Cosmogénesis

Hombre Estrella

El origen del Universo y el hombre debemos buscarlo en la semilla;  los gérmenes originales de la Gran naturaleza, hombres y todo lo que existe en un universo,  se desarrollan siempre en el espacio psicológico y dentro de las dimensiones superiores antes de cristalizar en el mundo físico, posteriormente vendrá un retorno al punto de partida original. De acuerdo a la Ley de las Rondas,  esos gérmenes o semillas lentamente se van modificando casi en forma imperceptible, hasta llegar al estado en que actualmente nos encontramos.

Si observamos una semilla de un árbol, ahí se encuentra el árbol en forma potencial solo falta que tenga tierra fértil y que haya aire, agua y sol para que el árbol se desarrolle y de sus frutos.

Tenemos que saber que el hombre actual en modo alguno es el real, el hombre verdadero existió en las primeras razas que poblaron este planeta.

Que nos dicen los Nahuas sobre el Omeyocan? El Omeyocan es la Gran Madre o madre espacio, la matriz del mundo y en la Aurora de la Creación el huracán eléctrico  (el Espíritu universal de vida) hace palpitar todos los átomos en forma de remolino dentro del Omeyocan (ombligo del Universo) donde  se encuentran todas las posibilidades de la creación.

Asombra ver que en la Piedra del Sol o calendario Azteca se encuentra escrita la historia misma de la humanidad, preceden a nuestra quinta raza, cuatro  soles o edades cosmogónicas, denominadas razas.

Hemos dicho que la evolución de nuestro planeta y sus  razas se desenvuelven en un Mahanvantara o día cósmico, a su vez este día cósmico se divide en 7 rondas en cada una de las cuales se desarrollan 7 razas raíces, las que a su vez se subdividen en 7 subrazas cada una, nosotros nos encontramos en la quinta raza, sexta sub-raza  y en la cuarta ronda.

Nosotros somos los “hijos del quinto sol” representado por el mismo Tonatiuh. Según los registros de los Aztecas, Ometecuhtli y Omecihuatl (el señor y señora de la dualidad) tuvieron 4 hijos que a su vez eran dioses, cada uno de ellos representaba un orden, un tiempo, un espacio, un punto cardinal y un color. A ellos les fue encomendada la tarea de crear al mundo, de dar vida a los otros dioses y finalmente a la raza humana.  

Al iniciar  los hermanos  su tarea; cuatro mundos, cuatro soles y cuatro humanidades fueron sucesivamente creadas y destruidas. Entonces Quetzalcóatl, acompañado de una de sus encarnaciones gemelas llamada Xolotl, descendió a los infiernos, de donde alcanzó a robar una astilla de hueso de una de las humanidades anteriores para crear la nuestra, rociándola con su propia sangre. De esa manera se formó la quinta raza.

Todo planeta tiene siete razas y muere, la Tierra se encuentra en estos momentos en el final de la quinta raza y le faltan dos razas de vida para que llegue a su fin.

Los mundos nacen, crecen, envejecen y mueren, dejan de existir para transformarse en energía y luego resurgen, renacen, cuando ésta cristaliza nuevamente en masa.

En el canto del Calendario Azteca se encuentran  representados los ciclos con el signo del planeta Venus y las razas que continuarán: la sexta y séptima raza, a la futura raza se le llamara Koradhi y a la séptima y última raza, no se sabe su nombre, algunos autores la han denominado como una raza de liliputienses.

El Bhagavad Guita hace alusión a la manifestación Cósmica cuando menciona a la Prakriti como la materia primordial y única y que está representada por las aguas de todos los Génesis religiosos. El protoplasma de toda nebulosa ha sido primero etéreo, si vamos más lejos tenemos que aceptar que detrás de todo efecto existe una causa. El Éter mismo tiene una causa y hemos aprendido de los yoguis del indostán que detrás del Éter está el Akasa.

