CAPITULO XV

LA SENCILLEZ

Es urgente, es indispensable desarrollar la comprensión creadora porque ella trae al ser humano la verdadera libertad del vivir. Sin comprensión es imposible conseguir la auténtica facultad crítica del análisis profundo.

Los maestros y maestras de escuelas, colegios y universidades deben conducir a sus alumnos y alumnas por el camino de la comprensión autocrítica.

En nuestro pasado capítulo ya estudiamos ampliamente los procesos de la envidia y si queremos acabar con todos los matices de los celos, ya sean éstos religiosos, pasionales, etc. debemos hacer plena conciencia de lo que realmente es la envidia, porque sólo comprendiendo a fondo y en forma íntima los infinitos procesos de la envidia, logramos acabar con los celos de todo tipo.

Los celos destruyen los matrimonios, los celos destruyen las amistades, los celos provocan guerras religiosas, odios fratricidas, asesinatos y sufrimientos de toda especie.

La envidia con todos sus infinitos matices se esconde tras de sublimes propósitos. Existe envidia en aquel que habiendo sido informado sobre la existencia de sublimes santos. Mahatmas o Gurús, desea también llegar a ser santo. Existe envidia en el filántropo que se esfuerza por superar a otros filántropos. Existe envidia en todo individuo que codicie virtudes porque tuvo informes, porque en su mente hay datos sobre la existencia de sagrados individuos llenos de virtudes.

El deseo de ser santo, el deseo de ser virtuoso, el deseo de ser grande tiene por fundamento la envidia.

Los santos con sus virtudes han causado muchos daños. Nos viene a la memoria el caso de un hombre que a sí mismo se consideraba muy santo.

En cierta ocasión un poeta hambriento y miserable tocó a sus puertas para poner en sus manos un hermoso verso especialmente dedicado al santo de nuestro relato. El poeta sólo aguardaba una moneda para comprar alimentos para su cuerpo exhausto y envejecido.

 

Todo imaginaba el poeta menos un insulto. Grande fue su sorpresa cuando el santo con mirada piadosa y ceño fruncido cerró la puerta diciendo al infeliz poeta: "Fuera de aquí amigo, largo, largo... a mi no me gustan estas cosas, aborrezco la lisonja... no me gustan las vanidades del mundo, esta vida es ilusión... yo sigo la senda de la humildad y de la modestia". El infeliz poeta que sólo deseaba una moneda en vez de esta recibió el insulto del santo, la palabra que hiere, la bofetada, y con el corazón adolorido y la lira vuelta pedazos se fue por las calles de la ciudad despacito... despacito... despacito.

La nueva generación debe levantarse sobre la base de la auténtica comprensión porque ésta es totalmente creadora.

La memoria y la recordación no son creadoras. La memoria es el sepulcro del pasado. La memoria y la recordación son muerte.

La comprensión verdadera es el factor psicológico de la liberación total.

Los recuerdos de la memoria jamás pueden traernos verdadera liberación porque pertenecen al pasado y por lo tanto están muertos.

La comprensión no es cosa del pasado ni tampoco del futuro. La comprensión pertenece al momento que estamos viviendo aquí y ahora. La memoria siempre trae la idea del futuro.

Es urgente estudiar ciencia, filosofía, arte y religión, pero no se deben confiar los estudios a la fidelidad de la memoria porque ésta no es fiel.

Es absurdo depositar los conocimientos en el sepulcro de la memoria. Es estúpido enterrar en la fosa del pasado los conocimientos que debemos comprender.

Nosotros jamás podríamos pronunciamos contra el estudio, contra la sabiduría, contra la ciencia, pero resulta incongruente depositar las joyas vivas del conocimiento entre el sepulcro corrompido de la memoria.

Se hace necesario estudiar, se hace necesario investigar, se hace necesario analizar, más debemos meditar profundamente para comprender en todos los niveles de la mente.

