Libro: Los Misterios que Encierran los Sueños

Capítulo 1. Los Siete Mundos y los Siete Cuerpos

Los Misterios que Encierran los Sueños

Conocemos sólo un fragmento del universo en que vivimos, somos como un gusanito que se encuentra en una hoja de un frondoso árbol y cree que la hoja en la que está es todo lo que existe, no somos capaces de percibir que vivimos en una naturaleza compuesta por una serie de mundos paralelos. Esa hoja del árbol o el mundo que percibimos con nuestros limitados sentidos es tan sólo un infinitesimal fragmento de la realidad.

El filósofo alemán Emmanuel Kant decía que no vemos la “cosa en sí” de un árbol; percibimos sólo superficies, lados, caras, colores, texturas, pero hay algo más que nuestros sentidos no pueden captar.

“Hay ciudades mayas dentro de la cuarta dimensión, cuarta coordenada o cuarta vertical”. (Misterios Mayas. Samael Aun Weor). Imagen: Zona Arqueológica de Palenque Chiapas, México. Cultura Maya.

Levitaciones famosas como las de San Francisco de Asís; desapariciones de personas, buques, aviones, sin dejar el menor rastro en el Triángulo de las Bermudas; lluvia de peces en lugares muy alejados de un lago o el mar; personas que entran a cuevas y al salir han pasado muchos años y para ellos fueron tan sólo unas horas; y cientos de casos más, son una muestra que estamos influidos por fuerzas, leyes y dimensiones que ni remotamente sospechamos.

Muchos fenómenos que han sucedido, suceden y seguirán sucediendo, no tienen explicación alguna y continuarán sin esclarecimiento si no consideramos que el universo está compuesto por siete mundos paralelos: físico, vital, astral, mental, causal, conciencia y Ser. Los sueños se llevan a cabo, precisamente, en el mundo astral.

Para poder penetrar en los misterios que rodean a los sueños es indispensable capturar con nuestro entendimiento la realidad de multitud de dimensiones que se penetran y compenetran sin confundirse.

1. Físico

El árbol de la ceiba es sagrado para los mayas, es la representación del Árbol de la Vida. Zona Arqueológica de “La Venta” Tabasco, México.

El árbol de la ceiba es sagrado para los mayas, es la representación del Árbol de la Vida. Zona Arqueológica de “La Venta” Tabasco, México.

El mundo físico es la zona más densa de la naturaleza y es donde actualmente nos desenvolvemos, vivimos, sufrimos, trabajamos, envejecemos y morimos. Es llamado como el “valle de amarguras”, ya que aquí se desenvuelve una humanidad que ha perdido todo interés por lo espiritual.

Es el mundo que nos hemos empeñado en terminar, en donde nos estamos autodestruyendo acabando con las especies de animales, vegetales y minerales, el que estamos contaminando, donde hacemos guerras, cometemos crímenes y luchamos por sobrevivir.

Lo llamamos tridimensional porque lo componen tres dimensiones: largo, ancho y profundidad; así, de esta forma, fue especificado por Euclides, un filósofo y matemático griego. Por este motivo, se le suele llamar: el mundo tridimensional de Euclides.

En este espacio, tan reducido de la realidad, es que fundamentamos nuestros irrisorios conocimientos, pero nos auto consideramos como la máxima autoridad, menospreciamos la sabiduría de nuestros antepasados y creemos que estamos en lo máximo de la evolución humana.

Es una gran verdad que el mundo físico es algo que todavía nos falta mucho por descubrir, sin embargo, nos creemos los amos del saber y consideramos, aún más, que es lo único que existe.

Es poco lo que nuestros restringidos cinco sentidos pueden captar de este mundo físico, lo que desconocemos es mucho, ya que nos damos cuenta de una ínfima parte de lo que realmente sucede.

De la misma forma en que nuestro oído es capaz de percibir sólo un rango de vibraciones auditivas, nuestros ojos sólo tienen un limitado rango de sensaciones que logramos ver de lo que sucede en el mundo físico.

