, pero representa la tentación tanto para el varón como para la mujer misma. Así como en el Parsifal y en el Popol Vuh, en la Flauta Mágica también se nos habla de tentaciones vulgares, como es el caso de estar en silencio ante las tres damas sirvientes de la reina de la noche; también se nos habla de las tentaciones más sutiles, el hacer frente al desgarrador lamento de Pamina, que trata de hacerlo hablar, o hacer caer en la tentación mediante el sentimentalismo más sutil. (Para más detalles ver libro: “La Flauta Mágica y la Iniciación”). El Pulque de Quetzalcóatl La caída de nuestro señor Quetzalcóatl es muy similar al drama del fruto prohibido de la biblia; ya que, así como fueron expulsados del Edén, Quetzalcóatl sale de la ciudad paradisiaca de Tula (la cuarta dimensión) por beber pulque junto a su esposa Quetzalpetlatl, emblema nuevamente de la tentación, tal como Eva de la mitología hebraica o Kundry del Parsifal de Richard Wagner. Dice la leyenda de los siglos que al embriagarse con el pulque (comer del fruto prohibido) se quedaron dormidos, es decir, se les durmió la conciencia, quedó enfrascada en los miles de defectos psicológicos. Otras tradiciones nos afirman que fue “Espejo Humeante” (Tezcatlipoca), su antítesis filosófica (el ego), quien, a través de engaños, pues así actúa la tentación, le dijera que con esa bebida rejuvenecería, se curaría y recobraría su vitalidad nuevamente. Así anduvo Quetzalcóatl durante mucho tiempo, perdido al igual que nosotros, lejos de la gnosis, hasta que por fin recuperó su camino a la tierra roja, tal como nosotros debemos reintegrarnos al camino que conduce hacia la luz de la sabiduría inmortal. (Ver el libro: “La Sabiduría de Quetzalcóatl”). José y la esposa de Potifar La historia de José es muy interesante, ya que su estudio nos permite aprender sobre la interpretación de los sueños, no obstante, cuando se relata su estadía en casa de Potifar (Génesis 39, 1-23), se nos entregan grandes enseñanzas sobre como pasar las tentaciones. José es vendido por los ismaelitas a un político egipcio llamado Potifar, es tan diligente y correcto José en todas sus tareas que el personaje egipcio le confía todos los aspectos de su casa y las actividades que había en ella, pero la esposa asediaba a José continuamente y tramó toda una serie de engaños para tener relaciones sexuales con él. José se refugia en Jehová y así pasa estoicamente las pruebas; obviamente, con este relato se nos enseña que, si nos acordamos de nuestro Dios interior profundo, es posible trascender las tentaciones. Cuando nos olvidamos de sí mismos (de nuestro Ser) ante el coqueteo o seducción del sexo opuesto es que terminamos adulterando. En el Corán (sura 12, aleyas 1-66) también aparece la tentación de José, añadiendo a la historia que ya conocemos, donde la esposa de Potifar invita a las mujeres que rumoreaban sobre su debilidad, les da un cuchillo muy filoso para que lo tomen con sus manos y llama a José, todas se cortan con el cuchillo sin querer al contemplar la belleza de José, en esta parte del Corán vemos claramente como la tentación es indistinta del sexo y cómo causa siempre dolor y sufrimiento al fracasar en ella. En la literatura persa realizada por el poeta Ferdousí, es aún más detallada la tentación, ya que se habla que además de sus encantos físicos, la mujer utiliza la magia para la tentación en un salón lleno de espejos donde se refleja por doquiera su belleza; por tanto, con los espejos mágicos se alegoriza los encantos de la fascinación sexual, ya que esta suele ser multifacética, por lo que es muy fácil dejarse llevar por ella. La tentación de Jesús «Recordemos aquella tentación de Jesús en el desierto, cuando Satán le dijo: “Todos estos reinos del mundo te los entregaré si te arrodillas y me adoras” (he ahí la tentación). Se le pedía a Jesús el Cristo que colocara la olla boca abajo, que no la colocara hacia arriba para recibir la Palabra Interior que viene de lo alto, sino que la colocara hacia abajo para escuchar las cosas externas, para escuchar, pues, el mundo de los sentidos externos». «De manera que, entonces, Jesús no cayó. ¿Por qué no cayó el Gran Kabir Jesús? Porque él estaba siempre alerta y vigilante, como el vigía en época de guerra; tenía la escudilla hacia arriba, no hacia abajo; estaba aguardando recibir el “alimento”». «Pero si él hubiera caído en tentación, es decir, si hubiera colocado la escudilla, la olla hacia abajo, hubiera escuchado palabras externas, cosas que vienen de afuera, cosas del mundo físico, no habría sido capaz de escuchar psicológicamente». (Samael Aun Weor. Cómo Aprender a Escuchar). Buda y las tres hijas de Mara En el camino hacia la iluminación, el gran maestro Buda tiene sus encuentros con muchos demonios (nuestros propios defectos psicológicos), el más poderoso es Mara, símbolo de la fuerza ciega negativa de la que provienen todos los defectos. Ante todos los esfuerzos de Mara por desviar a Buda, aparecen en escena sus tres hijas con la intención de seducirlo sexualmente, de diversas maneras tratan de hacerlo salir de su estado de auto control, ya a través de cantos, bailes, palabras y por supuesto artificios amorosos. Las tres hijas de Mara son los mismos tres traidores de Cristo, el demonio del deseo (Judas), el demonio de la mente (Pilatos) y el demonio de la mala voluntad (Caifás). Buda es impasible ante todas las astucias, enseñándonos que, para trascender las tentaciones, hace falta auto control, obtenido del dominio de nuestra mente, pues esta es la guarida del deseo. Krishna y la hija del rey de las serpientes En la India milenaria aparecen muchos iniciados que han dejado con su vida grandes enseñanzas y Krishna no es la excepción, él nos enseña una valiosa clave para trascender las tentaciones en el encuentro que tiene con Nysumba, la hija del rey de las serpientes. Esta mujer era una hechicera de gran poder y se rejuvenece con su nigromancia para tentar a Krishna, casi sin ropa, envuelta en preciosas joyas, humo de incienso y perfumes (símbolos de la fascinación sexual); con una mirada le lanza una llama sombría (el hipnotismo en que solemos caer al sumergirnos en la tentación). Krishna, por su parte, mira a la hija del rey de las serpientes con sus ojos que parecían fuego, como dos dagas penetrantes (la auto observación psicológica) y logra ver lo que realmente es la tentación: abismo, las serpientes, el deseo y la muerte. Al rechazarla, ésta pierde toda su belleza quedando vieja, arrugada y llena de ira. Esa es una clara muestra de lo que es la tentación, pero al estar fascinados únicamente vemos ilusiones. Tomás de Kempis Para comprender mejor como ha de trascenderse las tentaciones, Tomás de Kempis en su libro “Imitación al Cristo” (que, entre paréntesis, fue el mismo maestro Samael en una de sus pasadas existencias) nos dice: “1.- Mientras en el mundo vivimos, no podemos estar sin tribulaciones y tentaciones. Por lo cual está escrito en Job: Tentación es la vida del hombre sobre la tierra. Por eso cada uno debe tener mucho cuidado acerca de la tentación y velar en oración para que no halle el demonio lugar de engañarle, que nunca duerme sino busca por todos lados a quien tragarse. Ninguno hay tan santo, ni tan perfecto que no tenga algunas veces tentaciones; y no podemos vivir sin ellas”. Aclara enfáticamente que la tentación es parte de la vida de todos los seres humanos, no importa el nivel del Ser o moral en el que nos encontremos. Cuando Tomás de Kempis nos habla de “velar”, es lo que en la gnosis llamamos el “Estado de Alerta”, vivir como vigías en época de guerra, siempre atentos, pero no al mundo exterior, sino al interior, a nuestras emociones y pensamientos. El enemigo o demonio no está fuera de nosotros, sino dentro, son nuestros miles de egos que buscan adueñarse de nuestra vida ante el menor descuido. “2.- Más las tentaciones son muchas veces utilísimas al hombre, aunque sean grandes y pesadas; porque en ellas es uno humillado, purgado y enseñado. Todos los santos por muchas tribulaciones y tentaciones pasaron y aprovecharon. Y los que no las quisieron sufrir y llevar bien, fueron tenidos por malos y desfallecieron. No hay orden, ni religión tan santa, ni lugar tan secreto, donde no haya tentaciones ni adversidades”. En cada tentación hay que poner mucha atención, ya que siempre es puesta en las partes más débiles del ser humano, en donde fallamos más frecuentemente, por lo que nos da una pauta a seguir en el trabajo interior. Por ende, si permanecemos atentos a nuestro interior a través de la Auto Observación psicológica, podremos descubrir a través de las tentaciones qué es en lo que tenemos que trabajar con urgencia inaplazable. Aunque parezca increíble en las tentaciones hay una didáctica, una pedagogía o método de enseñanza del trabajo interior que tenemos que llevar a cabo. “3.