Quetzalcoatl como Principio Cósmico

Quetzalcoatl Teotihuacan

Quetzalcoatl como principio cósmico es la palabra, el verbo, el Logos platónico, la Unidad Múltiple Perfecta, el Demiurgo Arquitecto del Universo, el  Creador. El Logos se expresa en todo lo que es, lo que ha sido y lo que será, es la vida que palpita en cada átomo como palpita en cada sol. Quetzalcoatl es la serpiente emplumada que se revolvía entre la polvareda cósmica en el Omeyocan. Los nahuas hablan del Omeyocan como el ombligo del Universo o bien es el lugar dos, en él solo hay viento y tinieblas, (Yohalli Ehecatl) Ehecatl es el dios del movimiento universal y cósmico, dios del viento. no en sentido literal, sino simbólico, la materia puede ser destruida en su forma, pero no en su substancia, la substancia de esa semilla queda depositada en la Madre  Espacio, aguardando la hora de una nueva manifestación cósmica.

Así como un árbol muere, queda su semilla, en ella existen todas las posibilidades de un nuevo árbol, así cuando un mundo muere queda su semilla depositada dentro del seno de la Madre Espacio.

 “AL PRINCIPIO  ERA EL  VERBO,  Y EL  VERBO  ERA DIOS, Y  ESTABA CON  DIOS”  .Esto que menciona la Bilia es Quetzalcoatl, quien fecunda la materia caótica para que surja la vida. En modo alguno sería posible el nacimiento del Universo, si excluimos a nuestro Sr. Quetzalcoatl. En el Omeyocan, el negro Tezcatlipoca se niega, revienta en luz y nace el Universo que gobierna y dirige Quetzalcoatl. En este caso Tezcatlipoca viene a representar en Cábala al número 2, la Madre Cósmica, el aspecto femenino, a la luna.

Quetzalcoatl es el prototipo divinal de todos los tiempos, ostensiblemente la geometría quetzalcoatliana es el fundamento de cualquier cosmogénesis, estructura los arquetipos determinativos de la naturaleza y del cosmos, el fuego de Quetzalcoatl es el centro fundamental de toda unidad cósmica. Sería inconcebible excluir al fuego viviente y filosofal de cualquier obra creativa universal.

.Quetzalcoatl como demiurgo  arquitecto  del universo da forma matemática y  geométrica  a todo  lo que es, ha sido  y  será y es en el Omeyocan donde surgen las formas determinativas y arquetípicas de este gran Universo en el cual nos movemos y tenemos a nuestro Ser, el fundamento quetzalcoatliano es el fundamento matemático de toda creación.

Quetzalcoatl como  principio  inteligente,  puede ligar  al  macrocosmos y  al  microcosmos dentro  del  corazón  del  hombre

El  águila y  la serpiente, originan los soles, las plumas, los tigres y los ritmos del universo

El  fuego  quetzalcoatliano se  encuentra en  el  seno  de toda unidad cósmica que surge  a la vida, en el centro  de toda constelación  viviente, en el centro  de todo  planeta, de todos los soles y  por eso es que Quetzalcoatl no  ha perecido,  nunca perecerá, existe antes que el  universo existiera y seguirá existiendo  por toda la eternidad. El fuego del Cristo se sintetiza en INRI, palabra clave que conoce el esoterista y el alquimista, (Ignis Natura Renovatur Integram) el fuego renueva incesantemente a toda la naturaleza.

¡Estamos en  una edad negra terrible!,  necesitamos regenerarnos, estudiar a fondo  los  misterios quetzalcoatlianos,  para transformarnos en hombres y mujeres auténticos y verdaderos.

Se fue Quetzalcoatl, pero  debemos llamarlo con todo  nuestro  corazón, debemos invocarlo, eliminar de sí  mismos , esos defectos psicológicos que cargamos dentro  y  que nos alejan de nuestro  señor Quetzalcoatl.

Ha llegado  la hora de abrir los viejos Códices de Anáhuac y  conocer  la sabiduría de nuestro  señor Quetzalcoatl.

Enviado por Antonio Compeán  Martínez. San Luis Potosí, S.L.P. Instructor auxiliar.

Ciertamente el drama de Quetzalcoatl resplandece en la noche aterradora de todas las edades, es el mismo drama que se presentara en los Misterios de Eleusis, los Mistos, los iniciados; es el mismo drama que representara públicamente sobre las calzadas de Jerusalén el Gran Kabir Jesús.

No podía faltar en México, la tierra sagrada de los tiempos antiguos, el drama cósmico ya bosquejado aquí en forma extraordinaria.

Obviamente, Quetzalcoatl resplandece en el Cosmos inefable, es el Logos, Unidad múltiple perfecta.  Quetzalcoatl es también Mitra, es Hermes Trismegisto el tres veces grande Dios Ibis de Thot; es, en realidad de verdad, el sol espiritual.  Quetzalcoatl es la serpiente emplumada, la serpiente mística de los misterios Orficos, de los misterios de Egipto, de los misterios de los cambires y de los misterios del glorioso México antiguo y arcaico.

No es Quetzalcoatl un personaje meramente mitológico, como suponen los ignorantes ilustrados, no, Quetzalcoatl es el mismo principio cósmico que puso en existencia el Universo; es la palabra, es el Verbo de Juan.  Con justa razón dijo Juan: “Y en el principio era el verbo y el verbo estaba con Dios y el verbo era Dios; por él todas las cosas fueron hechas y sin El nada de lo que es hecho hubiera sido hecho”. 

Quetzalcoatl es el verbo mismo, la palabra encarnada.  Antes de que el Universo existiera Quetzalcoatl existía.

Quetzalcoatl es la serpiente emplumada que se revolvía entre la polvareda cósmica, es el Omeyocan, cuando apenas comenzaba a amanecer la vida sobre este sistema solar, Quetzalcoatl en sí mismo es el Logos Platónico, el Cristo Hebraico, el Vishnú Indostánico.

Samael Aun Weor.

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Libro: La Sabiduría de Quetzalcíatl
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