Si reflexionamos en cómo se entrenan a los perros utilizando silbatos cuyo sonido nuestro oído no percibe, pero el no tener capacidad para escucharlos, no quiere decir que no existan, ya que los animales sí lo escuchan y con aparatos electrónicos es posible registrarlos. De forma similar, hay cosas que no podemos ver en el mundo físico, pero existen y ni remotamente sospechamos.

“De todos los fenómenos físicos que se suceden a nuestro alrededor (y aclaro: físicos, y subrayo) tan sólo podemos percibir una millonésima parte de tales fenómenos, es decir, existen una multiplicidad extraordinaria de fenómenos físicos que acaecen a nuestro alrededor y que no somos capaces en verdad de percibir”. (Las Dos Líneas de la Vida. Samael Aun Weor).

En la cultura hebrea tenemos una representación muy interesante que está compuesta por diez regiones, mundos o cuerpos, se le llama: “El Árbol de la Vida”; la más baja de estas regiones corresponde al mundo físico y se le conoce como “El Reino” (en hebreo Malkuth).

Es considerado como un filtro para las esencias o almas, como una zona de prueba donde se queda lo más pesado y que sólo logran trascender las esencias más revolucionarias, las que trabajan por perfeccionarse.

En la cultura hindú también se han estudiado las distintas dimensiones y cuerpos. Ahora bien, cuando se refieren al mundo o cuerpo más grosero le llaman: “Cuerpo Denso” (Sthûla Zarîra).

2. Vital

Trono con dos “Cheneques” (criaturas de los mitos mesoamericanos que habitaban en lugares de agua, cuevas y junglas). En este caso, su pelo es como la lluvia. Museo de Antropología de Xalapa.

Trono con dos “Cheneques” (criaturas de los mitos mesoamericanos que habitaban en lugares de agua, cuevas y junglas). En este caso, su pelo es como la lluvia. Museo de Antropología de Xalapa.

El mundo físico o tridimensional no lo es todo, más allá existe el mundo vital, la cuarta dimensión, un “espacio superior” (hiperespacio) como le llamara Albert Einstein. Las antiguas culturas se refieren a esta región como un mundo de felicidad, es el Edén bíblico, para los aztecas es el “Lugar de pureza” (Aztlán), para los escandinavos es la “Tierra de los Ases” (Asgard), la Tierra de Apolo, la Isla de Cristal y cientos de nombres más.

En la mitología griega a esta región se le llama los “Campos Elíseos” (Elysium). De este nombre viene la referencia de la Novena Sinfonía de Beethoven cuando dice: “Alegría hija de Eliseo”, en realidad está diciendo hija o emanación del Elysium o cuarta dimensión; es decir, una cualidad de las regiones superiores de la naturaleza.

La cuarta dimensión es el tiempo, pero, desde el punto de vista espacial, nosotros sólo vemos el tiempo como lo que transcurre entre un fenómeno y otro. Sin embargo, es una verdad que el tiempo tiene dos aspectos que debemos considerar: el temporal y el espacial.

En este mundo edénico es donde viven las criaturas elementales de la naturaleza conocidas como: gnomos y pigmeos de la tierra; silfos y sílfides del aire; nereidas y ondinas del agua; salamandras del fuego; punctas y bárbelos del éter.

En esta cuarta dimensión o mundo vital vivimos hace millones de años en un estado de felicidad inagotable, pues no teníamos el ego. Eran los tiempos de la edad de oro de la Tercera Raza denominada Lemuria que existió hace aproximadamente 25 millones de años. Son las regiones bíblicas donde se dice que manaban ríos de agua pura de vida, de leche y miel, alegorizando, de esta manera, las virtudes encarnadas en el ser humano.

Es en esta dimensión donde ocasionalmente se “pierden” buques, aviones y personas. Sucede que el mundo físico y el vital se entremezclan, el mundo vital es la sección superior del mundo físico, por lo que en ocasiones interactúan, como puertas que se abren en ciertos momentos y si estamos en ese lugar fácilmente podemos penetrar en ese mundo paralelo.

