CAPITULO X.- LOS SENDEROS DEL ARBOL

El Sepher Yetzirah se refiere a los diez Sephiroth, así como las lineas que los conectan entre sí denominándolos con toda propiedad "Senderos", porque todos ellos son asimismo canales de la influencia divina pero en la práctica es corriente considerar las líneas que unen los Sephiroth "Senderos" llamando a los Sephiroth mismos las Esferas del Arbol. Esto no es otra cosa que uno de los tantos ardides utilizados en el sistema cabalístico, con el propósito de desorientar, porque debemos tener en cuenta que el número de Los senderos de acuerdo con lo indicado en el Sepher Yetzirah es de 32; no podríamos por lo tanto, correlacionarlos con las 22 letras de que consta el alfabeto hebreo que con sus valores numéricos y correspondencias constituyen la clave de los Senderos. Se ha dicho que cada Sendero es la representación del equilibrio de los Sephiroth que conecta, y tenemos que estudiarlos a la luz de nuestro conocimiento acerca de tales Sephiroth, si es que en verdad queremos apreciar su significación. También se han asignado ciertos símbolos a los Senderos mismos. Estos no son otros que las 22 letras del alfabeto hebreo los signos del zodíaco los planetas y los elementos. Ahora bien hay 12 signos zodiacales, 7 son los planetas y 4 los elementos, lo que da un total de 23 signos. ¿Cómo habremos de condicionarlos en el Arbol? He aquí otro ardid cabalístico para desorientar a los no iniciados; pero para nosotros la contestación es muy sencilla. Como nuestra conciencia está en el elemento tierra , no necesitamos el simbolo de la Tierra al hacer nuestros cálculos, para poner en contacto con lo invisible de manera que lo descartamos, y encontramos entonces con un juego de correspondencias exacto. Malkuth es toda la tierra que necesitamos para operar prácticamente.

El tercer juego de símbolos que va sobre los Senderos son 22 triunfos o Arcanos Mayores del Tarot. Con estos tres juegos de símbolos y los colores de las cuatro escalas cromáticas completamos nuestro simbolismo mayor. Por su parte, los símbolos menores consisten en innúmeras ramificaciones de las correspondencias en todos los sistemas y planos.

El Arbol de la Vida, la Astrología y el Tarot no son tres sistemas místicos diferentes, sino tres aspectos del mismo y único tema no habiendo posibilidad de comprender uno de ellos sin comprensión de los otros dos. Unicamente cuando estudiamos astrología tomando como base el Arbol de la Vida encontramos un verdadero sistema filosófico y lo mismo ocurre con el sistema de adivinación del Tarot y por su parte el Tarot mismo con interpretaciones comprensivas es el que da la clave del Arbol de la Vida aplicado a la vida humana.

La astrología es una ciencia muy evasiva porque el astrólogo no iniciado trabaja solamente en un plano pero el iniciado teniendo como base el Arbol de la Vida lo interpreta en los cuatro planos de los cuatro mundos. Por ejemplo la influencia de Saturno es distinta en Atziluth donde corresponde a la Divina Madre, Nah que por ejemplo en Assiah.

Todos los sistemas de adivinación y los de magia práctica tienen sus principios y sus filosofías en base al Arbol de la Vida. que trate de usarlos sin el dominio de esta clave será tan irresponsable como una persona que poseyera una farmacopea de pacíficos medicinales y se tratase a sí mismo y a sus amigos de acuerdo con las descripciones de sus respectivos anuncios, donde por ejemplo un dolor de espalda incluye todas las enfermedades que nos causen un dolor en la frente. El iniciado conocedor de Arbol comprende los principios de la fisiología y la química de las drogas del ejemplo, recetándolas adecuadamente.

Partiendo de diversas tradiciones originales se han elaborado los distintos métodos relativos a las distintas láminas o cartas Tarot. En la obrita titulada "La Clave del Tarot" A. E. Waite da las principales claves, pero se abstiene de enunciar cuál es la que en su opinión; es correcta. En su valiosisíma tabulación del simbolismo esotérico "777" Crowley no se muestra tan reticente y da el sistema tal como es conocido entre los iniciados. Nosotros seguiremos este último sistema porque creemos que es el correcto, ya que sus correspondencias concuerdan, se ajustan sin discrepancias, cosa que no ocurre con otros sistemas.

De acuerdo con este sistema, las cuatro series de signos del Tarot corresponden a los cuatro mundos de los cabalistas, y los cuatro elementos de los alquimistas. La serie de los bastos corresponde a Atziluth y el Fuego; la de las copas a Briah y el Agua; y, por último, la serie de las espadas a Yetzirah y el Aire asi como la de oros y monedas a Assiah y la Tierra.