- No hay hombre seguro del todo de tentaciones mientras viva; porque en nosotros mismos está la causa de dónde vienen, puesto que nacimos con la inclinación al pecado. Pasada una tentación o tribulación, sobreviene otra; y siempre tendremos que sufrir, porque se perdió el bien de nuestra primera felicidad. Muchos quieren huir de las tentaciones y caen en ellas más gravemente. No se puede vencer sólo con huirlas; con paciencia y verdadera humildad nos hacemos más fuertes que todos los enemigos”. Muy interesante resulta el hecho de que siempre existirán las tentaciones, que nunca se terminarán, por lo que jamás debemos de bajar la guardia, dentro de sí mismos existen miles de creaciones psicológicas negativas que nos llevan a fracasar. Si la perfección no tiene límites ni orillas jamás, por lo tanto, las tentaciones siempre existirán. La senda hacia la luz es como nadar contra la corriente, si suponemos que ya hemos alcanzado un progreso espiritual, entonces esta se detiene y quien deja de nadar en el río de la vida, retrocede; por eso, es muy importante nunca dar por sentado que ya hemos avanzado. Evadir las tentaciones, tratar de darle la vuelta, ignorarlas y pensar que estas desaparecerán por sí solas es un grave error. Más bien, hay que “agarrar al toro por los cuernos”, se requiere de interiorizarnos seriamente, revisar con suma paciencia nuestra conducta, emociones y pensamientos, con el fin de tener la capacidad de trascenderlas. “4.- El que solamente quita lo que se ve, y no arranca la raíz, poco aprovechará; antes tornarán a él más presto las tentaciones, y se hallará peor. Poco a poco, con paciencia y buen ánimo, vencerás, con el favor divino, mejor que con tu propio conato y fatiga. Toma muchas veces consejo en la tentación, y no seas desabrido con el que está tentado; antes procura consolarle, como tú lo quisieras para ti”. Si algo nos caracteriza en esta época es la superficialidad, en la que constantemente todo lo queremos rápido y fácil, como si se tratara de solamente agregar agua y quede arreglado el asunto. Solemos tomar actitudes ligeras con las cuales creemos solucionar el problema de la iluminación, perfección o iniciación, como por ejemplo el dejar de comer carne, si bien no es ningún delito, el problema es cuando ya nos creemos muy buenos con sólo dejar de hacerlo. Al respecto, el maestro Jesús nos advierte: “No lo que entra en la boca contamina al hombre; más lo que sale de la boca, esto contamina al hombre” (Mateo 15:11). A veces el varón se le da por vestirse de blanco, se deja crecer la barba y el cabello, que eso tampoco es ningún crimen, no obstante, si pensamos que con eso ya estamos avanzando en el camino a la espiritualidad, pues estamos muy equivocados. Con estas actitudes erróneas nos convertimos en los “sepulcros blanqueados” que nos mencionara el maestro Jesús, muy bellos por fuera, pero por dentro llenos de robo e inmundicia. Tomás de Kempis también nos sugiere que, a través del servicio desinteresado por la humanidad, este puede influir para ayudarnos a tener la suficiente fuerza como para trascender las tentaciones, ya que quien da recibe y entre más da más recibe; así que si ayudamos a los demás con la enseñanza gnóstica para que puedan auxiliarse en sus tentaciones, entonces seremos ayudados como consecuencia. 5.- El principio de toda tentación es la inconstancia del ánimo y la poca confianza en Dios. Porque con la nave sin timón la llevan a una y otra parte las olas; así el hombre descuidado y que desiste de su propósito es tentado de diversas maneras. El fuego prueba al hierro y la tentación al hombre justo. Muchas veces no sabemos lo que podemos; más la tentación descubre lo que somos. Debemos pues velar principalmente al venir la tentación; porque entonces con más facilidad es vencido el enemigo, cuando no se le deja pasar de la puerta del alma, y se le resiste en el umbral luego que llama. El estado de alerta novedad es imprescindible, cuando vivimos en un estado de asecho, atentos al mundo psicológico, tenemos la oportunidad de no fracasar. Las impresiones que recibimos del mundo exterior penetran por la ventana de nuestros cinco sentidos y llegan a nuestra mente. Nuestra mente entonces reacciona ante los impactos del mundo exterior, en forma de ira, lujuria, orgullo, pereza, gula, envidia y codicia. Sin embargo, si ponemos atención a la entrada de las impresiones y las transformamos, lograremos que no causen estragos en nuestro mundo interior. Para lograrlo, tal como Tomás de Kempis nos enseña, debemos primero: No olvidarnos de Dios, es decir, de nuestro Padre interno, lo que llamamos en la Gnosis el “Recuerdo de sí”, y si le añadimos a tal estado de conciencia la comprensión, tendremos entonces la capacidad de transformar estados negativos en luz y sabiduría. Porque primeramente se ofrece al ánima sólo el pensamiento sencillo; después la importuna imaginación; luego la delectación, y el torpe movimiento, y el consentimiento. Y así se entra poco a poco el maligno enemigo, y se apodera de todo por no resistirle al principio. Y cuanto más tiempo fuere un perezoso en resistir, tanto se hace cada día más flaco, y el enemigo contra el más fuerte. Si bien siempre es posible trabajar con las consecuencias de dejar pasar las impresiones en forma mecánica y estas se transformen en diferentes agregados psicológicos, esto siempre será mucho más difícil de destruir; mejor sería no permitir esos daños, transformando las impresiones en la puerta de entrada a través de un choque consciente. Se trata de vivir una alquimia o procesos de incesante transformación psicológica, tratando de ver el mundo no como algo grotesco, denso y material, sino más bien como es. Ahora bien, los sentidos captan el mundo a manera de impresiones, estas son internas, por lo que el cambio es interior y no exterior. “6.- Algunos padecen grandes tentaciones al principio de su conversión y otros al fin. Pero otros son molestos por casi toda su vida. Algunos son tentados blandamente, según la sabiduría y el juicio de la Divina Providencia, que mide el estado y los méritos de los hombres, y todo lo tiene ordenado para la salvación de sus escogidos”. Se debe reflexionar que en cada tentación hay un método de enseñanza, ya que son autorizadas por la Madre Divina y por el Ser antes de que sean enviadas; si bien en cada uno se da en diferente medida y tiempo, esto se debe a que todos somos diferentes espiritualmente. Por lo que entre más fuertes sean puestas, quiere decir que estamos más preparados para seguir adelante en esa senda espiritual, en lugar de quejarnos, debemos entonces redoblar esfuerzos y combatir al eterno enemigo de la noche. 7.- Por eso no debemos desconfiar cuando somos tentados; sino antes rogar a Dios con mayor fervor que sea servido a ayudarnos en toda tribulación; el cual, sin duda, según el dicho de San Pablo, nos dará el auxilio junto con la tentación para que la podamos resistir. Humillemos pues nuestras almas bajo la mano de Dios en toda tribulación… las tentaciones y adversidades se ve cuando uno ha aprovechado; y en ellas consiste el mayor merecimiento y se conoce mejor la virtud. Uno de los obstáculos más grandes a vencer es el orgullo, el sentirnos grandes, poderosos y lo que es peor, creernos llenos de virtudes. Esto es un problema muy grande debido a que, al estar en ese estado, entonces se hace imposible un cambio, ya que pensamos ¿para qué cambiar? Si ya estamos bien. Sólo quienes reconocemos nuestra miseria interior, el saberse que somos nada, cuando nos damos cuenta de las innumerables creaciones psicológicas negativas que llevamos, es entonces que surge la necesidad de transformarnos. No es mucho ser un hombre devoto y fervoroso cuando no siente pesadumbre más sin el tiempo de la adversidad se sufre con paciencia, esperanza es de provecho. Algunos no se rinden a grandes tentaciones, y son vencidos a menudo en las menores y comunes, para que, humillados, nunca confíen en sí en cosas grandes, siendo flacos en las pequeñas. Debemos poner atención a los detalles de la vida cotidiana, nos enoja ver a ciertos políticos que roban cantidades estratosféricas de dinero al pueblo, pero nosotros también robamos en muchas ocasiones y lo justificamos de igual manera que ellos; nos dan cambio de más en la tienda y no lo