El mundo vital es la causa de las lluvias de peces que ocurren en ciertos lugares del mundo, en lugares insólitos, alejados completamente de cualquier cuerpo de agua, en ciertos momentos de la historia, perfectamente documentados, han llovido peces. Nuevamente la interacción de estos dos mundos paralelos son la causa de este hecho extraordinario.

Antes del siglo XVIII eran muy comunes los acontecimientos de los cuentos de hadas, duendes, sirenas, etc., la causa de esto, es que no habíamos caído en el escepticismo materialista, entonces podíamos ver algunos fenómenos de la cuarta dimensión.

Con la caída en la degeneración sexual, las drogas y el alcohol perdimos la posibilidad de ver la belleza del alma de la naturaleza.

El dios de la lluvia (Tláloc) tenía sus ministros ayudantes, elementales de la naturaleza que viven en la cuarta dimensión, los cuales eran encargados de repartir la lluvia por la tierra y son llamados los “néctares de la tierra” (Tlaloques). Uno de los principales es “Cuatro veces Señor” (Nappatecuhtli). Museo Nacional de Antropología, México.

El dios de la lluvia (Tláloc) tenía sus ministros ayudantes, elementales de la naturaleza que viven en la cuarta dimensión, los cuales eran encargados de repartir la lluvia por la tierra y son llamados los “néctares de la tierra” (Tlaloques). Uno de los principales es “Cuatro veces Señor” (Nappatecuhtli). Museo Nacional de Antropología, México.

En el “Árbol de la vida” de la cultura hebrea se le llama a esta región como: “El Fundamento” (en hebreo Jesod) y en la India es llamado: “Cuerpo Sutil” (Lingam-zarîra).

Estos dos nombres: “El Fundamento” y “Cuerpo Sutil”, nos permiten explicar por qué a este cuerpo, que corresponde a esta dimensión, le llamamos en la gnosis: cuerpo vital; le nombramos así porque es el que le da vida al cuerpo físico, Paracelso le llamó la “Mumia”.

En la cultura popular se le llama el aura y es como un campo energético que satura cada átomo del cuerpo físico. Ahora bien, su color está determinado por las emociones que tenemos en un momento dado.

“Esa aura tiene diversos colores: El escéptico lleva siempre un aura de color verde, verde sucio; el devoto lleva un aura de color azul; el amarillo revela mucho intelecto; el verde sucio, escepticismo; el gris, tristeza; el gris plomo, mucho egoísmo; el negro, representa el odio; el rojo sucio, la lujuria, la fornicación; el rojo brillante, centelleante, la ira, etc.” (El pensar psicológico y la mente interior. Samael Aun Weor).

El cuerpo vital está compuesto por cuatro tipos de energías que se les llama éteres (término usado en la edad media para el quinto elemento y que no se debe confundir con el compuesto químico del mismo nombre). Estos son: Éter químico, de vida, lumínico y reflector; estos éteres (o energías) son el fundamento de los procesos biológicos, el metabolismo, la reproducción, la voluntad, el funcionalismo de los cinco sentidos y las percepciones extrasensoriales.

No está de más recordar los cuatro elementos principales: Tierra, agua, aire y fuego. Estos se manifiestan en el mundo físico y el quinto elemento es el éter, que corresponde a la cuarta dimensión. Dado lo anterior, el cuerpo vital también es llamado: cuerpo etérico.

Es importante saber que las enfermedades generalmente aparecen primero en el cuerpo vital y más tarde desencadenan en el cuerpo físico; así también, cuando es curado el cuerpo vital, el cuerpo físico sana. Este cuerpo, junto con el funcionalismo de ciertas glándulas, es el encargado de reparar el cuerpo físico al momento de dormir.

3. Astral

Generalmente consideramos que el acceso a las dimensiones superiores de la naturaleza es algo muy complicado y alejado para nosotros, sin embargo, nos podría causar admiración lo fácil y cercano que es el acceso a las mismas.

