La Doctrina de Xochipilli Jenaro Ismael Reyes Tovar María Guadalupe Rodríguez Licea Dibujos: Rubén Soto Orozco Sabiduría Gnóstica Material didáctico de uso interno y exclusivo de estudiantes del Instituto Cultural Quetzalcóatl de Antropología Psicoanalítica, A.C. www.samaelgnosis.net | www.samaelgnosis.org | www.samaelgnosis.us El contenido de este libro está basado en las conferencias y libros del V.M. Samael Aun Weor. Es el resultado del trabajo y cariño que ponen los instructores gnósticos y el equipo de voluntarios del Instituto Cultural Quetzalcóatl. Introducción El amor es la fuerza más poderosa que existe en todo el cosmos infinito; tiene el poder de transformar radicalmente al ser humano, es capaz de llevarlo, de ser un simple gusano del lodo del mundo a las esferas más sublimes y divinas. En el origen de los tiempos, el amor dio existencia al universo; y, una vez creado, esta fuerza tiene la capacidad de sostenerlo firme en su marcha; por tanto, si es tal el poder que tiene, cuando el ser humano lo llega a encarnar, éste posee, en consecuencia, la potestad para transformar su vida completamente. El amor todo lo puede, todo lo penetra, todo lo vence. «Si todos los seres humanos viviéramos enamorados, hasta el mismo veneno de las víboras desaparecería». [Samael Aun Weor]. “Principal Flor” (Xochipilli) es la forma en que nuestros antepasados mexicanos quisieron simbolizar a esta fuerza cósmica, y su enseñanza, que se encuentra plasmada en arcaicos códices, estelas milenarias, templos de sabiduría y en las tradiciones orales que con tanto cariño nos relatan nuestros sabios ancianos venerables, nos muestra el trabajo que tenemos que realizar para que el amor pueda aflorar y manifestarse en nuestra vida. La doctrina de Xochipilli es amar sin distinción a la humanidad, es aprender a perdonar desde el fondo de nuestro corazón, es lograr, en forma sincera dispensar los errores de los demás, es tener la capacidad de llegar a sentir lo que la pareja siente, lograr pensar lo que el otro piensa y así tener la dicha de ser los dos un solo ser. «Amar, cuán grande es amar, sólo las grandes almas, pueden y saben amar». [Samael Aun Weor]. Las enseñanzas de Xochipilli son de gran trascendencia, y si las aplicamos correctamente, en el transcurso de la existencia, se podría conducir a los matrimonios a vivir en una luna de miel eterna. Lo anterior, nos permitiría saborear de las delicias del amor verdadero y así, de esa manera, transformarnos totalmente para bien. El gran maestro Jesús nos ha dicho “Amaos los unos a los otros y así probareis que sois mis seguidores”. Esas enseñanzas sagradas son las que encontramos en el dios del amor, de la agricultura, de las flores y de la danza, llamado entre los grandes filósofos del antiguo México como Xochipilli. Con valor inaudito y con el corazón en la mano, seamos osados y abramos los códices del antiguo México, para nutrirnos de este manantial de sabiduría eterna. Capítulo 1. “Flor Principal” Xochipilli Las enseñanzas dejadas en la época de esplendor, en las tierras del México antiguo, son de extraordinario valor, ya que, con estos conocimientos, nuestros antepasados, podrían haber conquistado otros pueblos, con amor y sabiduría, tal como lo hiciera Osiris en Egipto, para conducirlos a la más alta espiritualidad y cultura. Por tanto, vale la pena el intento de rescatar esas enseñanzas trascendentales, dentro del polvo de los siglos, para impregnar plenamente, con esta sabiduría milenaria, nuestra vida; así nos daríamos cuenta que la Gnosis brilló y levantó esas poderosas civilizaciones en su época de oro. Una de las más importantes enseñanzas que lograron desarrollar fue la del amor, que podemos encontrar manifiesta en los enigmáticos templos, en las piezas de cerámica, donde destaca una emoción positiva, y en los murales antiquísimos llenos de un espíritu vivo; en ellos, podemos encontrar y ver con toda admiración en Xochipilli, dios de la agricultura, el canto, la belleza, el amor, la danza y la poesía. Xochipilli representando el Amor Existe una fuerza que puede transformarlo todo, que se encuentra en lo profundo del alma de cada ser humano, que es cósmica y al mismo tiempo íntima, que en estado latente subyace en espera de ser despertada, tal energía purísima está encarnada por “Flor Principal” (Xochipilli). «El amor es el súmmum de la sabiduría. El amor es la vida que palpita en cada átomo como palpita en cada Sol». [Matrimonio Perfecto de Kínder. Samael Aun Weor]. El amor es algo que en estos momentos se encuentra muy alejado de nosotros, ya que defectos como la ira, el miedo, los celos y la pasión son los que lo mantienen casi