Los cuatro Ases del Tarot corresponden a Kether; los cuatro dos a Chokmah, el Segundo Sephirah, y así sucesivamente toda la serie correspondiendo los cuatro diez a Malkuth. Se ve, pues, que las láminas de las cuatro series del Tarot representan la acción de las fuerzas Divinas en cada Esfera y cada nivel de la naturaleza. Igualmente si comprendemos el significado de las láminas llegaremos a obtener amplio conocimiento de la naturalaza de los Senderos y la de las Esferas a que corresponden. Ambos sistemas, el del Arbol de la Vida y el del Tarot, vienen de la más remota antigüedad, su origen se pierde en el más allá de la historia; una masa enorme de correspondencias simbólicas con este correr del tiempo se ha ido acumulando en torno de ellos. Todo ocultista práctico que ha trabajado con el Arbol ha agregado a éste su propia suma de asociaciones, vivificando los símbolos en el plano astral por medio de sus operaciones por ello el Arbol y sus claves son infinitos en su adaptabilidad.

Las otras cuatro cartas o láminas del Tarot las denominamos Rey, Reina, Caballo y Sota, aunque, en los Tarot tradicionales, según Crowley, en razón de estar arregladas y simbolizadas en forma distinta, también se las denominaba en forma distinta. El Rey era una figura a caballo, que indica la acción rápida del Hod del Tetragrammaton en la Esfera que corresponde, lo que equivale perfectamente a la representación del Rey en las láminas modernas. La Reina, al igual que en las cartas modernas, se la representaba en una figura sentada que simbolizaba las fuerzas hijas y estables de He, del mismo Tetragrama. El princípe del tarot esotérico es una figura sentada que corresponde al Vau del Tetragrama, y la Princesa o Sofa de las cartas modernas al He final del nombre sagrado.

Tal como se los llama los 22 Misterios Mayores, suele arreglarselos de distintas maneras, a estar a lo que dicen varios autores entre los cuales Mr. Waite da una selección en la obra citada ya, aunque nosotros seguiremos el orden de Crowley, por las razones aducidas.

Nos proponemos dar el Arbol filosófico de la vida con las instrucciones prácticas suficientes, a fin de que pueda utilizárse con fines de meditación; no nos proponemos dar la Cábala practica que se emplea con fines mágicos, pues eso sólo puede aprenderse y practicarse en un Templo de Misterios. Aun así, tendremos que hacer algunas referencias a la Cábala práctica a fin, que se comprendan claramente algunos conceptos. En cuanto a los que están en legítima posesión de sus claves, no tienen por qué temer que las revelemos a los no iniciados; comprendemos muy bien cuáles serían las consecuencias.

No obstante, si como resultado de las enseñanzas aquí dadas de los sistemas descriptos en esta obra, algún estudioso llega descubrir por sí propio las claves de la Cábala práctica, como bien puede ocurrir, ¿no tendría realmente derecho a la posesión de ellas?

Completamente aparte de su empleo para la magia, el Arbol es de incalculable valor como jeroglífico para la meditación. Merced a las meditaciones del mismo carácter que las descriptas, relativas a nuestro propia experiencia, en el Sendero 32, es posible equilibrar los elementos en conflicto dentro de la propia naturaleza y contrabalancearlos armoniosamente. También se puede poner en relación simpática con los diferentes aspectos de la naturaleza que representan esos símbolos, cuando son aplicados al Macrocosmos, aunque no se le dé a esas fuerzas una forma definida en la magia talismánica. Las conclusiones obtenibles del estudio del propio horóscopo no deben aceptarse pasivamente como un inapelable decreto del destino. Debemos comprender que la magia talismánica o aun el sistema menos concentrado de meditación en el Arbol debe utilizarse para compensar todas las fuerzas desequilibradas del horóscopo para ponerlas en perfecto equilibrio. La magia talismánica es a la astrología lo que la medicina terapéutica a la medicina diagnóstica.

No es posible dar ninguna fórmula de magia práctica; antes de que puedan recibirse esas fórmulas, y utilizarlas, es necesario haber recibido los grados de iniciación correspondientes; sin haber recibido estos grados el estudiante no estaría en mejores condiciones que la persona que tratara de diagnosticar y tratar sus propios males después de haber leído un libro de texto de medicina. El famoso humorista Jerome K. Jerome nos ha contado lo que ocurre en casos semejantes al del ejemplo. El infortunado lector se imagina que padece todas las enfermedades descriptas en el libro, salvo, claro está, la de sentirse madre si es hombre, y no puede darse una idea del tratamiento apropiado porque todo cuanto se le ocurre está contraindicado.