Nuestra esencia al dormir se desprende del cuerpo físico e ingresa a la quinta dimensión que llamamos mundo astral, éste es un lugar al que vamos cada vez que dormimos, aunque muchos de nosotros ya ni siquiera logremos recordar nuestros sueños.

Seamos ateos, religiosos, blancos, morenos, niños, ancianos, delgados o bajitos, todos, sin excepción alguna, nos desdoblamos en el mundo astral para permitir que el cuerpo físico sea reparado.

En el mundo astral el tiempo lineal deja de existir y el pasado y el futuro se hermanan, existiendo sólo un eterno ahora; por lo tanto, podemos investigar los misterios ancestrales que se estudiaron bajo los pórticos de los templos sagrados del mundo entero.

Tendríamos la capacidad de saber de las pasadas existencias y darnos cuenta de que nuestra vida actual es el resultado de las anteriores; de esta forma podríamos verificar, de manera directa, la realidad de la ley de causa y efecto (karma).

Como podemos observar, este mundo de los sueños tiene grandes posibilidades de investigación y resulta que a dicho mundo vamos a diario cada vez que dormimos, pero, lamentablemente, no tenemos conciencia de ello. Los llamados sueños son experiencias astrales inconscientes.

En el Árbol de la Vida, de la cábala hebraica, se le llama a esta región astral: “Esplendor” (en hebreo Hod). Interesante definición porque en este mundo podemos estudiar directamente, si estuviéramos conscientes del sueño, con los grandes hierofantes de Egipto, con los lamas del Tíbet, con los “filósofos iniciados” (Tlamatinime) del antiguo México.

Dios viejo del fuego (Huehueteotl), maestro regente de las salamandras. Museo de Antropología de Xalapa.

Dios viejo del fuego (Huehueteotl), maestro regente de las salamandras. Museo de Antropología de Xalapa.

Los dioses que se mencionan en las diferentes culturas del mundo no son más que seres iluminados, maestros de sabiduría, como un dios de las lluvias (Tláloc), el dios del fuego (Huehueteotl), la diosa de la tierra (Coatlicue), el dios del viento (Ehecatl), que continúan en estas regiones ayudando a quienes lo solicitan humildemente y con mucha fe solar.

El mundo astral o de los sueños está regido por la luna y esto permite que se faciliten las salidas astrales o sueños conscientes en luna creciente y se dificulten un poco en menguante.

En esta región astral podemos lograr grandes hazañas, como el platicar directamente con esas partículas divinales que, si bien siempre nos han estado ayudando, nosotros las tenemos olvidadas, nos referimos al Ser o Espíritu y al aspecto femenino eterno divinal particular.

En la gnosis los denominamos el Padre interior y la Madre Divina; ellos pueden guiarnos en este mundo lleno de confusiones.

Así como podemos irnos al pasado y recordar nuestras pasadas existencias, también podemos irnos al futuro y ver lo que como humanidad nos espera debido a tanta degeneración reinante en el mundo.

En la India a esta región dimensional se le llama “Deseo” (Kâmas) debido al hecho concreto de que en esta región vivimos proyectando nuestros deseos.

Las estelas mayas representan la triada divina en su mitra con tres rostros y los siete mundos en los atributos o adornos. En el brazo derecho el Ser, brazo izquierdo el alma divina, corazón el alma humana, región del cinturón mente y el astral, mandil al etérico y las sandalias al físico. El Señor de la Dualidad y los cuatro rumbos, Zona Arqueológica de Tonina, Ocosingo Chiapas, México.

Las estelas mayas representan la triada divina en su mitra con tres rostros y los siete mundos en los atributos o adornos. En el brazo derecho el Ser, brazo izquierdo el alma divina, corazón el alma humana, región del cinturón mente y el astral, mandil al etérico y las sandalias al físico. El Señor de la Dualidad y los cuatro rumbos, Zona Arqueológica de Tonina, Ocosingo Chiapas, México.

La materia astral es dúctil y en esta región le damos forma a todo lo que en el mundo físico sentimos el deseo de tener.

