Libro: La Flauta Mágica y la Iniciación

Capítulo 6. El Perdón y la Venganza

Segundo Acto. Escena 3

El Perdón y la Venganza. La Flauta Mágica de Mozart. Gnosis

En un jardín como fondo, se encuentra Pamina, durmiendo, la luz de la luna ilumina su rostro, Monostatos entra furtivamente y se queda embelesado ante su presencia. Este sirviente infiel, es el símbolo de nosotros cuando estamos cegados por la pasión animal, no entendemos de razones, queremos cometer los peores crímenes, pero estamos convencidos de que actuamos bien; nuestra forma de pensar está descrita en su voz:

«Todos los seres vivos sienten las alegrías del amor, se picotean, juguetean, se abrazan y besan; y yo debo evitar el amor porque un negro es feo. ¿Es que no poseo un corazón? ¿Es que no soy de carne y sangre? ¡Vivir sin una mujercita sería realmente el fuego del infierno! ¡Porque soy un ser vivo, quiero, picotear, besar, ser cariñoso! Querida y buena Luna, perdona, una mujer blanca me ha conquistado. ¡Lo blanco es bello! He de besarla. ¡Oh Luna, escóndete! ¡Si te molesta demasiado, oh, entonces cierra los ojos!»

Así como Pilatos condena al Cristo a la muerte y al final se lava las manos, así nosotros justificamos de mil formas nuestros deseos; una de las justificaciones más socorridas para la seducción, es la de personajes verdaderamente astutos, que quieren dizque ayudar a avanzar espiritualmente a una joven mujer. De todo hay en la viña del señor, y es por ello que se debe estar muy alerta, para no caer engañados o ser de los que engañan.

La Luz Astral

Pamina. La Flauta Mágica de Mozart. Gnosis

La luz de la luna iluminando el rostro de Pamina, nos habla de la Luz Astral, o magnetismo que se impregna tanto en una flor o en una persona y nos hechiza, nos hipnotiza, quedando bajo el influjo de nuestros defectos psicológicos, sin ver la realidad, sólo vemos una ilusión, pero es lo suficientemente fuerte para cegarnos.

«Cuando la Luz Astral se coagula en una flor, nosotros quedamos enamorados de la flor. Si la Luz Astral se acumula en una mujer, nos enamoramos de la mujer.

Aquel que vive hechizado por distintas mujeres, no pasa de ser un débil pajarillo fulminado por los hechiceros ojos de la tentadora, de la Luz Astral.» (Samael Aun Weor. Tarot y Cábala)

Monostatos se desliza lenta y silenciosamente hacia Pamina, pero en ese preciso instante llega entre sonidos de truenos la Reina de la Noche, Pamina se despierta y dice: “madre”, Monostatos al darse cuenta que era la Reina de la Noche, decide esconderse para escuchar lo que dicen.

La Venganza

La Reina de la Noche pregunta por el joven que le envío a salvarla, a lo que contesta Pamina que se ha dedicado a los iniciados; al escuchar esto la Reina de la Noche se molesta bastante y comenta que está perdido. Es entonces que de entre sus ropas saca un afilado cuchillo y le ordena a Pamina que, con éste, mate a Sarastro.

Canta entonces una exquisita y deliciosa melodía, que cualquiera al escucharla se queda extasiado por su belleza, es de hecho, según el consenso general, la mejor de todas las piezas musicales de esta obra maravillosa de la Flauta Mágica; chicos, grandes, estudiosos e ignorantes, nos quedamos enamorados de esta extraordinaria aria denominada: “La venganza”.

Pero, nos preguntamos: ¿Por qué Mozart hace tan deliciosa melodía para hablar de algo tan terrible como la venganza?, veamos lo que dice:

La reina de la Noche. La Venganza. La Flauta Mágica de mozart. Gnosis

«¡La venganza del infierno hierve en mi corazón, la muerte y la desesperación arden a mi alrededor! Si Sarastro no siente, por tu mano, los dolores de la muerte, nunca más serás hija mía. ¡Repudiada y abandonada serás por toda la eternidad, destruidos quedarán todos los lazos de la Naturaleza, si Sarastro no expira por tu mano! ¡Escuchad! ¡Dioses de la venganza! ¡Escuchad el juramento de una madre!» (Aria: La venganza del infierno hierve en mi corazón)

La Reina de la Noche, le ordena matar a Sarastro y le hace ver que si no lo hace será repudiada, nunca más será su hija, se destruirá todo lazo y lo jura ante los dioses de la venganza. Pero está enmarcado en hermosísimas notas musicales, un canto bellísimo y una melodía perfecta.

Sin duda alguna, esta mezcla poco usual en la música, es una tremenda realidad en la vida cotidiana, y eso es precisamente lo que busca Mozart que nos demos cuenta. Sólo por dar un ejemplo de los cientos que hay en el mundo, basta recordar cómo ahora es justificado el aborto, que en realidad es un asesinato, pues la esencia o alma se une con la célula germinal en el momento en que el espermatozoide entra al óvulo, por lo que, desde ahí, ya es una vida; pero con justificaciones inefables (parecidas a los cantos de esta melodía de la venganza), se trata de justificar lo injustificable.

Es tremendamente difícil darse cuenta de tanto error que cometemos, porque estamos inmersos en un mar de teorías bellísimas que justifican la maldad, la ignorancia, el fanatismo y el error, pero no se trata de ver los errores de los demás, eso es muy fácil, se trata más bien, de descubrir las fallas de uno.