regresamos, pedimos prestado dinero, un libro o un lápiz y estos jamás vuelven a su dueño. Si con lo pequeño no podemos, menos aún lo haremos con lo grande, por tal motivo, en Mateo 5: 27-28, el maestro Jesús nos advierte lo siguiente: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. Esto nos demuestra que el trabajo esotérico gnóstico que nos puede transformar se lleva a cabo de momento en momento y de instante en instante. Primer Choque Consciente Con el fin de poder trascender las tentaciones, vamos a integrar a nuestra forma de vivir el primer choque consciente, el cual consiste en poner en la entrada de las impresiones un “órgano” transformador de las mismas. Este consiste en colocarse en el tercer estado de conciencia el “Recuerdo de Sí” sumándole la comprensión creadora. Si en la calle nos encontramos con una persona del sexo opuesto provocativa y nos identificamos con la mirada, llegarán tales impresiones a la mente reaccionando con morbosidad, fortaleciendo increíblemente los yoes de la lujuria, puerta de entrada a los más graves errores. Si en ese instante estamos en estado de alerta novedad y comprendemos que la belleza es pasajera, si aquella persona le aumentamos unos 30 o 40 años más, todo eso que nos identifica se desvanecerá, quedando transformadas las impresiones en control sobre sí mismos y logrando así vencer la tentación sexual. La transformación de este tipo de impresiones sería un hecho, si nos colocáramos en Recuerdo de Sí y comprendiéramos a fondo estas palabras de Buda: “Contemplad este bello cuerpo, masa de dolores, montón de grumos, trastornado, en el que nada dura, nada persiste. Decadencia para este cuerpo, nido de enfermedades, perecedero. Esta putrescible masa se destruye. Verdaderamente, la vida acaba en la muerte. Como vacías calabazas en otoño son estos resecos huesos. ¿Qué placer hay en mirarlos? Este cuerpo es una ciudadela hecha de huesos cubiertos de carne y sangre en donde se almacenan el envejecimiento y la muerte, el orgullo y el engaño”. (Dhammapada V147-150). Si nos insultan recibimos impresiones audibles y visuales, y al llegar a la mente esta reacciona en forma de ira. Pero si en ese instante nos colocamos en recuerdo de sí y comprendemos que somos nosotros los que damos valor a las palabras y no les damos valor alguno, entonces son transformadas esas impresiones en comprensión hacia el prójimo. Si por el contrario nos alabaran, las impresiones al llegar a la mente generarían reacciones en forma de orgullo, alimentando enormemente este ego. Si nos ponemos alerta, en el tercer estado de conciencia y comprendemos en ese instante que somos una insignificante partícula de polvo en relación con el universo, tales impresiones se transformarían en humildad verdadera. «Si mediante la comprensión del trabajo ustedes pueden aceptar la vida como trabajo, realmente, esotérico, entonces estarán en un estado constante de recuerdo de sí mismos». «Este estado de conciencia de sí, los llevará a ustedes, naturalmente, al terreno viviente de la transformación de las impresiones, y así, normalmente (o supra normalmente, mejor dijéramos), al de una vida distinta, en lo que a ustedes naturalmente respecta». «Es decir, ya la vida no obrará más sobre todos ustedes, mis queridos hermanos, como la hacía antes; comenzarán ustedes a pensar y a comprender de una manera nueva; y éste es el comienzo, naturalmente, de su propia transformación». (Samael Aun Weor. La Transformación de las Impresiones). Escuchar práctica en audio: https://www.samaelgnosis.net/padre/08tentacion.html Capítulo 9. El Mal “Y libranos de todo mal”. Existe una incesante lucha entre el bien y el mal, en un ajedrez vemos cuadros blancos y negros simbolizando ese combate entre estas potencias y lo encontramos alegorizado en muchos libros sagrados, por ejemplo, en el Popol Vuh, nos muestran a los señores del inframundo Xibalbá (nuestros defectos psicológicos) luchando en el campo de la bola religiosa o juego de pelota (la misma vida) contra los Señores Magos o Ahpú (los valores del espíritu). El símbolo chino del Yin Yang también lo señala, la luz y las tinieblas en eterno combate. A lo largo del mundo hallamos centenares de alegorías que lo ilustran, como la que encontramos en Hércules luchando contra la Hidra de Lerna. A veces nos podríamos preguntar por qué se permite que las fuerzas del mal existan, por qué las fuerzas divinas no las desintegran para siempre y listo, nos quitamos los problemas. La respuesta es: que se necesita el contraste, la lucha para perfeccionarse. Si no tuviéramos tinieblas contra quien combatir, ¿cómo podríamos saber qué es la luz? ¿Cómo lograrían florecer las flores más exóticas de las virtudes del alma? Es precisamente cuando todo se complica, cuando parece que el mundo se nos viene encima, cuando existe la posibilidad más favorable para auto conocernos. «Cuando surgen ataques contra el Centro Emocional Inferior, se sufre íntegramente; aparecen, en nuestro sendero, en nuestro camino, gentes que nos hieren, que clavan el puñal en el centro Emocional Inferior, sentimos que nos torturan el corazón. Claro, hay tendencia siempre a reaccionar contra aquéllos que en una o en otra forma nos hieren; tenemos esa marcadísima tendencia a la reacción y si reaccionamos, se vigoriza el Centro Emocional inferior, ¡y eso es gravísimo!». «Sin embargo, cada lucha contra las emociones inferiores tiene ciertas ventajas. Una de ellas es, precisamente, la más importante: es que surge (como resultado del conflicto aquél, contra las emociones, de las palabras que nos hieren) nuestro Ser Individual, producto de la lucha, del esfuerzo. Este Ser individual surge (vigoroso, directo) a la manifestación, y es obvio que unifica todas nuestras funciones. Nuestros centros, que antes marchaban disparatados, unos en contra otros, se integran maravillosamente. Es mediante esa lucha que se hace contra las Emociones Inferiores, es mediante esos super esfuerzos objetivos y centrales (no indirectos ni unilaterales), como se consigue en verdad la individualidad potente y la integración del Ser». (Samael Aun Weor. El Autoconocimiento del Ser). En otras épocas, cuando todo era más armónico, los aspirantes a la senda interior, para tener un gimnasio psicológico idóneo para descubrirse, en ocasiones hasta tenían que pagar a alguien para que los insultara y así poder descubrir sus defectos; ahora sobran los gimnasios donde se establece la lucha y podemos auto descubrirnos. Nos dice el maestro de maestros: “¡Ay del mundo por los tropiezos!, porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!” (Mateo 18:7), los obstáculos son necesarios, ya que en ellos el discípulo, si trabaja sobre sí mismo, entonces se fortalece, no obstante, nos advierte que, si bien tienen que existir y pueden aprovecharse, hay que tener cuidado de provocarlos, ya que al ser el origen de ellos nos acarreamos consecuencias negativas (karma). Hoy en día las fuerzas tenebrosas han alcanzado a penetrar en todos los niveles sociales, en los medios de comunicación, en la cultura, en la ciencia y hasta en la religión. Esto hace que sea muy difícil siquiera darse cuenta de que nos encontramos en el camino siniestro, estamos más negros que el carbón, pero nos creemos las más blancas palomas. ¿Dónde se encuentra el mal? Nos imaginamos que el mal sólo se halla en los aquelarres con sus zánganos y brujas de mal agüero, consideramos que la brujería son cosas con muñecos del vudú y hechizos con pócimas extrañas, efectivamente encontramos magia negra y brujería en todo eso antes mencionado, aun así, la maldad está mucho más cerca de lo que imaginamos. Resulta sorprendente el darnos cuenta de que la magia negra existe en la ciencia cuando la usamos para inventar bombas mortíferas, aviones de alta tecnología, etc., con el único fin de matar a nuestros semejantes, de infundir miedo, de asesinar en muchas ocasiones a seres inocentes; si la magia negra es el uso de fuerzas de la naturaleza en contra del bienestar del ser humano, ¿acaso esto no es magia negra? Por supuesto, y de la peor calidad. Resulta ridículo que organismos o gobiernos que supuestamente promueven la paz acepten matar gente con métodos sólo por ellos autorizados, pero si usan métodos no autorizados, entonces cometen falta. Matar es matar, las guerras son crueles y despiadadas, no podemos justificar que con tales armas sí se pueda y con otras no, al final eso es asesinar, aun si fuera con un pedazo de madera. Magia negra la tenemos en los medios de comunicación que, a través de las noticias, películas, series, novelas y