A esta región también se le llama mundo sideral y en ella hasta podríamos conocer nuestros defectos psicológicos y estudiarlos con el fin de desintegrarlos, podríamos platicar con ellos, darnos cuenta de que son parte de nosotros mismos, que son creaciones psicológicas negativas creadas por nuestra equivocada forma de vivir.

Resulta interesante saber que existe un astral de tipo inferior en el que andamos generalmente, y un astral de tipo superior donde se encuentran templos sagrados en los que podemos aprender grandes enseñanzas.

Por supuesto, primero tendremos que despertar conciencia para lograr asistir a estos centros de enseñanza superior.

4. Mental

Fragmento de columna con un personaje que se encuentra tocado de plumas, símbolo de la mente purificada. Museo de Antropología de Xalapa.

Fragmento de columna con un personaje que se encuentra tocado de plumas, símbolo de la mente purificada. Museo de Antropología de Xalapa.

La mente es algo completamente desconocido para nosotros y, por tanto, sería importante que nos propusiéramos descubrir, estudiar y comprender el cómo y por qué funciona la mente.

La mente es como un misterioso aparato atlante que, de repente, nos podríamos encontrar en alguna exploración científica y si, quizás, sirve para quitarle el peso a la materia, lograríamos maravillas con tal aparato, pero mientras no sepamos el cómo y por qué funciona, jamás podríamos aprovecharlo.

Las enseñanzas del gran maestro Buda nos muestran que se requieren décadas de entrenamiento en la meditación y en otras disciplinas, como para apenas lograr el inicio del control y sabio uso de la mente.

El estado de la mente es completamente animal en la actualidad y ésta se ha convertido en la guarida del deseo, vive en la incesante lucha de los opuestos, en el batallar de las antítesis, se ha convertido en la cárcel en la cual vivimos. Por ello, el maestro Samael Aun Weor afirma lo siguiente: “Dios está tan cerca, que lo único que nos separa de él, es la mente”.

El verdadero estado natural de la mente es correspondiente con los atributos femeninos de la naturaleza, ellos son la comprensión, la pasividad, la receptividad, etc., la mente en este estado es como si fuera un lago tranquilo y transparente en una noche de plenilunio, en donde se reflejan la luna, los árboles y las estrellas del espacio infinito; de día podrían verse los peces deslizándose tranquilamente en su interior.

Lamentablemente, por nuestras falacias mentales, nuestra conducta gregaria, los supuestos mentales, el derrotismo, la retórica del ego, etc., nuestra mente es un mar embravecido donde no controlamos lo que nos sucede.

«La mente (Manas) que se abandona a los errantes sentidos, deja el alma (Buddhi) tan desvalida como la barquilla que es arrebatada por el huracán sobre las olas». (Bhagavad Gíta, II, 67.)

Se debe señalar que el cuerpo mental tiene su propio funcionamiento (fisiología) y sus respectivas enfermedades (patología). Ahora bien, mucho se podría avanzar, científicamente hablando, si nos propusiéramos ahondar en el estudio del cuerpo y del mundo mental; de hacerlo así, las enfermedades mentales podrían tratarse con mejores resultados.

Así como existen bacterias y virus en el mundo físico, de igual forma, los hay en el mundo mental. Lamentablemente no hay una higiene mental como la que tenemos en el mundo físico; los espectáculos violentos como los toros, las luchas y el boxeo, generan multitud de estos microorganismos dañinos que más tarde se expresan como enfermedades; ni se diga de la pornografía, las películas y series de terror, programas violentos, etc.

El mundo mental se encuentra en la misma quinta dimensión (donde está el mundo astral), pero en una nota vibratoria más alta. El mundo y el cuerpo mental están regidos por el planeta Mercurio, el cual rige también a los nativos de virgo y géminis; Dado lo anterior, podemos comprender por qué ellos tienden a razonar mucho en su vida.

En la cábala hebrea a este mundo se le conoce como Netzach y lo que significa este término al ser traducido al español es “Victoria”.

Uno de los maestros que rigen este mundo es el que se conoce en el cristianismo como el Arcángel Raphael, a quien, si le solicitamos ayuda, podría ayudarnos a curarnos de enfermedades mentales a cambio de que sigamos una conducta recta.

