CAPITULO XIII.-  TRABAJO PRACTICO SOBRE EL ÁRBOL

Si entre los lectores que hasta aquí han seguido estos estudios sobre la Cábala hay alguno que esté bien familiarizado con el ocultismo occidental, dirá que todo lo expuesto le es conocido y no ha encontrado nada nuevo u original. Al trabajar sobre estos yacimientos de conocimientos antiguos, nos encontramos en la posición del arqueólogo que estuviera excavando algún templo enterrado : estamos exponiendo fragmentariamente más que estudiando un sistema coherente, porque, aunque en su tiempo fue un todo coherente, después fue fragmentado y esparcido a los cuatro vientos, a la vez que deformado por las persecuciones que sucedieron durante veinte años de fanatismo, celos y envidia espirituales. Empero, se ha realizado más trabajo sobre estos fragmentos de lo que realmente se cree; la señora Blavatsky hizo un gran acopio de datos y los expuso al público, y éste apenas si los comprendió algo más de lo que entendería un niño que estuviese contemplando las vitrinas de algún museo, y maravillándose de las curiosidades en él encerradas. Los eruditos trabajos de G. R. Mead nos han dado muchísimos detalles con respecto a la Gnosis, que era la Tradición esotérica del Occidente durante las primeras centurias de nuestra época. La obra de la señora Atwood nos ha revelado el significado del simbolismo alquímico; sin embargo, ninguno de ellos nos ha expuesto la tradición occidental como verdaderos Iniciados de dicha tradición, sino que se han limitado a acercarse desde el exterior, tratando de hacer coincidir sus fragmentos, o bien, como en el caso de la señora Blavatsky, interpretándolos por analogía, a la luz de otros sistemas que le eran familiares, pertenecientes a otras tradiciones.

Los que han estudiado el asunto desde adentro esto es, en posesión de las condiciones iniciáticas, y las han empleado como un sistema práctico para la exaltación de conciencia, en su gran mayoría han mantenido el más estricto secreto, el cual, aunque haya estado plenamente justificado en los tiempos en que la inquisición recompensaba esas investigaciones con la pira, actualmente no tiene motivos para subsistir en esta época de mayor liberalidad, a no ser que este secreto se ostente para crear y mantener un discutible prestigio personal. En realidad, en el último cuarto de siglo, una especie de monopolio muy efectivo vino a establecerse en las prácticas ocultas, ya que no en los conocimientos símiles, especialmente entre los pueblos de habla inglesa. Este monopolio ha minado y destruido de raíz muchos impulsos espirituales que hubiesen surgido, dando ello lugar al renacimiento de los Misterios. Y de ahí que, aunque la tierra estaba ya pronta para recibir la simiente, no fue arrojado en ella el trigo de la verdad, de los cuatro vientos vinieron simientes de toda clase, y surgió una flora tropical que, careciendo de verdadera raigambre en la tradición racial, pronto se marchitó o degeneró en formas muy extrañas.

El templo enterrado en nuestra Tradición nativa ha sido excavado ya, por lo menos parcialmente, pero los fragmentos rescatados todavía no fueron puestos al alcance de los estudiantes de acuerdo con la honorable Tradición del escolasticismo europeo, sino que han sido reunidos en colecciones privadas, manteniéndose las claves correspondientes en poder de algunos individuos que han abierto o cerrado las puertas en forma arbitraria. No dudamos que estas páginas herirán los corazones de algunos que tienen esas colecciones privadas al verlas despreciadas en el valor que les habían dado el secreto en que se las mantuvo con toda injusticia; pero tampoco dudamos de que innumerables estudiantes que han ensayado en vano la senda occidental encontrarán en esta paginas la clave que les revelarán lo que aún era incomprensible para ellos. Hablando de nosotros mismos, debemos decir que nos costo diez años de trabajo continuo, en plenas tinieblas, la búsqueda de las claves, y si las hemos encontrado se debió al mero hecho de que éramos lo bastante psíquicos como para obtenerlas directamente, merced a nuestro contacto con los planos internos.

Creemos que no tiene ninguna utilidad desorientar deliberadamente a los estudiantes, o reservar las claves y explicaciones que son esenciales para su trabajo. Si el estudiante no merece ser preparado, es mejor no prepararlo absolutamente en nada. Pero si se le da alguna preparación, entonces hay que dársela bien y exactamente.