programas, nos inducen a que aceptemos un falso orden de las cosas, que aprobemos el adulterio, la sexualidad de tipo inferior, la crueldad y hasta el homicidio, ante el visto bueno de todos; ¿acaso eso no es influir negativamente sobre la humanidad? Magia negra la encontramos en muchas de las reuniones que hacemos hoy en día, donde dejamos que libremente circule el alcohol, las drogas, los vicios, la promiscuidad, el relajamiento de toda ética y moral, eso nos lleva a cometer muchos errores, entre los cuales resultan hijos no deseados sólo por un momento de placer; ¿acaso eso no es inducirnos al vicio? Siendo este uno de los objetivos principales de la Logia Negra. Magia negra hay en una mujer o varón cuando cautiva con sus embelesos a otros seres humanos inexpertos, seduciéndolos y conduciéndolos por el camino de la degeneración, sin darse apenas cuenta de que actúa como un hechicero de gran poder, utilizando negativamente las fuerzas magnéticas sexuales con el único propósito de satisfacer sus pasiones animales; ¿acaso eso no es una especie de hipnotismo? El hacerse dueño de la voluntad ajena. Magia negra existe en nosotros cuando coaccionamos la voluntad de los demás, queriendo que se haga lo que creemos está bien, lleno de defectos psicológicos queremos que el mundo entero marche como nosotros pensamos. Solemos coaccionar la voluntad de los hijos y metiéndoles miedo no permitimos que busquen su propia vocación; ¿acaso eso no es ser carceleros de la voluntad ajena? Hay magia negra en el intelecto mal usado, de hecho, el peor de los filtros de la magia negra es el intelecto puesto al servicio del mal. Es por las dudas que dejamos sembrar en nuestra mente que muchos abandonamos el camino, quedamos embelesados, seducidos por las palabras bonitas y las teorías fascinantes que nos conducen al fracaso; ¿acaso eso no es encaminar al ser humano a la maldad? «El estudiante esotérico se defenderá de todos esos malsanos y desviados intelectualismos escuchando la voz de su propio corazón, como explorador de los caminos de la luz, como aspirante de los mundos superiores, y la voz de sus sentimientos y de su propia e íntima divinidad; su Dios interno». (Samael Aun Weor. Logos Mantram Teúrgia). Existe magia negra, incluso con toda la maldad que tenemos, en el estar empeñados en realizar viajes al espacio, y nos preguntamos: ¿Qué mal puede ser que intentemos conquistar el espacio? A lo que respondemos: El espacio es sagrado, pues allí tiene que existir un orden de tipo superior, existen humanidades en altísimo grado de desarrollo espiritual. Querer conquistar el espacio sin disolver el ego, es tratar de exportar a otros mundos nuestra codicia, asesinatos, envidia, lujuria y maldad; ¿Acaso no es suficiente con querer destruir nuestro mundo? Al orar y suplicar que nos ayuden a liberarnos del mal, imploramos que se nos proteja de tantas fuerzas negativas que existen hoy en el mundo y que nos conducen al error, que se nos apoye para trascenderlas, para salir bien librados de ellas. El Mal dentro de Nosotros El mal se encuentra fuera, pero también lo encontramos en abundancia en nuestro interior, sólo que hemos perdido la capacidad de percibirlo. Recordemos lo que nos dicen tan atinadamente los maestros de la sabiduría oriental al afirmar que tres caminos nos llevan al abismo: La lujuria, la codicia y la ira; como podremos darnos cuenta estos son defectos que corresponden a nuestro mundo interior. Sócrates por su parte nos confirma, que es dentro de sí mismos donde debemos emprender la más cruenta de las luchas contra el mal: “Las verdaderas batallas se libran en el interior”. En las diferentes culturas, en sus épocas de esplendor, como lo podemos evidenciar en la cultura egipcia y tibetana, siempre tuvieron el conocimiento de la “Doctrina de los Muchos”, la cual sostiene que no tenemos individualidad, que en realidad somos legión o multiplicidad de errores, tal como lo podemos corroborar cuando el maestro Jesús interroga al endemoniado gadareno: “Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos” (Marcos 5: 8-9). Dentro de cada persona viven muchas personas (Yoes), cada una con sus compromisos e intereses. Si nos analizamos un poco, descubriremos muchas contradicciones que demuestran que no somos la misma persona ni siquiera media hora. Hemos permitido que con el paso del tiempo el mal se desarrolle en nosotros: “No penséis con ligereza sobre el mal diciéndoos "no vendrá a mí". Igual que un cántaro se llena gota a gota, del mismo modo el necio, acumulándolo poco a poco, se llena de maldad” (Dhammapada 121). Existen aproximadamente diez mil defectos psicológicos en cada ser humano, cada uno de ellos pone un pensamiento en nuestro centro intelectual y un sentimiento en nuestro centro emocional, a pesar de todo, estamos seguros de que todos los pensamientos y sentimientos son nuestros. El enemigo más grande es el que hemos dejado desarrollarse en nuestro interior con nuestros vicios y deseos malsanos, por ende, contra quien debemos luchar es consigo mismos, “El que domina su cólera domina a su peor enemigo” (Confucio). Si analizamos el origen de una gran cantidad de nuestras enfermedades, descubriremos que tienen su origen en la manifestación de estos Yoes-demonios que hemos creado a lo largo de la vida y que alimentamos como si fueran nuestros hijos. No es desconocido para nuestros médicos como repercute, por ejemplo, los corajes en nuestro estómago. Las emociones negativas que solemos manifestar se convierten en venenos celulares que nos dañan irremediablemente. Un gran susto, una fuerte preocupación mental, una noticia negativa inesperada, puede desencadenar un gran número de malestares orgánicos. Los divorcios, los conflictos, las discusiones tienen su origen en estos agregados psíquicos; con justa razón, en el Popol Vuh, los mayas nos advierten que los “Señores del Inframundo” (Xibalbá) son los causantes de las enfermedades, guerras, conflictos y muerte. No estaban equivocados, pues esos siniestros personajes los llevamos todos en nuestro interior. «La raíz de toda amargura es el Yo. La raíz de la ignorancia es el Yo. Nacer es dolor, morir es dolor, vivir es dolor, realmente el Yo es el origen del dolor». (Samael Aun Weor. Supremo Gran Manifiesto Universal del Movimiento Gnóstico). Séptima petición En la última petición del Padre Nuestro estamos solicitando ayuda para combatir esas fuerzas tenebrosas que moran tanto fuera como dentro de nosotros. Debemos aceptar que somos infelices criaturas condenadas a la pena de vivir, que somos espantosamente débiles y que requerimos el auxilio de lo divinal. La lucha contra las fuerzas tenebrosas ha sido representada por el Arcángel Miguel contra Lucifer, la de Horus contra Seth y sus demonios rojos, la de Rama contra Rávana y los Ráxasas; debemos considerar que tales enfrentamientos no son mera mitología o algún relato del pasado, son eventos que tienen que ser vividos aquí y ahora. Debemos convertirnos en David y luchar contra las fuerzas tenebrosas representadas por Goliat, la lucha es a cada momento de nuestra vida, pues ahí se encuentra la posibilidad de vencerlas. Amén Finaliza la oración del Padre Nuestro con la palabra hebrea amén; su traducción más común es: “así sea” o “verdad”. Es una palabra que tiene muchos otros significados como: fiel, confiable, seguro, etc., todos relacionados con lo divinal. El maestro Jesús en algunas de sus enseñanzas empieza con esa palabra dándole el sentido de “verdad” e inclusive el Apocalipsis lo asocia al mismo maestro Jesús: “Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios” (Apocalipsis 3:14). Podríamos interpretarlo, en este caso, al finalizar esta oración, como la solicitud de que se cumplan, realicen y materialicen nuestras peticiones de acuerdo con la ley divina, pero nunca a nuestra voluntad. Belilin Belilin Indudablemente la oración del Padre Nuestro en meditación es una herramienta formidable de defensa contra los tenebrosos que llevamos tanto en nuestro interior como en nuestro exterior, así mismo el maestro Samael nos entrega otra oración que podemos realizar en momentos en los cuales nos sintamos en peligro. Se relaciona con un canto mántrico donde se invoca a Belilín, el cual se refiere precisamente a nuestro real Ser interior profundo, a nuestro Padre que está en secreto. «Ahora voy a enseñaros los mantrams más poderosos para defenderos de las potencias de las tinieblas, oídme»: “Belilin, Belilin, Belilin, ánfora de salvación, quisiera estar junto a ti. El materialismo no tiene fuerza junto a mí. Belilin, Belilin, Belilin”. «Estos