inalcanzable. Si añadimos el materialismo exagerado en el que hemos caído, en el que sólo nos interesa el dinero, todo esto en conjunto es lo que ha logrado que prácticamente nos hayamos separado de él. Es urgente que retornemos a esa senda que conduce al amor, que se enseñó en los pórticos de los templos antiguos, pero que lamentablemente hemos extraviado. Ahora bien, para reencontrarnos con ella, afortunadamente tenemos las enseñanzas de Xochipilli sabiamente descritas en las maravillosas esculturas y códices. Es por la fuerza del amor que existe el universo, cada planeta del espacio gira en torno a sus soles, atraído por el amor. Ésa misma fuerza es la que sostiene los electrones girando en torno a sus núcleos en los átomos. Lo que necesitamos es prepararnos para que esa fuerza maravillosa del amor pueda fluir en nuestra conciencia y podamos ser parte de ella. «Y las estrellas también saben amar. Observémoslas en las noches deliciosas de plenilunio: Ellas se acercan entre sí, y a veces se fusionan o integran totalmente... “¡Una colisión de mundos!”, exclaman los astrónomos; más en realidad de verdad lo que ha sucedido es que dos mundos se han integrado por los lazos del amor». [El Milagro del Amor. Samael Aun Weor]. La enseñanza que el maestro Xochipilli dejó es eterna, no forma parte del pasado y podría integrarse a nuestra vida si tratáramos de aplicarla en lo cotidiano de nuestra existencia. Si retomáramos la sabiduría, que fue entregada por este maestro, podríamos tener la dicha de beber de esa fuente cristalina del amor. Lograr que el milagro del amor pueda manifestarse en la naturaleza humana es un trabajo para titanes, es una ciencia muy profunda que debe estudiarse a fondo y, sobre todo, aprender a aplicarla en la vida. Quien logra penetrar en este conocimiento, podrá encontrar la senda hacia la verdad. Se trata de pasar por varias etapas de purificación para que el amor pueda manifestarse en nosotros. «El amor comienza con un destello de simpatía, se substancializa con la fuerza del cariño y se sintetiza en adoración». [Samael Aun Weor]. No es tan fácil lograr que el amor surja en nuestro corazón, se requiere que seamos seres dispuestos a las más grandes disciplinas, de tener el valor para reconocer nuestros propios errores, de estar dispuestos a desprendernos de los apegos y miedos a los que nos aferramos y creemos nos dan seguridad. Al conocer a nuestra pareja, empezamos con ese destello de simpatía, nos entusiasmamos con aquella persona, nos preocupa lo que le ocurra, estamos muy al pendiente de lo que le sucede y escuchamos atentamente lo que dice; pero si no luchamos contra esos defectos que nos impiden amar, después de unos cuantos meses de relación, aquél “pedacito de cielo” ha desaparecido, surgen entonces palabras hirientes y hasta irónicas. Y es que no logramos vencernos a sí mismos, nuestras pasiones, deseos, apetencias, iras, orgullos, celos y miedos hacen que desaparezca, que huya de nosotros el amor. A veces nos tornamos muy crueles, somos inconscientes cuando comparamos despectivamente a nuestra pareja con otras personas o hasta con los personajes del cine o televisión; no entendemos que todo eso hace que, en consecuencia, el amor huya. «Cuando el amor sale del corazón, difícilmente regresa. El amor es un niño muy esquivo». [Matrimonio Perfecto. Samael Aun Weor]. Ahora bien, si nos propusiéramos desintegrar esos miles de defectos psicológicos, mencionados anteriormente, entonces lograríamos que el amor se fortaleciera, que se consolidara con la fuerza del cariño y la ternura. Si nos preocupáramos menos por la codicia, el miedo, las cosas materiales, y dejáramos que fluyera esa energía maravillosa del amor en todo lo que hacemos, entonces lograríamos sintetizar ese cariño en una verdadera adoración. Xochipilli un Maestro Ángel Este el momento preciso de entender quién es este maestro iluminado y que mensaje ha dejado para la posteridad. Para ahondar en este misterio, hay que entender que no es un mito, que tiene realidad, porque existen principios inteligentes que rigen la naturaleza entera, a los que hemos llamado ángeles o maestros. Lo que podría sorprendernos es que se encuentran organizados por áreas de trabajo. Existen maestros que rigen los nacimientos unido con la Luna; la medicina y sabiduría están relacionados con Mercurio; el amor, el hogar y el arte, con Venus; la salud y la vida, con el Sol; la fuerza, con Marte; la mística y la política, con Júpiter; la melancolía, las tierras y la muerte, con Saturno. En la cultura hebrea tenemos un maestro regente para cada una de estas unidades cósmicas y sus correspondientes actividades