Libro: La Balanza Cósmica, la Ley del Karma

Capítulo 7. El Pesaje del Corazón

Capítulo 7. El Pesaje del Corazón

En la mitología egipcia nos encontramos con verdaderos pozos de sabiduría práctica; que lejos de relatar lo que se supone son los procesos post mortem, en realidad, nos señalan con precisión el trabajo que tenemos que realizar para cumplir con nuestra misión en la vida: la auto realización íntima del Ser a través de la iniciación.

La base de toda su mitología la podríamos resumir así: al morir el iniciado, (es decir, al morir en sí mismo, en sus defectos, deseos, pasiones, vicios, locuras, etc.), tiene que pasar por una serie de procesos en el más allá, como combatir a la serpiente Apep o Apopi (el demonio del deseo), luchar contra otras fuerzas negativas (el camino iniciático), hasta que por fin llega ante los 42 jueces del karma donde tiene que pasar por una confesión negativa para declarar que ya no es capaz de delinquir.

Más tarde, le pesan el corazón (su estado interior) colocándolo en un platillo de una balanza, en el otro platillo se coloca una pluma de avestruz (símbolo de la justicia y la ley), si logra trascender todo este camino, es como podrá llegar a Osiris (su Real Ser interior profundo). Por lo que no debemos pensar en creencias de un remoto pasado, ni en cosas que suponían sucedían después de la muerte, más bien, son en realidad lo que debería suceder en nuestro universo interior aquí y ahora.

Grabado egipcio. (Real).

Grabado egipcio. (Real).

La confesión negativa

En las variadas versiones del Libro de los Muertos, como lo podemos observar claramente en la página 145 del papiro Ani, en la parte superior de esta escena, vemos al iniciado presentarse ante los 42 jueces del karma con la finalidad de presentar su “confesión negativa”.

Papiro de Ani

Papiro de Ani

El iniciado se presenta en la sala de la diosa Maat (la diosa de la verdad y de la justicia), y ante los 42 jueces de la ley, declara que ha destruido los miles de defectos psicológicos que ha generado a lo largo de los siglos.

Lo hace a través de una confesión negativa muy significativa, ya que, en estos días de involución, en que ya no se sabe qué es lo correcto, tenemos claramente descritos los defectos psicológicos y actitudes negativas a eliminar, mostrándonos el camino preciso a seguir.

Por su fácil comprensión, presentamos la Confesión Negativa del “Papiro de Nu”, la cual dice así:

"He aquí que yo traigo en mi corazón la verdad y la justicia, pues he arrancado de él todo el mal".

Se trata de un iniciado que ha completado su trabajo en este mundo, ya que ha logrado la desintegración total de sus yoes a través de trabajos internos conscientes. A nosotros, los que tenemos el ego, nos muestra la didáctica precisa de qué errores psicológicos debemos comprender para erradicarlos de nuestra psiquis.

"No he causado sufrimiento a los hombres". "No he empleado la violencia, con mis parientes". "No he sustituido la injusticia a la justicia". "No he frecuentado a los malos". "No he cometido crímenes".

La expresión de la violencia produce más violencia y el odio produce como consecuencia más odio. Es una cadena de esclavitud a la que nos atamos por variadas existencias. La ira tiene muchas ramificaciones y dejando que se manifieste lo único que cosechamos es dolor, esa capacidad multifacética originada en los defectos que cargamos nos motiva a intimidar, imponer nuestra voluntad en los demás. Nuestro Ser o espíritu es contrario a todo esto, es apacible y sereno.

Los medios de comunicación modernos se han perfeccionado en difundir la violencia, convirtiéndose, por ejemplo, las series policiacas en verdaderas escuelas del crimen. Estamos en un mundo donde se ha desbordado la violencia, por todas partes hay guerras, crímenes, etc., a veces tan comunes que ya los consideramos como algo normal.

Detalle de columna egipcia. (Real).

Detalle de columna egipcia. (Real).

