LA VOLUNTAD

La Corona de Espinas. Gustave Doré.

Son incontables las ocasiones que se ha escuchado o repetido la frase “Hágase tu voluntad en la Tierra como en el cielo” y “Padre mío, si es posible, pasa de mí este cáliz, más no se haga mi voluntad, sino la tuya”, sin embargo, pocas veces se comprende su verdadero significado. Generalmente se confunde con resignación, el aceptar lo que ocurre porque se piensa que la vida nos ha colocado en tales circunstancias, sin reconocer que nosotros mismos somos quienes diseñamos nuestro destino.

En realidad, no existen entes secretos que dispongan las condiciones que hemos de vivir, sino que nuestros propios pensamientos, sentimientos y actos, son la semilla que más tarde da fruto en forma de escenarios. Helena Petronila Blavatsky afirma que hasta el movimiento de las hojas de los árboles tiene una razón y que todo efecto se ajusta a una causa.

La voluntad suele confundirse con la fuerza de deseo, por ejemplo, el esfuerzo por alcanzar una meta económica, el sacrificio para ganar más prestigio, la energía para fortalecer el cuerpo físico, la disciplina para desarrollar las capacidades intelectuales o emocionales, instintivas o sexuales. Estas disciplinas, esfuerzos y sacrificios son consideradas en la doctrina gnóstica como fuerza de deseo porque son deseos que anhela el yo, el agregado psicológico; mientras que la voluntad, estrictamente esotérica, se relaciona con cumplir el anhelo y el deber espiritual.

La voluntad es representada con espinas, como la corona que ciñó la cabeza del Cristo o como el nopal donde el águila devora a la serpiente o bien como las espinas del sagrado corazón de Jesús…, porque las espinas hieren el deseo del yo, es decir, cuando se cumple la voluntad del padre, el yo está siendo herido y sacrificado.

Es más fácil dejarse llevar por el odio de la ira o de la venganza, que aprender a controlar las emociones y desintegrar ese defecto. Es más sencillo dejarse llevar por el alcohol o la droga, que vencer la gula y conseguir la templanza, también es más fácil caer en las garras del deseo sexual, que vencerlo y dominar el instinto. Hacer la voluntad del Padre hiere al yo, lo sacrifica.

Y, ¿Cuál es la voluntad del Padre? No es la voluntad del Padre que un ser humano enferme, o que caiga en la desgracia, tampoco es la voluntad del Padre que tenga un accidente o que alguien se gane la lotería, la voluntad del padre no es que alguien nazca rico o pobre, que pueda o no ver o caminar, que sea científico o artista, ni tampoco que tenga hijos o no; que llegue pronto el transporte, que consiga un trabajo o que pase un examen…, todo eso es consecuencia de nuestras decisiones, de nuestros propios actos en el pasado, ya sea de esta vida o de las anteriores. La voluntad del padre la detalla Moisés en el decálogo: no mentir, no robar, amar al prójimo, no adulterar, no matar…, e inclusive en el onceavo y doceavo mandamiento que antes existieron y a la letra indican: “Haz tu deber” y “Haz que tu luz brille”.

Es necesario liberar la voluntad del Padre, emanciparla a través de la desintegración de los yoes que la aprisionan; conquistarla a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios, es decir, a través de la conquista interior de sí mismos.

Nicolás Flamel y Raimundo Lulio, liberaron su voluntad y realizaron innumerables prodigios psicológicos que asombran. La emancipación de la voluntad otorga al Ser la facultad de dominar los elementos, el Fuego, el Aire, el Agua y la Tierra. La vida de Moisés es el claro ejemplo de la voluntad del Padre: Según Filón, Moisés fue un iniciado en la Tierra de los Faraones, sacerdote de Osiris, primo del faraón, fue educado entre las columnas de ISIS, la Madre Divina, y de OSIRIS nuestro Padre que está en secreto, descendiente de los patriarcas Abraham e Isaac.

Moisés y las tablas de la Ley. Gustave Doré.

La voluntad del Padre permitió que Moisés realizara los prodigios y milagros que se le conocen. Moisés encarnó la voluntad del Padre cuando se presentó ante la zarza ardiente, donde se arrodilló y se prosternó. El poder de la voluntad se ha representado con la vara o el bastón que portaron los grandes patriarcas, los faraones, los iniciados.

