EL ARTE OBJETIVO Y EL ARTE SUBJETIVO

Astrologo

Ciertamente, la Ciencia, el Arte, la Filosofía, y la Religión, por estos tiempos se encuentran divorciados y eso es lamentable, en tiempos antiguos, el Arte era profundamente religioso, extraordinariamente científico y filosófico. Hoy esos cuatro aspectos de la psiquis humana están desligados, uno de los otros, y como secuencia o corolario han producido cierta involución. Yo, diferencio, precisamente entre el ARTE SUBJETIVO y el ARTE OBJETIVO. EL ARTE OBJETIVO reúne las características de Ciencia, Filosofía, y Religión; el ARTE SUBJETIVO está desligado de los aspectos filosóficos, místicos y artísticos. Conforme el ser humano se precipitó por el camino de la Involución y degeneración, conforme se fue volviendo cada vez más y más materialista, sus sentidos se fueron también deteriorando y degenerando. Nos viene a la memoria una escuela de Babilonia que se dedicaba a estudiar todo lo relacionado con el olfato, ellos tenían un Lema que decía:

«Buscar la verdad en los matices de los olores obtenidos entre el momento de la acción de frío congelado, y del momento de la acción en descomposición cálida». Esa escuela fue perseguida y destruida por un jefe muy terrible. Dicho jefe tenía negocios muy turbios y muy pronto lo denunciaron indirectamente los afiliados a esta escuela.

El sentido del olfato extraordinariamente desarrollado les permitía a los alumnos de dicha escuela descubrir muchas cosas que a los jefes de gobierno no les convenía. Había otra escuela muy interesante en Babilonia, la escuela de los pintores, esta escuela tenía como Lema: «Descubrir y elucidar la verdad solo por medio de las tonalidades existentes entre el blanco y el negro.»

Por esa época los afiliados a dicha escuela podían utilizar normalmente y sin dificultad alguna, cerca de mil quinientos matices del color gris. Desde el periodo babilónico hasta estos tristes días en que milagrosamente vivimos, los sentidos humanos se han ido degenerando espantosamente debido al materialismo que Marx justifica a su modo con la sofistería barata de su dialéctica. El yo continúa después de la muerte y se perpetúa en nuestros descendientes. El yo se complica con las experiencias materialistas y se robustece a expensas de las facultades humanas. Conforme el yo se ha vigorizado a través de los siglos, las facultades humanas se han ido degenerando cada vez más y más.

Cuando en Babilonia comenzaron a aparecer los primeros síntomas de ateísmo, escepticismo y materialismo, la degeneración de los cinco sentidos se aceleró en forma espantosa. Está perfectamente demostrado que somos lo que pensamos y que si pensamos como materialistas, nos degeneramos y nos fosilizamos. Los artistas de la nueva ola se han convertido en verdaderos intérpretes de la dialéctica materialista, es decir, del arte subjetivo.

Todo aliento de espiritualidad ha desaparecido en el arte ultramoderno. Ya nada saben los modernos artistas sobre la ley del siete, ya nada saben de dramas cósmicos, ya nada saben sobre las danzas sagradas de los antiguos misterios. Los tenebrosos se han robado el teatro y el escenario, lo han profanado miserablemente, lo han prostituido totalmente.

Los sábados, el día del teatro, el día de los misterios, fue muy popular en los antiguos tiempos. Entonces se presentaban dramas cósmicos maravillosos, el drama sirvió para transmitir a los iniciados valiosos conocimientos. Por medio del drama se transmitieron a los iniciados diversas formas de experiencia del Ser y manifestaciones del Ser.

Jesucristo

Los dramas cósmicos se basan en la Ley del Siete ciertas inteligentes desviaciones de dicha ley se utilizaron siempre para transmitir a los neófitos, conocimientos trascendentales. Los viejos maestros de antaño no ignoraban tampoco la ciencia de la música. Ellos sabían combinar los sonidos en forma tan inteligente como para provocar en cada uno de los tres cerebros humanos impulsos distintos.

Es bien sabido en música, que ciertas notas pueden producir alegría en el centro pensante, otras pueden producir pesar en el centro sensible y por último otras pueden producir religiosidad en el centro motor. Realmente jamás ignoraron los viejos Hierofantes, (aquellos que enseñan cosas sagradas) que el conocimiento integro, sólo puede adquirirse con los tres cerebros, un solo cerebro no puede dar información completa.