En las páginas siguientes, haremos cuanto podamos para dilucidar los principios que gobiernan el empleo de los símbolos mágicos. De paso recordamos que el uso práctico del método ceremonial sólo debe intentarse cuando se cuenta con la dirección de alguien que tenga la experiencia en su uso; asimismo trabajar solo, o con la ayuda de compañeros igualmente inexpertos es correr riesgos innecesarios sin embargo, nada se opone a que cualquiera ensaye los sistemas de meditación.

Para poder utilizar efectivamente los símbolos mágicos, uno tiene que ponerse en contacto con cada símbolo individual: es de muy poca utilidad hacer una lista de símbolos y proceder a la construcción de un ritual. No debemos olvidar que en magia como en música, cada uno tiene que tocar sus propias notas, pues no se encuentran ya hechas de antemano. El estudiante de violín, por ejemplo, tiene que aprender a tocar cada nota individualmente, antes de que pueda ejecutar una melodía cualquiera, y otro tanto sucede con las operaciones ocultas : el estudiante debe saber cómo construir y ponerse en contacto con las imágenes mágicas antes de poder trabajar u operar con ellas.

El iniciado emplea los juegos de símbolos asociados con cada uno de los senderos, para construir las imágenes mágicas, y es menester que conozca esos símbolos no solamente en teoría, sino en la práctica; esto es, debe haber meditado sobre cada uno individualmente, hasta haberse compenetrado de su significado y experimentado la fuerza que representa. Para llegar a conocer en toda su amplitud todos los símbolos que están asociados a cada Sendero se necesita a veces toda una vida, pero el estudiante debe aprender los símbolos-clave de cada Sendero, como paso preliminar de sus estudios; entonces podrá reconocer y clasificar adecuadamente las demás formas simbólicas conforme se vayan presentando. Su conocimiento se irá desarrollando en dos aspectos: primeramente, el conocimiento del simbolismo en sus infinitas ramificaciones, y en segundo lugar, la filosofía de la interpretación de dichos símbolos. Una vez que haya dominado un conocimiento operante de los conceptos de la Cosmogonía, y tenga bien fijo en la memoria un esquema general del simbolismo que se aplica a cada Sephirah, entonces se encontrará en posesión de una especie de fichero, y podrá comenzar a clasificar el material que vaya recogiendo de todas las fuentes imaginables; arqueología, leyendas, misticismo, relatos de viajeros y especulaciones de la filosofía antigua y moderna, así como también los de la ciencia ultramoderna.

El estudiante no iniciado no puede comprender cómo es posible que semejante masa de conocimiento pueda conservarse en la memoria; sin embargo, tiene una fácil explicación. Para empezar, el estudiante verdadero que emplea el Árbol en su sistema de meditación, trabaja en él, regularmente, todos los días. Además, cada Sephirah tiene una base lógica peculiar, oculta en alguna parte de la mente subconsciente, y las secuencias simbólicas no son tan difíciles de recordar como podría suponerse, especialmente si han sido utilizadas en la meditación. Algunos de los símbolos se refieren a los conceptos de la filosofía esotérica otros a los métodos para proyectar la conciencia en la visión; y otros más, para componer los rituales y ceremonias. Sin embargo, el estudiante debe recordar que los símbolos jamás descubren su significado a la mera meditación consciente, por más correcta y completamente que se haga. Tiene que ser empleados como querían los iniciados, esto es : para evocar imágenes en la mente subconsciente y traerlas a la mente consciente con todo su contenido.

Un juego de símbolos está asignado a los Diez Santos Sephiroth, y otro a los veintidós Senderos que los conectan entre sí. No obstante, alguno de esos símbolos se encuentran en ambos juegos, y todos ellos se interconectan merced a sus correspondencias astrológicas y numéricas. Esto parece complicado, pero en la práctica es mucho más sencillo de lo que podría suponerse porque el trabajo no se hace con la mente consciente, sino con la subconsciente, y poco importa la manera en que se introduzcan los símbolos en ella, porque el extraño demonio que se sienta tras el censor los clasifica a su manera, tomando lo que se necesite y rechazando todo el resto; hasta que finalmente se presenta un plan coherente en la conciencia, que sólo requiere análisis para descubrir todo su significado, de la manera que pasa con algunos sueños.

