Segunda Montaña. Resurrección.

Primera parte:

Los primeros nueve trabajos de Hércules

La religión griega con sus abundantes dioses y diosas, que intervenían en la vida de los mortales, inspiró  una de las más bellas y poéticas mitologías del mundo, los griegos, a través de los mitos dejaron su sabiduría y enseñanza donde se reflejan las grandes verdades cósmicas y los principios  universales.

Esta mitología presenta nuestro interior bajo la figura de repugnantes monstruos, pero enseña también a enfrentarlos y a eliminarlos para  así alcanzar el Olimpo Interior.

Los héroes griegos eran hombres como Jason de Tesalia, Teseo de Atenas, Hércules o Herakles de Tebas, Perseo de Argos, Odiseo de Itaca, etc. Todos ellos se caracterizaban por su valentía y fuerza, luchaban con monstruos y realizaban tareas imposibles para el común de los hombres.

Hércules viene a representar al Cristo Intimo, al Ser espiritual, prototipo de lo que debe ser el hombre: alcanzar por medio de esfuerzos y súper esfuerzos la perfección espiritual, la auto-realización íntima del Ser.

Desde su nacimiento como auténtico hombre, se encuentra rodeado de peligros que debe enfrentar por sí mismo; siendo todavía niño, la diosa Hera, madre principal del Olimpo y esposa de Zeus, esta diosa es símbolo de la divina Madre, quien guía y protege al iniciado, ella  prueba al valor e inteligencia del adepto, al  enviarle dos grandes serpientes que Hércules con sus manos las estrangula, alegoría de la lucha consigo mismo que a cada instante debe llevarse a cabo.

León de Nemea

Los griegos rendían culto al eterno principio masculino, como fuerza expansiva de la creación,  representado por Zeus, el padre de todos los Dioses y Hera simbolizaba el eterno principio femenino o fuerza receptora y productora del universo y vivían en el Olimpo (la morada de los dioses).

Los primeros nueve trabajos de Hércules, el héroe solar, están relacionados con los nueve grados de la maestría, una cosa es ser maestro y otra muy diferente es alcanzar la perfección en la maestría. Estos grados se refieren al peregrinaje individual que todo iniciado debe efectuar en nueve periodos sucesivos en las nueve esferas planetarias de la Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, lo cual significa liberar la esencia embotellada en los mundos sumergidos de los planetas mencionados.

Captura y muerte del león de Nemea es la primera tarea del adepto resurrecto, este animal monstruoso y feroz hacía intransitable el camino entre Nemea y Micenas, por lo que el Rey Euristeo le ordenó matarlo y llevarle la piel, desde entonces Hércules llevó sobre sus hombros la piel de león, indicando de esta manera el dominio de las pasiones humanas y la fuerza de los instintos infrahumanos. Hércules desintegró en el infierno lunar  con la indispensable ayuda de la divina madre a las tres furias clásicas que habitan en el interior de cada uno de nosotros y que vienen a representar al demonio del deseo, de la mente y de la mala voluntad. Así como a Mara, el padre de las tres furias.

Había que continuar en la lucha y el héroe se enfrenta a la Hidra de Lerna, monstruo mitológico cuyo aliento y olor de sus huellas era suficiente para causar la muerte; dotado de 9 cabezas que se regeneraban inmediatamente al ser cortadas, en la difícil tarea, el héroe solar se hace acompañar de Yolao, su auriga e inspirador.

Hidra de Lerna

Esta Hidra polifacética e inmortal es también una imagen alegórica que personifica claramente a la mente con todos sus defectos psicológicos. Los agregados psicológicos de múltiple estructura, eliminados en la esfera sumergida lunar, continúan existiendo en los diversos repliegues de la mente, como las cabezas de este fatal monstruo.

Con carbones encendidos, Yolao quema las cabezas renacientes, Hércules tras haber cortado la cabeza inmortal, símbolo del amor auténtico, la esconde bajo una gran roca que ha de servir como “Piedra filosofal”

La tercera hazaña de Hércules se refiere a la captura de dos animales, uno suave y veloz y  turbulento y peligroso el otro: la cierva Cerinitis y el jabalí de Erimanto.

La cierva de patas de bronce y cuernos de oro era consagrada a Diana, este animal sagrado era disputado por Apolo el dios del fuego, una clara alusión del alma humana y el jabalí perverso cual ninguno es el símbolo viviente de todas las bajas pasiones animales. El iniciado debe reducir a polvareda cósmica al espantoso jabalí, eliminar los gérmenes causales de los defectos eliminados. La eliminación radical de cualquier defecto psicológico fracasa absolutamente cuando no se disuelve su causa secreta.