Cabe aquí mencionar también la Escultura, ésta fue grandiosa en otros tiempos. Los seres alegóricos cincelados en la dura roca, revelan que los viejos maestros no ignoraron nunca la ley del siete. Recordemos la esfinge de Egipto. Ella nos habla de los cuatro elementos de la naturaleza y de las cuatro condiciones básicas del súper hombre.

Después de la segunda guerra mundial nació la filosofía existencialista (absurda) y el arte existencialista (absurdo). Cuando hemos visto a los actores existencialistas en escena, hemos llegado a la conclusión de que son verdaderos enfermos maniáticos y perversos. Si el marxismo sigue difundiéndose, el ser humano acabará por perder totalmente sus cinco sentidos (que están en proceso de degeneración). Está ya comprobado por la observación y la experiencia que la ausencia de los valores espirituales produce degeneración.

La pintura actual, la música, la escultura, el drama, etc., no son sino producto de la degeneración. Ya no aparecen en el escenario los iniciados de otros tiempos, las danzarinas sagradas, los verdaderos artistas de los grandes misterios. Ahora sólo aparecen en las tablas autómatas enfermos, cantantes de la nueva ola, rebeldes sin causa, etc. Los teatros ultramodernos son la antítesis de los sagrados teatros de los grandes misterios de Egipto, Grecia, India, etc. El arte teatral de estos tiempos es tenebroso, es la antítesis de la luz, y los modernos artistas son tenebrosos. La pintura sub-realista y marxista, la escultura ultramoderna, la música afro-cubana, y las modernas bailarinas, son el resultado de la degeneración humana.

Los muchachos y las muchachas de la nueva ola reciben por medio de sus tres cerebros degenerados, datos suficientes como para convertirse en estafadores, ladrones, asesinos, bandidos, homosexuales, prostitutas, etc., etc., etc. Nada hacen los gobiernos para sancionar el mal arte, todo marcha hacia una Catástrofe Final.

El teatro, el cine, los videojuegos, la pintura, escultura y música actual, es algo que causa daños muy graves al ser humano. Todo esto es el arte subjetivo. Es el Arte que a nada conduce.

 En otros tiempos, por ejemplo en la Babilonia, el teatro era completamente objetivo, tenía como único fin el estudio de karma, y la ilustración que debía dársele a los asistentes; los actores no se aprendían de memoria ningún papel, aparecía alguien en escena sin haber estudiado ningún papel sinceramente se auto exploraba a sí mismo con el objetivo de saber que era lo que más anhelaba y eso que más deseaba era lo que hablaba.

Supongamos que quería beber, entonces sinceramente exclamaba. «Tengo ganas de beber». Otro actor XX, que aparecía por ahí escuchaba aquella frase se auto exploraba a sí mismo a ver qué sentía en su interior lo que sentía respondía  “yo no quiero beber, por el alcohol fui a la cárcel por el alcohol estoy en la miseria. Si eso era lo que le había sucedido pues no iba a afirmar algo falso”.

Cualquier persona, porque para eso tenían un grupo siempre de actores, aparecían ipso facto también no iba a decir otra cosa sino que lo que sentía en el fondo de su conciencia, algo que él habla vivido, que se relacionaba con lo que esos dos estaban diciendo «yo, -suponiendo- tuve dinero, mucho, un hogar, reposo, una mujer, unos hijos, pero por estar bebiendo vino vean como quede señores».

Más allá aparecía una pobre mujer otra artista y también dijo: «Cuando bebía perdí mi hijo por ese maldito licor», y así comenzaba a desarrollarse un drama una escena improvisada muchas veces podría terminar en la forma más dramática. Los notarios rigurosamente escribían no solamente el desarrollo del drama en sí mismo sino hasta los resultados finales, seleccionaban después, todavía, de tal pieza lo mejor y en esa forma venían a conocerse los resultados kármicos de tal o cual escena; había muchas escenas, escenas de amor, escenas de guerra, pero en todas surgía siempre lo espontáneo, lo natural, no algo que artificialmente el intelecto inventaba, no, lo que surgía es aquello que cada cual, cada uno de los actores había vivido; ese es el arte objetivo de Babilonia.

Entonces, realmente, los actores eran muy diferentes. La música que se usaba instruía debidamente al cerebro emocional, esa era una música especial, ellos sabían perfectamente que en el organismo humano existen, dijéramos, ciertos ganglios que se han formado con los sonidos del Universo y sabían manejar todos esos ganglios, todas esas partes del Ser mediante las diferentes combinaciones musicales, así instruían por medio de la música al cerebro emocional.

