LA MÚSICA Y LA VOLUNTAD.

Todo movimiento es coesencial al sonido, donde quiera que exista el movimiento, existe el sonido.

Arpa

El oído humano solo logra percibir un limitado número de vibraciones sonoras, empero por encima y debajo de estas vibraciones que el oído humano registra, existen múltiples ondas sonoras que no alcanzamos a percibir.

Todos los sonidos que se producen en el planeta tierra dan una nota síntesis, todos los sonidos que se producen en Venus también dan su nota síntesis, igual en Marte y así sucesivamente, cada cosa tiene su nota síntesis y el conjunto de los sonidos de todos los mundos que pueblan el espacio estrellado infinito, forman la música de las esferas citada por Pitágoras.

Melodías inefables vibran en el cielo estrellado; sinfonías imposibles de describir con humanas palabras. Nos dice el Apocalipsis de San Juan “…En el principio era el verbo y el verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios; por El todas las cosas fueron hechas y sin él nada de que es hecho, hubiera sido hecho….”

La música de las esferas es una tremenda realidad.  Todo lo que es, ha sido y será, vibra deliciosamente en el espacio infinito. La flor del hermoso jardín perfumado refleja la luz de la luna y entre la flor y la luna hay un coloquio de melodías exquisitas que ningún ser humano podrá comprender. La sinfonía que se escapa de la fuente cantarina hace vibrar completamente a los átomos que pululan a su alrededor, luego repercute entre las entrañas de los bosques y se precipita como una catarata de sinfonías en el cielo estrellado. Por esto la música es la base de toda creación y es lo que los grandes artistas musicales han plasmado a través de sus melodías inefables.

El poder oír a distancia, el poder percibir la música de las esferas y de oír a las criaturas que viven en las dimensiones superiores, lo podemos lograr si nos lo proponemos, en la gnosis  tenemos claves, procedimientos para lograrlo.

“La Flauta Encantada” o “Flauta Mágica” de Mozart nos narra una iniciación egipcia, las nueve sinfonías de Beehoven y muchas otras grandes obras clásicas imperecederas y que el tiempo no ha alterado, nos elevan a los mundos superiores de conciencia.

La música inefable de los grandes clásicos, viene de las exquisitas regiones del Nirvana, donde reina la felicidad que está más allá del amor…El estudiante gnóstico que quiera llegar al conocimiento inspirado debe concentrarse profundamente en la música. El discípulo concentrado profundamente en la música deberá absorverse completamente en ella como la abeja en la miel.

El alma se exalta, se eleva a esferas divinales cuando escucha las composiciones de los grandes clásicos, pero no toda la música es dirigida a la conciencia, también  existe la música inferior, egoica, infradimensional, que nos sumerge en regiones abismales y la que desafortunadamente escucha la gran mayoría de la humanidad. Está comprobado que la música ejerce influencia sobre nuestra psiquis, en nuestro organismo humano y en todo lo que nos rodea y que dependiendo del tipo de vibraciones ésta influencia  puede ser benéfica o perjudicial.

Existe una íntima relación del verbo, la palabra, con las fuerzas sexuales, las palabras son sagradas, una palabra suave apacigua la ira, mientras que las palabras discordantes rompen la armonía  del gran diapasón cósmico y engendran desórdenes. Las palabras humanas son música articulada, a veces dulce y apacible, pero otras veces son hostiles: faltas de armonía, de belleza y de amor. Menciona también el Maestro Samael que: La música ultramoderna no tiene armonía, ni melodía auténtica, al igual que carece de ritmo preciso.

Mozart

La voluntad Cristo es música inefable, el mundo de la voluntad es el mundo de la música. La música y la voluntad están en íntima relación, la voluntad sin música es tosca y ruda, se convierte en la mala voluntad y en deseo. Voluntad y deseo son dos cosas diferentes que la gente confunde, la voluntad es positiva y el deseo es negativo, debemos dominar la mente con la voluntad.

La voluntad es un poder muy peligroso, con el que no se puede jugar, jugando podemos encarcelar mentes ajenas, debemos respetar la voluntad ajena y el libre albedrío de los demás, debemos servir a nuestros semejantes desinteresadamente, pero no esclavizar su voluntad.

Los mantrams son verbo sagrado, desarrollan y desenvuelven poderes, deben saberse pronunciar para que produzcan resultados positivos. Las siete vocales de la naturaleza: I-E-O-U-A-M-S, resuenan en toda la creación. Los mantrams que se conocen en ocultismo, son solo sílabas, letras, palabras aisladas del lenguaje de la luz, lenguaje universal de vida, que solo conocen los ángeles, arcángeles, etc.

Para los antiguos pueblos de Egipto, China, Tibet,  Azteca, Maya, etc., la música era una forma de comunicarse con la divinidad y de introvertirse para lograr el auto-conocimiento. Hace mucho tiempo, cuando la segunda subraza de nuestra actual raza aria floreció en la China antigua, el V:M: Samael estuvo encarnado en la dinastía Chou, siendo en aquel entonces miembro activo de la Orden del Dragón Amarillo, donde aprendió la ciencia de la meditación.

Existió en aquel tiempo un instrumento musical maravillosos llamado AI-ATA-FAN,  con el cual se podían vivificar muchas maravillas de la naturaleza, este instrumento tenía 49 cuerdas, 7 son las notas de la escala musical que multiplicadas por 7 dan por resultado 49 notas colocadas en 7 octavas. La finalidad era profundizar en cada uno de los 49 niveles del subconsciente con el objetivo de lograr la quietud y el silencio mental, así la Esencia, el Alma, la Conciencia se escapaba para experimentar lo REAL y penetrar en el Vacío Iluminador.

La personalidad quedaba en estado pasivo, sentada en la sala de meditación; los centros emocional y motor se integraban con el centro intelectual, formando un todo único receptivo, de manera que todas las vivencias del vacio iluminador circulando por el “cordón de plata” eran recibidas por los tres centros.

Nuestro universo está constituido por siete dimensiones y cada una de éstas tiene siete sub-planos o regiones, este instrumento musical construido por el Rey TOO-TOZ, hacía vibrar intensamente las siete dimensiones y todas las cuarenta y nueve regiones energéticas. Actualmente tenemos música revolucionaria, formidable basada en el sonido 13, sin embargo con urgencia necesitamos aparatos de música como el del rey TOO-TOZ para vivificar las fuentes cósmicas de las sustancias universales.

El mundo fue creado con la música, con el verbo, y debemos sostenerlo y revitalizarlo con la música, con el verbo, comprender que la palabra es sagrada. Los estudiantes gnósticos debemos conocer el valor de la palabra, saber hablar y saber callar. La música tiene el poder de despertar la conciencia y de desarrollar la voluntad.

Enviado por Ma. Guadalupe Licea Rivera. San Luís Potosí, S.L.P.

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