humanas; por tanto: La Luna está regida por el ángel Gabriel; Mercurio, por Raphael; Venus, por Uriel; Sol, por Michael; Marte, por Samael; Júpiter, por Zachariel y Saturno, por Orifiel. En cada parte del mundo vemos esta constante en los cultos más antiguos. En el México antiguo, por ejemplo, encontramos esta misma organización, debido a que es realmente, así como se desarrolla. Xochipilli es un ángel-maestro que rige a las fuerzas elementales de la naturaleza y a las actividades como la danza, la poesía y la música. Además, es el símbolo de esa fuerza extraordinaria del amor. Es un gran maestro, un ángel que rige y representa el trabajo que debemos realizar para cristalizar en cada uno de nosotros el milagro del amor. Xochipilli en el Museo Nacional de Antropología Hay una pieza impresionante del dios Xochipilli que asombra por su belleza y arte, en ella podemos encontrar sintetizada todas sus enseñanzas, es muy significativo que se haya encontrado en una localidad al pie del volcán “Cerro Humeante” (Popocatépetl), que junto al volcán “La Mujer Dormida” (Iztaccíhuatl), son como guardianes milenarios que custodian el Valle de México. Indudablemente, es en una unión en todos los planos de consciencia cósmica, entre la mujer y el varón, donde se puede encontrar el misterio de salvación, el cual tiene su fundamento en el amor. El maestro Samael Aun Weor nos describe esta espléndida obra realizada por manos de verdaderos virtuosos del arte, con lujo de detalles en su libro titulado: “Magia Cristica Azteca”: «En el museo de Antropología e Historia de la ciudad de México se halla Xochipilli sentado sobre un cubo de basalto bellamente tallado». El cubo en el que se encuentra sentado Xochipilli es un templo o un brasero y representa la piedra filosofal de los alquimistas medievales, el máximo logro alcanzable mediante la ciencia de la alquimia, ése mismo cubo lo vemos en los arcanos tres y cuatro del tarot egipcio y lo encontramos a los pies de una de las columnas en la simbología de la masonería antigua. Es la misma piedra cubica de Jesod de la cábala hebraica, es la piedra (Pedro) donde el maestro Jesús indica que hay que edificar la iglesia interior. Estas enseñanzas, que se pierden en la noche de los siglos, nos hablan de la importancia de edificar nuestro desarrollo espiritual en algo muy sólido, como lo es la piedra, ésta nos representa el sabio uso de la fuerza sexual. Por tanto, de nada sirve que hagamos meditación a diario si somos adúlteros; si uno se cree santo, pero mezcla la violencia con la sexualidad; si piensa de sí mismo lo mejor, pero se identifica con la pornografía. El que tenga cuatro lados nos habla, en sí mismo, del sagrado nombre de Dios, el cuatro es la trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) dentro de la unidad (el Dios incognoscible). Mostrándonos que el amor nos puede llevar a las puertas de lo divino. En cada lado encontramos elementos que nos indican el sistema para lograr este objetivo. Una flor (símbolo de las virtudes que debemos desarrollar a medida que vamos eliminando nuestros defectos psicológicos), una mariposa (representación del alma). Además, un ojo se ve en cada mariposa, para señalarnos que debemos dirigir nuestra atención hacia lo interno con el fin de auto conocernos. «Las rodillas en alto y las piernas en cruz de San Andrés, las manos con los pulgares e índices en contacto y la vista hacia el infinito». El que cruce las piernas, en forma de cruz de San Andrés, es signo de la incesante mezcla que debemos lograr, aquí y ahora, en nuestra naturaleza. Es el mercurio y el azufre alquimista; es el pan y el vino de la última cena de Jesucristo; es el dios de la lluvia (Tláloc) y es la Serpiente Emplumada (Quetzalcóatl) del Templo de las Serpientes en Teotihuacán. Nos habla de aprender a mezclar las fuerzas del varón y de la mujer en armonía, de esta mezcla surge una tercera fuerza de tipo mágico y poderosa. Para lograr este prodigio, tenemos que aprender a desarrollarla, no comparando a la pareja, no ironizándola, no violentándola, no juzgándola, aprendiendo a ver en la pareja un verso perfecto. Además, se refiere a un milagro que puede operarse dentro de la naturaleza humana, una mezcla muy especial representada por los alquimistas de la edad media, por el mercurio de los sabios (la energía creadora trasformada). Ahora bien, cuando ésta llega a un nivel de purificación despierta el fuego sagrado para unirse en una sola cosa. Interesante es que las manos se coloquen como los yoguis del mundo oriental: uniendo el dedo índice y pulgar, cual sello mágico (mudra de la India) para sus meditaciones. Por otra parte, culmina