Morfeo

Morfeo Dios del Sueño

Incuestionablemente, cada una de las partes aisladas de nuestro Real Ser ejerce determinadas funciones, y es precisamente Morfeo (no se confunda con Orfeo) el encargado de educarnos en los misterios del sueño.

Sería algo más que imposible trazar un esquema del Ser; empero, todas las partes espiritualizadas, aisladas, de nuestra presencia común, quieren la perfección absoluta de sus funciones.

Cuando nos concentramos en Morfeo, éste se alegra por la brillante oportunidad que le brindamos. Es urgente tener fe y saber suplicar. Nosotros debemos pedirle a Morfeo que nos ilustre y despierte en los mundos suprasensibles.

Cuando la mente está quieta es favorable para la disciplina del sueño. Después de apagar la luz acostarse boca arriba, concentrándose en Morfeo, Dios del Sueño, él se alegra de la oportunidad que le brindamos.

Se meterá en su lecho, y habiendo apagado las luces, se acostará en decúbito dorsal, es decir, sobre sus espaldas, con los ojos cerrados y las manos en el plexo solar. Se quedará quieto durante algunos instantes y después de haber aflojado o relajado totalmente, tanto en lo físico como en lo mental, se concentrará en Morfeo, el Dios del sueño…

A esta altura comienza a apoderarse del gnóstico Esoterista una somnolencia muy especial, y entonces adopta la postura del león:

"Echado sobre su costado derecho, con la cabeza apuntando hacia el Norte, recoge las piernas hacia arriba lentamente hasta que las rodillas queden dobladas. En esta posición la pierna izquierda se apoya sobre la derecha; luego coloca la mejilla derecha sobre la palma de la mano derecha y deja que el brazo izquierdo descanse sobre la pierna del mismo lado".

Al despertar del sueño normal no debemos movernos, porque es claro que con tal movimiento se agitan nuestros valores y se pierden los recuerdos. No debemos movernos al levantarnos para que no se escapen los recuerdos, así podremos apuntar los detalles del sueño. Si sólo nos acordamos de fragmentos del sueño, debemos apuntarlos, pues ellos sirven para el recuerdo total en cualquier otro momento.

Indubitablemente, el ejercicio retrospectivo se hace indispensable en tales instantes, cuando deseamos recordar con entera precisión todos y cada uno de nuestros sueños.

El gnóstico debe anotar muy cuidadosamente los detalles del sueño o sueños en la libreta o cuaderno que colocó debajo de la almohada para este propósito.

Así podrá llevar un record minucioso sobre su progreso íntimo en la yoga del sueño.

Aunque sólo quedaren en la memoria vagos fragmentos del sueño o sueños, éstos deben ser cuidadosamente registrados.

Cuando no ha quedado nada en la memoria, debe iniciarse el ejercicio retrospectivo con base en el primer pensamiento que hayamos tenido en el instante preciso del despertar; obviamente, aquél se encuentra asociado íntimamente al último sueño.

Necesitamos aclarar solemnemente que el ejercicio retrospectivo se inicia antes de haber retornado totalmente al estado de vigilia, cuando aún nos encontramos en estado de somnolencia tratando de seguir conscientemente la secuencia del sueño.

La práctica del mencionado ejercicio se comienza siempre con la última imagen que hubiéramos tenido instantes antes de regresar al estado de vigilia.

Samael Aun Weor. Doctrina Secreta de Anáhuac.

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