CAPITULO PRIMERO LA MUERTE

Durante el curso de la existencia, diferentes tipos de energías fluyen por el organismo humano. Cada tipo de energía, tiene su propio sistema de acción. Cada tipo de energía se manifiesta a su tiempo.

A los cuatro meses y medio de concepción, se manifiesta la fuerza motriz y muscular; esto va relacionado con el nacimiento de la función respiratoria y pulmonar. A los diez meses y medio, el crecimiento con todos sus maravillosos metabolismos y los tejidos conjuntivos. Entre los dos los tres años, del niño, se cierra la fontanela frontal de los niños recién nacidos, quedando de hecho el sistema cerebro-espinal, perfectamente formado. Durante los siete primeros años, se forma la personalidad humana, a los 14 años aparece la energía personal y fluyendo avasalladoramente por el sistema neuro simpático, a los 35 años, aparece el sexo en su forma trascendental de emoción creadora. Es al llegar a esta edad, cuando podemos fabricar eso que se llama ALMA. El hombre normal no tiene ALMA, mejor dicho todavía NO es hombre, Ni tiene ALMA.

El animal intelectual falsamente llamado hombre normal, es una máquina controlada por la Legión del YO. Este es pluralizado. Debo leer un libro, dice la función intelectual. Me voy a una partida de foot-ball, dice la función motriz, tengo hambre, no iré a ninguna parte declara la digestión, prefiero ir a donde una mujer declara el YO pasional, etc., etc.

Todos estos YOES riñen entre sí. El YO que hoy jura fidelidad a la Gnosis es desplazado por otro que odia la Gnosis. El YO que hoy adora a una mujer, es desplazado después por otro que la aborrece. Sólo fabricando ALMA establecemos un principio permanente de conciencia dentro de nosotros mismos. Aquel que tiene ALMA vive consciente después de la muerte.

EL ALMA puede ser creada con la acumulación de energías más sutiles que el organismo produce y su cristalización a través de supremos esfuerzos, para hacerse autoconsciente en forma total y definitiva. Desgraciadamente el animal intelectual llamado hombre, gasta torpemente estas energías en apetencias, temores, ira, odio, envidias, pasiones, celos etc.

Es urgente crear la voluntad consciente, es indispensable someter todos nuestros pensamientos y actos a el JUICIO INTERNO. Sólo así podemos crear eso que se llama ALMA. Necesitamos AUTO-CONOCERNOS profundamente para crear ALMA.

EL RAYO DE LA MUERTE

El Rayo de la Muerte, reduce al llamado hombre, a una simple quinta esencia molecular. Así como una tonelada de flores puede reducirse a una simple gota de perfume esencial. La energía de la muerte, por ser tan fuerte, destruye totalmente el organismo humano.

Es una corriente de tan altísimo, voltaje, que inevitablemente destruye el organismo cuando llega a circular por éste. Así como un rayo puede despedazar un árbol así también el rayo de la muerte, reduce a cenizas, el cuerpo humano. Es el único tipo de energía que el organismo no puede resistir. Este rayo conecta la muerte con la concepción.

Los dos extremos se tocan. Cuando la esencia se desprende del viejo cuerpo bajo el impacto terrible del rayo de la muerte, se produce una tensión eléctrica tremenda a una nota clave, cuyo resultado axiomático es el movimiento y combinación de los GENES determinantes del futuro cuerpo físico. Así es como los sutiles constituyentes del huevo fecundo se acomodan en disposición correspondiente, teniendo como base la tensión eléctrica y la nota clave de le muerte.

LO QUE CONTINUA

Dos cosas van al sepulcro. La primera es el cuerpo físico, la segunda, es la personalidad humana. Esta última como ya dijimos, se forma durante los primeros siete años de la infancia y se robustece con las experiencias. A veces la personalidad deambula por el cementerio, otras, sale de su sepulcro, cuando sus dolientes la visitan y le llevan flores. Pero a poco la personalidad se va desintegrando.

La personalidad es energética y atómica. La personalidad es perecedera. NO existe ningún mañana para la personalidad del difunto ella es mortal. La personalidad no se reencarna. La personalidad es hija de su tiempo y muere en su tiempo. Aquella que continúa es la Esencia es decir, el FANTASMA DEL MUERTO.