"No he hecho trabajar en mi provecho con exceso". "No he intrigado por ambición". "No he maltratado a mis servidores".

Si estudiamos la constitución de un átomo como la de un sistema solar, vemos en esto un orden y también jerarquías. Un sol no es lo mismo que un planeta, ni que una luna. Lo mismo sucede en una familia, una empresa, un pueblo o nación.

Pero se requieren de autoridades lo más conscientemente posibles para que todo funcione en forma ordenada, para que fluya de manera natural la empresa en que se trabaja o en el hogar en que se viva de manera armoniosa y perfecta.

Todos dependemos de todos, en ocasiones queremos enriquecernos a costa del trabajo de otros, imponemos cargas de trabajo para beneficiarnos sólo nosotros y fatalmente hasta damos un maltrato a las personas que están subordinadas, que podrían ser nuestros empleados y hasta nuestros hijos.

"No he blasfemado de los dioses".

El respeto y la veneración son la puerta que nos permite el acceso consciente a las dimensiones superiores de la naturaleza, es una lástima que desde hace muchos años ya los hayamos perdido completamente.

Hay una mala costumbre de echarle la culpa a Dios de los males que nos pasan, como si la divinidad estuviera viendo como castigar al ser humano, la realidad es que somos los arquitectos de nuestro propio destino y las cosas que nos pasan es lo que hemos sembrado. Por eso decir: “Por qué me pasó esto a mi Dios mío”, prácticamente reclamándole por lo que nos sucede es, definitivamente, una blasfemia.

No existe ningún respeto a las cosas sagradas, nos burlamos de la divinidad y hacemos bromas de los dioses griegos, mayas, aztecas, etc. Es muy necesario recuperar esa admiración y respeto por lo divinal.

Detalle de columna egipcia. (Real).

Detalle de columna egipcia. (Real).

"No he privado al indigente de su subsistencia".

Es indudable que no sólo debemos auxiliar a quienes amamos, también hay que hacer algo por la gente que no tiene la capacidad de cubrir sus necesidades más básicas, pero como es de intuir, esta negación tiene que ir sobre esto ya dicho y aún más.

Todos somos indigentes por la falta de la sabiduría y porque estamos carentes de las virtudes que el ser humano debería tener, desde ese punto de vista, somos unos cuitados. Los que de alguna manera hemos llegado al camino y tenemos las claves para transformarnos y alimentarnos de la sabiduría divina; tenemos el deber de ayudar a otros, que nuestro egoísmo no permita que privemos de este alimento espiritual a quien no lo tiene.

"No he cometido actos execrados por los dioses".

Los grandes iniciados nos han dejado una guía a través de los libros sagrados del mundo, no podemos olvidar el decálogo de Moisés, los 22 arcanos mayores del Tarot, la Divina Comedia de Dante y muchas otras enseñanzas sagradas; indicándonos claramente los actos que están en contra de lo divino.

Un ejemplo muy sencillo es cuando se nos ha advertido: “No matarás”, y si partimos que el cordón de plata o de vida que conecta la esencia o alma con lo físico, se une en el momento en que el espermatozoide se une al óvulo, ya podremos inferir una de las tantas formas que estamos faltando a esta ley.

"No he permitido que un servidor fuese maltratado por su amo".

En ocasiones la “no acción” es un crimen, ya que nos convierte en cómplices del delito; no se trata de que desatemos la violencia, pero hay ocasiones en que de alguna forma podemos ayudar al prójimo actuando inteligentemente, quizás con diplomacia o persuasión.

Cuando los grandes sabios nos sugieren la no acción, no se refieren a estos casos, se refieren más bien a estados de la mente, pero no a permanecer impasibles ante el dolor ajeno.

"No he hecho sufrir a otro". "No he provocado el hambre". "No he hecho llorar a los hombres mis semejantes".

