Las Siete Cuevas Celestes

Las Siete Cuevas Celestes

El origen del ser humano es desconocido con sus sentidos y capacidades actuales. Es indispensable utilizar esos sentidos que están latentes pero que no se usan, así como las técnicas de introspección que enseña la gnosis para conocer nuestro origen y las maravillas de que hablan las grandes culturas y las grandes filosofías.

Ni más ni menos, en la historia de México no podían faltar las narraciones de ese mágico lugar de donde venimos, a través de los escritos de los tlacuilos, que sabiamente plasmaron en los códices, precisamente comprendiendo esa ley que dice que “lo divino se humaniza y lo humano se diviniza”.

Se cuenta que el gran emperador Moctezuma, conversando con su sabio consejero Tlacaélel, y admirando el esplendor de Tencochtitlan y su inmenso poderío, siente surgir de lo más íntimo de su ser la inquietante necesidad de conocer su origen, así como en un momento dado surge en todos y cada uno de nosotros esa misma inquietud Moctezuma es aconsejado para que a través de ciertas artes y prácticas pudiese conocer ese origen.

En aquel tiempo el emperador manda reunir 60 guerreros sabios para que partieran en busca de aquél mítico lugar llamado Aztlán, lugar de las siete cuevas. Llevaban algunos presentes, pues tenían la certeza de que los entregarían a alguien.

Aquellos guerreros se encontraron al final de su largo camino a unos guías, quienes los aconsejaron de que se embijaran con ungüentos y elementos especiales, entonces pudieron experimentar fenómenos extraordinarios, de tal forma que con todo y cuerpo pudieron conocer otras dimensiones en la falda del cerro en medio del agua, al que llaman CULHUA-CAN, que quiere decir “cerro tortuoso o de las serpientes”. Ellos experimentaron la llamada ciencia jinas, que les permitió transformar su cuerpo físico en cuerpos de animales como tigres y águilas, en cuya forma pudieron traspasar de una dimensión a otra, primero de ida y más tarde de regreso, pero que muy efectivamente pudieron usar esas técnicas.

Es obvio que si nosotros queremos llegar a ese lugar que está representando nuestros estados de conciencia, tenemos que preparar este cuerpo físico e internos con las diferentes prácticas como la auto observación para evitar que las espinas de la crítica diaria nos hagan perder nuestra fuerza anímica, que los pantanos del camino no permitan que nos hundamos, cuya representación son las bajas emociones en las que regularmente se sumerge la conciencia en el diario vivir.

Así, aquellos guerreros fueron conducidos desde las faldas de ese cerro hasta la parte superior, en cuyo traslado conocieron antiguos iniciados que sabían de ellos ya sólo por nombre.

Ellos se dieron cuenta de que no podían avanzar ligeramente como sus guías y les cuestionaron a los 60: Pues, ¿Qué es lo que comen que los hace estar tan pesados y torpes en estos mundos? Lo que coméis os ha mantenido así, enfermos y con una vida dificultosa.

Es claro que la comida actual diaria del ser humano alegoriza la gula, las bajas pasiones, las venganzas y demás estados psicológicos inarmónicos.

Los guías presentaron a los sabios ante la madre de Huitzilopochtli, que es una representación de nuestra madre divina interior y que según se describe, ella vestía con harapos, estaba sucia y en mal estado, esperando el regreso de su hijo.

Así nuestra madre Divina aguarda el momento en que despertemos la conciencia y lleguemos a las dimensiones superiores para que ella vuelva a revestirse como gran emperatriz y bañe sus cabellos con el agua pura de leche y miel, efectuando su poder para resguardar de toda aberración que guarde su hijo en el alma y en su corazón.

Coatlicue, madre de Huitzilopochtli, con aquellos guerreros que regresaban ante su emperador, le envía a éste unos presentes, un manto sagrado como representación de los cuerpos superiores, plumas preciosas de quetzalli como representación de virtudes y facultades, y armas para la guerra como fortalecimiento de la voluntad y la tenacidad y como mensaje principal de que debía centrarse en el trabajo sin distracción alguna para que pronto él pudiera regresar con ella y reinar juntos desde las dimensiones superiores.

Se despidieron los 60 sin antes haber dejado un diezmo, así podemos comprender cuál es nuestro origen y cuál nuestra misión en este mundo, así lo entendió el gran emperador Moctezuma, dirigente de la poderosa Tenochtitlan.

Por eso repetimos que la gloria de México es extraordinaria, que sus monumentos siempre inspirarán al hombre y que México siempre guiará a las humanidades, que la gran Tenochtitlan continuará porque vive dentro de nosotros y retornaremos a convivir con los grandes maestros, ¡Viva la Gran Tenochtitlan!, ¡Viva el gran Moctezuma!, ¡Viva el gran Huitzilopochtli!

Enviado por Francisco Ismael Moreno Luna. Comisión Calmécac.

Imagen: Imagen del códice "Historia tolteca-chichimeca" (de Wikipedia)

“AZTLAN, AVALLON, monte magnético misterioso, insólita Morada de los Hijos del Crepúsculo (Budhas de Compasión, Dhyan-Choans, Serpientes de la Sabiduría, Pitris o Padres Preceptores de la humanidad, Ángeles de las estrellas, Constructores, Vigilantes, Estrellas-Yazathas de los zoroastrianos, etc.)” Samael Aun Weor

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