SOCIOLOGÍA:

La Explotación del Hombre por el Hombre

León. Johfra

La vida surgió en el planeta Tierra hace muchas trillonadas de años, en el casquete Polar del Norte, en la ISLA SAGRADA, que otrora estuviera situada en la región Ecuatorial. El eje de nuestro Planeta Tierra está sometido a una MUDANZA PERIÓDICA, por virtud de la cual cambia de un modo considerable la posición de los POLOS y del ECUADOR al cabo de los siglos, acarreando a su vez, alteraciones profundísimas en la climatología, capaces de explicar, por sí solas, los fenómenos glaciales, o sea, esos períodos singulares que evidencia la Geología y durante los cuales los países meridionales de Europa y Norte de África, por ejemplo, han estado cubiertos de nieves perpetuas, como hoy los casquetes Polares durante millones de siglos, mientras las regiones árticas de Groenlandia, Norteamérica, Siberia, Spitzberg, etc., han gozado de una temperatura tropical, que hoy ha puesto fuera de duda la Paleontología.

La revolución de los ejes de la Tierra ya está demostrada, y los Polos de hoy fueron el Ecuador de ayer. Podemos darnos el lujo de reírnos de las teorías de Darwin y del Protoplasma de la Ciencia Materialista, pero sería estúpido burlarnos de la primera raza humana, de esa RAZA PROTOPLASMÁTICA original, surgida de entre la Cuarta Dimensión.

Algunos sabios excepcionales han podido verificar por sí  mismos, estudiando antiquísimos documentos secretos, que la primera formación ECONÓMICO-SOCIAL, fue el-régimen ECONÓMICO-ESPIRITUAL de la comunidad primitiva, un régimen maravilloso que duró muchos millones de años.

La Raza Protoplasmática del casquete polar del Norte nada tuvo de salvaje ni de semi-salvaje. La Raza Original Primitiva surgió de entre el seno fecundo de la Cuarta Dimensión, armada con formidables Poderes Psíquicos, mediante los cuales se convirtieron en verdaderos REYES DE LA NATURALEZA.

Los tontos Científicos Materialistas de esta época desastrosa en que vivimos, al estudiar los restos fósiles de las razas primitivas Europeas de la Edad de Piedra, lanzan conjeturas estúpidas, sin saber que dichas Razas cavernarias, NO MARCAN UN PRINCIPIO SINO UN FIN, pues esos hombres fueron los últimos vestigios, ya degenerados, de la CUARTA RAZA que un día brilló gloriosa en el sumergido Continente ATLANTE.

EL HOMBRE PRIMITIVO ORIGINAL del casquete Polar del Norte, no necesitó jamás descubrir el FUEGO, lo conocía por instinto y lo sabía usar inteligentemente.

El Hombre Original Primitivo jamás inventó el arco y la lecha, los autores de este invento fueron los Hombres de la TERCERA RAZA, los GIGANTESCOS habitantes de ese gran continente que existió en el Océano Pacífico y que se conoció con el nombre de "MU" y más tarde con el de "LEMURIA".

La AGRICULTURA es anterior a la CACERÍA; los Lemures fueron fundamentalmente agricultores y los Atlantes básicamente cazadores. No es cierto el concepto aquel de que el desarrollo de la CAZA dio lugar al surgimiento de la GANADERÍA PRIMITIVA; los Lémures no se dedicaron fundamentalmente a la cacería y sin embargo fueron PASTORES de rebaños.

La ganadería primitiva es anterior a la cacería; los Atlantes y Lemures domesticaron a los animales antes de que la cacería se desarrollara en el mundo. La agricultura ha tenido siempre sus altas y sus" bajas. El empleo de las bestias como fuerza de tiro, hizo desde los tiempos primitivos, más productivo el trabajo del agricultor.

Millones de años antes de la consabida Edad de Piedra, los Atlantes y Lemures aprendieron a reemplazar las bestias con maquinaria agrícola. Las RELACIONES DE PRODUCCIÓN en las sociedades primitivas fueron siempre el resultado de las RELACIONES SOCIALES y ESPIRITUALES.

Día AztecaLos instrumentos de trabajo en las tribus campesinas de la Lemuria, fueron siempre propiedad colectiva. Los instrumentos de trabajo de los hombres que habitaron en las ciudades Lemures, a veces fueron PROPIEDAD COLECTIVA, a veces PROPIEDAD INDIVIDUAL.

Los instrumentos de trabajo de las comunidades Lemures y Atlantes fueron millones de veces más perfectos que los que poseemos ahora en este siglo XX.

Si el HOMBRE PRIMITIVO hubiera sido tan débil é indefenso como lo pintan los fanáticos imbéciles del Materialismo Histórico, habría sucumbido en la lucha muy desigual contra las fieras y la naturaleza, de muy poco o de nada le habría valido su sistema de vivir en tribus o grupos.