Xochipilli mirando en éxtasis hacia el infinito, dándonos a entender que también, con la magia del amor, es posible lograr los estados de arrobamiento místico que se pueden obtener mediante la meditación. Esto nos rememora a los estados de éxtasis que se pueden alcanzar cuando, por ejemplo, un integrante de una pareja de enamorados se haya ausente y tiene contacto con alguna imagen o algún objeto personal de su amado. No obstante, quien aprende a amar de verdad, puede entrar, frecuentemente y a voluntad, en tales estados de felicidad. «El Amor no se puede definir, porque si se define se desfigura. El Amor se siente en lo hondo del corazón, como una vivencia íntima y deliciosa, como una música inefable, como un néctar embriagador, indefinible y místico. Un pañuelito, un retrato del ser amado, una carta, exalta nuestro espíritu y nos hacen comulgar con la música inefable de las esferas». [Matrimonio Perfecto de Kínder. Samael Aun Weor]. Aún más, afirman las tradiciones tántricas, del Tíbet y de la India, que es posible, dentro del connubio amoroso, alcanzar estados de espiritualidad inefables, cuando logramos alejarnos de la pasión animal y sabemos verdaderamente amar. «Grandes orejeras de jade». Las orejeras grandes son similares a las grandes orejas con que se representa a Buda, pero nos preguntamos ¿por qué tan grandes?, ¿qué es lo que nos quieren indicar con ello?, es obvio que se relaciona con el oído, con el escuchar. Pero el que sean de jade, nos hablan de algo divinal, superior, espiritual. Sin duda alguna, se refieren a que aprendamos a escuchar la voz venida de lo alto, del cielo, de la divinidad. Tal milagro sólo es posible cuando logramos que el batallar de los opuestos en nuestra mente cese, aunque sea por un instante. La meditación diaria es la que nos puede permitir lograrlo. Es por ello que una recomendación gnóstica es que, al despertar y antes de dormir, tratemos de relajar el cuerpo y nos situemos en lo que llamamos dentro de las enseñanzas gnósticas: el Recuerdo de Sí. Es decir, de aquietar la mente, que dejen de fluir los pensamientos y los sentimientos, para que el espíritu divino pueda expresarse a través de corazonadas y así, con su guía, podamos tomar un rumbo correcto en nuestra existencia. «Coraza -con fleco que termina en garras de tigre o colmillos de serpiente- sobre la cual, en el pecho, ostenta dos soles con sendas medialunas sobre los mismos». La región del pecho, según la cábala, es la región del alma humana, nos habla de hacernos humanos de verdad, pues por el momento tenemos mucho de animal (nuestros errores). Ahora bien, el que encontremos dos soles y dos medias lunas, es porque nos refieren a la dualidad Padre-Madre, la sabiduría y el amor, la severidad y la dulzura. Los colmillos de serpiente, o garras de tigre, nos indican acerca de la fortaleza espiritual que debemos adquirir. Las cosas no se nos dan regaladas, debemos ganárnoslas en el campo de batalla de la vida diaria. Cuando pedimos sabiduría, quizás pensemos que del cielo podría bajar un anciano de larga barba, con una túnica blanca y un antiquísimo pergamino, a entregarnos secretos inefables; pero la realidad es que la sabiduría surge del combate, de la lucha, del trabajo interior. Y eso es, precisamente, lo que nos indican los colmillos de serpiente: fuerza, astucia, inteligencia, sagacidad en el combate contra sí mismos, contra nuestras pasiones, envidias, orgullos, etc. «Pulseras y rodilleras que rematan en flor de seis pétalos». En las pulseras vemos una flor de cinco hermosos pétalos, lo cual nos habla de la posibilidad, en el ser humano, de la autorrealización. Además, prácticamente, podemos observar la estrella de cinco puntas, la pentalfa, el pentagrama, que significa el dominio de la naturaleza. En las rodillas tenemos una hermosa flor de seis pétalos, hermosísimo símbolo que nos señala un camino, de decisiones muy claras, que se inclina hacia la senda del Cristo interno. El número seis es la suprema afirmación de la verdad y la suprema negación de la ambición, del orgullo y del mal. Todo esto nos sugiere que, en cada momento de nuestra vida, nos encontramos ante dos caminos y el objetivo de nuestra existencia es saber qué camino tomar. A veces tenemos un trabajo muy lucrativo, pero con base en la corrupción y el dolor de los demás. En otras ocasiones, nos encontramos ante la situación de si deberíamos beber vino para tener contentos a los demás o si, por el contrario, deberíamos optar por permanecer firmes y sobrios. «Canilleras con garras que aprisionan sus tobillos y, sobre las canilleras, dos campanolas con las corolas hacia abajo arrojando, una, seis semillas y