TULA

Atlántes de Tula

Herodoto, el historiador griego padre de la historia como ciencia, mencionaba alrededor de 500 años antes de Cristo, acerca de cierta isla misteriosa localizada en el polo norte, llamada Thula, Tule, tierra de Thule; que fuera la misma Tollán entre los indoamericanos.

Siendo la cuna de la primera raza humana, inicialmente se encontraba cerca del ecuador, pero con la rotación de los ejes de la Tierra, tomó su lugar actual en el casquete polar hace cientos de millones de años.

En griego la palabra tule significa etimológicamente niebla, neblina, lo que nos hace referencia a lo oculto y vedado. En sánscrito la palabra significa madre, que nos hace reflexionar sobre la divina madre y los misterios de la sexualidad trascendente. Tula fue la cuna de la raza polar, cuando la tierra no tenía aún su forma actual. Era la tierra de los Dioses y maestros de la antigüedad de nuestra actual raza Aria.

Es el Asgard de los nórdicos, la tierra de los Dioses, el Olimpo escandinavo, a la que se llega sólo por medio de un puente de arcoíris (los méritos del corazón), donde se encuentra el templo de Odín, el padre de los Dioses; la casa de Thor, el Dios del trueno, de Bragi, el Dios de la poesía, de Balder el Dios de la belleza.

Es el Ávalon de los Celtas, la tierra de las eternas manzanas. El reino de todas las hadas, donde la tradición dice que yace el santo cáliz en el cual Jesús bebió en la última cena. Donde aún existe la mágica Camelot, la ciudad de luz del rey Arturo.

Ávalon, lugar donde se forjó la espada Excálibur que empuñara Arturo luego de sacarla de la roca (el sexo, la piedra filosofal), es la tierra encantada donde el caballero armado con la mágica espada forjada por la dama del lago, combate y vence al dragón. Sin la mujer, sin el amor, sin la transmutación de la energía creadora, el hombre no puede recobrar su estado de señor de la creación.

Ávalon, Tule, donde el arcángel Miguel venciera al demonio con la pica santa.

Paisaje de Tula Hidalgo

Tule, Tulán, Tulle, el reino del señor Quetzalcóatl, la ciudad misteriosa que menciona el Popol Vuh, y de donde vinieron por barca los primeros pobladores de Mesoamérica.

Los experimentados navegantes de la Edad Media hacían referencia a su encuentro casual con cierta isla mágica salida de la niebla, de la nada, ubicándola con precisión en los mapas, más sin embargo siendo imposible de encontrar después. Súbitamente desaparecía.

La Isla de Thule se encuentra sumergida entre la cuarta dimensión en estado jinas. A Thule no se llega por mar ni por tierra ni por aire. Se llega únicamente por los méritos del corazón. Pero el hombre degeneró, decayó, y por eso le es inaccesible. La tierra de la dicha eterna se sumergió entre la cuarta vertical.

En tiempos remotos que se pierden en la noche de los siglos, los Dioses murieron y se convirtieron en demonios, y los hombres en bestias. Fue la salida del Edén del Génesis de la Biblia. La humanidad cayó en el ciclo de eternos renacimientos.

El estado angelical se perdió con la caída del Edén cuando la humanidad se dejó llevar por la pasión animal y se formó el YO, el MÍ MISMO. El sexo es la forja de hombres, ángeles, bestias y demonios. Es urgente, inaplazable, que luchemos por recobrar el estado de hombres verdaderos y regresemos a la hermosa Thule.

Pero jamás debemos separar el conocimiento, el misterio, la magia, ni estos lugares encantados, de nuestra vida cotidiana; las experiencias trascendentales, las experiencias místicas, son el resultado del intenso trabajo sobre sí mismos, aquí y ahora, en nuestros barrios, en nuestros trabajos y familias, en quienes trabajan en el campo o en una oficina, quienes venden y quienes compran, en todos los lugares por los que caminamos a diario; rodeados de las personas comunes con quienes interactuamos a cada día, el despertar de la conciencia está ahí, el camino hacia Thule ahí lo encontramos, en cada uno de los detalles de nuestro diario vivir.

Como explica el maestro Samael: las dimensiones superiores de la naturaleza se penetran y compenetran en un eterno ahora, en un eterno presente aquí y ahora. Rigen y se tornan invisibles en todos los momentos de nuestras vidas cotidianas, sin confundirse con nuestro plano tridimensional.

Ávalon, Thule, los cielos, así como los mismos infiernos, se relacionan directamente con nuestros valores del corazón o con nuestras pasiones, es decir, con nuestro estado psicológico.

Sólo luchando intensamente en nuestro laboratorio interior, aprendiendo a vivir de instante en instante, en pleno recuerdo de sí y auto observación psicológica; solamente transmutando la energía creadora y llevando una vida útil y de sacrificio por la humanidad, es como regresamos al Edén perdido.

El camino, el puente de arcoíris hacia Ávalon, Thule, es la vida cotidiana de cualquiera.

ENVIADO POR COLABORADOR AVANZADO, RAFAEL MERAZO. SAN SALVADOR

Más allá del Íntimo está el Logos o Cristo, más allá del Cristo está el Inefable Anciano de los Días, más allá del Inefable Anciano de los Días está el Ain Soph, el Absoluto. (Samael Aun Weor. Magia Crística Azteca).

 

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