Zona Arqueológica de Tiahuanaco

Viracocha el Hombre Sol

Viracocha el Hombre Sol

Indiscutiblemente es el símbolo de lo divinal, tanto en el Macrocosmos como creador de todo lo que es, ha sido y será, como en el Microcosmos, símbolo del Ser, del íntimo, y del Ser Humano Auto realizado.

Su cabeza está adornada por rayos solares, pues el Sol siempre ha sido el símbolo de la Luz y sabiduría, el dador de vida, cada rayo a su vez tiene terminaciones insólitas, como las cabezas de puma. Siete de las 24 terminaciones son en cabeza de puma, indicando los siete cuerpos y sus correspondientes 7 fuegos sagrados que el ser humano tiene la misión de despertar. Se observa en sus ojos lágrimas, al igual que el Pentagrama Esotérico.

Dicen las tradiciones andinas que sus lágrimas fertilizan la tierra para dar vida. Aseguran también que es el dolor de ver a la humanidad corrompida y alejada del prepósito divino. A la luz del gnosticismo universal nos muestra la imperiosa necesidad de la COMPRENSIÓN sin la cual es imposible destruir nuestros defectos, sin la cual es imposible aprender a AMAR.

En la parte central encontramos al puma sagrado, encima de una piedra cúbica y esta a su vez en 2 serpientes, el puma es el fuego sagrado, la piedra cúbica el sabio uso de las fuerzas creadoras, y las dos serpientes el binario serpentino que se encuentra en la parte interna del ser humano, canales tetradimensionales a través de los cuales es posible trasmutar nuestras energías. Es el emblema tiahuanacota de la Piedra Filosofal de los alquimistas medievales.

Como trofeos dos cabezas decapitadas, implicando que se requiere pasar por la muerte de nuestros defectos, para poder llegar a nuestro Ser. Cabezas de águila, símbolo de la espiritualidad trascendente, de buscar la mística extraordinaria, la ética superior, producto de un trabajo profundo sobre si mismos. 4 serpientes con cabeza de puma y 4 con cabeza de cóndor, nos hablan de los procesos iniciativos, de los 8 años de Job o paciencia que debemos tener para lograr el auto conocimiento, se encuentran en la base del Dios Solar, diciendo precisamente que solo a través de largos trabajos pacientes es posible la Auto Gnosis. Encerrado dentro de estas, como lo está si mismo el Fuego Sagrado, y que necesita de despertar a través de los encantos del amor y los valores del corazón.

En cada una de su manos un báculo, por ello llamado por muchos autores, como el Sr. de los dos báculos. El de la derecha remata con una cabeza de Cóndor, recordándonos la fuerza masculina, positiva, la columna espinal, el poder que se obtiene del trabajo realizado sobre si mismos, pues quien se domina a si mismo, tiene el poder de dominar la misma naturaleza. Corresponde a la columna Jakin del templo de Salomón Rey, pues en la mano izquierda sostiene un báculo con la misma terminación en cóndor, pero en la parte posterior están dos serpientes, aludiendo claramente al arcano no. 2 o Columna Boaz del Templo de Salomón, símbolo de la Mujer, del Eterno principio Femenino Divinal. Son pues los dos báculos las dos columnas del templo, el hombre y la mujer, quien aprende a equilibrar estas fuerzas, tiene el dominio de si mismo, y el secreto de la Auto Realización intima del Ser.