la otra fuego». Estos adornos, de garras en los tobillos, nos insisten en que el camino debemos recorrerlo con mucha firmeza, acabando con nuestras debilidades, cuidándonos de no ser tibios, porque dicho está: “O fríos o calientes, porque tibios os vomitaré de mi boca”. Así que debemos actuar con gran tenacidad en ese camino que nos conduce hacia la luz. Insiste, el número seis, en revelarnos mensajes en todo sentido, primero fue como pétalos y ahora como semillas, como principio, origen de la creación. Y es que, de acuerdo con la cábala, el seis es la estrella de David o Salomón, compuesta por un triángulo con el vértice hacia abajo, símbolo del agua, y otro triangulo con el vértice hacia arriba, símbolo del fuego. Y el simbolismo concluye con una flor derramando el fuego creador. Esta enseñanza del seis, toma entonces el carácter del enamorado (así se le llama al arcano seis del tarot). Algunos estudiosos muy serios de la antropología han relacionado las flores, que adornan a esta maravillosa escultura, con plantas enteógenas (plantas con las cuales creen que es posible alterar el estado de conciencia). Y, debido a esto, son muchos los que, erróneamente, han alterado la correcta interpretación de las enseñanzas sagradas que nos querían mostrar los antiguos sabios de México. Es una verdadera lástima ver el estado tan lamentable en que nos encontramos, querer justificar nuestras debilidades con lo más santo es un verdadero desatino. Si bien, en otros tiempos, se conocieron los poderes de las plantas sagradas, no quiere decir que éstas eran utilizadas para ponerse en contacto con la divinidad. Si eso fuera así, cualquier iracundo, asesino, adúltero, ladrón, etc., podría hacerlo; entonces, ¿En dónde quedaría el purificarse? ¿Para qué lograr virtudes? ¿Para qué las disciplinas como la de los Carmelitas? ¿De qué serviría las férreas prácticas que por años enteros desarrollaban los guerreros águilas? ¿Para qué trabajar por tener una mística como la de San Francisco de Asís? Si con sólo ingerir este tipo de plantas fuera posible elevar nuestros estados de conciencia. El querer asociar las enseñanzas de Xochipilli con el uso de plantas enteógenas es absurdo, la debilidad humana es tan grande, que se nos hace más fácil pensar en usar plantas y caer en la ilusión de creer que con eso despertaremos consciencia o suponer que podríamos lograr la iniciación, cuando el camino verdadero consiste en destruir nuestros defectos psicológicos. El mal uso y el abuso de estas plantas lo único que logra es fortalecer la fuerza hipnótica de sueño profundo de la conciencia en la que ya nos encontramos sumergidos desde hace siglos. «Cactli cuyas correas se anudan graciosamente sobre sus pies». Unas preciosas sandalias (cactli), con correas graciosamente enlazadas, nos indica que es imprescindible acabar con el deseo de lucir, de destacar sobre los demás, de tratar de ser el mejor, de tratar de humillar a otros para resaltar, de realmente comprender que todos somos hermanos. Todo ello, en consecuencia, es un atributo de humildad. Simboliza que debemos poner muy bien los pies sobre la tierra, que no tenemos que dejarnos engañar por nuestros propios defectos, ya que al ego le encanta resaltar, sobresalir, destacar entre los demás. «Xochipilli: "Xochitl": flor; "Pilli": principal". Dios de la agricultura, de las flores, de la música, del canto, de la poesía y de la danza. "Flores y cantos son lo más elevado que hay en la Tierra para penetrar en los ámbitos de la verdad", enseñaban los tlamatinime en los Calmécac». Los filósofos iniciados del antiguo México recibían el nombre de “Hombre Sabio” (Tlamatinime), eran los que instruían en las escuelas esotéricas donde se preparaban los sacerdotes, los guerreros de alto rango y nobles, llamados “Casa del Morador” (Calmécac); es decir, donde se recibía la Gnosis en su sentido más profundo. Nos enseñan que el sendero, a la luz de la verdad, no se basa en razonamientos estériles, sino que es cuestión más práctica, de sentimientos trascendentales, de sacrificar emociones negativas en aras de las emociones puras del alma. «Por eso toda su filosofía está teñida por el más puro matiz poético». Muy interesante es esta enseñanza, ya que los iniciados elevan su estado interior cuando son poetas, es decir, cuando ascienden a un estado más místico, cuando emana la espiritualidad más pura sobre sus emociones, y, desde luego, es una invitación a que reconozcamos que el camino de la iniciación corresponde a los valores del corazón y no al frío intelecto. «La cara de Xochipilli es impasible pero su corazón rebosa de alegría». Cuando observamos el rostro impasible de la