mantrams se los debo al ángel Aroch, al ángel de mando. Con ellos podéis defenderos de las tinieblas y del abismo». (Samael Aun Weor. Lección mántrica). Escuchar práctica en audio: https://www.samaelgnosis.net/padre/09belilin.html Capítulo 10. Meditación en el Padre Nuestro «De todas las oraciones la más poderosa es el Padre Nuestro. Y el gnóstico da extremada importancia a esta oración porque sabe que ella es una gran oración mágica de gran poder». (Samael Aun Weor. Matrimonio Perfecto de Kínder). La falta de resultados concretos al realizar nuestras oraciones, no se encuentra en la oración misma, sino en el cómo la realizamos, siendo estériles los rezos mecánicos que acostumbramos a realizar la mayoría de la humanidad, sin importar el credo. Algunas veces hasta parece que nos ponemos en “piloto automático” y el cuerpo físico se queda solo repitiendo incesantemente, sin conciencia alguna, como si fuera un robot programado. Aquí no funciona lo que ahora llamamos como “multitarea”, es decir, el hacer varias cosas a la vez, como lo es dejar la máquina humana orando mientras vemos la televisión, escuchamos la radio, tenemos encendido los medios de comunicación modernos lanzando alertas, etc., todo esto es un completo desatino. Afortunadamente el maestro Samael Aun Weor nos enseña la didáctica para convertir el Padre Nuestro en toda una fórmula de inmenso poder, cuyo principal objetivo es ser orientados por el Padre que todo lo sabe. El maestro en forma muy clara y objetiva nos describe los pasos a seguir para realizar un Padre Nuestro bien hecho en su libro “Tratado Esotérico de Astrología Hermética”, veámoslo: «La meditación en el nombre de Hari (el Ser), nos permite experimentar lo real, lo verdadero». Meditar es “buscar información libre de toda actividad mental”, y si esto lo fusionamos concentrándonos en el Padre que está en secreto, nos llevará a dejar la dualidad de la mente, es decir, lograr un estado mental que sea capaz de recibir sin reaccionar, donde la mente se escape del batallar de las antítesis. En ese estado de relajación y quietud, adviene lo real, la verdad; la esencia se escapa de la influencia del ego y se une al Ser en forma momentánea, experimentando el éxtasis místico trascendental; el pasado y el futuro se disuelven, quedando todo en un eterno ahora. Hari es un nombre dado a la divinidad en la India, se traduce como “El que quita”, entendiéndose como el que es capaz de quitar el velo de la ignorancia, fanatismo y error dentro de nosotros si nos acercamos a él. «Es necesario aprender a orar el Padre Nuestro, aprender a parlar con Brahama (el Padre) que está en secreto». Todos nos encontramos con mucha incertidumbre en los múltiples hechos de la vida cotidiana, se presentan una innumerable serie de obstáculos y muchas son las ocasiones en que perdemos el rumbo, pareciera que todos los caminos conducen al desierto. En realidad, la solución está muy cerca de nosotros, tan cerca que está dentro de sí mismos. El Padre es omnisciente (todo lo sabe), al ser una chispa emanada de aquello que no tiene nombre, es obvio que tiene toda la sabiduría que necesitamos. Lo único que tenemos que hacer es aprender a ponernos en contacto con el Padre y lo logramos buscando un estado interior adecuado para realizar el Padre Nuestro en una oración verdaderamente científica; si estamos distraídos, absortos en nuestros pensamientos, no es el estado interior deseado, el maestro Buda nos da la clave: “No os recreéis en la negligencia. No intiméis con los placeres sensoriales. El hombre que medita con diligencia verdaderamente alcanza mucha felicidad” (Dhammapada 27), se requiere entrar en un estado de espiritualidad, de fe solar, devoción y añadirle emoción positiva. «Un solo Padre Nuestro bien orado y sabiamente combinado con la meditación, es toda una obra de alta magia». No es necesario que aprendamos latín, griego, hebreo o sánscrito, tampoco es indispensable que leamos grandes volúmenes de magia. Cuando realizamos un Padre Nuestro con infinito fervor místico, podemos influir en todas las dimensiones de la naturaleza. Según el sabio Novalis magia es: “el arte de influir conscientemente sobre el mundo interior”, cuando aprendemos a orar, estando en el más completo Recuerdo de Sí, con la mente en imponente silencio, somos capaces de influir sobre nuestra naturaleza y eso es verdadera magia. «Un solo Padre Nuestro bien orado se hace en una hora de tiempo o en algo más de una hora». La superficialidad de esta época degenerada en que vivimos es un mal muy grande; todo lo queremos rápido y fácil. Inclusive en algunas ocasiones, hasta queremos poner una grabación para que haga el Padre Nuestro por nosotros todo el día, esperanzados en que con esto mejorará nuestra vida; grave error, se requiere de dirigir nuestra conciencia en la oración, tratar de desentrañar los misterios que están encerrados en ella. Lo mismo sucede con los mantram o sonidos sagrados, si se repiten en forma mecánica, no tienen valor alguno, para que funcionen se requiere indispensablemente añadir el ingrediente de la conciencia y emoción positiva. Realizar el Padre Nuestro a “quinientos kilómetros por hora” es algo improductivo, sin repercusiones de ninguna especie a nivel espiritual, no sirve de nada, aunque hagamos dos, tres o diez Padres Nuestros a toda prisa, el resultado es nulo. Un solo Padre Nuestro “bien orado”, requiere cuando menos de una duración de una hora; es una forma de decir que no basta hacerlo prontamente, no se debe medir el tiempo cuando meditamos, sin embargo, verdaderamente hace falta poner profundidad en ello. «Después de la oración hay que saber aguardar la respuesta del Padre y esto significa saber meditar, tener la mente quieta y en silencio, vacía de todo pensamiento, aguardando la respuesta del Padre». Ser guiados por el Padre que está en secreto es posible, cuando se presenta alguna situación desagradable, importante o difícil, lo más indicado es relajar el cuerpo y la mente, orar el Padre Nuestro muy despacio y luego quedarnos en silencio, sin concentrarnos en nada, sin dirigir nuestra atención a nada, solo silencio. Lo que intentamos con ello es obtener la respuesta del Padre; al decir “respuesta” no hablamos de escuchar voces en la meditación, ni tampoco que un anciano venerable baje del cielo con un antiguo pergamino. Más bien, nos referimos a escuchar “La voz del silencio” que nos describiera la maestra Blavatski o los famosos “intuitos” de Don Emmanuel Kant. Por ende, la respuesta llegará a través de corazonadas, no basta una meditación para lograrlo, requeriremos de varias meditaciones, quizás decenas de ellas o las suficientes hasta que gradualmente tengamos muy en claro lo que tenemos que hacer. La respuesta llegará a través del trabajo interior, en forma natural y espontánea, sin espectacularidades, nada de rayos y centellas, como cuando llega la calma después de una tempestad, como cuando amanece después de una larga noche. «Cuando la mente está quieta por dentro y por fuera, cuando la mente está en silencio por dentro y por fuera, cuando la mente se ha libertado del dualismo, entonces viene a nosotros lo nuevo». Uno de nuestros más graves problemas es la mente; no quiere decir que no sea útil, realmente es un instrumento maravilloso cuando se pone al servicio del espíritu; lamentablemente en esta época carente de valores místicos, desde temprana edad la ponemos al servicio de los miles de defectos psicológicos, creando un verdadero monstruo atormentador. Todo el día y la noche se encuentra en un eterno batallar de las antítesis; fuera de su condición natural. La mente debería ser comprensiva, tranquila, receptiva; pero es todo lo contrario, reacciona incesantemente a los impactos del mundo exterior. Una palabra de crítica, por ejemplo, basta para crear toda una tempestad interna, desgastando grandes cantidades de energía y fortaleciendo decenas de agregados psíquicos, como la ira, el amor propio, la venganza, etc. Una mente así no es útil para el Ser, de hecho, no solo no es útil, sino que hasta es un inconveniente. «Es necesario vaciar la mente de toda clase de pensamientos, deseos, pasiones, apetencias, temores, etc., para que venga a nosotros la experiencia de lo real». «La irrupción del vacío, la experiencia en el vacío iluminador, sólo son posibles cuando la esencia, el alma, el budhata, se libera de la botella intelectual». Por lo que necesitamos aprender a tranquilizarla a través de las milenarias técnicas como las frases enigmáticas (Koanes), para ello nos concentramos en una frase que