El Toro y La Vaca

¡Amigos!, ha llegado el momento de estudiar a fondo el significado esotérico de estos dos animales: Entre los hebreos el toro es simbolizado por la letra Aleph, es el mismo Alpha de los griegos, el uno o el primero de los signos de estos alfabetos, para los cabalistas cristianos, esta letra representa a la trinidad dentro de la unidad. En el antiguo Egipto, el toro tenía un significado trascendental, ya que representaba a Osiris encarnado y le dieron por nombre “el toro Apis”. Su residencia estaba en Heliópolis, la ciudad del sol era negro y en los cuernos llevaba el uraeus (serpiente), “el áspid” y el disco.

En sí, no se adoraba al toro como tal, sino al símbolo de Osiris, que es lo que representaba; tal como los cristianos en los templos doblan la rodilla ante el cordero que simboliza al cristo.

En épocas del antiguo Egipto, prevalecieron divinidades criocéfalas “con cabeza de carnero” o corníferas; con cuernos en la cabeza, como el caso de Amón, que es representado con cabeza de carnero, en tanto que Apis tiene cabeza de toro e incluso Isis es representada con cabeza de vaca.

El toro simboliza la fuerza y la potencia creadora del logos, en tanto Isis con cabeza de vaca representa el aspecto femenino de Osiris.

Los cuernos, en su aspecto superior simbolizan a la sabiduría divina, tal y como los vemos representados en la escultura de Miguel Ángel, el cual, cinceló a Moisés con cuernos en su cabeza; en el aspecto negativo, los cuernos del cabrito, o incluso del toro; simbolizan la rudeza de nuestra mente.

San Lucas Evangelista. Anónimo. S. XVIII.

San Lucas Evangelista. Anónimo. S. XVIII.

Por otra parte, el toro es uno de los cuatro animales simbólicos de la visión de Ezequiel, mismos que se asocian también a los animales de la alquimia; a los cuatro elementos y a los cuatro evangelios, así, el águila es asociada con San Juan, simboliza el elemento aire; el toro se relaciona con San Lucas, representa al elemento tierra, el León es asociado con San Marcos y relacionado con el elemento fuego y el elemento agua se asocia a San Mateo. Estos símbolos son de origen caldeo, egipcio, judío e hindú.

En estas antiguas culturas encontramos muchos dioses con cabeza de león, de toro o de águila cuyo significado simbólico es el mismo.

En otro aspecto, el toro nos recuerda la constelación de tauro o del toro, cualquier constelación zodiacal tiene su aspecto positivo y negativo, nosotros, a causa del ego, terminamos polarizándonos con el aspecto negativo de los signos, en el caso de las personas regidas por este signo, suelen ser iracundas, como el toro cuando se les provoca; terrenales, apegadas a las cosas materiales. En el lado positivo son tenaces, trabajadoras, pacientes.

El aspecto negativo del toro lo tenemos representado por el minotauro griego, el cual tiene cuerpo humano y cabeza de toro, extraordinaria representación de nuestro ego animal. La mitología afirma que residía en un laberinto, símbolo de los innumerables escondites psicológicos que tenemos en nuestra mente y de las teorías y dogmas equivocados del mundo exterior. Entonces tenemos un doble aspecto en el significado del toro, uno positivo y el otro negativo.

En su aspecto superior, dentro de la cultura egipcia, el toro simboliza a Osiris, la vaca a Isis y el ternerillo a Horus, el Cristo.

Dentro de la cultura hindú, la madre divina es representada bajo la figura de una vaca; por este motivo es considerada sagrada. Antiguas tradiciones hindús hablan de un boyero o cuidador de la vaca, el cual da 108 vueltas alrededor de la misma antes de beber su leche; si sumamos 108, cabalísticamente hablando da nueve, es el trabajo en la novena esfera, el trabajo con la sexualidad trascendente, solo quien transmute sus energías creadoras podrá alimentarse de la leche o sabiduría de la madre divina.

Helena Petronila Blavatsky afirmó haber visto como cosa extraordinaria, una vaca de cinco patas, la quinta la tenía sobre la giba, estas representan los cinco aspectos de nuestra divina madre interior, el primer aspecto es la madre inmanifestada o invisible, el segundo aspecto es la madre manifestada Kundalini; fuego sagrado que asciende por nuestra médula espinal cuando lo despertamos. El tercer aspecto de la vaca sagrada es el de terror, amor y ley.

Nuestra madre divina se manifiesta como la víbora fatal o infernal que se devora nuestros defectos psicológicos en los mundos infiernos una vez que se ha agotado nuestro ciclo de 108 existencias. Es urgente aclarar que nuestra madre divina nos desintegra los defectos por la buena si cooperamos con ella, sacrificando nuestros errores aquí y ahora, por medio de la comprensión y meditación.

El cuarto aspecto de la madre divina es la madre natura, es decir; la que nos dio el cuerpo físico, y nuestros cuerpos internos como el cuerpo vital, astral, mental y causal.

El Rapto de Europa. Erasmus Quellinus. 1636-38

El Rapto de Europa. Erasmus Quellinus. 1636-38

El quinto aspecto de nuestra madre divina interior es el de la maga instintiva, es decir, la que nos dio los instintos, tales como el instinto sexual, el instinto de conservación, el instinto de reproducción, las funciones instintivas de nuestro cuerpo físico, etc.

Los griegos asocian directamente a la vaca con la luna, la consideran como símbolo de la potencia creadora pasiva de la naturaleza. Entre los egipcios y griegos es Hadit, Isis o Hathor, madre de todo cuanto vive, madre generatriz del Cristo sol. De ahí que la luna o el círculo simbolizan las funciones generadoras de la mujer. En otro aspecto, la vaca es símbolo de abundancia. Representa alegóricamente a la tierra, tan rica en productos; por eso el sueño del rey Nabucodonosor, de las siete vacas flacas, fue sabiamente interpretado por Daniel como siete años de austeridad, de sequía y de pobreza.

Por otra parte, la tapa de los sarcófagos egipcios, tienen pintada la imagen de la diosa Nout para proteger a las momias que contienen. En un papiro del museo de Louvre se puede leer: “Tu madre Nout te ha recibido en paz. Pone ella sus brazos detrás de tu cabeza cada día; te protege dentro del féretro, te guarda en la montaña funeraria; extiende su protección sobre tus carnes; vela sobre la vida y toda integridad de salud”. Esta diosa personifica la bóveda del cielo bajo la forma de una mujer encorvada sobre la tierra, es llamada madre de los dioses. Esta diosa ofrece a las almas el agua celeste que las regenera. Se le pinta a veces con cabeza de vaca, identificándose así con Hathor. Es claro que la divina madre protege al iniciado que ha muerto en sí mismo y que ha trabajado con las energías creadoras, cual aguas celestes descienden de las dimensiones superiores para ser transmutadas para la purificación del alma humana.

Hasta aquí mis comentarios acerca del simbolismo del toro y de la vaca, esperando que aviven vuestras inquietudes espirituales por el conocimiento de la ciencia del Ser.

¡Paz Inverencial, hermanos!

Fraternalmente: Enviado por: Virgilio Cuautle Roldán. Instructor gnóstico de Nochistlán Zacatecas México.

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