Toda visión evocada mediante el empleo del Árbol es, en realidad, un sueño provocado artificialmente en plena vigilia, motivado deliberadamente y relacionado conscientemente con algún tema o cosa elegidos, gracias a la cual se tornan inteligibles a la conciencia, no sólo el contenido subconsciente, sino también el supraconsciente. En un sueño espontáneo, los símbolos surgen al azar de la experiencia, pero en la visión cabalística los cuadros son evocados por un juego limitado de símbolos, al que queda restringida rígidamente la conciencia, merced a la disciplina y al hábito de la concentración. Este poder de mantener la mente dentro de determinados límites es lo que constituye la técnica de la meditación oculta, y sólo puede adquirirse mediante la práctica constante en largos períodos de tiempo. En esto reside toda la diferencia entre un ocultista preparado y otro que no lo está. La persona no preparada podrá desprender la conciencia del control de la personalidad dirigente, y permitir así que surjan imágenes pero carece del poder de restringir y seleccionar las que deban o las que quiera aparezcan; y, por tanto, puede presentarse cualquier cosa, inclusive una proporción variable de contenido subconsciente. El ocultista preparado, habituado a usar este sistema en sus meditaciones, puede librarse instantáneamente del contenido subconsciente, salvo que esté perturbado por la emoción, en cuyo caso puede sentirse enredado; aun en este caso, su mismo sistema constituye la mejor protección, pues inmediatamente se dará cuenta de la confusión del simbolismo en las imágenes, ya que tiene un modelo definido de comparación que le permitirá controlarlas.

Al estudiar el Árbol, el estudiante debe pensar siempre en cada Sephirah bajo su triple aspecto, como ya hemos mencionado; filosófico, psíquico y mágico. Con este fin deben pensar siempre en él primeramente, como representando cierto factor en la evolución del Cosmos, en el pasado inmemorial del tiempo, sea que permanezca todavía en manifestación, que ya haya desaparecido o que todavía no haya alcanzado el nivel de la materia densa.

Con este aspecto del Árbol, también se toman los curiosos textos crípticos del Sepher Yetzirah, uno para cada Sendero. Esos dichos desconcertantes tienen una manera muy curiosa de provocar repentinamente relámpagos de iluminación durante la meditación, y nunca deberían descartarse, por más incomprensibles que parezcan a primera vista.

Otra fuente de iluminación la constituyen los títulos adicionales de cada Sephirah, cada uno de los cuales tiene de una a tres docenas de nombres que son palabras descriptivas aplicadas por los antiguos rabbis a los varios Sephiroth, y que se encuentran esparcidos por toda la literatura cabalística, nombres que pueden decirnos muchisímas cosas. Por ejemplo. los títulos de "Secreto de los secretos", "Punto Primordial", etc, que se aplica a Kether, puede decir mucho a quien sepa buscar.

Una vez que nos hayamos familiarizado con los simbolismos, podemos también asignar a los diferentes Sephiroth sus dioses equivalentes de otros sistemas, y cada vez que contemplemos los símbolos, funciones, conceptos cósmicos y sistemas de adoración de esas deidades, recibiremos nuevos relámpagos de iluminación. Con la ayuda de un buen diccionario mitológico, o de una enciclopedia, la obra de Frazer "Golden Bough" o las obras de la señora Blavatsky, "La Doctrina Secreta" e "Isis sin Velo", podemos resolver muchísimos enigmas que al principio nos parecen insolubles; este ejercicio es realmente fascinador. Cuando el Árbol es empleado de esta manera, es particularmente valioso, porque su forma diagramática nos hace ver las cosas en sus relaciones mutuas de manera tal, que se dilucidan unas con otras.

Para manipular el aspecto psíquico del Árbol y sus Senderos, el ocultista emplea imágenes, porque es por medio de éstas y de los Nombres que las evocan como se formulan las visiones. Asocia a cada Sephirah un símbolo primario, el cual se denomina su imagen mágica. En segundo lugar, asocia con ella, en su mente, una forma geométrica que, en varias maneras, encierra sus características; y cuando compone símbolos, emplea esa forma como base. Por ejemplo: Geburah, Marte  el quinto Sephirah  tiene un pentágono o figura de cinco lados. Cualquier símbolo de Geburah, sea un talismán, un altar a Marte o un cuadro mental de un símbolo, debe tener la forma de un pentágono coloreado con alguno de los colores correspondientes a la escala de color de Marte.