Cráneo con glifo de la palabra, destacando la importancia que tiene el verbo y su sabio uso, como es el caso de los mantram. Zona Arqueológica de Chichén Itzá. Yucatán, México. Cultura Maya.

Cráneo con glifo de la palabra, destacando la importancia que tiene el verbo y su sabio uso, como es el caso de los mantram. Zona Arqueológica de Chichén Itzá. Yucatán, México. Cultura Maya.

Una palabra de poder (mantram) que en combinación con la meditación nos ayuda a curar nuestro cuerpo mental es: S M Hon. Ahora bien, se debe vocalizar de la siguiente manera: ssssssssss mmmmmmmmmm joooooonnnnnnnn (la “h” suena como una “j”). Se debe tener en cuenta que hay que relajar el cuerpo y la mente para que tengan el efecto deseado y se tiene que practicar durante muchos meses diariamente.

En la India se le conoce como “Mente terrestre” (Manas inferior), de esta manera nos quieren alegorizar que puede ser transformada. Si logramos romper con los grilletes de la mente, nacerá una mente emancipada, libre de ataduras, para convertirse en un instrumento perfecto donde se refleje la sabiduría del cosmos infinito.

5. Causal

“El dios del viento es un Deva de la naturaleza, un Malachim del mundo causal” (Doctrina Secreta de Anáhuac, Samael Aun Weor). Ehecatl dios del viento. Museo Nacional de Antropología. México.

“El dios del viento es un Deva de la naturaleza, un Malachim del mundo causal” (Doctrina Secreta de Anáhuac, Samael Aun Weor). Ehecatl dios del viento. Museo Nacional de Antropología. México.

Corresponde a la sexta dimensión y se le llama mundo causal debido a que aquí encontramos la causa de todo lo existente. Curiosamente también es el mundo de la música y esto nos recuerda el evangelio de San Juan, que comienza diciendo que en un principio era el “verbo”, y nos afirma que la creación tiene que ver con el sonido y, por lo tanto, con la palabra y la música.

El Maestro Samael estuvo en la región de las causas naturales y evidenció el destino catastrófico de la humanidad. La experiencia fue la siguiente:

“En el mundo causal yo contemplaba con asombro místico a la Gran Catástrofe que se avecina, y como quiera que esa es la región de la música inefable, la visión fue ilustrada con la corriente del sonido”.

“Cierta deliciosa sinfonía trágica resonaba entre los fondos profundos del cielo de Venus”.

“Aquella partitura asombraba, en general, por su grandeza y majestad, por la inspiración y belleza de su traza, por la pureza de sus líneas y por el colorido y matiz de su sabia y artística ilustración dulce y severa, grandiosa y terrorífica, dramática y lúgubre a la vez...”

“Los trozos melódicos fragmentarios (leitmotivs) que se oyeron en el mundo causal, en las diferentes situaciones proféticas, son de gran potencia expresiva y están continuamente relacionados con el gran acontecimiento y con los sucesos históricos que inevitablemente le precederán en el tiempo...”

“Hay, en la partitura de esa gran Opera Cósmica, fragmentos sinfónicos relacionados con la tercera Guerra Mundial; sonoridades deliciosas y funestas, sucesos horripilantes, bombas atómicas, radioactividad espantosa en toda la Tierra, hambre, destrucción total de las grandes metrópolis, enfermedades desconocidas, revoluciones de sangre y aguardiente, dictaduras insoportables, ateísmo, materialismo, crueldad sin límites, campos de concentración, odios mortales, multiplicación de fronteras, persecuciones religiosas, mártires místicos, bolcheviquismo execrable, anarquismo abominable, intelectualismo desprovisto de toda espiritualidad, pérdida completa de la vergüenza orgánica, drogas, alcohol, prostitución total de la mujer, explotación infame, nuevos sistemas de torturas, etc., etc., etc.”

“Entremezclados con un arte sin precedentes, se escucharon escalofriantes temas relacionados con la destrucción de las poderosas metrópolis del mundo: París, Roma, Londres, Nueva York, Moscú, etc., etc., etc.”