La Prakriti es la Madre Divina, la sustancia primordial de la naturaleza; en el universo existen distintos elementos y sub-elementos, pero todo esto son diferentes modificaciones de una Sustancia Única. La materia primordial es el Akasha puro, contenido en el espacio infinito. Todo Cosmos nace de la Prakriti y se disuelve en la Prakriti. Ella es la Gran Madre.

El Bhagavad Guita dice: “La Gran Prakriti es mi matriz, ahí coloco el Germen y de ella, ¡Oh Barata! Nacen todos los seres”

Por otra parte, la filosofía de la India basada en los libros sagrados “los vedas”,  su dios es Brahama, sustancia única, alma universal, vida de todo, pero habla también de emanaciones  sucesivas, por las cuales explica la formación del mundo, primero creó la luz, después el agua, luego los elementos terrestres y sólidos y así vino la existencia en este Universo.

Muy interesante resulta también el origen de la creación que narran los cabalistas hebreos y judíos al mencionar que el Cosmos Infinito surgió de las entrañas del Absoluto Inmanifestado y la luz increada se hundió en un nostálgico poniente, así descendieron los dioses y los hombres entre las sombras del Universo, siempre hay un principio masculino (fuego), un principio femenino (agua) una fuerza neutralizante (el hijo).

El absoluto tiene tres aspectos.

1.- El inmanifestado. (Ain)

2.- El Espíritu Universal de vida que anima a todo ser (Ain Soph)

3.- La materia caótica. (Ain Soph Aur)

Del Ain Soph emana toda la creación. En el Absoluto las tres fuerzas primarias del Cosmos y de la naturaleza son el Logos único, el Ejército de la Voz, dentro de la vida libre en movimiento.

El trabajo de hacer fecunda a la Prakriti, es decir el caos, la Madre Cósmica, obra siempre la tercera fuerza.

Si estudiamos otros libros de génesis, encontramos que existen los mismos símbolos que son comunes  en la creación, primero es la existencia de un Ser inmenso, silencioso, incognoscible, inconmesurable, omnisciente,  pero siempre activo que es la gran madre, el caos primordial, que contiene en sí mismo los gérmenes de la creación universal, cuyo seno es siempre fecundado por una fuerza conocida como Espíritu Santo.

De los cantos e himnos del “Rig Veda”  encontramos el siguiente poema relativo al origen de la existencia:

En ese entonces ni siquiera existía la nada, ni siquiera la existencia.

No había aire, ni cielos, más allá. ¿De que estaba cubierta? ¿Dónde se encontraba?

¿Quién cuidaba de ella?

¿Acaso en las profundidades inmensurables había entonces agua cósmica?

En ese entonces no había muerte ni inmortalidad;

Tampoco existía la antorcha de la noche y el día.

El uno respiraba sin aliento, se mantenía por sí mismo.

En ese entonces solo existía el uno y ningún otro.

Al principio solo había oscuridad envuelta en oscuridad.

Todo eso era agua sin luz.

Ese uno se encontraba rodeado de la nada;

Y por fin surgió, nacido de la fuerza del calor.

Al principio descendió la voluntad sobre él.

Fue la semilla primordial, nacida de la mente.

Aquellos sabios que han buscado dentro de sus corazones con prudencia,

Saben lo que tiene el vínculo y lo que carece de vínculo.

Y han extendido su cuerda a través del vacío,

Y saben lo que existe abajo y lo que existe arriba.

Los poderes seminales han fertilizado las fuerzas portentosas.

Abajo estaba la fuerza; arriba el impulso.

Pero después de todo, ¿Quién sabe y  quien puede decir

De donde vino y cómo ocurrió la creación?

Hasta los mismos dioses

Nacieron después de la creación;

Por lo tanto, ¿Quién sabe con certeza

De donde han surgido?

¿De donde tuvo su origen la creación,

La haya creado él o no,

El que lo vigila desde los cielos más altos?. El sabe, o tal vez hasta él mismo no sabe.

Enviado por Ma. Guadalupe Licea R.

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