Los Peones

El juego de ajedrez se desarrolla en el plano de la existencia, es una representación de nuestra vida cotidiana, la de cualquiera de nosotros.

Pintura de la cámara funeraria del Nefertari. Egipto.

El origen del ajedrez se pierde en el tiempo. Fue reservado al principio en el Egipto y la India antiguos para la casta guerrera y para la enseñanza de verdades espirituales trascendentales.

Un juego de guerra santa, como la de Arjuna asistido por Krishna en contra de sus familiares (su propio ego) relatado en el Bhagavad Gita

Íntimamente relacionado con el yoga, con el estado de atención y la meditación.

Del estado de alerta percepción, mente serena presente en el aquí y ahora durante el desarrollo del juego de la vida, partiendo de un razonamiento de estrategia y de alternativas, se llega a lograr el conocimiento por intuición, del resultado de nuestras acciones en la vida cotidiana, libre ya del razonamiento.

La meta es lograr aquel tao en movimiento: la acción libre de karma.

La relación del ajedrez con la cábala hebrea ha sido ampliamente estudiada.

Las 64 casillas nos remiten al arcano 10 de la cábala (6 + 4 =10) al eterno retorno de todas las cosas, la rueda budista del Samsara, el eterno ciclo de muerte y renacimientos.

El tablero es la piedra mágica de la alquimia, piedra de ángulo sobre la que se edifica el hombre verdadero y se logra la libertad del tablero mismo de la existencia condicionada.

Peones blancos y negros, el yang y el yin, criaturas que evolucionan e involucionan; la lucha de opuestos dentro de la unidad; el karma y el dharma; nacimiento y muerte; el bien y el mal al final representando una unidad dentro del vacío sin categoría.

Son 8 peones por bando siendo un total de 16.

En cábala 6 + 1= El arcano 7, el carro de guerra, lucha, expiación, sacrificio, amarguras. Los 7 pecados capitales y las 7 nobles virtudes; la naturaleza séptuple del hombre.

Somos cada uno de nosotros, los peones, con los límites, condiciones y posibilidades de nuestras vidas; ahí mismo donde nos hallemos, en este preciso momento, sin importar el lugar del mundo donde nos vivamos, nuestra clase social, tampoco nuestras penas y alegrías.

En budismo los 8 peones representan al sendero óctuple que señalara el Buda como el camino hacia la iluminación: recta visión y comprensión, recto pensar, recto hablar, recto actuar, recta forma de ganarse la vida, recto esfuerzo, recta atención, recta concentración y meditación.

Son una guía ética, de cómo debe ser nuestro actuar en el tapete de la existencia, en el tablero de la áspera vida.

Pero el camino óctuple entraña un peligro para el peón a cada movimiento. Lo que nos remite directamente a los errores que cometemos a diario debido a nuestros defectos psicológicos cada vez que enfrentamos los 8 vientos mundanos en lo cotidiano, de lo cual advertía el Buda: ganar – perder; triunfo – fracaso; alegría – tristeza; alabanzas – críticas.

Las 8 casillas son los 8 vientos mundanos y el sendero óctuple en cada uno de los detalles más pequeños de cualquiera de nuestros días más cotidianos. La meta es la libertad, no identificarnos con los opuestos.

Los peones se rigen bajo el arcano 8 del Tarot, la balanza, la justicia, el equilibrio entre cerebro, corazón y sexo. El sacrificio de Job y duras pruebas.

La mujer que sostiene la espada de poder. Sin amor a la mujer, sin la transmutación de la energía sexual el peón está condenado al fracaso de la gran obra y a la muerte segunda

El peón es el hombre común, condicionado, sujeto a todas las leyes mecánicas de la naturaleza y enfrentándose a un destino cierto: sacrificio y muerte.

Sin embargo, con la posibilidad de coronarse si alcanza la línea opuesta y convertirse en lo que desee; con la misión que las partes de su SER logren la realización, el matrimonio último del alma humana con el alma divina, el triunfo y la coronación del rey. El Atman – Buddhi - Manas, la corona sefirótica del Dios triuno.

El peón está sujeto al tiempo, sus movimientos son limitados y solo hacia el frente. Es esclavo de todas las circunstancias, de su posición social, su nacimiento, es extremadamente vulnerable y frágil. No puede retroceder, siendo su única prerrogativa la fortuna apenas a través del movimiento “al paso” para violar su condicionamiento siempre en aras de una finalidad superior.

Según la tradición medieval, el peón nos representa en nuestras mundanas ocupaciones: agricultor, sastre, médico, herrero, mensajero, guardia, mercader y posadero, que simbólicamente comprenden todas las actividades y relaciones del hombre en la línea horizontal de nuestra vida mundanal.

“El peón es el instrumento más importante para la victoria” reza el aforismo ajedrecista, que ubica la vida de cada persona frente a cada circunstancia y detalle de nuestros más sacrificados y repetidos días: hasta el menor detalle cuenta, siempre hacia el frente.

Juego de ajedrez indio. Henri-Pierre Picou. 1876.

El sendero hacia la iluminación está señalado por los pequeños y grandes detalles de lo cotidiano.

Ninguna situación es despreciable, para nadie: cualquier ocupación en la vida, nuestras relaciones personales y familiares, la economía, alegrías y tristezas.

No hay movimiento del peón que no tenga valor y relevancia.

Un error puede significar la derrota, así como él mismo puede obtener el triunfo en el juego asistido por piezas con más poder, personificación de la divinidad dentro del hombre.

Los peones han de moverse como una sola unidad, con un solo propósito, la atención permanente que lleva hacia la unidad de pensamiento.

Hay peligros al frente, a los lados, atrás, en aras de lograr un centro psicológico de gravedad permanente sobre el que se desarrollan las otras piezas o partes de nuestro SER

Es imperioso el desarrollo del recuerdo de sí y de la autoobservación psicológica en cada casilla del tablero de la vida.

La captura de piezas pequeñas o grandes representa la muerte del ego; el logro de pequeñas y grandes virtudes que nos acercan al padre que mora en secreto. Pequeñas y grandes victorias sólo posibles mediante la transmutación de la energía creadora dentro de un matrimonio legítimo.

Muerte y renacimiento en la línea del deber definen el papel de los peones.

Somos cada uno de nosotros frente a la tormentosa vida, guiados por el deber, bajo nuestra divisa: la voluntad.

Enviado por: Rafel Merazo. El Salvador.

Imagen 1: Pintura de la cámara funeraria del Nefertari. Egipto. Imagen 2: Juego de ajedrez indio. Henri-Pierre Picou. 1876.

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