la mente no la pueda resolver y así desfallecida nos dejará en paz, por ejemplo: “No es la Mente, no es el Buda, no es nada”; también vocalizando sonidos sagrados (mantram) podremos apaciguarla, uno de ellos es: “Gate Gate Paragate Parasamgate Bodhi Swaja”. Sólo en la quietud e imponente silencio de la mente es que la esencia puede escaparse y fusionarse con el Ser, es así como se experimenta la verdad, lo real, lo nuevo. «La esencia está embotellada entre el tremendo batallar de los opuestos frío y calor, gusto y disgusto, sí y no, bien y mal, agradable y desagradable». «Cuando la mente está quieta, cuando la mente está en silencio, entonces la esencia queda libre y viene la experiencia de lo real en el vacío iluminador». Un error muy común a la hora de meditar es querer alejar violentamente a los pensamientos, así se crea una lucha y toda lucha crea conflicto, oleaje mental, impidiendo el silencio mental; lo que debemos hacer es todo lo contrario, hay que poner atención consciente en toda forma mental que aparezca y luego comprenderla, así silenciaremos a la mente. Cuando la mente deja de luchar, cuando cesa el ruido mental en todos los niveles de la mente, la esencia queda libre y puede unirse momentáneamente al Padre y entonces podemos recibir sus enseñanzas, su guía, su orientación. «Orad, pues, buen discípulo y luego con la mente muy quieta y en silencio, vacía de toda clase de pensamientos, aguardad la respuesta del Padre: “Pedid y se os dará, golpead y se os abrirá”». No se trata de razonar la oración, ni de realizar análisis intelectuales de la misma, se trata de poner el corazón, el sentimiento y la conciencia. Llegar a un estado de contemplación, similar a cuando contemplamos una puesta de sol o admiramos las olas del mar en un estado de total arrobamiento. «Orar es conversar con Dios y ciertamente hay que aprender a conversar con el Padre, con Brahama». Hemos buscado respuestas en todos los lugares: libros, personas, escuelas, filosofías, especialistas, etc., pero nunca se nos ha ocurrido buscar dentro de sí mismos, en las ignotas profundidades del Ser. Hay que recordar la máxima del templo de Delphos: “Conocete a ti mismo y conocerás al universo y a sus dioses”. Es importante estar presentes, con la conciencia en “casa” (en el cuerpo) para recibir la palabra venida de lo alto; la meditación combinada con la oración consciente y el Padre Nuestro forman un todo único que nos sirve para consultar al Padre interior. «El templo corazón es casa de oración. En el templo corazón se encuentran las fuerzas que vienen de arriba con las fuerzas que vienen de abajo, formando el sello de Salomón». Tenemos grandes misterios dentro de nuestro organismo, uno de ellos es el corazón, en el ventrículo izquierdo encontramos un átomo director que gobierna todos los átomos del cuerpo, ya que cada átomo tiene su conciencia, podríamos decir que tenemos almas atómicas. Pero, eso no es todo, en el corazón existe un templo, donde el Padre interno y nuestra Madre interior divina pueden oficiar, por lo tanto, es ahí donde podemos encontrarlos para solicitar su ayuda. Existen fuerzas que descienden de las dimensiones superiores de conciencia, penetran por el chakra de la glándula pineal, pasan al chakra de la glándula pituitaria, tiroides y siguen su descenso hasta llegar al corazón; al mismo tiempo ascienden fuerzas del interior de la Tierra y penetran al organismo hasta llegar al corazón donde se mezclan formando el sagrado sello de Salomón. El templo corazón es una casa de oración, de una oración plena, íntegra, sin artificios. «Es necesario orar y meditar profundamente. Es urgente saber relajar el cuerpo físico para que la meditación sea correcta». El trabajo debe comenzar, colocándonos en una postura cómoda, por ejemplo, acostados con la cabeza orientada al norte, en posición de hombre muerto o decúbito dorsal, también podemos hacerlo sentados. El siguiente paso es relajar el cuerpo, ya que cuando lo hacemos hay más concentración y atraemos un poco de sueño, el cual es formidable para adentrarse en la meditación. El maestro Samael Aun Weor, en la conferencia: “Sobre el Trabajo Psicológico”, nos entrega una excelente clave: “Conviene relajar completamente el cuerpo. Empezar por relajar los nódulos del cerebro, los músculos de la cara, de los ojos, las comisuras de los labios, el cuello, los brazos, las manos, el tronco, el estómago, las piernas, los pies, y respirar honda y profundamente... La asana aconsejable, o la postura aconsejable para esta relajación, es acostarse uno en su lecho o sentarse en un cómodo sillón. Con el cuerpo relajado, respirando en una forma rítmica y profunda”. Una vez lograda la relajación del cuerpo físico, entonces procedemos a dejar la mente en silencio y es entonces en la quietud de la mente que oraremos despacio, desmenuzando cada frase, comprendiendo cada petición; esto nos debe causar emoción positiva, entusiasmo místico y finalmente quedamos sólo en silencio para esperar intuitivamente una respuesta de nuestro Padre. El Padre Nuestro en meditación: Tenemos en nuestras manos todo lo necesario para ser guiados de verdad por esa chispa inmortal, nuestro Padre-Madre divinos, pongamos nuestra fe solar y nuestra voluntad en la dirección correcta. Emprendamos el camino para descubrir la luz de la sabiduría inmortal, hagamos de la oración una ciencia a través de la meditación en el Padre Nuestro. Podemos hacerlo a cualquier hora mezclándolo con la meditación y también antes de dormir, sumergiéndonos en el sueño con tal oración mágica. «Asana. Acuéstese el estudiante en el suelo sobre una alfombra. Abra sus piernas y brazos a derecha e izquierda hasta quedar como una estrella de cinco puntas. Relaje todo su cuerpo. No piense en nada. Ponga la mente en blanco. Concéntrese el estudiante en su Dios Interno, comience a orar el Padre Nuestro demasiado lentamente, pensando en el sentido de cada petición, adormézcase hasta llegar al sueño profundo meditando en cada palabra, en cada frase, adorando... adorando... adorando…». «Cuando el estudiante despierte de su sueño, no se mueva... practique un ejercicio retrospectivo para recordar sus experiencias internas, dónde estuvo, por dónde pasó en cuerpo astral, que hizo, qué vio, etc., etc. Este ejercicio debe ser diariamente, sin cansarse jamás. Tendréis que llegar a ver y a oír las grandes realidades internas». (Samael Aun Weor. Curso Esotérico de Cábala). Escuchar práctica en audio: https://www.samaelgnosis.net/padre/10padre.html Epílogo En el Padre Nuestro podemos encontrar, si nos lo proponemos con un verdadero anhelo del alma, los conocimientos que requerimos para cumplir con la misión sagrada que tenemos en la vida, para reencontrarnos con lo divino; contiene encerrados los secretos más asombrosos, la verdadera magia del autoconocimiento. El Padre Nuestro es oración, magia, gnosis, esoterismo puro, invocación sagrada, en definitiva, enseñanza trascendental. En este libro hemos aprendido acerca del procedimiento para darle al Padre Nuestro el poder mágico que le corresponde; a pesar de que esto, se requiere de grandes esfuerzos por parte de cualquiera, es necesario entender que todavía falta algo más, necesitamos respaldar nuestras peticiones con buenas obras y verdaderos cambios internos. Desde tiempos remotos, los grandes guías espirituales nos han enseñado lo que hay que hacer, lamentablemente no lo hemos comprendido, ya que todo lo interpretamos a la letra muerta. Se observa en las paredes de los templos egipcios, en las esculturas mayas y aztecas, como ofrecen incienso a la divinidad, nuestro error es confundir el símbolo con la realidad. El incienso es tan sólo la representación del trabajo en la transmutación de la energía que nos trajo a la vida; por lo tanto, cuando los reyes magos llevan incienso y mirra al niño Dios, están indicándonos de ofrendar a la divinidad nuestro trabajo de la transmutación. Por otro lado, tener la disposición de eliminar defectos psicológicos, quiere decir que realmente queremos cambiar, dejar de delinquir, abandonar el obrar equivocadamente; en consecuencia, cuando realizamos la meditación con la finalidad de comprender nuestros propios errores, no hay mejor cosa para ofrendársela al Padre interior y así respaldar nuestras oraciones. Por último y no menos importante, es la ayuda que ofrecemos desinteresadamente a la humanidad; si no hacemos nada para contribuir para que alguien más sea curado, cómo pedimos ser curados; si nunca obedecimos a nuestros padres, cómo pedimos que nuestros hijos nos obedezcan; si no hacemos nada