Sin embargo, las formas más importantes del Árbol son las que están asociadas con los Cuatro Nombres de Poder asignados a cada Sephirah. Con ellas están asociados cuatro colores en que se manifiestan simbólicamente en cada uno de los Cuatro Mundos cabalísticos. El más elevado es el Nombre de Dios, que se manifiesta en Atziluth, el plano del Espíritu, y es el Nombre del Poder Supremo en esa Esfera sephiróthica, dominando sus demás aspectos, sean cósmicos, evolutivos o subjetivos. Representa la idea que anima el desenvolvimiento de la manifestación en esa Esfera, la idea que corre a través de toda la evolución subsiguiente y que se expresa en todos sus efectos y manifestaciones.

El segundo Nombre de Poder es el del Arcángel de la Esfera, y representa la conciencia organizada del ser, merced a cuyas actividades se inició y desarrolló esa fase particular de la evolución. Aunque esos seres suelen ser representados pictóricamente con figura humana, pero de aspecto más bien difuso, no debe creerse que la vida y la conciencia que conocemos corresponde a su naturaleza. Se parecen más esencialmente a las fuerzas naturales que a otra cosa; pero si los consideramos como energías carente de inteligencia, entonces no podremos formarnos un concepto adecuado de su naturaleza, porque son esencialmente individuales, inteligentes, y tienen propósitos definidos. Estas ideas tienen que penetrar profundamente en nuestro concepto hasta que lleguemos a una realización muy distinta de todo lo que el Occidente está acostumbrado a pensar.

El tercer nombre de Poder denomina, no a un solo ser, sino a toda una clase de seres, "los coros angélicos", como los llaman los rabbis, y que también representan fuerzas naturales inteligentes.

El cuarto Nombre de Poder designa lo que llamamos "Chakra mundano" esto es, el objeto celestial que consideramos como producto de la fase de evolución particular que tuvo lugar bajo la presidencia de ese Shephirah a quien representa.

El tercer aspecto bajo el cual consideramos los Sephiroth, es el mágico, y es esencialmente práctico. Para llegar a esto pensamos en lo que puede experimentarse bajo la presidencia de estos diferentes aspectos de la manifestación divina, y en los poderes que puede manejar el mago cuando ha aprendido debidamente sus lecciones.

Cada Sephirah tiene una virtud que representa su aspecto ideal, el don que aporta a la evolución, así como un vicio, que es el resultado del exceso de sus cualidades. Por ejemplo : Geburah, Marte tiene por virtudes la energía y el valor, y por vicio, la crueldad y la destructividad. El estudiante de astrología reconocerá en seguida que las virtudes y los vicios atribuidos a los distintos Sephiroth se derivan de las características de los planetas asociados con ellos, lo que, además, le proporcionará una nueva línea de correspondencias que iluminará sus estudios astrológicos.

La experiencia espiritual, como preferimos llamarla, o el poder oculto, como lo denomina Crowley, es una profunda realización o visión de algún aspecto de la ciencia cósmica. Esta constituye la esencia de la iniciación del grado asignado al Sephirah, porque en los Misterios mayores del Occidente los grados están asociados con los Sephiroth.

Los cabalistas medievales también asignaban una parte del cuerpo a cada Sephirah, pero esto no debe tomarse muy literalmente, porque la verdadera clave se encuentra en la realización de que los diferentes Sephiroth representan factores de la conciencia; y si tomamos a Geburah como el poderoso brazo derecho, debemos comprender que ello significa realmente la Voluntad dinámica, la capacidad ejecutiva, la destrucción de lo vetusto y desequilibrado.