escultura entendemos lo complicada que está, hoy en día, nuestra mente, sumergida en el doloroso batallar de las antítesis. Por tanto, andamos siempre en conflicto mental, reaccionando incesantemente ante las diferentes circunstancias de la vida. En tal forma de vida, es imposible que uno pueda ver la verdad, por lo que su rostro impasible nos muestra el camino de la serenidad del pensamiento. Mas, por dentro, su corazón reboza de alegría, del mismo modo en que en el interior de los hogares gnósticos debe reinar la música de los grandes maestros, la alegría, la fraternidad y el anhelo espiritual. «Quetzalcóatl, el Cristo Cósmico que encarnó entre los nahuas para enseñarles a vivir de acuerdo con las leyes de Dios y para dar su mensaje de triunfo ("En el mundo tendréis aflicción, más confiad, yo he vencido al mundo" Juan 16,33), se desdobla en Xochipilli, quien en el pecho ostenta el símbolo de gran deidad». Gran misterio develado es el que sepamos que Xochipilli es un desdoblamiento de nuestro Señor Quetzalcóatl, a pesar de ser algo que podría ser insólito, es una gran verdad. Al enunciar esto, Quetzalcóatl toma el simbolismo del Cristo cósmico e íntimo, cuyo atributo principal es la fuerza maravillosa del amor, cuyo representante es, precisamente, Xochipilli. En otras palabras, el atributo del Cristo íntimo es el amor y para merecerlo es menester que logremos acercarnos con hechos claros, destruyendo lo que nos separa de él. «Las garras felinas del fleco de su coraza son las mismas que a los lados de la cara de Tonatiuh destrozan corazones, símbolo del sacrificio de las emociones del iniciado; sacrificio sin el cual no es posible llegar a Dios». En el centro de la Piedra del Sol encontramos el famoso Calendario Azteca que es el símbolo de la divinidad entre los antiguos pobladores de México y es llamado: “El que calienta o el que ilumina” (Tonatiuh). Alrededor de la escultura se encuentran, además, unas garras felinas. Muy extraño podría ser que, en una deidad del amor, encontremos símbolos, aparentemente incongruentes, como unas garras felinas. Ahora bien, las flores que lo adornan son perfectamente comprensibles, pero estas garras como que trastocan el sentido; no obstante, la realidad es que existe una afinidad muy profunda. Por tanto, para que florezca en nuestro corazón el amor, se requiere que realicemos un verdadero sacrificio con las emociones negativas. Resulta imposible que pueda expresarse el amor si existe en nosotros odio, resentimientos, deseos de venganza, rencores, violencia, agresividad, palabras ofensivas, etc., nada fácil es que dejen de existir estas emociones negativas en nuestro interior, se requiere de un verdadero auto sacrificio. Práctica: Escuchar la Voz del Silencio Tratando de aplicar la enseñanza dejada en la piedra viva, en lo que nos indican las orejeras de jade de Xochipilli y que hace referencia a aprender a escuchar la voz del silencio y las corazonadas o mensajes del Ser, vamos a relajar el cuerpo físico de acuerdo a las instrucciones que el maestro Samael Aun Weor nos da en su libro: “Introducción a la Gnosis”. «Es indispensable saber relajar el cuerpo para lograr la perfecta concentración del pensamiento: podemos relajar el cuerpo estando sentados en un cómodo sillón, o acostados en la posición de hombre muerto (con los talones tocándose entre sí, los brazos junto a los costados, etc.) De las dos posiciones, la segunda (posición de hombre muerto) es la mejor». «Imagine que sus pies son sutiles, que de ellos se escapan un grupo de enanitos. Imagine que sus pantorrillas están llenas de pequeños enanos juguetones que se están saliendo de uno en otro y que conforme van saliendo, los músculos se van haciendo flexibles y elásticos. Continúe con las rodillas haciendo el mismo ejercicio. Siga con los femorales, órganos sexuales, vientre, corazón, garganta, músculos de la cara y cabeza en orden sucesivo, imaginando que esos pequeños enanos se escapan de cada una de estas partes del cuerpo dejando los músculos completamente relajados». Una vez relajado el cuerpo, trataremos de colocarnos en el estado, que llamamos en la Gnosis, el Recuerdo de Sí, concentrándonos en nuestro Ser interior profundo, en esa partícula divina de la cual venimos. En un estado contemplativo, sin razonamientos de ninguna especie, procuraremos sentirlo para que, posteriormente, logremos estar en comunión con él. Podemos auxiliarnos de un sonido sagrado (Mantram) que es a su vez una verdadera oración, nos referimos a la vibración trascendental: Om Masi Padme Yom (Yo estoy en ti y tú estás en mí). Lo debemos vocalizar, verbal o mentalmente, tratando de sentirnos uno con nuestro espíritu inmortal. «El mantram para despertar la Intuición se escribe así: Om Mani Padme Jum, y se pronuncia así: Om Masi Padme Yom. Es decir, silabeando cada letra así: Ooommm Mmmaaasssiii Paaadmmmeee Yooommm y significa: “Yo estoy en ti y tú estás en mí. Yo soy la joya de loto y en él permaneceré”. Ésta es una plegaria al Íntimo. Él es nuestro Padre que está en secreto, nuestro Espíritu individual, nuestro Real Ser. En lenguaje cristiano, Om Masi Padme Yom podría expresarse con la séptima frase que pronunció el Maestro en el Gólgota: “¡Padre mío en tus manos encomiendo mi Espíritu!”