Quetzalcoatl como Cristo Íntimo

Quetzalcoatl

Apreciados lectores de nuestra revista, en esta ocasión vamos a tratar en este artículo acerca de la enorme trascendencia del glorioso Quetzalcoatl (el Cristo mexicano), antes debo hacer una precisión acerca del concepto CRISTO, ya que la gran mayoría de la gente está acostumbrada a pensar en CRISTO como un individuo que vivió hace poco más de 2000 años en la Tierra, mas sin embargo, los conocedores de la sabiduría gnóstica entendemos que CRISTO no es una persona, no es un individuo, es una fuerza cósmica impersonal que no tiene individualidad, y que se manifiesta en todo “hombre auténtico” que está debidamente preparado para asimilarla dentro de sí.

Los estudios gnósticos tratan precisamente del estudio trascendental de los misterios crísticos, Jesucristo, el divino Rabí de Galilea fue vehículo de tal fuerza cósmica maravillosa, extraordinaria, la cual obra prodigios y maravillas.

Existe una paralela extraordinaria en el drama cósmico de Jesucristo y el drama cósmico de glorioso Quetzalcoatl que es el Cristo mexicano, al igual que Jesús llevando a cuestas la cruz de la redención enseñando a los antiguos nahuatls el  principio fundamental para la liberación que es  el AMOR,  derramó su propia sangre para enseñar a los antiguos pueblos mexicanos el camino de la liberación.

Debo puntualizar por otra parte que Cristo es fuego, el fuego de los sabios mediante el cual es posible toda redención y la liberación del alma, mediante el poder trascendental del fuego es posible la desintegración de los elementos inhumanos que en nuestro interior cargamos.

Lo que nos interesa a los divulgadores de la Antropología Gnóstica es dar a conocer al mundo, que muchos en el pasado lograron encarnar al Cristo tales como Quetzalcoatl, Hermes Trismegisto , Serapis, el mismo Jesús, algunos en secreto lo están encarnando, otros en el futuro lo encarnarán, más sin embargo aquellos que piensen en la segunda venida de Cristo (el Cristo histórico)  bajando de las alturas están en un gran error, porque el salvador del mundo no vendrá desde afuera, sino desde adentro.

Esto solo será posible siempre y cuando luchemos por asimilar dicha potencia cósmica universal, la manera de lograrlo es mediante la fuerza del sacrificio, si, del sacrificio de nuestros agregados psicológicos, ya que el drama cósmico Quetzalcoatlaniano y Jesucristiano nos indican claramente la necesidad de acabar con los animales que llevamos dentro, es decir los defectos psicológicos, es necesario arrojar a los mercaderes del templo, quien hace este trabajo es en realidad de verdad nuestro Quetzalcoatl interior, el cual en un principio nace entre los animales es decir, en medio de todo tipo de agregados psicológicos, es un bebito el Cristo intimo, para luego hacerse hombre entre los hombres y viene para acabar con la maldad del mundo, si, de nuestro mundo interior.

Así pues, estimados amigos, la realidad es que el Quetzalcoatl intimo de cada uno de nos se convierte en nuestro salvador, siempre y cuando nos esforcemos a morir psicológicamente de instante en instante, de momento en momento, el drama cósmico del glorioso Quetzalcoatl nos invita a la reflexión,  paralela extraordinario con el drama de Jesucristo.

Quetzalcoatl también tuvo sus traidores, sus doce Apóstoles que son partes del Ser, también se sacrificó por sus semejantes, también derramó su propia sangre por los demás manifestando en ello la fuerza del sacrificio, sí, el sacrificio de nuestras bajas pasiones en aras de la cristificación.

¡Así es!, debemos de recibir de buen agrado las manifestaciones desagradables de los demás para algún día encarnar a la segunda fuerza de la naturaleza, la segunda fuerza es el Cristo Cósmico, debemos vivir el drama cósmico en nuestro interior, hacer viva la enseñanza de los Boddhisattwas de compasión dentro de cada uno de nos , para algún día ser merecedores de cristalizar dentro de sí mismos a la segunda fuerza de la creación, la fuerza del Cristo, y así lograr la cristificación, hasta aquí mis palabras sobre Quetzalcoatl como Cristo íntimo apreciados amigos.  

Virgilio Cuautle Roldán. Nochistlán, Zac.

“Ni siquiera los mayas pudieron rechazar el grandioso culto al Cristo cósmico, a nuestro señor Quetzalcoatl; Incuestionablemente la religión Nahuatl lo mismo que la maya y la tolteca están impregnadas de tremenda sabiduría divinal. Quienes supongan por ejemplo que los dioses de Anahuac o los dioses toltecas o zapotecas eran meramente ídolos se hallan perfectamente  equivocados. En nombre de la verdad diremos que los dioses de la antigua Tenochtitlán no fueron jamás ídolos. Los Nahuatls no eran tan ignorantes como suponen los extranjeros que vinieron de Europa, como para adorar ídolos. En realidad de verdad en la gran Tenochtitlán y pueblos adyacentes se rindió siempre culto a los ángeles, a los Elohim a los Prajapatis, quienes piensen que los dioses de Anahuac eran simplemente ídolos están totalmente equivocados.  Los dioses de Anahuac son los mismos ángeles del cristianismo, los mismos Elohim de los hebreos, los mismos Prajapatis del Indostán; por ejemplo el señor del viento, el Dios maravilloso que tanto fue adorado en los pueblos antiguos no es simplemente un ídolo, Ehecatl es el señor del movimiento cósmico y tiene una escuela.” Samael Aun Weor

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Libro: La Sabiduría de Quetzalcíatl
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