¿Cómo nos obstaculiza la lucha de los opuestos?

Respuesta de los libros del V.M. Samael Aun Weor.

Un gran Maestro decía: "Buscad la iluminación, que todo lo demás se os dará por añadidura".

El peor enemigo de la iluminación es el Yo. Es necesario saber que el Yo es un nudo en el fluir de la existencia, una obstrucción fatal en el flujo de la vida libre en su movimiento.

Se le preguntó a un Maestro:

-¿Cuál es el camino?.

-¡Qué magnífica montaña! -dijo, refiriéndose a la montaña donde tenía su retiro.

-No os pregunto acerca de la montaña, sino acerca del camino.

-Mientras no puedas ir más allá de la montaña, no podrás encontrar el camino -replicó el Maestro.

Otro monje hizo la misma pregunta a ese mismo Maestro:

-¡Allá está, justo delante de tus ojos, -respondió el Maestro.

-¿Por qué no puedo verlo?.

-¡Porque tienes ideas egoístas!.

-¿Podré verlo, Señor?.

-Mientras tengas una visión dualista y digas: Yo no puedo, y así por el estilo, tus ojos estarán obscurecidos por esa visión relativa.

-Cuándo no hay ni yo, ni tú, ¿se le puede ver?.

-Cuándo no hay yo ni tú, ¿quién quiere ver?.

El fundamento del Yo es el dualismo de la mente. El Yo se sostiene por el batallar de los opuestos.

Todo razonamiento se fundamenta en el batallar de los opuestos. Si decimos: Fulano de tal es alto; queremos decir que no es bajo. Si decimos: Estoy entrando; queremos decir que no estamos saliendo. Si decimos: Estoy alegre; afirmamos con ello que no estamos tristes, etc.

Los problemas de la vida no son sino formas mentales con dos polos: uno positivo y otro negativo. Los problemas se sostienen por la mente y son creados por la mente. Cuando dejamos de pensar en un problema, éste termina, inevitablemente.

Alegría y tristeza, placer y dolor, bien y mal, triunfo y derrota, constituyen el batallar de los opuestos en el cual se fundamenta el Yo.

Vivimos miserablemente toda la vida de un opuesto a otro: triunfo derrota, gusto disgusto, placer dolor, fracaso éxito, esto aquello, etc.

Necesitamos liberarnos de la tiranía de los opuestos. Esto sólo es posible aprendiendo a vivir de instante en instante, sin abstracciones de ninguna especie, sin sueños, sin fantasías.

¿Habéis observado cómo las piedras del camino están pálidas y puras después de un torrencial aguacero? Uno, sólo puede murmurar un ¡Oh! de admiración. Nosotros debemos comprender ese ¡Oh! de las cosas sin deformar esa exclamación divina con la batalla de los opuestos.

Samael Aun Weor. La revolución de la dialéctica

Más información del tema en La Lucha de los Opuestos La revolución de la Dialéctica. Samael Aun Weor

Respuesta de algunos alumnos del ICQ Gnosis

Nombre: Ma Concepción Godínez | Localidad: México D.F.

Respuesta: Nos perjudica, porque siempre reaccionamos en forma exagerada, nos vamos a los extremos, nunca podemos entrar en el centro, eso perjudica nuestra salud, nuestra paz mental y nuestro crecimiento espiritual. Gracias. Saludos

Nombre: Luis  |  Localidad: México

Respuesta: Vivimos soñando de extremo en extremo, esto hace que la conciencia siga dormida y que vivamos el incesante batallar de las contradicciones y de los opuestos, es necesario aprender a vivir de forma consciente y estar presente en cada instante

Nombre: Hugo Pelaes Pérez  | Localidad: lima - Perú

Respuesta: Nos obstaculiza, porque nos mantenemos en el dualismo mental que no permite el despertar de la conciencia. Somos esclavos de las resistencias dobles (El Ego).No nos permite el orden perfecto en nuestros cinco centros, que demandan el equilibrio y la emancipación psicológica, para lograr el K_H. No podemos vivir de instante en instante, en forma consciente se necesita auto observarse, y auto analizarse y dejar de soñar en los mundos internos, para liberarnos de los obstáculos de la estéril lucha de los opuestos.

Nombre: Paulo Sousa | Localidad: Queluz - Sintra

Respuesta: El fundamento del yo es el dualismo de la mente, el yo se sostiene por el batallar de los opuestos. La acción libre del batallar de los opuestos es acción intuitiva y la acción libre del dualismo mental produce el despertar da la consciencia.