Jesús el Cristo

Jesucristo

El maestro de maestros, Jesús, alcanzó las más altas iniciaciones después de haber sido un bodhisattva caído. Todo bodhisattva es el alma humana del íntimo o Padre que está en secreto. Cuando un maestro quiere reencarnarse, envía adelante a su alma humana a nacer como un niño entre los hombres. Este bodhisattva (alma humana revestida con cuerpo físico), lucha contra las pasiones humanas y cuando está preparado, entonces se dice que nace espiritualmente en el pesebre. El espíritu de sabiduría reencarna en el pesebre del mundo para realizar la gran misión de salvar a la humanidad doliente.

El espíritu no siempre puede reencarnarse en su bodhisattva, pero en el caso de Jesús, esto fue posible con supremos esfuerzos y sacrificios. Jesús como iniciado tuvo que enfrentar al guardián del umbral, al agregado psicológico, a toda la imperfección del yo, conjunto de apegos, temores, celos, pasiones, egoísmos y odios. El bodhisattva Jesús no codiciaba iniciaciones ni poderes, ni títulos u honores; siendo un gran Maestro, prefirió únicamente ser un buen hombre, útil para la humanidad.

Las iniciaciones son despertares de conciencia, asuntos del íntimo que está en secreto. Cuando el bodhisattva Jesús estuvo preparado, asistió a la ceremonia del templo por su primera iniciación y, vestido con túnica de lino blanco y cubriendo su cabeza con un manto, recibió a su maestro interno en medio de terribles relámpagos que resplandecen en las tinieblas. Los tres reyes magos acudieron a adorar al hombre niño Jesús en la ceremonia de la navidad del corazón. Cuando el maestro se quitó su manto, un rayo cayó del cielo y entró en él su íntimo. En ese momento Jesús nació espiritualmente, porque “lo que nace de la carne, carne es, y lo que nace del espíritu, espíritu es”.

En el congreso de iniciados, Herodes rechazó que Jesús fuera el mesías prometido, el salvador del mundo y se aferró a la tradición lunar (del yo) diciendo “No os comáis la luna”; entonces mandó matar a todos los iniciados (niños), por lo que Jesús tuvo que huir a Egipto junto con sus ya ancianos padres, sufriendo las inclemencias del tiempo. Ya en Egipto, Jesús ingresó como adepto de misterios; diariamente era instruido por un maestro, pasó terribles purificaciones en el templo, venció las tentaciones de la mujer y fue probado muchas veces, venciéndose a sí mismo en las debilidades humanas. Allí recibió los misterios de la suprasexualidad para poder fabricar los cuerpos existenciales del Ser, utilizando el poderosísimo mantram INRI.

Cada iniciación tiene  sus virtudes y sus pruebas, sus tentaciones y peligros. Mediante la transmutación de la energía creadora  y la eliminación de los agregados psicológicos, cumpliendo todas las condiciones y requisitos morales de santificación, Jesús obtuvo cada una de las cinco iniciaciones  llamadas de Fuego o de Misterios Mayores, en orden sucesivo; primero la del cuerpo físico, la segunda corresponde al cuerpo vital, la tercera al astral, la cuarta al  mental y con  la quinta nace el cuerpo de la voluntad consciente y encarna su alma  y se convierte en un auténtico Maestro, en un hombre verdadero.

Gracias al amor y a la sexualidad de tipo superior, Jesús se liberó de los cuatro cuerpos de pecado y recibió la iniciación en Egipto, en medio de una gran procesión frente a la gran pirámide, donde las muchedumbres enardecidas lo vitoreaban. En esos tiempos las ceremonias iniciáticas se celebraban físicamente y los colegios iniciáticos estaban abiertos.

Fue en Egipto donde el maestro Jesús aprendió a salir consiente en cuerpo astral utilizando el mantram FARAON; todo individuo puede vocalizarlo para que, mientras el cuerpo físico duerme, el alma viaje a los planos internos de la conciencia. Posteriormente el Maestro Jesús profetizó en la India y en el Tíbet, para regresar después a Tierra Santa, (cuando Herodes ya había muerto), a cumplir con la gran misión que tenía encomendada: surgir de las tinieblas a la luz, sufrir todos los dolores humanos y redimirnos.

Desgraciadamente el pueblo de Judá eligió a Barrabás en lugar de Jesús, condenando al maestro a la crucifixión. La traición condujo al pueblo al fracaso y ahora sufre lo indecible. La Tierra Santa había sido elegida para iluminar y transformar al mundo a través de la unión del esoterismo crístico, la cábala secreta judía y la santa alquimia; sin embargo esto no fue posible.

La llegada del maestro Jesús fue precedida por Juan, quien le puso la corona  de la vida que es El ser de nuestro Ser mediante el bautismo. Sólo Él puede decir “Yo soy el camino, la verdad y la vida” porque al terminar con el yo y la individualidad, resplandecen los valores de la conciencia, los atributos del eterno espacio abstracto absoluto.

Todas las escuelas y religiones adoran a Jesús, pero rechazan su doctrina, aquella que él mismo entregó a sus setenta discípulos: “El que quiera venir en pos de mí, tome su cruz, niéguese a sí mismo y sígame”, (realizar los tres factores de la revolución de la conciencia: transmutación, eliminación del yo y sacrificio por la humanidad). La doctrina crística muestra las claves para realizar los milagros que hizo en Tierra Santa, como transmutar el agua en vino durante las bodas, milagro que todo matrimonio legítimamente constituido puede lograr.

Después de realizar infinidad de prodigios y consagrar su vida al sacrificio, el maestro Jesús renunció a la dicha del Nirvana por amor a la humanidad, por lo que fue confirmado “tres veces honrado”. El bodhisattva que renuncia al Nirvana por amor a la humanidad tiene derecho a pedir el elixir de larga vida, con él puede conservar el cuerpo físico durante largas eternidades.

Cuando Jesús llegó a las pruebas del  arcano 13, vagó entre los sepulcros de los muertos y fue asediado por los espectros de la muerte y sin temor, hubo de vencer al supremo consejo de los ángeles de la muerte. La cena de Betania corresponde a estos procesos de la muerte y resurrección.

Las santas mujeres llegaron al sepulcro y lo encontraron vacío, pues su cuerpo estaba siendo tratado en jinas (mundo etérico); desde entonces, Cristo Jesús resucitó al tercer día con su cuerpo de carne y hueso, y todavía vive en el Shambala, un país secreto del Tibet oriental junto con otros iniciados lemures que conservan sus cuerpos desde hace miles de años. Sanat Kumará (sabio supremo) lo felicitó diciéndole “Eres un inmolado más en el ara del sacrificio”.

Jesús, el Cristo se presentará en esta era de Acuario con su cuerpo resucitado y más tarde se revelará para iluminar las futuras sexta y séptima razas. No debe confundírsele con falsos profetas, el único maestro es el Cristo, unidad múltiple perfecta, no existen seres más elevados que Cristo Jesús, quien es un Paramartha-satya (la verdad única absoluta) que renunció al Absoluto por venir a este valle de lágrimas.

Referencias: Misterios mayores, Mensaje de Acuario, Las siete palabras.

"No juzguéis a los demás si no queréis ser juzgados. Porque con el mismo juicio que juzguéis habéis de ser juzgados, y con la vara que mediaréis, seréis medidos vosotros". –Jesús

Enviado por  Susana M. Rodríguez Licea. Calmecac, San Luis Potosí, S.L.P.

Imagen: Mosaico de la Iglesia de Santa Sofía, Estambul, fechada cerca de 1280.

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