por ayudar, cómo pedimos ser ayudados. Hay que pedir con sinceridad, pero hay que respaldar esas peticiones con acciones sólidas, concretas y definitivas, con trabajo interno y servicio desinteresado por los demás; es entonces que al orar podrá manifestarse claramente en nuestra vida las palabras del gran maestro Jesús: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros que, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los Cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”. (Mateo 7: 7-11). Anexo: Samael Aun Weor Algunos apuntes sobre el Padre Nuestro que el maestro Samael Aun Weor escribe en sus libros y comenta en sus conferencias. En este apéndice se encuentran los que no se usaron a lo largo de este libro. LIBROS: Curso Zodiacal. Piscis Nuestro Señor, el Cristo, nos enseñó a orar así: "Padre Nuestro que estás en los Cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad aquí en la Tierra como en el Cielo. El pan nuestro de cada día dádnoslo hoy, perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos, Señor de todo mal. Amén". Esta oración se hace en meditación profunda, adorando a esa Estrella Inefable de la cual salió nuestro "Íntimo" mismo, y así aprenderemos a hablar con nuestro Padre que está en secreto. Tratado Esotérico de Astrología Hermética Realmente es necesario aprender a orar científicamente; quien aprenda a combinar inteligentemente la oración con la meditación, obtendrá resultados objetivos maravillosos. Pero es urgente comprender que hay diferentes oraciones y que sus resultados son diferentes. Existen oraciones acompañadas de peticiones, mas no todas las oraciones van acompañadas de peticiones. Hay oraciones muy antiguas que son verdaderas recapitulaciones de acontecimientos cósmicos y podemos experimentar todo su contenido si meditamos en cada palabra, en cada frase, con verdadera devoción consciente. El Padre Nuestro es una fórmula mágica de inmenso poder sacerdotal, pero es urgente comprender a fondo y en forma total el significado profundo de cada palabra, de cada frase, de cada súplica. El Padre Nuestro es una oración de petición, una oración para hablar con el Padre que está en secreto. El Padre Nuestro, combinado con la meditación de fondo, produce resultados objetivos maravillosos. El Libro de la Virgen del Carmen El Padre Nuestro Padre nuestro que estás en los Cielos (I.A.O.). Santificado sea tu nombre. Venga a nos tu Reino. (los mundos internos). Hágase, Señor, tu voluntad, así en la Tierra como en el Cielo. El pan nuestro de cada día, dádnoslo hoy. Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos dejes caer en la tentación, más líbranos de todo mal. Amén. Nota: Esta oración fue legada por nuestro Señor el Cristo y contiene siete peticiones sagradas para que los devotos del sendero pidan como gracia al Altísimo. Los gnósticos tenemos que hacer la voluntad del Padre, así en la Tierra como en el Cielo, pero generalmente los hombres llaman e invocan a Dios para que Él haga la voluntad de ellos, o sea, al contrario. Matrimonio Perfecto de Kínder. Capítulo 7° De todas las oraciones la más poderosa es el Padre Nuestro, y el gnóstico da extremada importancia a esta oración porque sabe que ella es una gran oración mágica de gran poder. Imaginación, inspiración, intuición, son los tres caminos de la Iniciación. Dice el maestro Huiracocha lo siguiente: "Primero es preciso ver interiormente las cosas espirituales y luego hay que escuchar el verbo o la palabra divina para tener nuestro organismo espiritual preparado para la intuición". Esta trinidad se encuentra en las tres primeras súplicas del Padre Nuestro, a saber: "Santificado sea tu nombre", es decir, el verbo divino, el nombre magnífico de Dios, la palabra creadora. "Vénganos tu Reino", es decir, con la pronunciación del verbo de los Mantram viene el Pleroma, el Reino divino. "Hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo". En esto consiste la unión con el Íntimo quedando todo resuelto. Con estas tres peticiones hemos pedido "íntegro", y si algún día lo logramos, ya seremos dioses, y por lo tanto ya no necesitaremos pedir. Si Hay Infierno, Si Hay Diablo, Si Hay Karma. Capítulo VIII P- Maestro, ¿podría decirnos si hay algún procedimiento o sistema que nos pudiera enseñar para tener un perfecto equilibrio en la Balanza? R- Distinguida dama, es bueno que usted entienda que su Mónada Interior, su chispa inmortal, "su Padre que está en secreto", como dijera el evangelio crístico, es el eterno regulador del proceso Trogo-Auto-Egocrático-Cósmico-Común. Él tiene poder para darnos y poder para quitarnos. Si nosotros actuamos de acuerdo con la Ley, si vivimos en armonía con el infinito, si aprendemos a obedecer al Padre que está en secreto, así en los Cielos como en la Tierra, jamás nos faltará el pan de cada día. Recuerde usted la magnífica oración del Padre Nuestro, medite profundamente en esto, escuche... P- Maestro, ¿cómo podemos hacer la Voluntad del Padre si estamos dormidos, si no le podemos ver ni escuchar? R- Señora, señores, amigos, la Ley está escrita. Recuerde el decálogo de Moisés. No infrinjáis los mandamientos escritos, vividlos, respetadlos. Si cada uno de los aquí presentes, si toda persona de buena voluntad se propone vivir de acuerdo con la Ley y los profetas, hará la voluntad del Padre, tanto en los Cielos como en la Tierra. Un día llegará en que el devoto del real camino despierte conciencia. Entonces podrá ver al Padre y recibir sus órdenes directas, y obedecerlas conscientemente. Primero hay que respetar la Ley escrita, y después conoceremos los mandamientos del Bendito... Logos Mantram Teúrgia. Capítulo IX Ejercicio especial para el chakra del corazón: Este ejercicio es la meditación y la oración más profunda. Aconsejamos la oración del Padre Nuestro. Un padre Nuestro bien orado, equivale a una hora de meditación: órese pues, en una hora. Orar es conversar con Dios. Sumergidos en sueño muy profundo y meditando muy hondo, convérsese mentalmente con Dios. Cada frase del Padre Nuestro es una fórmula completa para hablar con Él: adormecidos medítese en el contenido de cada frase, y se verá y se oirá al Padre que está en secreto. ¡Se despertará el chakra del corazón! Manual de Magia Práctica. Capítulo 3 55. La oración del Padre Nuestro es el poder mágico más grandioso para despertar el chakra del corazón. 56. Orar es conversar con Dios. 57. El Padre Nuestro sirve para conversar con Dios. 58. El discípulo se acostará en su lecho cómodamente. Apartará de su mente toda clase de preocupaciones terrenales, y luego, muy despacio, meditará durante horas enteras en cada una de las palabras y frases del Padre Nuestro, como tratando de conversar con el Padre que está en los Cielos. 59. Durante esta práctica el discípulo debe adormecerse profundamente. 60. En visión de sueños, el Padre que está en los Cielos se le aparecerá al discípulo y el discípulo podrá conversar con él familiarmente. 61. El Padre podrá hacerle ver al discípulo ciertas visiones que el discípulo debe aprender a interpretar con el corazón. Así es como todos los discípulos pueden conversar con Dios. Tarot y Cábala. Capítulo XXIII Si no existiera La Mónada no existiría la Madre Divina. La Mónada es la raíz de la dualidad. Hay tantas madres en el Cielo como hombres en la Tierra, cada cual tiene su Dios interior o su Padre y Madre Celestial particular, propio. Aclarando esto, se comprende mejor, por qué la unidad es la síntesis realizadora del ternario y cómo y por qué se produce. Cuando Jesús oraba, oraba al Padre que está en secreto y nos dejó una oración que es el Padre Nuestro, esta oración es mágica ciento por ciento, se lleva un par de horas en orar bien un Padre Nuestro, porque cada petición que se hace al Padre es mágica ciento por ciento, el error de las gentes es rezarla en forma mecánica y no tiene ningún resultado. Esa oración hay que desmenuzarla, analizarla, y para ello hay que relajar el cuerpo, que ningún músculo esté en tensión, entonces concentrarse, combinando la oración con la meditación. Las gentes piensan que el Padre Nuestro que está en los Cielos es un señor que está ahí sentado. Si reflexionamos profundamente, se descubre la Mónada, el No. 1, el origen de todas las otras unidades o Mónadas. Tarot y Cábala. Capítulo XXIX El Padre Nuestro es la oración más perfecta. entre las oraciones mágicas está el Padre Nuestro con sus siete peticiones esotéricas. Hay que meditar cada petición. Apuntes Secretos de un Gurú. Marzo 2 de 1952 ¿Hasta cuándo, se os está diciendo que Dios está dentro de vuestro corazón?... ¿Hasta