Capitulo IV. Los Derechos del Hombre

Existen Derechos que el Estado está obligado a reconocer. Los Derechos del Hombre son muy sagrados, vamos a estudiar algunos.

Jefes de Familia.- Son muchos los jefes de familia que con sus entradas no pueden atender las necesidades de su hogar. Las causas de esta desgracia suelen ser muchas: analfabetismo, enfermedades, impreparación técnica, etc. El resultado de este problema es el hambre, la prostitución de las hijas, el bandalaje, la mendicidad. Esta clase de lacras morales son espantosas y no se resuelven con cárceles, es necesario corregir el mal de raíz. Se necesita Asistencia Social para estos padres de familia. Ellos también tienen derecho a vivir como seres humanos, se necesita que el  Estado mejore el estándar de vida de estos pobres hombres.

Protección de las familias en desgracia.- El Estado debe proteger las familias de los procesados, detenidos, exiliados o condenados. Estas pobres familias que quedan sin amparo económico, deben ser protegidas por el Estado. Este debe ser como una madre para los que sufren: el Pueblo confía en el Estado y no debe defraudar al Pueblo.

Las familias en desgracia necesitan de la Asistencia Social inmediata y oportuna para evitar el delito, de lo contrario tendrán que robar, prostituirse para vivir. Resulta cruel desde todo punto de vista, negarles el derecho a la Asistencia Social. La familia inocente no tiene por qué pagar las consecuencias del delito del jefe, que muchas veces lo comete para salvar a su mujer, a sus hijos, a su madre, a sus hermanos.

Personas enfermas que no pueden trabajar.- Estos también son seres humanos, forman parte del conglomerado social, tienen derecho a vivir. Ellos trabajaron y enfermaron, no importa la causa, es un deber pasarles su salario como si estuvieran trabajando. Sería una especie de “Seguro por Enfermedad”.

Ancianos.- Los ancianos deben estar jubilados por el Estado, no encerrarles en asilos. Nadie es más, ni menos que nadie. El Estado debe darle al anciano una “Pensión” para vivir y una vivienda donde pueda pasar tranquilo los años que le quedan. Ser anciano no es un delito, allá llegaremos todos. El anciano necesita protección, abrigo y pan.

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