Yoga Onírica

Disciplina de la Yoga del Sueño

Cherubin

Todos soñamos, lo recordemos o no, desde la infancia hasta que morimos y ponemos muy poca atención a ese tipo de experiencias que son parte de nuestra vida. Lo que hagamos en el estado de vigilia, sea en forma conciente o inconciente se refleja en nuestros sueños. Debemos crear condiciones favorables para el recuerdo y la comprensión de esas experiencias íntimas que a diario ocurren.

1.- ESTADO DE ÁNIMO. Si nos vamos a la cama con las preocupaciones del día, enojos, etc. éstas afectarán la calidad de nuestras experiencias oníricas, por este motivo es importante conocer nuestro estado de ánimo y proveer un estado positivo antes de entregarse al sueño.

2.- CENA. Alimento ligero, los alimentos pesados pueden desvelarnos o quitarnos el sueño o introducirnos en las llamadas “pesadillas”

3.- MÚSICA CLASICA. Hace vibrar intensivamente el Centro Emocional Superior, en este tipo de música encontramos un inmenso campo de exploración mística, cada nota tiene su silencio y cada silencio una emoción superior.

4.- ORACIÓN. El progreso íntimo se hace imposible sin el auxilio de nuestra Divina Madre llamada entre los pobladores aztecas como TONATZIN. Todo hijo agradecido debe amar a su madre. Nuestra Madre física es la representación de nuestra Madre Interior y cada quien tiene la suya, hay tantas madres en el cielo como las hay en la tierra.

5.- RECÁMARA. Esta debe ser agradable, limpia, decorada con los tres colores recomendados. Azul, amarillo y rojo (estos se corresponden siempre con las tres fuerzas primarias de la naturaleza), debe estar perfumada, ventilada, orientada hacia el norte, con el objeto de aprovechar las corrientes magnéticas que van de sur a norte, el colchón ni duro ni blando, tampoco resortes chillones, etc.

6.- CUADERNO O LIBRETA Y LÁPIZ. Para anotar nuestras experiencias durante el sueño.

Después de llevar a cabo estos requisitos, procederemos al segundo paso de esta disciplina.

•             Se acostará en decúbito dorsal (sobre su espalda) y cerrará sus ojos con las manos sobre el plexo solar.

•             Se quedará completamente quieto y después de haberse relajado tanto en lo físico como en lo mental se concentrará en MORFEO (el Dios del Sueño) y le hará la petición de que lo ayude, lo oriente y despierte durante el sueño. Morfeo se alegrará por la oportunidad que le brindamos de auxiliarnos.

•             En esos momentos de somnolencia adoptamos la postura de León, sobre el costado derecho, doblará su rodilla, quedando la pierna izquierda sobre la derecha, la mejilla derecha sobre la palma de la mano derecha.

•             Al despertar del sueño normal no movernos debido a que se agitan los recuerdos y éstos pueden perderse. Hacer un ejercicio retrospectivo de lo que soñamos y debemos anotarlos en nuestro cuaderno, así podremos llevar un record minucioso de nuestros sueños.

SUEÑO TÁNTRICO.- A medida que realizamos esta disciplina, los sueños son más largos, menos fragmentados, se pueden recordar fácilmente y se va adquiriendo la lucidez de ellos. Es necesario repasar mensualmente el cuaderno de notas, con el propósito de verificar por sí mismos el avance progresivo de la memoria onírica y el estado psicológico en el que nos encontramos.

No debemos continuar con las prácticas subsiguientes en tanto no hayamos logrado recordar perfectamente nuestros sueños. Es indispensable entrar en el aspecto tántrico del sueño, ésta disciplina incluye en estado de vigilia una práctica que contenga la concentración y la serenidad de la mente y apelar a nuestra Divina Madre Cósmica Particular. En la Sabiduría Azteca antigua la representaban como “TONANTZIN” (Devi Kundalini), Ella puede adoptar cualquier forma, pues es el origen de todas las formas, el estudiante gnóstico debe meditar en ella antes de quedarse dormido, repitiendo con mucha fe: “TONANTZIN, TETEOINAN” ¡Oh mi madre, ven a mi, ven a mi, si insistimos en esta práctica más tarde vendrá a surgir como por encanto entre las cambiantes y amorfas expresiones de sus sueños un “elemento iniciador”,Hasta en tanto no se haya identificado íntegramente a ese “iniciador”, es indispensable continuar registrando los sueños. Anotar, estudiar y analizar en forma profunda cada sueño, resulta impostergable en la disciplina del sueño tántrico. En esta etapa del sueño más avanzada, existe una mayor claridad o conciencia despierta.

Cuando el aspirante ha realizado con pleno éxito todos los ejercicios relacionados con el esoterismo del sueño, es entonces cuando se encuentra preparado para la “PRACTICA DEL RETORNO”. Algunas personas muy psíquicas, refinadas, e impresionables han poseído siempre en sí mismas el “Elemento Iniciador” que surge como resultado de la disciplina en sus etapas anteriores y como premio que la divina Madre otorga por los esfuerzas realizados. Este “elemento iniciador” se caracteriza por la repetición continua de un mismo sueño, que puede ser también un símbolo, un sonido, color o persona, etc. Son experiencias místicas trascendentales, que devienen directamente del mundo del Ser y que nos conectan a imágenes relacionadas con acontecimiento fuera de lo común y dejan de ser proyecciones mentales. Este elemento iniciador es de una gran ayuda tanto para continuar un sueño como para introducirse en él en forma conciente y voluntaria. Cuando este elemento iniciador es recordado al despertar del sueño normal, con los ojos aún cerrados continúa visualizando la imagen clave que le es familiar e intencionalmente tratará de volver a dormirse prosiguiendo o continuando con la visión.