. Om Masi Padme Yom, se debe pronunciar con el corazón, y sumergido en profundo recogimiento, adorando al Íntimo, amando al Íntimo, en meditación profunda... Y así despertará la Intuición, y el cristiano aprenderá a conversar con su Padre que está en secreto». [Preguntas y Respuestas. Samael Aun Weor]. Pondremos nuestra voluntad en juego y haremos todo lo posible para hacer la práctica al despertar y antes de irnos a dormir. Puedes escuchar esta práctica en audio, dirigida por un instructor gnóstico en este enlace: https://www.samaelgnosis.net/xochipilli/practica1.html Capítulo 2. “Flor Preciosa” Xochiquétzal Dios, como padre, es sabiduría, verdad y luz; Dios, como madre, es amor, ternura y comprensión. Las dos columnas torales del templo son la mujer y el varón. Sería inconcebible tan sólo el pensar que faltase cualquiera de las dos en el universo. Si menospreciáramos el elemento femenino sería como quitarle el agua al mundo, como querer ignorar el origen de todo lo que es, de todo lo que ha sido y de todo lo que será. “Flor preciosa” (Xochiquétzal) es el símbolo de los atributos más exaltados del Eterno femenino Divinal y la mujer es su exponente en la Tierra. «La mujer es el pensamiento más bello del creador, hecho carne, sangre y vida». [Samael Aun Weor]. Cualquier varón, por muy inteligente, fuerte, sabio o capaz que sea, jamás podrá negar que su origen se encuentra en una mujer. Por lo que resulta imposible que faltase la representación del amor, la “Flor Preciosa” (Xochiquétzal) que, de acuerdo a la mitología, es la hermana melliza de Xochipilli. El maestro Samael Aun Weor en su libro: “Magia Cristica Azteca”, nos adentra en este mundo fascinante de revelaciones místicas. «Xochiquétzal es la diosa del amor, la comparte o igual de Xochipilli». El eterno femenino divinal, Dios Madre, es el amor; por esta razón es que en todos los pueblos de la Tierra siempre se levantaron templos dedicados a la mujer y al amor. Recordemos la pirámide de la Luna en Teotihuacán, el Taj Mahal en la India milenaria, el culto a la diosa Vesta en Roma que regía el fuego del hogar. Por tanto, es claro que nuestros antepasados comprendían que lo que puede redimirnos es, precisamente, el saber amar, y esta posibilidad de amar es una cualidad, en definitiva, femenina. «Cuya morada está en el Tamoanchan, el depósito de las aguas universales de vida que en el hombre se ubica en los zoospermos. Lugar paradisíaco, alfombrado de flores, de ríos y fuentes azules». Afirman las tradiciones milenarias que “Flor Preciosa” (Xochiquétzal) vivía en un lugar paradisiaco llamado “El lugar del descenso” (Tamoanchan). Éste se encuentra alfombrado de flores, de ríos y fuentes azules. Depósito de las aguas universales de vida y que tiene su equivalente en el ser humano en sus energías creadoras, indicándonos la importancia que tiene su sabia transmutación para que pueda manifestarse el amor en nuestro hogar. Las fuerzas de la creación han sido representadas siempre con el agua de todos los libros sagrados. Ahora bien, sería en vano anhelar que florezca el amor en nuestro matrimonio, si al mismo tiempo caemos en una sexualidad de tipo inferior. «Donde crece el Xochitlicacan, árbol maravilloso que basta que los enamorados se paren bajo el cobijo de sus ramas y toquen sus flores para que sean eternamente felices». En este lugar de las mil y una noches crece el “Árbol Florido” (Xochitlicacan), este árbol es el mismo árbol de la vida que se encuentra en el edén, el árbol en el que Buda encontrara la iluminación, es la Ceiba Sagrada de los mayas, es la representación del Espíritu Divino de cada ser humano, el Real Ser, el padre que está en secreto. En consecuencia, quienes se paren bajo el cobijo de sus ramas, es decir, quienes se acerquen con su trabajo interior a su espíritu divino, eso es, precisamente, lo que marcará su felicidad en su hogar. Cuando uno elimina los defectos que nos alejan del Ser, esos yoes que nos hacen infelices en el matrimonio como los celos, el amor propio, la ira, la lujuria, la intolerancia, etc., seremos