Estas negaciones son una verdadera cátedra sobre la ley del karma, ya que el daño que le hacemos a otros es lo que cosecharemos tarde o temprano y verdaderamente es el peor de los negocios, prácticamente estamos firmando letras giradas que tendremos que pagar irremediablemente.

Por ello es muy importante descubrir a esas personas que viven dentro de nosotros causantes de tener esas ganas de infringir dolor a lo demás. La ira, la intolerancia, el orgullo, la codicia y muchos otros más defectos psicológicos son esos demonios rojos de Seth de los que tendremos que deshacernos si anhelamos acabar con tanto error.

Sarcófago egipcio. (Real).

Sarcófago egipcio. (Real).

"No he matado ni ordenado matar".

El más alto nivel de degradación humana es sin duda el homicidio, conforme pasa el tiempo nos estamos corrompiendo cada vez más y ya la palabra asesinato ni siquiera nos asombra. Los medios de comunicación mal utilizados están propagando cada vez más esa mentalidad delictiva.

Si reflexionamos en el mundo de la mente, nos daremos cuenta de que ahí hemos cometido muchos crímenes, como adulterios, asesinatos, vejaciones, etc., que de no poner atención podría ser que, al presentarse condiciones desagradables como inundaciones, sequías, terremotos, etc., pudiéramos sacar a flote toda esa podredumbre interior.

Aún más, hay que reconocer que la ingratitud, el maltrato, la ironía, la violencia intrafamiliar, le quita años de vida a nuestros seres queridos.

"No he provocado enfermedades entre los hombres".

Bien nos dice el maestro Jesús, que no solo de pan vive el hombre. También es muy importante los aspectos psicológicos, las emociones negativas, etc. Se ha visto, por ejemplo, la increíble coincidencia entre la diabetes y el ser muy emotivo en forma negativa, como la ira, preocupaciones, angustias, etc.

Es indudable que al reflexionar en todo esto, en muchas ocasiones somos los causantes de enfermedades en los demás, quizás en los que supuestamente más amamos por nuestra forma equivocada de ser y actuar.

"No he sustraído las ofrendas de los templos". "No he robado los panes de los dioses". "No me he apoderado de las ofrendas destinadas a los espíritus santificados".

Las verdaderas ofrendas de los templos son realmente el trabajo sobre sí mismos para perfeccionarnos, como el trabajar en la desintegración de un defecto psicológico, transformar nuestras energías creadoras y ayudar a nuestros semejantes; representadas en algo que ofrecemos sinceramente a la divinidad. Lamentablemente dentro de nosotros existe el enemigo que sabotea la Gran Obra del Padre, impidiendo que tengamos ese respeto y veneración.

Muy significativo es el pan de los dioses, ya que es un símbolo que aparece en variadas tradiciones en el mundo. No olvidemos el pan y el vino de la última cena de Jesús. El pan es de semilla de trigo, por lo que destaca la relación con la simiente humana. Interesante resulta que Paracelso afirmara que dentro de la energía creadora se encuentra una fuerza superior venida de lo alto.

El robar el pan a los dioses entonces toma un significado muy especial, ya que cuando malgastamos las fuerzas creadoras se impide que regresemos esta fuerza divina a su origen; todo sería diferente si aprendiéramos a transmutarla.

"No he cometido acciones vergonzosas en el recinto sacrosanto de los templos".

A través de los años personas con mucha voluntad y amor a la gran causa han realizado hermosas obras construyendo templos sagrados para tener lugares idóneos para meditar, orar, realizar prácticas místicas y así acercarse a la divinidad. Son lugares que debemos aprender a respetar, no importa de qué religión o cultura pertenezcan, ni cuánto tiempo haya pasado de su construcción.

El llevar a cabo acciones de blasfemia, es una falta de respeto no sólo a lo sagrado y divino, sino a esas esencias que con tanto sacrificio las hicieron. Inclusive el burlarnos, hacer chistes, decir malas palabras, etc. constituye una profanación a estos templos de misterios.