La siguiente obra de Hércules es extraordinaria, la limpieza de los establos de Augías, rey de la Elida, cuya hija, conocedora de las virtudes de las plantas, preparaba con ellas mágicos brebajes, los mencionados establos que albergaban innumerables rebaños,   no se habían limpiado nunca, son viva representación de nuestros propios fondos subconscientes sumergidos, múltiples agregados psíquicos que constituyen el Ego pueblan el establo y entre ellos había doce toros alegorizando el karma zodiacal. (El iniciado debe acabar con este tipo de karma)

Hércules debía  limpiar ese lugar inmundo en un solo día y dicen viejas tradiciones que lo logró haciendo un agujero en la pared y desviando el curso de los ríos Alfeo y Peneo para que sus aguas limpiaran  esos lugares infestados, lo cual significa que debemos saber utilizar sabiamente nuestras energías creadoras para purificarnos y fortalecernos internamente.

El quinto trabajo del héroe solar fue la captura y caza de las aves antropófagas que habitaban en  las orillas del lago Estinfaleo y según cuentan las tradiciones antiguas, tenían el pico, las garras y las alas de bronce, matando a los hombres con sus bronceadas plumas. Esas crueles aves son las que menciona Virgilio, el poeta de Mantúa, en la Eneida.

Estas aves antropófagas vienen a representar los yoes de tipo brujesco que en lo profundo del subconsciente todos los seres humanos llevamos, defectos que debemos combatir para que nuestra conciencia se libere y goce de la dicha  y felicidad infinita de los mundos superiores.

El sexto trabajo de Hércules corresponde a la captura del toro de Creta.

En esta sexta tarea, cuenta la leyenda que el Dios Neptuno sacó de las aguas a este animal y lo ofreció al Rey  Minos para que éste lo sacrificara en holocausto, pero el rey codicioso  lo encontró tan hermoso que lo guardó para sí, por tal motivo Neptuno hizo que el toro se volviera furioso y temible, causando grandes estragos en la isla, su captura fue encomendada a Hércules  y después de enconada lucha con la fiera, logró vencerlo y llevarlo al rey Euristeo.

Este toro de figura espantosa, horripilante y terriblemente fuerte viene a representar impulsos sexuales, irreflexivos, tentaciones sexuales que asedian en forma inclemente al iniciado.

Hercules

La séptima hazaña es la captura de las yeguas de Diómedes, rey de Tracia e hijo de Ares, quien era dueño de estos animales antropófagos que mataban y se comían a los náufragos que llegaban a las costas de esta isla. Estas infernales yeguas alegorizan elementos infrahumanos pasionales profundamente sumergidos en regiones del subconsciente, el adepto debe eliminar de su psiquis la totalidad los elementos subjetivos y la pasión animal. (yoes despiadados y  pervertidos).

En la esfera sumergida de Urano trabaja el héroe solar para desintegrar al mal ladrón Caco. Jesús,  el gran Kabir fue crucificado junto a dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda,  Agato el buen ladrón quien roba la energía creadora con el propósito de cristalizar al Cristo Íntimo y Caco el mal ladrón escondido en el infraconciente humano, utiliza esta energía para satisfacer sus pasiones inferiores, estos dos ladrones representan la eterna lucha  entre el bien y el mal

El noveno trabajo corresponde a la conquista del cinto de Hipólita, reina de las amazonas, alegorizando el aspecto psíquico femenino de nuestra propia naturaleza interior. Terribles mujeres tentadoras asedian incansables al adepto con sus sutiles encantos abismales, incitadas por Hera, tarea nada  fácil para el iniciado. Aún cuando Hipólita había consentido cederle pacíficamente su cinto a Hércules, debido a este hecho es sacrificada por la brutalidad masculina, que pretende apoderarse violentamente de su innata virtud. Ese cinturón maravilloso análogo al de Venus y emblema de la feminidad, pierde todo significado y valor  al ser separado de su legítima poseedora: por lo tanto el amor y la no violencia, hacen que su conquista sea realmente significativa y valedera.

Son nueve grados los que Hércules necesita para lograr la perfección de la maestría, cada grado tiene sus correspondientes pruebas, la lucha es consigo mismo, si el adepto logra vencer su naturaleza egoica, libera la conciencia y consigue la resurrección del Ser.

Enviado por: Ma. Guadalupe Licea Rivera del ICQ San Luis Potosí, S.L.P. México

“Ha llegado la hora en que nosotros debemos lanzarnos a la lucha con estas enseñanzas, ha llegado la hora en que debemos preocuparnos por conocernos a sí mismos, profundamente, terriblemente, hondamente… ¡continuad adelante con valor, con voluntad, con tenacidad! Samael Aun Weor.

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