Enseñanza Budista

El Gigante de Anguli Mala

Anguli Mala era un gigante perverso, terriblemente maligno que habitaba en las selvas de la India, en los tiempos en que vivía el Buda. Anguli significa hueso de dedo y mala significa collar, el gigante se hacía collares con los dedos de las manos de sus víctimas. Tenía en su collar 999 huesos de personas asesinadas y pensaba completar los 1000  incluso contar con el dedo de su propia madre el que ataría a su cuello en forma individual. Este era el deseo más ferviente de Anguli Mala.

Cierto día, caminando en la jungla, vio a un indigente con manto amarillo caminando, y luego pensó: “ah mi dedo número 1000”. Anguli apretó el paso con el corazón pleno de ira y resuelto a cometer el asesinato más brutal, cuando contempló el rostro pacífico e iluminado del Buda. Anguli fue incapaz de completar su acto y preguntó:

“¿Quién eres tú que brillas tanto y que calmas mis fuegos interiores?” El Buda le dijo: “yo he calmado mis propios fuegos interiores” Anguli quedó aterrado y se arrodilló y dijo: “había venido a matarte, pero ahora el fuego interior que me consumía se ha apagado ¿por qué?” El Buda le afirmó: “este es el efecto de la paz interior, del Nirvana”

Anguli confesó todos sus errores y se mostró terriblemente arrepentido. El Buda le explicó que se había engendrado un terrible karma, pero que hasta el karma es temporal e ilusorio, que la oportunidad de encontrar el recto camino está siempre ahí.

Anguli se convirtió en discípulo del Buda, y mediante meditación, la ética y un recto vivir logró convertirse en un Arhat.

Todos tenemos la posibilidad de redención, al león de la ley se combate con la balanza, la ley es rigor, pero rigor de amor y rigor consiente.

Enviado por:  Rafael Peralta. El Salvador.

“Ante todo, hijo mío, trata más bien de hacer la voluntad de otro que la tuya propia. Elige siempre tener menos que más. Después, busca continuamente el último lugar y estar debajo de todos. En fin, desea constantemente que la voluntad de Dios se cumpla en ti perfectamente y ruega por esta intención.” Tomás de Kempis Imitación de Cristo 3:23:2-3 (Cuatro cosas que dan gran paz al corazón)

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