Cada Sephirah y los Senderos del mismo tienen sus animales, plantas y piedras preciosas simbólicas. Es necesario que el estudiante los conozca por dos razones: primeramente,, dan algunas claves muy importantes para establecer las relaciones de los dioses de los diferentes panteones con los Sephiroth; en segundo lugar, forman parte del simbolismo de los Senderos Astrales y sirven como señales cuando se viaja por ellos. Por ejemplo : si uno viera un caballo (Marte) o un chacal (Luna) en la esfera de Netzach (Venus) se daría cuenta en seguida de que se habría producido una confusión en los planos y que la visión es falsa. En la esfera de Venus no podríamos ver más que palomas o algún felino, tal como un lince o un leopardo.

Podría creerse que la asociación de animales simbólicos con los dioses y diosas de los mitos antiguos es enteramente arbitraria, y el fruto de una imaginación poética que, con el viento, sopla de cualquier parte. A esto, el ocultista contesta que la imaginación poética no es arbitraria y remite al escéptico a las obras del doctor Jung, el famoso psiquiatra, y a los ensayos del poeta irlandés A. S. en particular a su obra "Song its fountains" (El canto y sus fuentes), donde analiza sus propias fuentes de inspiración. De la naturaleza intrínseca de su poesía y de las diversas referencias que hace al pasar, en sus obras, creemos poder decir que A. S. es uno de ese grupo de estudiantes que se han estado alimentando en la Cábala Mística. Por lo menos, lo que dice es sana doctrina cabalística y extremadamente iluminador en lo que respecta a este tema.

El Dr. Jung tiene mucho que decir con respecto de las facultades humanas para formar mitos, y el ocultista sabe perfectamente que es verdad. Sin embargo, sabe además que sus complicaciones son de mucho mayor alcance que lo que actualmente la psicología sospecha por ahora. La mente del poeta y del místico que mora en las grandes fuerzas y factores naturales del universo manifestado, gracias al uso creador de la imaginación, ha penetrado profundamente en las causas secretas del ser aun más que la ciencia misma. La imaginación de la raza operando en esta forma y por este solo medio ha llegado a asociar ciertos animales con determinados dioses; y el breve examen de los ejemplos que hemos citado sirve para demostrar las bases de esa asociación. Las palomas de Venus muestran su aspecto benévolo mientras que los felinos señalan su belleza siniestra.

Las asociación de las plantas con los distintos Senderos descansa sobre una base doble. En primer lugar hay plantas tradicionalmente asociadas con las leyendas de los dioses, como el trigo con Ceres, y el vino con Dionisio, las cuales a su vez las encontramos asociadas con los Sephiroth que correlacionan sus funciones con estos dioses; así, el trigo con Malkuth y el vino con Tiphareth, el centro Crístico con el cual están también vinculados todos los dioses sacrificados y los conferidores de toda iluminación.

Las plantas también están asociadas con los Sephiroth en otra forma la antigua doctrina de las asignaturas atribuía varias plantas a los distintos planetas en forma un tanto errónea. En algunos casos hacía una asociación genuina, mientras que en otros era arbitraria y supersticiosa. El viejo Gulpepper y otros herboristas antiguos tienen mucha noticia que dar sobre este asunto y actualmente se llevan a cabo interesantísimas investigaciones en las granjas experimentales antroposóficas.

De manera bastante parecida, algunas drogas están vinculadas también con los distintos Sephiroth. Y aquí nos vemos obligados a hacer una distinción entre lo puramente supersticioso y lo místico. La atribución arbitraria de drogas no siempre puede comprobarse experimentalmente aunque en general podamos decir que cierta clase de drogas puede considerarse como que está bajo la presidencia de determinado Sephirah a causa de que participan de la naturaleza de algunas de sus modalidades de actividad, que se encuentran clasificadas bajo dichos Sephiroth. Por ejemplo, todos los afrodisíacos pueden ser asignados a Netzach (Venus) y todos los abortivos a Yesod en su aspecto de Hécate; los analgésicos a Chesed (Misericordia) y los irritantes y cáusticos a Geburah (Severidad).

Como se ve, lo dicho abre nuevos caminos al estudio de la ciencia médica, cual es el aspecto psicológico de las distintas drogas. Este es el que fue estudiado especialmente por los médicos iniciados como Paracelso, y en el empleo y abuso de este aspecto, por personas ignorantes o supersticiosas y aun por los médicos no iniciados, se ha caído en las abominables aberraciones del curanderismo y de la medicina popular.