La Reina de la Noche le entrega a Pamina el afilado cuchillo y desaparece, Pamina no puede hacerse a la idea de matar, pero por otro lado está el destruir todo lazo familiar. En ese instante sale Monostatos de su escondite y la chantajea diciéndole que lo sabe todo y que la única forma de salvarse ella y su madre es amándolo. Ella por supuesto, no accede y entonces Monostatos intenta matarla.

Afortunadamente llega Sarastro en ese instante preciso y detiene esa vil acción, Monostatos huye y Pamina al darse cuenta de que todo es sabido, pide perdón para su madre.

El Perdón

Sarastro con infinita compasión, pues la ley divina es un equilibrio entre severidad y dulzura, justicia y misericordia, le indica que ya verá cómo se venga de su madre, aludiendo a que eso realmente está fuera de sus planes y dice:

Sarastro. El perdón. la Flauta Mágica de Mozart. Gnosis

«En estas naves sagradas no se conoce la venganza; y si un hombre ha caído, el amor lo conduce al deber. Entonces camina alegre y contento, junto al amigo hacia un país mejor. En estos muros sagrados, donde el hombre ama al hombre, no puede acechar ningún traidor, porque al amigo se le perdona. Quien no ama estas doctrinas no merece ser un hombre.»

La falta de perdón es lo que ha ensombrecido a los hogares, se hace uno un infierno particular cuando vive haciendo cuentas de lo que nos hacen, buscando desquitarse, sacarse el clavo; es quererse demasiado a sí mismo, es decir, al ego, ser muy orgulloso, creerse el centro del universo, creer que todo debe de girar en torno a uno.

«Muchos matrimonios que podrían verdaderamente ser felices, desgraciadamente no lo son debido a los viejos resentimientos acumulados en la memoria.

Si los cónyuges tuvieran generosidad, olvidarían el pasado doloroso y vivirían en plenitud, llenos de verdadera felicidad.

La mente mata al amor, lo destruye. Las experiencias, los viejos disgustos, los antiguos celos, todo esto acumulado en la memoria, destruye el amor.

Muchas esposas resentidas podrían ser felices si tuvieran generosidad suficiente como para olvidar el pasado y vivir en el presente adorando al esposo.

Muchos maridos podrían ser verdaderamente felices con sus esposas si tuvieran generosidad suficiente, como para perdonar viejos errores y echar al olvido rencillas y sinsabores acumulados en la memoria.

>Es necesario, es urgente que los matrimonios comprendan la honda significación del momento.

Esposos y esposas deben sentirse siempre como recién casados, olvidando lo pasado y viviendo alegremente en el presente.

El amor y los resentimientos son sustancias atómicas incompatibles. En el amor no pueden existir resentimientos de ninguna especie. El amor es eterno perdón.» (Samael Aun Weor. Educación Fundamental)

Es la misericordia un pilar de la justicia divina y debe ser un pilar en nuestra vida aprender a perdonar, no de “dientes para afuera”, como decimos popularmente, sino el resultado de comprender al prójimo, de ponernos en su lugar, de sentir lo que siente.

No podemos ser llamados como seres humanos verdaderos si no comulgamos con estas enseñanzas sagradas, de todos los tiempos, de aprender a perdonar, de amar a nuestros semejantes sinceramente, y demostrarlo con hechos.

El maestro Jesús en la oración del Padre Nuestro nos da la misma clave que está en la Flauta Mágica, cuando nos dice: “Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”; si pedimos misericordia, primero debemos aprender a perdonar, y eso implica la eliminación de los yoes de la venganza, del resentimiento y hasta del vivir pensando en que nos deben.

Como quiera que muchos estamos muy lejos de ello, estamos carentes de esas virtudes, somos la viva representación de Monostatos o la Reina de la Noche, con justa razón se nos llama “animales intelectuales”, pues para el verdadero calificativo de “hombre”, nos falta mucho.

Debemos liberarnos de las leyes inferiores que nos causan dolor, nos sujetamos a ellas por la venganza, el deseo revanchista, el querer “sacarnos el clavo”, el querer hacernos justicia por nuestra propia mano; es indispensable quedar sujetos a leyes superiores y éstas se manifiestan cuando aparece el perdón, la bondad y la comprensión.

«Mientras uno se identifique consigo mismo no puede perdonar a nadie. A uno le duele que lo insulten, a uno le duele que lo humillen, a uno le duele que lo menosprecien. ¿Por qué? Porque tiene el yo del orgullo, del amor propio adentro bien revivo, y mientras uno tiene el yo del amor propio, le duele que otro le hiera en su amor propio. Así, si no nos identificamos, entonces nos es fácil perdonar y aún más digo: cancelar las deudas, que eso es mejor.» (Samael Aun Weor. El Misterio de la Luna)

Nuestro deber como ser humano está en el de ayudar a los demás, sinceramente, sin pensar en la recompensa o renunciando a la misma, sólo por ayudar, porque nos nace del corazón, porque somos parte del prójimo, en última síntesis somos parte de él.

Las causas desastrosas de la vida, son el resultado del daño que causamos a los demás, pero como quiera que hacer el bien es nuestro deber, la indiferencia al dolor humano también genera karma.

«No solamente se paga Karma por el mal que se hace, sino por el bien que se deja de hacer pudiéndose hacer». (Samael Aun Weor. Tarot y Cábala)