Meditación y Oración

Hermes Trismegisto afirmaba: “Tal como es arriba es abajo”. Las fuerzas y leyes que rigen el macrocosmos, rigen también el micro cosmos-hombre; un ejemplo muy claro de esto, es la relación del Sol con el corazón humano. Así como el Sol rige al sistema planetario, el corazón gobierna al cuerpo físico, (podríamos prescindir de algunos órganos, pero del corazón, sólo unos instantes). La parte superior o espiritual del corazón es un órgano sutil y maravilloso, en él se fusionan las fuerzas que descienden de los cielos, de las dimensiones superiores en forma de triángulo invertido y las fuerzas que ascienden de la tierra, simulando un triángulo hacia arriba. Ambos forman la estrella de Salomón, por ello el corazón es el templo del maestro interno, la cámara de la Madre Divina, el origen de las corazonadas. El templo corazón es casa de oración.

El corazón es tan sensible, que puede registrar los movimientos sísmicos más alejados. Ahí habita el maestro interno, quien se expresa en forma de corazonadas. No siempre se hace caso a las corazonadas, muchas veces se ignoran y el ser humano obedece al yo. Internamente existe una lucha entre el hombre celestial y el hombre animal. El hombre celestial es el maestro, es lo más sencillo, causa de las bienaventuranzas y proveedor de nuestras necesidades. Mientras que el hombre animal es la mente, la causa del dolor y del sufrimiento, es complejo y todo lo complica.

San Francisco de Asís en meditación. Autor: Ludovico Carracci. Fecha: 1580.

San Francisco de Asís en meditación. Autor: Ludovico Carracci. Fecha: 1580.

A veces en busca del maestro interno se cree en falsos profetas, seres que confunden al ser humano con falsas apariencias y astucias, con artes ilusorias que abusan de las inquietudes de la consciencia para engañar y obtener beneficios económicos. El verdadero maestro solamente puede ser consultado en el mundo astral. El maestro no es la mente, ni las emociones, tampoco la voluntad ni la misma conciencia…, el maestro es el Ser, el Íntimo, el Dios interior de cada quien.

Invocarlo es posible por medio de la meditación combinada con la oración, lo que en la gnosis se denomina la “oración científica”. Orar no es simplemente cerrar los ojos y pedir; la oración implica perfecta concentración, perfecta meditación y perfecto Samadhí. Es mejor meditar cuando se tiene un poco de sueño, porque el sueño dosificado es la puerta de la meditación.

No todas las oraciones son peticiones, existen las que se consideran verdaderas recapitulaciones de acontecimientos cósmicos, tal como lo es el “Padre Nuestro” que, en sus siete frases debidamente comprendidas, evoca la perfección; cuando se ora esta plegaria combinada con la meditación se convierte en una fórmula mágica de inmenso poder sacerdotal y produce resultados maravillosos.

Toda oración debe ser acompañada de la meditación, porque una verdadera oración consiste en combinar la fuerza creadora con la mente y el corazón; es decir, integrar los cinco centros de la máquina humana en uno solo. Si la mente está ocupada en sus pensamientos, el centro emocional en los sentimientos, el cuerpo en los instintos y movimientos y el centro sexual en la sensualidad, entonces la concentración está dividida y los egos por su cuenta comienzan a hacer peticiones que muchas veces hasta se contradicen unas con otras. El resultado de este tipo de oración es casi nulo, porque no hay dirección ni sentido, los yoes divididos provocan un desorden y no se logra la oración.

Jesús expulsa a los mercaderes del Templo. 1885. Autor: Alexander Bida.

Jesús expulsa a los mercaderes del Templo. 1885. Autor: Alexander Bida.

Para orar es necesario pensar con el corazón, vaciar la mente de los “mercaderes del templo”. El templo debe tener paz para que el maestro (el Íntimo), pueda oficiar y así el adepto pueda escuchar la voz del Padre que está en secreto. Porque orar es platicar con Dios. El budismo sagrado advierte que es necesario vaciar el odre (la mente), para poder poner el vino (el resultado de la meditación). Mientras la mente esté ocupada en la lucha de los opuestos: el frío y el calor, el gusto y el disgusto, el bien y el mal, lo agradable y lo desagradable…, no es posible escuchar la voz del silencio.

La práctica que en esta ocasión se recomienda es acostarse en posición de estrella pentagonal, es decir, con los brazos y piernas abiertos, sobre un tapete en el suelo, o bien en posición de hombre muerto: con los talones unidos y puntas separadas y los brazos a los costados, ojos cerrados.

“Es necesario tratar de relajar totalmente todos los músculos del cuerpo y luego concentrar la atención en la punta de la nariz hasta sentir plenamente el pulso del corazón en ese órgano del olfato, luego seguiremos con la oreja derecha hasta sentir el pulso del corazón en ésta, después continuaremos con la mano derecha, pie derecho, pie izquierdo, mano izquierda, oreja izquierda y nuevamente, sintiendo plenamente el pulso del corazón por separado en cada uno de estos órganos donde hemos fijado la atención.

El control sobre el cuerpo físico comienza con el control sobre el pulso. El pulso del corazón tranquilo se siente de una vez todo en su totalidad dentro del organismo, pero los gnósticos pueden sentirlo a voluntad en cualquier parte del cuerpo, ya sea la punta de la nariz, una oreja, un brazo, un pie, etc.

Está demostrado por la práctica que, adquiriendo la posibilidad de regular, apresurar o disminuir el pulso, pueden apresurarse o disminuirse los latidos del corazón”.

1.          Concentración perfecta en el maestro interno, para oír su voz, hablar con el Padre interior.

2.          Meditación perfecta, vaciar la mente, solo en ausencia del yo es posible escuchar al Padre Interior.

3.          Samadhí perfecto, la esencia, el budhata se escapa de la personalidad, entonces se fusiona con el Ser y adviene la experiencia de lo Real en el Vacío Iluminador.

La oración científica es el camino de la redención y de la felicidad.

Enviado por: Susana Margarita Rodríguez Licea. Comisión de Eventos del ICQ Gnosis

“El maestro Interno de cada quien está a la orden de cualquier discípulo que quiera entrar a trabajar por Despertar Conciencia” Samael Aun Weor.

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