cuándo? Se os enseñó el Padre Nuestro precisamente para que aprendierais a conversar con vuestro Dios interior, y sin embargo andáis buscando subterfugios dentro de las escuelas. ¡Qué necios sois! ¿Creéis vosotros acaso, que vosotros podéis saber más que Dios? Si vosotros comprendierais el poder mágico del Padre Nuestro... Si vosotros entendierais lo que significa esa gran dádiva de Dios, entonces diríais: Dadme de beber. Señor dadme de beber. Y Dios os daría de beber de esa fuente de vida eterna, y el que bebe de esa fuente nunca volverá a tener sed. Un Padre Nuestro bien orado, gasta lo menos una hora. Hay que cerrar los ojos y apartar la mente de las cosas externas, adormecerse un poquito, y luego enfocar la mente en el "Íntimo", amando al "Íntimo", adorando al "Íntimo", y meditando profundamente en cada palabra del Padre Nuestro, en su contenido conceptual, como conversando familiarmente con el "Padre" que es el "Íntimo", el "bienamado", que reside dentro... muy dentro... en las profundidades de nuestro corazón... Así es como podemos conversar con el Maestro Interno, y después de cierto tiempo oiremos su voz, y veremos su rostro, y él nos enseñará la profunda sabiduría divina. Entonces, ¿para qué escuelas? El Maestro está dentro, y nos llama. Purifiquémonos, Hermanos míos, para que el Maestro pueda enseñarnos. No andéis buscando "escapatorias", practicad las enseñanzas del nazareno, y habréis resuelto todos vuestros problemas. Voluntad Cristo. Capítulo I Hágase tu Voluntad 1. - Habéis visto, ¡oh, Budha!, a esos seres inefables que en el mundo de la voluntad se inclinaban reverentes ante la majestad del Padre. 2. - Hágase tu voluntad. ¡oh! Dios mío así en la Tierra como en el Cielo... 3. - “Padre mío, si es posible pasa de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. 4. - La voluntad debe arrodillarse ante el Íntimo. 5. - La voluntad debe humillarse ante la majestad del Padre. 6. - Si queremos cristificar al cuerpo de la voluntad, debemos hacer la voluntad del Padre así en la Tierra como en los Cielos... 7. - El Padre y el Hijo son uno, empero el Hijo rebelde es débil ante la majestad del Padre. 8. - La voluntad Cristo, es poderosa, porque sólo hace la voluntad del Íntimo, así en la Tierra como en los Cielos. 9. - Cuando la voluntad quiere actuar independientemente, sin hacer la voluntad del Padre, es voluntad débil. 10. - Debemos ceñir sobre nuestras sienes la corona de espinas del Maestro. 11. - La corona de espinas, simboliza la voluntad Cristo. 12. - La voluntad Cristo, es omnipotente, porque sólo hace la voluntad del Íntimo, así en la Tierra como en los Cielos. 13. - Cuando la voluntad humana se opone a la voluntad del Padre, comete un delito de lesa majestad contra el Íntimo. CONFERENCIAS: Cómo Aprender a Escuchar Ciertamente saber orar y saber escuchar es importante, pero hay que saber orar, he ahí lo difícil. Ante todo, hay que saber que hay cuatro estados básicos de conciencia: Primero, la inconsciencia total del individuo que está durmiendo en la cama; el Ego anda en los mundos internos tan inconsciente, como el cuerpo que dejó. Segundo, la inconsciencia del individuo que ha despertado y se ha levantado de su cama; sigue con los mismos sueños que tenía cuando estaba el cuerpo en estado pasivo; sólo que ahora el cuerpo está activo para los sueños. En esos dos estados inhumanos o infrahumanos, es imposible de poder hacer una oración correcta... ...Para poder uno hacer una oración correcta, tiene que apelar a un tercer estado de conciencia: a la recordación de sí mismo, de su propio Ser. Cuando uno se concentra en su Padre que está en secreto, con la Oración del Señor (“Padre Nuestro que estáis en los Cielos”), obviamente está haciendo una oración consciente, que tendrá una respuesta consciente. Mas si hemos de apelar a la Oración del Señor, primero tenemos que concentrarnos en nuestro propio Señor interior profundo, nuestro Ser. No en un Dios antropomórfico, ni dogmático, como el que tienen muchas sectas muertas, no; sino en la parte superior de nuestro propio Ser; esa parte trascendental, es el Padre que llevamos en el fondo, es a él a quien nos debemos dirigir... La oración debe ser reflexiva... Después de la recordación del Señor (que es nuestro propio Ser interior profundo), meditaremos en cada palabra (conscientes de la Oración del Señor), en cada parte, palabra por palabra, frase por frase, tratando de comprender la honda significación. Concluida la oración, nos relajamos aún más, y en estado pasivo, receptivo, con mente quieta y en profundo silencio, aguardamos que venga la palabra del Padre. Si logramos escucharla, si él nos da la respuesta, la oración ha sido bien hecha. Pero si no logramos escucharla, si no llega a nosotros, significa esto que la oración ha sido mal hecha, no ha sido correcta. Uno tiene que aprender a platicar con el Padre, con el Padre que está en secreto, cara a cara, en profunda quietud y silencio. Así es como debemos entender la oración; así es como debemos nosotros la Palabra venida de lo alto. Esa palabra llega a nosotros a través de los centros superiores del ser, pero hay que estar en estado receptivo para escucharla. Eso es todo. Gnosticismo Práctico – Mantrams, Astral, Jinas Bien, hermanos, existen también muchas fórmulas ritualísticas, maravillosas. Por ejemplo, el Padre Nuestro es una oración verdaderamente mántrica; lo que hay es que saber orar. Un “Padre Nuestro” bien orado, es algo precioso. Francamente, cuando yo quiero orar un Padre Nuestro me gasto una hora para orarlo. Les parece muy exagerado que diga que “gasto una hora”, pero así es hermanos, no puedo negarlo, la verdad es la verdad... Resulta que para hacer bien esa oración hay que meditarla, y en la meditación se gasta por lo menos una hora. Si meditamos en el sentido de cada frase, vamos muy lejos. Ahora, si se nos ocurre meditar en el sentido de cada una de las frases del Padre Nuestro en instantes de estar dormitando, el resultado será precioso: Pasaremos de la meditación al estado de Samadhí, es decir, entraremos en éxtasis. Entonces podremos ver cara a cara al Padre, al Padre que está en secreto, a nuestro propio Dios interno; entonces recibiremos enseñanzas de nuestro propio Dios interno; podremos conversar también con los seres más inefables en estado de meditación profunda. Un Padre Nuestro bien orado es algo precioso, hermanos. Yo me gasto, normalmente, una hora para orar un Padre Nuestro. Claro, que cuando yo hago la oración lo hago en forma muy honda, meditando profundamente cada palabra, cada frase; adormeciéndome, terriblemente concentrado; el resultado siempre es la iluminación interna... Se acerca la Era Acuaria y hay necesidad de abrir todas las facultades; se acerca la era de la luz y hay necesidad de despertar todos los poderes. Más que nunca, debemos ahora ser prácticos (y prácticos, repito) ciento por ciento. El tiempo de estar teorizando ya pasó, hermanos; ahora vienen acontecimientos terribles para la humanidad y es bueno que nosotros estemos preparados. Los Tres Factores de la Revolución de la Conciencia Uno dice en la oración del Padre Nuestro: “Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Si uno no perdona a sus deudores, a sus enemigos, ¿con qué derecho pide uno al Padre que lo perdone? ¿Qué derecho le asiste, para pedir perdón, cuando no es capaz de dar perdón? ¿Con qué derecho pide piedad, cuando no es capaz de dar piedad? ¿Con qué derecho pide caridad, si no es capaz de darla? Y así son todos: Piden, pero no dan; y eso es gravísimo. Bibliografía La información contenida en este libro está fundamentada en los libros y conferencias del maestro Samael Aun Weor: Libros: Psicología Revolucionaria. Matrimonio Perfecto. Curso Zodiacal. Catecismo Gnóstico. Matrimonio Perfecto de Kínder. El Libro de la Virgen del Carmen. Las Siete Palabras. Tratado Esotérico de Astrología Hermética. Si Hay Infierno, Si Hay Diablo, Si Hay Karma. Logos Mantram Teúrgia. Curso Esotérico de Cábala. Manual de Magia Práctica. Tarot y Cábala. Apuntes Secretos de un Gurú. Conferencias: Cómo Aprender a Escuchar Gnosticismo Práctico – Mantrams, Astral, Jinas. Los Tres Factores de la Revolución de la Conciencia. Índice Contenido Introducción Capítulo 1. La Oración Consciente Capítulo 2. El Padre que está en Secreto Capítulo 3. El Verbo Divino Capítulo 4: El Reino del Padre Capítulo 5. La Voluntad Verdadera Capítulo 6: El Pan Nuestro Capítulo 7. El Perdón Capítulo 8. La Tentación es Fuego Capítulo 9. El Mal Capítulo 10. Meditación en el Padre Nuestro Epílogo Anexo: Samael Aun Weor Bibliografía