El ocultista sabe muy bien que hay un aspecto psicológico en toda acción y función psicológica; asimismo, no ignora que es posible reforzar poderosamente la acción de las drogas ingeridas adoptando la correspondiente actitud mental; tampoco ignora que ciertas sustancias inocuas se prestan eficazmente para acumular y trasmitir energías mentales de la misma manera que otras sustancias sirven como conductores o aisladores de la electricidad.

Esta consideración nos trae la cuestión de ciertas piedras preciosas y metales que están asociados también con los distintos Sephiroth. Asociación que ha sido determinada por estudios astrológicos y alquímicos. Tal como es sabido por los psíquicos, las substancias cristalínicas, los metales y algunos líquidos son los mejores medios para acumular y trasmitir las fuerzas sutiles. El color desempeña también una parte importantísima en todas las visiones provocadas por la meditación en los varios Sephiroth, y se ha descubierto experimentalmente que un cristal de color apropiado es la mejor substancia que pueda elegirse para hacer un talisman: un rubí sanguíneo para las ígneas energías marciales de Geburah; una esmeralda para el rayo verde de las fuerzas del Netzach, etc.

Los perfumes especialmente el incienso, también se encuentran asociados con los distintos Sephiroth. Tal como hemos dicho, ciertas experiencias espirituales y determinadas modalidades de conciencia se asignan a cada una de las Esferas del Árbol, y es un hecho harto sabido que no hay nada que provoque estados mentales o estimule la conciencia psíquica más efectivamente que los olores. "Los perfumes obran con más seguridad para hacer vibrar las cuerdas del corazón que la vista o el sonido", dice un poeta, y la experiencia lograda por los ocultistas demuestra que esta aseveración es exacta. Existen ciertas substancias aromáticas que las tradiciones han asociado con los distintos dioses y diosas, cuyos perfumes son lo suficientemente potentes como para estimular el estado de ánimo particular que esté en armonía con las funciones de esas deidades.

También se incluyen en las largas listas de símbolos lo que podríamos llamar armas mágicas, adecuadas éstas a cada Sendero. Una arma mágica es el instrumento de determinada clase que se emplea en la evocación asimismo de determinada fuerza o que sirve de vehículo de manifestación a ésta. Tal por ejemplo, el cetro o varilla mágica, o el bol de agua, o la esfera de cristal del vidente. La naturaleza de las armas o instrumentos asignados a cada sendero nos puede decir muchísimo acerca de la naturaleza de dichos senderos, porque por ellos podemos deducir la clase de potencia que opera en una esfera particular.

Hemos notado ya que los diversos sistemas adivinatorios tienen sus relaciones con el Árbol, y en él encuentran sus claves más sutiles. Las asociaciones astrológicas se encuentran en seguida merced al simbolismo de los planetas y sus elementos, así como sus triplicidades, casas y regencias. De esta manera la gemancia se eslabona con el Árbol por vía de la astrología, y en el caso del Tarot, que es el más satisfactorio sistema de adivinación, sólo encuentra explicación precisa en el Árbol y no en otra parte. Lo dicho podrá parecer una afirmación algo dogmática para el historiador escolástico que trata de establecer el origen de esas misteriosas cartas sin que aún haya dado con él, pero si se comprende que el iniciado trabaja con el Tarot y a la vez con el Árbol y que éstos se ajustan entre sí de todas las maneras posibles e imaginables se verá en seguida que un arreglo semejante de correspondencias tan exactas nunca puede ser arbitraria o casual.

Uno de los aspectos más interesantes e importantes del trabajo práctico del Árbol se refiere a cómo se usa la magia ceremonial talismánica para compensar los descubrimientos de las ciencias adivinatorias. Cada símbolo geomántico, cada carta del Tarot cada factor horoscópico, tiene su lugar asimilado en los senderos del Árbol, y el ocultista que tenga el conocimiento necesario puede componer un ritual o dibujar un talismán que compense o refuerce cada uno de ellos.

He aquí, pues, la razón, el porqué de la mala suerte de los que practican el arte de la adivinación sin la correspondiente iniciación; despiertan y ponen en movimiento las fuerzas sutiles al concentrar sus mentes en ella, sin que les sea posible crear aquello que sirva de compensación y equilibrio mediante el correspondiente esfuerzo mágico.

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