El estudiante intenta volverse conciente de su propio sueño y por ello prosigue intencionalmente con el mismo, pero llevándolo al estado de vigilia con plena lucidez y auto-control. Se convierte en espectador y actor de su propio sueño, con la ventaja de poder abandonarlo a voluntad para moverse libremente por el mundo astral, penetrando en un universo regido por leyes distintas. En tiempos más modernos, el electroencefalograma registra los sueños por medio de ondas, así como también se utilizan otros aparatos para medir estos estados. Se ha visto que el sueño no es una actividad uniforme, sino una sucesión de etapas caracterizadas por determinados tipos de actividad cerebral. En la etapa previa al sueño somos menos receptivos a los estímulos externos, los músculos se aflojan, está asociada con sensaciones de relajación, pensamientos o imágenes de estar flotando y se perciben fragmentos de sueño.

Etapa 1: Entramos al sueño ligero, de solo algunos minutos, se despierta fácilmente, es la llamada etapa de “ensoñación”. Etapa 2: Nos encontramos más relajados, puede haber por ejemplo destellos de luz, estallidos, un acceso mioclónico (sacudida repentina y desordenada del cuerpo acompañada de la sensación de caerse.) Etapa 3.- Sueño profundo, es más difícil despertarse en estos momentos.  Etapa 4.- Sueño más profundo, está totalmente relajado, se mueve poco y se abstrae del mundo exterior y despierta con mayor dificultad, es cuando ocurre el sonambulismo o el hablar dormido, terrores nocturnos o enuresis. Esta investigación demuestra que los períodos del sueño son irregulares no continuos y que pasa por todas las diversas etapas: 1,2,3,4,2,1,2,3,4,2,1 y así sucesivamente.

LAS CUATRO BIENAVENTURANZAS.- Conviene aprender a manejar sabiamente ese elemento iniciador que nos conduce al despertar de la conciencia, cada vez que el adepto se adormece intencionalmente, meditando en este elemento, puede desprenderse de su cuerpo físico a voluntad para viajar por los mundos suprasensibles. Cualquier otro sueño puede también ser usado con tal propósito cuando se conoce la técnica: Quien despierta durante la experiencia onírica, debe proseguir con el mismo a voluntad, se trata de revivir en sueño en todo su realismo.

Repetir el sueño a voluntad es el primer paso hacia el despertar de la conciencia y separarse a voluntad y el pleno drama es el segundo paso. Hay quienes logran dar el primer paso, pero falta el segundo, se recomienda para tales personas la técnica de la meditación, implorando, con sinceridad la ayuda de su Divina Madre, rogándole le de fuerzas para desprenderse a voluntad. Cuando desarrollamos la capacidad de permanecer con la conciencia despierta, descubrimos que el dormir es luminoso, esa luminosidad es la clara luz, cuando conceptualizamos o imaginamos esa luz clara, perdemos su sentido real, la única manera de entender la luz clara es conociéndola directamente. A medida que con la práctica modificamos nuestros estados psicológicos, ese cambio se va integrando también al cuerpo astral y surge la lucidez. Hay niveles sucesivos de lucidez, desde estar concientes de que un sueño es un sueño hasta el de fundirse o integrarse con la luz clara. La lucidez y flexibilidad que se han desarrollado en el sueño, se integran al estado de transición de la muerte. Vivenciar la muerte es muy semejante al soñar, lo importante es desarrollar la lucidez y el desapego al sueño, esto es no relacionarse o identificarse con los fenómenos sino integrarse con la luz clara, cuando se integra con la ésta primera luz, alcanza la liberación intermedia.

La finalidad que persigue esta disciplina del sueño es preparar al discípulo a reconocer claramente las Cuatro Bienaventuranzas que se presentan durante el sueño. Todo desencarnado debe esforzarse por alcanzar la “liberación Intermedia” (la felicidad sin límites entre la muerte y el nuevo nacimiento) y gozar de unas vacaciones en los reinos superiores. Mucho se ha dicho en el mundo oriental sobre las cuatro luces del sueño: La primera es llamada Luz de la Revelación y escrito está que se percibe justo antes o durante las primeras horas del sueño, el espacio entero brillará con una inmensa luz azul cielo, deslumbrante y resplandeciente. Al hacerse más profundo el sueño, cuando la corriente habitual de pensamientos se va disolviendo lentamente, se presenta la segunda iluminación conocida como “luz de aumento”. Tan brillante que apenas soportarás mirarla. Indudablemente si el discípulo logra pasar mucho más allá de esta etapa puede capturar las dos luces restantes. Vivenciar claramente el crudo realismo de la vida práctica en los mundos superiores de conciencia cósmica, significa haber alcanzado la tercera luz la de “La Realización Inmediata”, es la conciencia de la igualdad. La cuarta es llamada “Iluminación Interior Profunda” y adviene como por encanto en plena experiencia mística. Es la luz de la sabiduría. Se unen los cuatro colores y ahora la luz es multicolor deslumbrante y cegadora, semejante a hilos de color entrelazados.

CONCLUSIÓN: La disciplina del Sueño Tántrico es en realidad una preparación esotérica para ese sueño final llamado muerte. Habiendo capturado el discípulo estas cuatro Bienaventuranzas que se presentan en la experiencia onírica, puede en el estado de desencarnación pasar al estado “Post Mortem” con la misma facilidad con la que se introduce voluntariamente en el sueño y verificar por sí mismo el destino que le está reservado a las almas más allá de la muerte. Realiza esta disciplina en forma continua para que puedas obtener resultados positivos en los diferentes planos de existencia.

Enviado por: Ma. Guadalupe Licea Rivera. ICQ San Luis Potosí, S.L.P. México

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