También habrá que recordar lo que dice San Pablo: “Porque vosotros sois el templo del Dios vivo” (2 Corintios 6:16), esto nos abre aún más a la reflexión de esta negación, pues entonces existirán las cosas vergonzosas que cometemos en nuestro propio templo que somos nosotros, nuestro cuerpo, nuestra mente, etc.

Cuadro con ofrendas al dios Sol. (Real).

Cuadro con ofrendas al dios Sol. (Real).

"No he disminuido la porción de las ofrendas".

Cuando por fin hemos comprendido que hay que ayudar a nuestros semejantes, solemos realizar esfuerzos para llegar a determinada meta y eso es grandioso; sin embargo, lo indicado es aprender a “sostener notas”, es decir, no sólo se trata de llegar a un objetivo, aún más se trata de sostener esa labor, que generalmente resulta más difícil.

Abrir un centro de gnosis para ayudar a los demás y abandonarlo cualquiera lo hace, pero sostenerlo por años y años es una labor que convierte tal misión en un refugio espiritual para quien lo necesite. Hay que ayudar a los demás, ofrendar trabajo por nuestros semejantes y no disminuir tal labor.

"No he tratado de aumentar mis dominios empleando medios ilícitos, ni de usurpar los campos de otro". "No he manipulado los pesos de la balanza ni su astil".

La forma de ganarnos el pan de cada día debe ser algo completamente honesto, que no dañe a los demás, que no sea mintiendo, robando, explotando, etc. Nuestro trabajo físico no es algo ajeno al camino espiritual, todo lo contrario, es parte de él.

Cuando consideramos que habría que alejarnos del mundo para auto realizarnos estamos muy equivocados. En los infinitos problemas que hay en el trabajo se encuentra el camino para encontrar la verdad. Pero es indispensable una forma correcta de ganarnos la vida, en donde tengamos la capacidad de bendecir nuestro trabajo.

"No he quitado la leche de la boca del niño".

Claramente nos muestra actos abominables que solemos cometer algunas veces por ambición y otras por fanatismo religioso y hasta científico. Basta recordar que en un tiempo se sobrevaloró la fórmula láctea ante la leche materna, afortunadamente con el paso de los años se dieron cuenta que es insustituible.

Sin embargo, esto también tiene connotaciones más profundas, ya que la leche es símbolo de las virtudes y los niños son representación de los iniciados. Es obvio que, en este caso, la madre es símbolo de la madre divina interior particular. Es indudable que el materialismo nos aleja de los principios eternos divinales.

Escultura de Ramsés. (Real).

Escultura de Ramsés. (Real).

"No me he apoderado del ganado en los prados". "No he cogido con lazo las aves destinadas a los dioses".

Todo en la naturaleza está diseñado con infinita sabiduría para establecer un equilibrio; motivados por la ambición, miedo, crueldad, estamos acabando sin sentido alguno con las especies de animales. Matamos a las aves que ningún daño nos causan y sin ningún propósito. También hay que recordar la matanza de búfalos indiscriminada en un momento de la historia de los Estados Unidos. Encarcelamos en jaulas a las pobres aves del cielo por el “terrible crimen” de trinar bonito.

"No he pescado peces con cadáveres de peces".

El maestro Jesús nos simbolizó el servicio desinteresado a la humanidad con el ser pescadores de almas. En ocasiones, por tratar de atraer gente a las enseñanzas sagradas utilizamos un falso esoterismo, enseñanzas muertas que no nos llevan a ningún lado, pero que atraen a la gente.

Obviamente no es la manera correcta de enseñar, el conocimiento de la gnosis debe permanecer puro, sin estar contaminado con otras corrientes filosóficas.

"No he obstruido las aguas cuando debían correr". "No he deshecho las presas puestas al paso de las aguas corrientes".

Si bien, podemos entender estas negaciones como hacer el uso correcto de las aguas físicas, también se refiere al uso correcto de las aguas puras de vida (nuestra energía creadora), llamado por los alquimistas como el mercurio de sabiduría.

