EL ALTAR DE LOS SACRIFICIOS

Altar de los sacrificios

Al centro de la zona arqueológica de Tula se encuentra, en el gran patio, el altar de los sacrificios, un altar de piedra similar al de la mayoría de los centros ceremoniales prehispánicos. El sacrificio es un tema fundamental en la Antropología de Mesoamérica; está explícito en códices, estelas, inscripciones en los templos del juego de pelota, columnas, etc.

En los códices originales de las culturas mesoamericanas, los sacrificios son representados con imágenes muy cultas y alusivas a una sabiduría que integra ciencia, arte, filosofía y mística, a diferencia de los códices elaborados bajo la dirección de los españoles, en los cuales las imágenes pierden todo sentido de tipo superior. Las civilizaciones mesoamericanas atravesaron por las diferentes épocas o edades, a saber: La edad de oro, plata, cobre y hierro. En la época de hierro o decadencia, ciertamente hubo sacrificios humanos, rituales donde los sacerdotes ofrecían a los dioses el alimento necesario para que la naturaleza siguiera siendo benévola. A su llegada a Tula, Quetzalcóatl prohibió todo sacrificio humano, enseñando que el único sacrificio válido era el propio.

En la época de oro o solar, el sacrificio tuvo un significado muy profundo. Todo sacrificio implica un cambio, una transformación de fondo. Un cambio radical requiere sacrificio; la creación de virtudes, el desarrollo de facultades, el despertar de la conciencia, la fabricación del alma…, requieren sacrificios.

El sacrificio puede ser concebido como una transformación de fuerzas, por ejemplo la energía latente en los combustibles, por medio del fuego de la combustión, es transformada en energía dinámica o calórica mediante los instrumentos empleados. “Existe un mecanismo psicológico y cósmico a la vez, que cada acto de sacrificio pone en juego y por el cual éste se transforma en energía espiritual, la que a su vez puede ser aplicada a diversos otros mecanismos y reaparecer sobre los planos de la forma en un tipo de fuerza integrante, completamente distinta de lo que realmente fue en su origen”.

La ley del logos solar, manifiesta a través del mismo Sol, es el Sacrificio por la Humanidad; el logos solar se sacrifica, desde el amanecer de la vida para dar vida y dar vida en abundancia. El maestro Jesús el Cristo se sacrificó por la Humanidad, dio su vida para poder entregar el drama cósmico y enseñar en carne viva el camino de la auto realización. En el culto de Mitra, tan propagado por toda Europa, un Dios atraviesa a una Bestia con su puñal, de cuya sangre surge la vida. 1

El Dios Mitra, según la mitología, nació de la piedra, símbolo sexual. Los altares de los templos son construidos con la piedra, tal como lo señaló el redentor del mundo: “Tú eres Pedro (piedra), y sobre ti edificaré mi Iglesia”. Así el altar de los sacrificios es totalmente representativo de la transformación psicológica y espiritual del ser humano en un hombre verdadero.

El sacrificio psicológico es toda una ciencia, cuando se aprende a sacrificar por ejemplo la ira, aparece entonces la gema maravillosa de la mansedumbre; si se sacrifica el deseo de tener más, la execrable codicia, surge en cambio el altruismo; si se sacrifica la envidia (dolor por el bien ajeno), se manifiesta entonces, en forma natural y espontánea, la filantropía, el amor por el prójimo, la alegría por el bien ajeno. Para que haya una verdadera transformación en el ser humano es indispensable el sacrificio, pues nada surge del acaso, las virtudes son forjadas en el fuego.

En el gimnasio de la vida, las reacciones humanas demuestran lo que somos y de lo que estamos hechos. Si ante las palabras hirientes de un insultador nos enojamos y nos sentimos mal, quiere decir que lo que brota de nosotros ante esta impresión desagradable es la ira, porque la ira vive en nosotros y es parte de nosotros, pero si nos enfocamos en descubrir, comprender y eliminar los procesos mecánicos de este agregado psicológico, entonces, con el sacrificio morirá y florecerá por consecuencia la mansedumbre, la serenidad y la paz interior.

Altar de los Sacrificios

Para los toltecas el sacrificio era comprendido de tal forma, que se consagró como algo sagrado. Se inscribió en los códices la sabiduría para poder enseñar a las futuras generaciones la ciencia del sacrificio en forma más bien simbólica, a través de parábolas e imágenes con lenguaje directo para la conciencia. El más conocido es el sacrificio del corazón, donde el discípulo ofrece el corazón a los Dioses, esto es, ofrecer a Dios el sacrificio de los deseos. Sacrificar el corazón es vencer las debilidades humanas como cuando el corazón confunde la pasión con el amor y es imprescindible escudriñarlo para descubrir la dolorosa diferencia. Sacrificar el corazón es descubrir la envidia, el dolor por el bien ajeno, para comprenderlo y eliminarlo con la ayuda de la Madre Divina, de tal forma que en su lugar se manifieste la filantropía. Sacrificar el corazón es vencer la codicia, el deseo de tener más y acumular, para poder tener la dicha de la generosidad.

Sacrificar el corazón es transformar el dolor por la pérdida de un ser amado, en este caso, las emociones son sacrificadas. Algunos están dispuestos a sacrificar los placeres terrenales por las dichas del espíritu, pero son menos quienes están dispuestos a renunciar a sus propios sufrimientos, a sacrificarlos por algo superior. Sacrificar el supremo dolor muy natural que resulta por el fallecimiento de un ser querido provoca que la inmensa energía involucrada en el dolor se transforme en una increíble fuerza de tipo superior que puede ser canalizada hacia las virtudes y facultades del alma, como el poder de hacerse invisibles. “El Doctor Fausto sabía hacerse invisible a voluntad; es claro que el citado mago había conseguido ese poder basado en sacrificio”2.

Otro ritual de sacrificio es el de la castidad (científica), donde el iniciado tolteca perfora su miembro viril o bien, hace una perforación en la nariz para adornarlo con una nariguera, como la de Tláloc. El sacrificio de la castidad es el sacrificio científico de los instintos que llevan al ser humano al adulterio, a la fornicación, a la lascivia y a la degeneración sexual. Los toltecas enseñaron que el homosexualismo y el lesbianismo atentan contra la naturaleza humana y aun cuando en la actualidad estos hechos son cada vez más comunes, no dejan de ser desviaciones sexuales humanas que alejan al alma del espíritu.

El ritual del sacrificio del ojo, donde el iniciado perfora uno de sus ojos con una púa de maguey enseña la necesidad de acabar con las falsas percepciones de la realidad, abrir la mente interior y acercarse a la verdad sacrificando los apegos mentales, las teorías vacías, los laberintos mentales, la dualidad del pensamiento.

El sacrificio no es para todos, es para los pocos porque se trata del sacro oficio: el oficio sagrado de transformar las pasiones e instintos inhumanos en algo de tipo superior, espiritual, para transformar al hombre en superhombre.

ENVIADO POR INSTRUCTORA: SUSANA M. RODRÍGUEZ L. CALMÉCAC, SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P.

LA DEIDAD INCOGNOSCIBLE ES EL ESPACIO ABSTRACTO ABSOLUTO, LA RAÍZ SIN RAÍZ DE TODO CUANTO FUE, ES O HA DE SER. Samael Aun Weor. La doctrina secreta de Anáhuac.

1 El mito de Mitra relata que este dios nació de una piedra, bajo un árbol, cerca de un manantial sagrado, fue un “petra natus” o nacido de la piedra, el sexo.

2 Tomado del libro Doctrina Secreta de Anáhuac, del V. M. Samael Aun Weor.

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