En esta región, en uno de sus templos de misterios, se encuentra trabajando, de forma intensa, aquel ser que en vida se llamó Beethoven, no cabe alguna duda que su música activa el centro emocional superior y por eso recomendamos escucharla, sobre todo en meditación y con mucha devoción.

Resulta interesante que también sea el mundo de la voluntad y al mismo tiempo el de la música, esto nos lleva a entender la tremenda influencia que existe entre la música y la voluntad.

De acuerdo con la música que escuchamos, tenemos una tendencia en nuestra forma de vestir, actuar y hasta de pensar; hay algunas ocasiones en que los sonidos musicales logran hasta que movamos inconscientemente nuestro cuerpo físico (como el pie, la cabeza o un mano) a un ritmo determinado.

Con todo lo anteriormente expuesto, comprendemos cómo el mundo de las causas está regido por el planeta Venus, quien a su vez rige el arte, la música, la belleza, la familia y el amor.

Detalle del Templo de Venus en Chichén Itzá, Yucatán, México. En él se destaca el símbolo maya del planeta Venus que es regente del mundo causal. En la parte izquierda es un “nudo” de años y en la derecha una media flor con áspides en los pétalos.

Detalle del Templo de Venus en Chichén Itzá, Yucatán, México. En él se destaca el símbolo maya del planeta Venus que es regente del mundo causal. En la parte izquierda es un “nudo” de años y en la derecha una media flor con áspides en los pétalos.

Asombra cuanta exactitud y relación tienen todas las cosas, ya que el color azul (símbolo del amor) predomina en este mundo maravilloso. De acuerdo con el Árbol de la Vida de la cábala hebraica, a esta dimensión y cuerpo se le denomina “Belleza” (en hebrero Tiphereth).

El Ser o espíritu se desdobla en varias partes para auxiliarnos de manera más eficaz, parece un ejército de niños ayudando al ser humano en todas sus actividades, no sólo físicas sino espirituales.

Existe una de estas partes del Ser que se relaciona con el mundo causal y se llama: el Alma Humana.

Del Alma Humana es que se desprende la esencia (lo que somos nosotros) y, lamentablemente, esa esencia (o “budhata” como se llama en el budismo), por nuestra conducta equivocada, ha sido encarcelada por los miles de agregados psicológicos indeseables.

En las leyendas y cuentos de antaño encontramos a el guerrero (el Alma Humana) que busca rescatar a la princesa (la esencia) de entre las garras de los monstruos (egos) y así cumplir con la misión en la vida.

En los misterios esotéricos de la India se le llama: “Manas Superior”. En el drama del maestro Jesús se simboliza la voluntad verdadera con el paño de la Verónica y la corona de espinas.

 

6. Conciencia

“El mundo búdhico intuicional es completamente Solar”. (Tarot y Cábala, Samael Aun Weor). El dios del Sol “El Señor del Rostro Solar” (Kinich Ahau). Museo de Palenque Chiapas, México.

“El mundo búdhico intuicional es completamente Solar”. (Tarot y Cábala, Samael Aun Weor). El dios del Sol “El Señor del Rostro Solar” (Kinich Ahau). Museo de Palenque Chiapas, México.

Esta región completamente desconocida para la humanidad actual se le llama el mundo del alma o de la conciencia. Ahora bien, le corresponde la sexta dimensión (como el mundo causal), pero en una nota vibratoria superior.

En la India milenaria se le conoce como “Conciencia” (Buddhi) y de acuerdo con el Árbol de la Vida le corresponde el nombre de: “Severidad” (en hebreo Geburah). Aquí encontramos el rigor o severidad de la ley de causa y efecto (karma), ya que se necesita sustentarse en la conciencia para que se pueda manifestar la ley del karma en forma eficiente. La ley de la justicia es sinónimo de esta región esplendorosa.