Hay que aprender a ahorrar nuestras fuerzas vitales (no romper las presas) y transmutarlas (dejarlas correr hacia dentro y hacia arriba), para que nos den las fuerzas espirituales necesarias para transformarnos. Desgraciadamente, con nuestras pasiones animales, las despilfarramos miserablemente.

Adolescente huasteco. Personaje ascendiendo por la columna espinal, símbolo del fuego sagrado. (Regional).

Adolescente huasteco. Personaje ascendiendo por la columna espinal, símbolo del fuego sagrado. (Regional).

"No he apagado la llama de un fuego que debía arder".

En muchas culturas del mundo se adoró el fuego como algo sagrado, sin embargo, no es al fuego con que calentamos nuestros alimentos al que se referían, tampoco al del rayo o al de los volcanes. Más bien se referían a un fuego sagrado interior, que en el oriente se le conoció como Kundalini, al que adoraron los persas y el mismo que las vestales de la antigua Roma cuidaban con tanto esmero.

Ese fuego en estos momentos está apagado, ya que se requieren de muchos méritos del corazón y de la magia del amor para que este fuego sagrado despierte y se manifieste.

"No he violado las reglas de las ofrendas de carne". "No me he apoderado del ganado perteneciente a los templos de los dioses".

Si analizamos los papiros, templos milenarios, grabados antiguos, libros sagrados del mundo, podemos observar que siempre hay un tipo de ofrenda ofrecida a la divinidad. A veces es incienso, los primeros frutos producto de la cosecha, etc.

Lo que quizás no hemos meditado es en el hecho de que tales ofrendas representan algo interior, ya que ¿de qué le serviría a la divinidad un pedazo de metal? Más bien, lo que se busca es lo que hacemos por perfeccionarnos o por lo que servimos a los demás.

El famoso diezmo tiene el mismo significado. Hay que ayudar a la humanidad y hay que hacerlo con amor, con dedicación, renunciando a los frutos de la acción.

"No he impedido a un dios el manifestarse".

El espíritu o Ser de cada persona es como nuestro dios interior profundo, ya que es una chispa de aquello que no tiene nombre. Lamentablemente en estos días nos encontramos muy lejos del Ser. Nuestros defectos psicológicos son miles de personas viviendo dentro de nuestro universo psicológico. El Ser y el ego son incompatibles, mientras no eliminemos el ego, impediremos a nuestro dios interior el manifestarse.

“¡Soy puro, soy puro, soy puro!".

Esta confesión negativa del “Papiro de Nu” es una guía maravillosa de todo cuanto tenemos que no hacer en nuestra vida, una lista precisa de defectos psicológicos a tener en cuenta para trabajar con ellos y eliminarlos a base de comprensión profunda.

Nota: El texto entrecomillado es del libro: “Mi regreso al Tíbet” del maestro Samael Aun Weor.

El pesaje del corazón

El pesaje del corazón

 El comprender el “pesaje del corazón” nos permitirá comprender mejor la ley del karma de primera fuente, en esta escena encontramos la balanza cósmica (símbolo del karma), al maestro Anubis, con máscara de chacal (jerarca de la ley), a la diosa Maat, con una pluma en la cabeza (la verdad, el orden, la ley, la justicia y el balance), a Toth con cabeza de ibis (el escriba de los dioses), a Osiris (El Padre que está en Secreto), a Isis (la Madre Divina) y a Horus con cabeza de halcón (el Cristo íntimo).

iniciado en túnica de lino blanco

Iniciado en túnica de lino blanco

Vamos “leyendo” esta escena que aparece en el “Papiro de Hunefer”. Viéndolo de izquierda a derecha, lo primero que encontramos es al iniciado en túnica de lino blanco, símbolo de que hay que purificarnos, es decir, eliminar lo negativo de nosotros. Lo lleva de la mano indicándonos que nuestros pasos deben ser conducidos de acuerdo con las leyes divinas, haciendo la voluntad del padre y no la nuestra egoísta y caprichosa.