Las iniciaciones rituales de los Misterios Mayores de la tradición Esotérica Occidental se basan en los principios contenidos en el Arbol de la Vida. Así, por ejemplo, cada grado corresponde a un Sephirah y debe conferir, si la Orden merece el nombre que lleva, los poderes correspondientes a esa Esfera de la naturaleza. Igualmente abre los Senderos que conducen a ese Sephirah, de tal manera que se ha podido decir: Que el Iniciado es el Señor del Sendero 32 cuando ha recibido la iniciación correspondiente a Yesod o Señor del 24, 25 y 26, y cuando ha alcanzado la iniciación correspondiente a Tiphareth que lo convierte en un Iniciado perfecto. Más allá están los grados superiores del Adepto. El objeto de cada grado de iniciación consiste en introducir al candidato en la Esfera de cada Sephirah ordenadamente, partiendo desde Malkuth hacia arriba por el Arbol. Las instrucciones que se dan en cada grado hacen referencia al simbolismo de las fuerzas de esa Esfera y a los Senderos que las equilibran. Teniendo en cuenta que el signo y la palabra del grado se emplean cuando se marcha por esos Senderos, mediante la visión espiritual, o cuando se proyecta uno mismo en el plano astral, concluímos que el iniciado puede moverse con certeza y seguridad en cualquier Esfera invisible a la que desee penetrar contrarrestando la oposición de los seres que encuentre o las visiones que tenga, porque él sabe qué colores de los Senderos se hallan en las cuatro escalas, y asimismo le es posible contralorear su visión con ello. Si se encuentra trabajando en el Sendero 32, de Saturno, cuyos colores son sombríos tocados con matices de indigo, azul obscuro y negro, sabrá que algo anda mal, si por ejemplo se le presenta una figura vestida de escarlata. O de otra manera, esa figura es una ilusión o él mismo se ha desviado del Sendero.

Para proyectar el cuerpo Astral por los varios Senderos, es menester, por muchas razones, poseer los grados de iniciación a los que cada Sendero corresponde. La razón fundamental consiste en que si no se ha recibido el grado no será reconocido por 1os guardianes del Sendero, los cuales se mostrarán enemigos y harán todo lo que esté dentro de sus posibilidades para impedirle el paso y hacer que regrese. Y aun en el caso de que alguien lograra forzar el paso de la presencia y oposición de los guardianes se hallaría desposeído de todo medio de control de sus visiones y sin caer en la cuenta, ignoraría hasta en qué sendero se encuentra, cuál es su situación, si ha entrado en él o ha salido de él. Los casos del ejemplo son numerosísimos, porque es asimismo numerosisíma la cantidad de seres que hay en las Esferas inferiores en anhelosa expectativa, prontos a aprovecharse de la presunta ignorancia de los seres humanos.

No obstante estas consideraciones, los que deseen meditar en los Senderos y en las Esferas en la forma indicada, no deben desalentarse, porque en el curso de sus meditacioones puede que lleguen a compenetrarse en tal forma del espíritu del Sendero que el guardián del mismo los reconozca y les dé la bienvenida y en ese caso, habríase iniciado por sí propio el estudiante, y nada podrá negarle ya el derecho que le asiste de penetrar en el Sendero.

Del punto de vista puramente iniciatorio, el Arbol es el eslabón entre el Microcosmos —ser humano— y el Macrocosmos, Dios manifestado en la Naturaleza.

Una iniciación ritual es el establecimiento de conexión del Sephirah Microcósmico y el Sephirah Macrocósmico; dicho de otra manera, es la introducción de un Candidato a una Esfera determinada, con el auxilio de los que ya están en ella. A ese fin construyen una representación simbólica de la Esfera en el plano físico, con el arreglo de detalles particulares y disposición del Templo; forman una réplica astral del mismo mediante la imanación concentrada, y, por medio de invocaciones, hacen descender al Templo así preparado, aunque no hecho con las manos, las fuerzas de la Esfera del Sephirah en que se está operando. Dichas fuerzas estimulan los Chakras correspondientes del iniciado y ponen en actividad en su aura. El proceso de la autoiniciación al que hemos hecho mención, mediante meditaciones- es más lento que el proceso de la iniciación ritual; aun así, es completamente seguro, siempre que el candidato posea las condiciones de la perseverancia y las cualidades necesarias. No hemos de olvidar que no se puede enseñar a una merluza a cantar con el sentirniento de un canario, ni tampoco puede ensenársele a cantar dándole a comer alpiste.

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