La voluntad del Padre es que Moisés libere al pueblo elegido y lo conduzca a la tierra prometida, es decir, que la voluntad del Padre consiste en que cada uno de nosotros venza en su interior a los agregados psicológicos para que el pueblo elegido pueda emanciparse de la esclavitud del mundo ilusorio, de la ignorancia, y entonces logremos la Tierra prometida, el paraíso, la felicidad.

Moisés hace evidentes las consecuencias de los yoes a través de las siete plagas, por ejemplo, cuando transforma el agua del río en sangre, simboliza las enfermedades que provoca el ego, como la diabetes, la bilis derramada por la ira. Las ranas monstruosas que salen del río representan la falta de salud e infelicidad provocada por el yo; las moscas asqueantes e inmundas que hace aparecer después de la suciedad en la tierra representan falacias, pensamientos, corrientes filosóficas, ideas románticas liberales, luchas intelectuales al servicio del ego, confrontaciones, delirios de grandeza.

“Cuando desencadena la espantosa peste, y todos los rebaños excepto los de los judíos mueren, indica saber enfrentarse a la pérdida porque al morir todo se pierde. Cogiendo hollín del horno —dicen las Sagradas Escrituras— lo tira al aire y, cayendo sobre los egipcios, les causa pústulas y úlceras”, representando el egoísmo y la envidia que laceran al ser humano.

“Extendiendo su famoso bastón Mágico, Moisés hace llover un granizo del cielo que en forma inclemente destruye y mata. A continuación, hace estallar el rayo flamígero, retumba el trueno aterrador y llueve espantosamente, luego con un gesto devuelve la calma”, simbolizando las catastróficas consecuencias de hacer mal uso del sexo, fornicaciones, violaciones, adulterios, celos.

“Sin embargo el Faraón continúa inflexible. Moisés, con un golpe tremendo de su vara mágica, hace surgir como por encanto nubes de langostas, luego vienen tinieblas. Otro golpe con la vara y todo retorna al orden original”. Indicando las consecuencias del abuso de la energía creadora, ya que las langostas agotan el grano, la semilla que da fruto.

Muy conocido es el final de todo aquel Drama Bíblico del Antiguo Testamento: Interviene Jehová, hace morir a todos los primogénitos de los egipcios y al Faraón no le queda más remedio que dejar marchar a los hebreos. Para representar el desapego hacia el mundo ilusorio del yo, necesario para lograr la felicidad.

Posteriormente Moisés se sirve de su vara mágica para hender las aguas del Mar Rojo y atravesarlas a pie seco. Cuando los guerreros egipcios se precipitan por allí persiguiendo a los israelitas, Moisés con un gesto, hace que las aguas se vuelvan a cerrar tragándose éstas a los perseguidores.

La voluntad es prodigiosa, es como el genio de la lámpara de Aladino, pero es necesario desembotellarla de los agregados psicológicos que la tienen aprisionada. Cuando la voluntad-consciencia se libera, se fusiona con la voluntad universal, haciéndose, por lo tanto, soberana.

Quien posee la verdadera voluntad, puede originar nuevas circunstancias. Para liberar la voluntad es indispensable la muerte del yo, del mí mismo. El trabajo comienza con la auto observación, para obtener la “Iluminación real”. Es claro que el ego es víctima de las circunstancias y prefiere cumplir y satisfacer sus deseos a pesar del sufrimiento que éstos le acarrean al ser humano.

La fuerza del deseo confundida con la voluntad, es múltiple, porque cada ego exige su propia satisfacción, así se halla dividida, el deseo de cada “yo” choca con los demás deseos, provocando infelicidad, impotencia, debilidad y que seamos víctimas de nuestras propias circunstancias.

Por el contrario, la Voluntad consciencia es la voluntad Cristo, y es omnipotente, porque sólo hace la voluntad del ÍNTIMO, así en la tierra como en los cielos, es decir, que la voluntad debe alcanzarse en todos los niveles, el físico, emocional, en los pensamientos y en las voliciones.

Enviado por: Susana Margarita Rodríguez Licea, Comisión Eventos, San Luis Potosí, S. L. P.

Imagen 1: La Corona de Espinas. Gustave Doré.

Imagen 2: Moisés y las tablas de la Ley. Gustave Doré.

“Quien posee Voluntad libre de verdad, puede originar nuevas circunstancias; quien tiene su Voluntad embotellada entre el "Yo Pluralizado", es víctima de las circunstancias.” Samael Aun Weor Psicología Revolucionaria.

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