Gnosis y Poesía
Pecados Capitales
Ahora quiero que vuele mi pensamiento
que transite sereno por todos los confines
quiero que rebase impasible toda talanquera
quiero muy sereno y por esta vez siquiera
que mis palabras lleguen sin falsos corbatines
bien vale la pena aprovechar este momento
para librar el alma de la forma pendenciera
de cierto que este no es un asunto cualquiera
en la vida se requiere permanecer muy atento
invocar siempre a los venerables hermanos
que allá en el cielo se conservan tan humanos
y sumidos siempre en profunda reflexión
hacer de nuestro tiempo inmaculada oración
y dejar que la plegaria nos regale sus bondades
hoy la vida nos presenta a sus buenas amistades
esas que nos brindan constante superación
porque siempre debemos poner atención
en las cosas que son fundamentales
enfrentar sin tregua a los pecados capitales
para que el alma logre palmaria depuración
ante el ojo celeste que nos observa con atención
esperando que todos conjuremos la ira
compañera inseparable de la sórdida mentira
y también para que erradiquemos la gula
esa terrible costumbre que a la salud estrangula
y ni qué decir de la abominable pereza
esa misma que tiene por destino la pobreza
y cada que caemos en las garras de la envidia
vemos con tristeza que todo el mundo se fastidia
abrid también los ojos al demonio de la lujuria
juego fatuo que siempre nos lleva a la penuria
hagámosle frente al desastre de la codicia
fiebre tormentosa y semilla de avaricia
y todo aquel que ostenta el indolente orgullo
nunca escuchará de la vida su murmullo.
Siempre que un hombre su fuero quiera remozar
debe acometer los asuntos cimeros y vitales
coger cada uno de los siete pecados capitales
y luchar con ellos hasta hacerlos retozar
poder la vida completa con valentía domeñar
y escuchar atento los consejos celestiales
en verdad el alma posee atributos especiales
sólo se requiere con ferviente anhelo trabajar
usando para ello la sana costumbre de meditar
rescatar muy adentro los recursos tutelares
saber que nuestros actos pueden encauzar
esta vida por nobles senderos espirituales
en el que cada existencia es un fragmento
del tiempo que inexorable debemos cursar
para llegar al umbral del magno aposento
allí donde con supremo sentimiento
podremos con el Padre conversar.
Mauricio Bernal Restrepo. Bogotá, Colombia.