La unidad cósmica que le corresponde es el Sol y si hemos estudiado un poco la Astrología Hermética, sabremos que está asociado al signo de Leo y que por tal motivo sus nativos tienden a desarrollar la intuición. Lo anterior, nos señala que en esta región encontramos la nobleza del león debido a que es el mundo de la intuición.

El Ser tiene dos almas, una humana (que corresponde al mundo causal) y otra divina (que corresponde al mundo de la conciencia). La humana es masculina y la divina es femenina.

La maestra Helena Petronila Blavatski nos da una hermosa frase para entender esto: “El Buddhi (nombre sánscrito del alma divina) parece un vaso de alabastro, fino y transparente, a través del cual arde la llama de Prajna (uno de los nombres sánscritos del Ser)”.

La conciencia está muy cerca del Ser o espíritu y se le ha representado de muchísimas formas a lo largo de la historia y en las diferentes culturas, por ejemplo: en los pueblos nórdicos son las Walkirias, a las cuales Richard Wagner le dedicó su atención componiendo una melodía deliciosa llamada el “Vuelo de las Walkirias”, que es ampliamente conocida en el mundo. La mitología la simbolizó con la bella Helena de Troya, aludiendo que es algo muy deseable de alcanzar y muy lejano.

Es la bella Sulamita a la cual el sabio Salomón le compusiera el Cantar de los Cantares y es el símbolo de la dama de la edad media por la cual el caballero guerrero debía hacer toda proeza para lograr su amor. En la mujer este principio cambia de polaridad y se simboliza como el príncipe azul de los cuentos de antaño, pero no por ello deja de luchar, debe ser la mujer como las amazonas, luchando contra todo lo podrido y degenerado de nuestra época para conquistar este principio divinal.

7. Ser

“El Intimo es marciano, guerrero, luchador,”. (Tarot y Cábala, Samael Aun Weor). Guerrero con escudo y lanza. Museo de Antropología de Xalapa, México.

La región del Ser es la séptima dimensión, es el mundo de la verdadera realidad, aquí se expresan las matemáticas más puras y por eso al penetrar conscientemente en ella se pueden capturar todas las cosas como realmente son en todo sentido, es decir, vemos una montaña por todos lados, por dentro, por fuera, por arriba, por abajo, por enfrente y por detrás; hasta podemos saber la cantidad de moléculas y átomos que la componen y no solamente el aspecto físico, sino en sus siete dimensiones.

Esta dimensión corresponde al espíritu o Ser interior profundo que en lenguaje sánscrito se le llama Atman y se traduce como “Espíritu universal” o “Mónada divina”. El Ser es nuestro origen y nuestra verdadera realidad, somos una emanación de ese fuego sagrado llamado Dios, pero, lamentablemente, estamos prisioneros del Ego.

Cada ser humano tiene en el fondo una chispa inmortal y divina que con toda su sabiduría puede librarnos de las pavorosas tinieblas del egoísmo y de la ignorancia en que vivimos y puede darnos sabiduría y altruismo, de esa forma podríamos tener un estado de conciencia inmensamente superior.

Si logramos romper las cadenas del dolor a las que nos tienen sujetos los múltiples agregados psicológicos, podremos retornar al Ser y cumplir con nuestra sagrada misión. Creemos que somos Juan o María, pero la realidad es que somos el Íntimo más el estado en que hemos caído y nos hemos convertido en su sombra.

Dentro del Árbol de la Vida es “La Misericordia” (Chesed en hebreo), un atributo que es necesario desarrollar en cada ser humano para acercarnos a este principio divino. Se combina con la “Severidad” que es un atributo del Alma Divina y de esta mezcla logramos que nuestra vida se vuelva equilibrada y exitosa.

Está regido por el planeta Marte y esto nos indica que el Padre interno es revolucionario en un cien por ciento. Por tal motivo, busca que luchemos por emanciparnos, por despertarnos, por iluminarnos; esto no es cuestión de debilidades, sino de revoluciones auténticas en nuestro mundo interior. He ahí la explicación de los guerreros Águila o Juagar del México antiguo, de los samuráis del Japón, que fueron auténticos luchadores por conquistar su verdadera realidad.