En toda tribu fue siempre posible la ADMINISTRACIÓN COLECTIVA de los productos de caza, pesca, comida, etc., mientras el Cacique, el Gobierno, supo respetar las cosas, la hacienda de la comunidad; pero cuando el Gobierno se apodera de las riquezas de la comunidad, tal sistema falla lamentablemente.

En la Sociedad Primitiva, el trabajo fecundo y creador creaba ricos excedentes, debido al sistema de COOPERACIÓN SIMPLE, es decir, muchas personas ejecutaban un mismo trabajo. Allí NO HABÍA EXPLOTACIÓN del hombre por el hombre y los miembros de la tribu se repartían los alimentos entre todos sin problema alguno.

Es radicalmente falso asegurar que el hombre viene del mono, la verdad de este asunto es que EL MONO ES HIJO DEL HOMBRE, un resultado, una consecuencia de la mezcla del hombre con ciertas bestias de la Naturaleza.

Los hombres y las mujeres siempre se han agrupado para el trabajo conjunto mucho antes de que se formara la hacienda. Es claro que en principio sólo se agrupaban para el trabajo los miembros de la tribu, las gentes unidas por vínculos de parentesco.

Al perfeccionarse los medios de trabajo surgió en los grupos la DIVISIÓN NATURAL DEL TRABAJO. Los trabajadores más hábiles, más inteligentes/con mayores capacidades técnicas, hoy como ayer, como hace 18 millones de años, pudieron manejar maquinaria agrícola, herramientas complicadas, mientras los menos hábiles continuaron con trabajos sencillos.

La división del trabajo ha existido en todos los tiempos, porque siempre han existido diversas clases de trabajo: agricultura, ganadería o pastoreo, cacería, trabajos manuales variados, diversas industrias, etc. La División entre TRIBUS AGRICULTORAS y TRIBUS PASTORAS existe todavía hoy, como hace 20 ó 30 millones de años atrás. En las selvas profundas del Amazonas y del África, viven muchas tribus, unas dedicadas a la agricultura, otras a la ganadería o cacería.

La división social del trabajo siempre ha existido y es tan antigua como la humanidad. Hoy como ayer y en todos los tiempos, la división social del trabajo ELEVA LA PRODUCTIVIDAD del mismo; en todo país, en toda comunidad, existe siempre cierto exceso, cierto excedente de algunos productos y demanda de otros, esto siempre ha creado las bases para el INTERCAMBIO COMERCIAL.

En todos los tiempos, en todas las edades, los hombres tuvieron ciclos de EVOLUCIÓN y de INVOLUCIÓN, de CIVILIZACIÓN y de BARBARIE y una y otra vez, después de cada Edad de Piedra, aprendieron a fundir los metales y a fabricar instrumentos, armas y vasijas de hierro o de bronce.

Los distintos ramos industriales de la humanidad actual existieron en formas más avanzadas en los continentes sumergidos de la Atlántida y de la Lemuria.

A todas luces resulta claro que el progreso de las FUERZAS PRODUCTIVAS eleva siempre la capacidad productiva del hombre y, hoy como ayer, le proporciona siempre más artículos de consumo.

El trabajo colectivo creó el CAPITAL COLECTIVO. El trabajo individual creó el CAPITAL INDIVIDUAL.

El crecimiento del Capital individual estableció de hecho la diferencia entre ricos y pobres.-'

Al progresar las fuerzas productivas el individuo acumuló más de lo que realmente necesitaba para su subsistencia y entonces compró esclavos para su hacienda, dio empleo a otros sujetos, se hizo amo y señor. Así fue como apareció sobre la faz de la tierra la EXPLOTACIÓN DEL HOMBRE POR EL HOMBRE.

Samael Aun Weor. Abraxas no. 11. (Diciembre 1966)

Un día Ibrahim Ad’ham intentó entrar en un baño público. El encargado del baño le detuvo y le pidió el dinero de la entrada. El, bajó la cabeza y admitió que no tenía dinero. El encargado contestó: “Si no tiene dinero, no puede entrar al baño”. Ibrahim Ad’ham gritó y cayó al suelo, llorando amargamente.

Algunos transeúntes se pararon para tratar de consolarle. Uno incluso le ofreció dinero para entrar al baño público. Ibrahim dijo: “No lloro porque no me hayan dejado entrar en el baño. Cuando el encargado del baño me pidió el dinero de la entrada, me acordé de algo que me ha hecho llorar. Si en este mundo no se me permite entrar al baño a menos que pague, ¿qué esperanzas tengo de que se me permita entrar al Paraíso?

¿Qué me ocurrirá cuando me pregunten: qué buenas obras traes contigo? ¿Qué has hecho para que merezcas entrar al Paraíso? De la misma forma en que se me impidió entrar al baño por no poder pagar, ciertamente se me impedirá entrar al Paraíso si no tengo buenas obras en mi haber. Por eso lloro y me lamento”.

Al reflexionar sobre sus propias vidas y obras, todos los que estaban presentes se echaron a llorar con Ibrahim.  

(Enviado Umberto Levaggi. Uruguay)

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