El dios de la sabiduría Toth

El dios de la sabiduría Toth o escriba de los dioses anota minuciosamente este pesaje y el resultado de este.  En la parte superior de la balanza encontramos a la diosa de la verdad y la justicia (la diosa Maat) con su característica pluma de avestruz en la cabeza; el concurso de estos dioses indican que este juicio está amparado por la sabiduría, la verdad y la justicia.

La Balanza Cósmica

La Balanza Cósmica

En la escena central aparece una imponente balanza, representación de la ley de causa y efecto o karma. En el platillo izquierdo (visto por nosotros), se coloca el corazón del iniciado, representación de lo que es y lo que ha hecho en su vida, así como de su nivel de Ser o estado interior; en el platillo de la derecha se coloca una pluma de avestruz, símbolo de la diosa Maat, quien rige la verdad y la justicia.

Si el corazón (los hechos de la persona) pesa más que la pluma, es símbolo de que no están en equilibrio con la verdad y justicia, que no fue justo en su vida, que no desintegró todos esos elementos que nos hacen tan pesados e injustos: los defectos psicológicos.

La diosa Ammyt, parte cocodrilo, león e hipopótamo, se devora el alma de la persona que no ha superado el pesaje del corazón, representación de los círculos dantescos, curiosamente coincide asombrosamente junto con el Apocalipsis, hablando de una muerte segunda por la cual debemos pasar si no logramos auto realizarnos.

Anubis se encuentra revisando el fiel de la balanza, para verificar que realmente sea pesado el corazón correctamente, como arconte de la ley del karma, vigilando cada pensamiento y sentimiento de nosotros en cada acto de nuestra vida.

Si el corazón se equilibra con la pluma de la diosa de la verdad y la justicia o pesa menos, esto indica que ha triunfado, que ha logrado cumplir su misión, que es justo, que ha logrado la erradicación total del ego.

Entonces el Cristo íntimo (Horus) conduce al iniciado

El Cristo íntimo (Horus) conduce al iniciado

Entonces el Cristo íntimo (Horus) conduce al iniciado ante la presencia de Osiris (El Padre que está en Secreto), tal como debe ser en nuestra vida cotidiana, todos nuestros actos deben estar inspirados en el Cristo o sea el amor.

Osiris, Isis y Neftis

Osiris, Isis y Neftis

Detrás de Osiris se encuentra las diosas Isis y Neftis, representaciones ambas de los distintos aspectos de nuestra Madre Divina, quien está al tanto de toda nuestra vida, tratando de ayudarnos, protegernos e iluminarnos.

Sobre una flor de lis frente a Osiris se encuentran los cuatro dioses de la muerte (Mesta o Amset, Hapi, Duamutef y Kebeshenuef), hijos de Horus, mostrándonos el camino a seguir, la muerte no la física, sino la de nuestras pasiones y defectos.

Interesante es que tengan los atributos parecidos a los 4 evangelistas: ya que uno tiene cabeza humana (Mesta), correspondiente al evangelio de San Mateo, elemento agua; otro cabeza de halcón (Kebeshenuef), elemento aire, el de San Juan es de águila, prácticamente igual; otro tiene cabeza de babuino (Hapi), elemento tierra, que corresponde al toro del evangelio de San Lucas; y por último, un chacal (Kebeshenuef), que se corresponde con el león o elemento fuego del evangelio de San Marcos.

Esta relación con los cuatro elementos de la naturaleza, además de indicarnos como dioses de la muerte la desintegración de ego, nos muestran también del trabajo alquimista, en el laboratorio de la magia del amor, ya que estos elementos son los fundamentales para realizar este trabajo.

El pesaje del corazón y la confesión negativa son perfectas alegorías del camino interior para trascender el dolor o karma malo que hemos generado a lo largo de nuestras malas acciones de todas las existencias.