Ustedes saben que con una marcha guerrera le dan a uno ganas de marchar, que una música fúnebre lo pone a uno a meditar, que una música romántica le trae recuerdos de los tiempos idos, etc., esas noches de amor; ellos combinaban inteligentemente los sonidos para instruir también sabiamente al cerebro emocional, vean ustedes qué interesante. El centro del movimiento solía también recibir enseñanza mediante danzas sagradas, esas danzas eran importantísimas en Babilonia, cada movimiento equivalía a una letra, el conjunto de letras contenían determinadas oraciones, determinadas tesis, determinadas antítesis, determinadas instrucciones, así todo el auditorio recibía una cultura riquísima. Era otro tipo de teatro, los artistas no se llamaban artistas, sino orfeistas, que interpretadamente significa: «sujetos que sienten con entera precisión las actividades de la Esencia, de la Conciencia», pero después de la cultura Greco-Romana, el teatro se degeneró y ya los artistas, los orfeistas desaparecieron, surgieron entonces los llamados artistas, los cómicos, los actores.

Recuerdo muy bien que todavía hace unos 50 años, poco más o menos, a los actores se les llamaba vulgarmente comediantes y se les miraba con mucho desprecio.

Por la Edad Media había una ley promulgada que obligaba a los actores a rasurarse, quitarse todos los signos de la masculinidad.

¿Con qué objeto? En primer lugar debían ellos, claro está, maquillarse según el drama que tuviesen que ejecutar; segundo, se quería, ante todo, hacérseles diferenciar del resto de las personas, sabían que esos actores modernos tienen una radiación peligrosa, infecciosa, y, rasurándose, quitándose los signos de masculinidad, cada cual podía evitar pasar cerca de ellos, o darles la mano. Si ustedes observan cuidadosamente la vida de los llamados artistas, en los teatros, sentirán y, si son un poquito sensitivos, podrán captar ese tipo de radiaciones que ellos emiten y que Infectan la mente de las gentes.

Hoy ya pasó esa costumbre, ya no hay ninguna ley promulgada en ese sentido contra ellos, ya se les dala mano, ya se les trata de igual a igual, y hasta se les quiere imitar. Así ellos pueden destilar perniciosamente sus ondulaciones infecciosas en las mentes de todas las personas. Duele un poquito tener que decir esto porque hay muchas gentes que viven del drama, de la escena, que son actores, pero nosotros tenemos que colocarnos en el plano de las realidades concretas. Ya las personas que han pasado de los 70 años recordarán, precisamente, que hace medio siglo todavía se les miraba con desdén, como simples cómicos o comediantes, etc., etc.; claro, ellos se abrieron paso y ahora se les considera de igual a igual, pero no por eso dejan de emitir sus ondulaciones que son terriblemente peligrosas.

Naturalmente que ellos aprenden papeles de memoria, absolutamente subjetivos, de cosas que existieron o no han existido nunca, comedias, dramas que pueden tener o no tener ninguna realidad, que son producciones de sus mentes, y el honorable público ante las tablas del escenario «duerme» terriblemente. Cuando digo duermen, lo pongo entre comillas; quiero pues, afirmar en forma enfática, que la conciencia de los que asisten entra en el sopor más profundo. Incuestionablemente este tipo de arte subjetivo realmente viene a acabar con la necesidad de las percepciones reales.

 Así pues, hay dos clases de Arte: primero, subjetivo, es el Arte que a nada conduce y existe también el Arte Regio de la Naturaleza, el Arte Objetivo, Real, el Arte Trascendental.

Olmeca

El Arte objetivo lo hayamos también en todas las piezas arcaicas, en todas las piezas antiguas, en las Pirámides y en todos los viejos Obeliscos de Egipto. En el México Antiguo, en los Mayas, en las reliquias arqueológicas de Aztecas, Zapotecas, Toltecas, etc. las pinturas de Miguel Ángel, los jeroglíficos de Egipto, en los bajorrelieves antiguos del viejo país de los Faraones, en la China, en los viejos pergaminos de la Edad Media, de los Fenicios y Asirios etc.

También encontramos pinturas preciosas de grandes enseñanzas en todos esos viejos cuadros medievales, en las catedrales gnósticas etc. El Arte Regio de la Naturaleza es un medio transmisor de las enseñanzas cósmicas.

Enviado por: José Isabel Mauricio Vargas. Rincón de Romos, Ags.

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