Dentro de dicho fantasma, se desenvuelven el EGO REENCARNANTE el Y0, el MI MISMO. Este último es legión de Diablos que continúan Es falso dividirnos entre dos YOES, uno de tipo inferior y otro de tipo superior. El YO es LEGIÓN DE DIABLOS, que se desarrollan normalmente dentro de nosotros mismos eso es todo. Mucho se habla en la literatura ocultista de un YO SUPERIOR, de un YO DIVINO, pero resulta que ese tal YO SUPERIOR no es tal Y0.

LA SEIDAD DIVINA trasciende todo YOISMO. Aquello que no tiene nombre profano es el SER, el ETERNO. La ESENCIA es molecular, la esencia, el fantasma del muerto, vive normalmente en el mundo molecular así pues, al morir salimos del mundo celular y entramos en el mundo molecular, en el mundo molecular, usamos un cuerpo molecular.

El libro tibetano de los muertos dice textualmente lo siguiente: “Oh! noble por nacimiento. . .tu cuerpo presente, siendo un cuerpo de deseo... no es un cuerpo de materia grosera, así que ahora tú tienes el poder de atravesar cualquier masa de rocas, colinas, peñascos, tierra, casas y el Monte Meru mismo, sin encontrar obstáculo... estás ahora provisto del poder de las acciones milagrosas, que, empero, no es fruto de ningún Samadhí, sino del poder que viene a ti naturalmente.. tú puedes instantáneamente llegar a cualquier lugar que desees; tienes el poder de llenar allí en el tiempo que un hombre tardaría en abrir o cerrar la mano. Estos varios poderes de ilusiones y de cambio de forma no los deseéis, no lo deseéis”.

EL CUERPO VITAL

En el organismo humano existe un cuerpo Termoeléctrico Magnético. Este es el cuerpo vital. Dicho cuerpo es el asiento de la vida orgánica. Ningún organismo podría vivir sin el cuerpo vital. Cada átomo del cuerpo vital, penetra dentro de cada átomo del cuerpo físico, para hacerlo vibrar intensamente. Todos los fenómenos químicos, fisiológicos y biológicos, todo fenómeno de percepción, todo proceso metabólico, toda acción de las calorías, etc., tienen su base en el cuerpo vital.

Este cuerpo es realmente la sección superior del cuerpo físico, el cuerpo TRIDIMENSIONAL. En el último instante de la vida, dicho cuerpo se escapa del organismo físico. El cuerpo vital no entra al sepulcro. EL cuerpo vital flota cerca del sepulcro y se va desintegrando lentamente conforme el cadáver se va desintegrando. Al sepulcro solo entran el cadáver y la personalidad del fallecido.

El cuerpo vital, tiene más realidad que el cuerpo físico. Sabemos muy bien que cada siete años cambia totalmente el cuerpo físico y no queda ni un solo átomo antiguo en dicho cuerpo. Empero, el cuerpo vital no cambia. En dicho cuerpo están contenidos todos los átomos de la niñez, adolescencia, juventud, madurez, vejez y decrepitud. El cuerpo físico pertenece al mundo de tres dimensiones. EL cuerpo vital es cuerpo de la cuarta dimensión.

LA QUINTA DIMENSIÓN

Los fantasmas de los fallecidos viven en la quinta dimensión, esta es la ETERNIDAD. Largo, ancho y alto forman las tres dimensiones del mundo celular. El tiempo es la cuarta dimensión; la eternidad la quinta dimensión y aquello que está más allá de la eternidad y del tiempo: Corresponde a la sexta dimensión. Realmente la liberación comienza en la sexta dimensión, el mundo del espíritu divino, es el mundo ELECTRÓNICO, es el mundo de la SEXTA DIMENSIÓN.

Todo aquel que muere entra en la quinta dimensión. La eternidad se abre para devorar a los fallecidos y luego los expulsa de su seno para regresarlos al mundo del tiempo y de la forma física. Los fallecidos son expulsados de la eternidad porque todavía no poseen el SER. Solo quienes poseen el SER pueden vivir en la eternidad. EL SER es el INTIMO. EL ESPÍRITU. Es necesario trabajar primero con la materia molecular para fabricar alma y luego refinar la energía de esta alma a un grado más alto para fabricar espíritu. Hay que transmutar la materia molecular en electrónica y fisionar el átomo para liberar el fuego sagrado que nos convierte en espíritus divinos.

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