El hombre verdaderamente sencillo es profundamente comprensivo y tiene mente simple.

Lo importante en la vida no es lo que tengamos acumulado en el sepulcro de la memoria, sino lo que hayamos comprendido no sólo en el nivel intelectual sino también en los distintos terrenos subconscientes inconscientes de la mente.

La ciencia, el saber, deben convertirse en comprensión inmediata. Cuando el conocimiento, cuando el estudio se han transformado en auténtica comprensión creadora podemos comprender entonces todas las cosas de inmediato porque la comprensión se hace inmediata, instantánea.

En el hombre sencillo no existen complicaciones en la mente porque toda complicación de la mente se debe a la memoria. El YO maquiavélico que llevamos dentro es memoria acumulada.

Las experiencias de la vida deben transformarse en comprensión verdadera.

Cuando las experiencias no se convierten en comprensión, cuando las experiencias continúan en la memoria, constituyen la podredumbre del sepulcro sobre el cual arde la llama fatua y luciférica del intelecto.

Es necesario saber que el intelecto animal desprovisto totalmente de toda espiritualidad es tan sólo la verbalización de la memoria, la candela sepulcral ardiendo sobre la loza funeral.

El hombre sencillo tiene la mente libre de experiencias porque estas se han vuelto conciencia, se han transformado en comprensión creadora.

La muerte y la vida se hallan íntimamente asociadas. Sólo muriendo el grano nace la planta, sólo muriendo la experiencia nace la comprensión. Este es un proceso de auténtica transformación.

El hombre complicado tiene la memoria llena de experiencias.

Esto demuestra su falta de comprensión creadora porque cuando las experiencias son enteramente comprendidas en todos los niveles de la mente dejan de existir como experiencias y nacen como comprensión.

Es necesario primero experimentar, más no debemos quedarnos en el terreno de la experiencia porque entonces la mente se complica y se torna difícil. Es necesario vivir la vida intensamente y transformar todas las experiencias en auténtica comprensión creadora.

Aquellos que suponen equivocadamente que para ser comprensivos simples y sencillos tengamos que abandonar el mundo, convertirnos en limosneros, vivir en chozas aisladas y usar taparrabos en vez de traje elegante, están totalmente equivocados.

Muchos anacoretas, muchos ermitaños solitarios, muchos mendigos, tienen mentes complicadísimas y difíciles.

Es inútil apartarse del mundo y vivir como anacoretas si la memoria está llena de experiencias que condicionan el libre fluir del pensamiento.

Es inútil vivir como ermitaños queriendo llevar vida de santos si la memoria está rellena de informaciones que no han sido debidamente comprendidas, que no se han hecho conciencia en los distintos recovecos, pasillos y regiones inconscientes de la mente.

Quienes transforman las informaciones intelectuales en verdadera comprensión creadora, quienes transforman las experiencias de la vida en verdadera comprensión de fondo nada tienen en la memoria, viven de momento en momento llenos de plenitud verdadera, se han vuelto simples y sencillos aunque vivan en suntuosas residencias y dentro del perímetro de la vida urbana.

Los niños pequeños antes de los siete años están llenos de sencillez y verdadera belleza interior debido a que sólo se expresa a través de ellos la viviente ESENCIA de la vida en ausencia total del YO PSICOLÓGICO.

Nosotros debemos reconquistar la infancia perdida, en nuestro corazón y en nuestra mente. Nosotros debemos reconquistar la inocencia si es que de verdad queremos ser felices.

Las experiencias y el estudio transformados en comprensión de fondo no dejan residuos en el sepulcro de la memoria y entonces, nos hacemos sencillos, simples, inocentes, felices.

La meditación de fondo sobre las experiencias y conocimientos adquiridos, la autocrítica profunda, el psicoanálisis íntimo convierten, transforman todo en profunda comprensión creadora. Este es el camino de la auténtica felicidad nacida de la sabiduría y el amor.

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