capaces de tocarlo y, cuando esto suceda, nuestro matrimonio logrará la felicidad. «Jamás hombre alguno ha visto a esta deidad, sin embargo, los nahuas la representaban joven y hermosa, con el cabello sobre sus espaldas y un gracioso fleco en la frente; diadema roja de cuero de la que salían, hacia arriba, penachos de plumas de quetzal, aretes de oro en las orejeras y joyel del mismo metal en la nariz; camisa azul bordada con flores y plumas multicolores; falda policromada y en sus manos ramos de fragantes rosas». El que se represente joven nos habla de recuperar la inocencia de la mente, que dejemos atrás las injurias, los preconceptos, los prejuicios, la venganza, la mente petrificada por los ayeres, que seamos mentalmente como niños, tal como nos lo dejó dicho el Rabí de Galilea: “De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Los adornos que la engalanan son el símbolo de las virtudes expresadas en el eterno principio femenino y éstas se hayan, por supuesto, en la mujer que se hace digna a misterios tales como la ternura, el amor, la bondad, el arte, la comprensión sin límites y la belleza espiritual. Todas ellas son virtudes que debemos conquistar para acercarnos a lo divinal. Ahora bien, el cabello es símbolo de la pureza; las plumas de ave, de la espiritualidad y las flores, por su parte, son las virtudes del alma que hay que rescatar. «Su templo estaba dentro del templo Mayor de Tenochtitlán y, aunque pequeño, lucía tapices bordados, plumas preciosas y adornos de oro. Xochiquétzal tenía poder para perdonar. A su templo iban las mujeres grávidas, después de tomar un baño lustral, para confesarle sus pecados y pedirle perdón y ayuda, más si estos eran muy grandes, a los pies de la deidad se quemaba la efigie de la penitente modelada en papel de amate (ficus petiolaris)». Algo insólito encontramos en esta parte de sus enseñanzas, nos están dando los pasos a seguir para curar nuestras enfermedades, el método. Ya que el origen de la enfermedad es la manifestación de nuestros defectos psicológicos, el desequilibrio orgánico que, por ejemplo, provocamos cada vez que nos enojamos. Sin duda alguna existe una tremenda tensión en nuestro cuerpo, el sistema nervioso se altera y nuestro sistema inmunológico pierde fuerza cada vez que estallamos en lujuria, ira, orgullo, codicia o envidia. El confesar los pecados significa comprender nuestros defectos a través de la meditación profunda y la auto observación psicológica. Además, pedir perdón a la diosa “Flor preciosa” (Xochiquétzal) es acudir a Dios madre, a nuestra madrecita individual particular para que los desintegre y convierta en polvo cósmico. El agua lustral es el agua de purificación, el agua que puede limpiarnos espiritualmente, símbolo de aprender a dirigir las aguas puras de vida para combatir el ego animal. “Ayudate que yo te ayudare”, nos dice el gran maestro Jesús, cuando uno desintegra el origen de lo que ha provocado el desorden en nuestros cuerpos, entonces los maestros pueden curarnos sin obstáculo alguno. “Flor Preciosa” (Xochiquétzal) la Madre Divina Particular Dios Madre es el fundamento de esta gran creación, es el origen de todo cuanto existe, ha existido y existirá, es la raíz del átomo y del Sol, es la matriz cósmica de la cual surge el universo, es la misma raíz del amor. El Padre ha depositado en ella la sabiduría; el Hijo, el amor y el Espíritu Santo, el poder. Ella es la Estrella del Mar (Stella Maris) que nos puede guiar, correctamente, en el mar embravecido de la existencia. En todas las culturas del mundo está representado Dios Madre. Por tanto, tenemos en la India a Kundalini, entre los egipcios es Isis, entre los Mayas es Akabolzub, en el Popol Vuh la encontramos como la “Antigua Ocultadora” (Ixpiyacoc) la abuela de los gemelos divinos y la “de la Sangre” (Xquic) la madre que, insólitamente, los concibe sin contacto con varón. Además, es la casta Diana, Adonia e Insoberta de los griegos y, desde luego, es María o Miriam de los hebreos. Entre los mexicas (gente de México) también llamados aztecas (gente de Aztlán) se le representó de muchas formas, a través de los distintos mitos, en diosas como: “La de falda de Serpientes” (Coatlicue), “La Señora de la Dualidad” (Omecihuatl), “La Mujer Serpiente” (Cihuacóatl), “Siete Serpiente” (Chicomecóatl), “Señora del sustento” (Tonacacíhuatl), “Nuestra abuela” (Toci) la madre de los dioses y corazón de la tierra. Además, “La que tiene falda de jade” (Chalchiuhtlicue), “La diosa del parto” (Tlazolteotl) y, por último, “Nuestra madre venerada” (Tonantzin). No podría faltar la representación de la Madre Divina en “Flor Preciosa” (Xochiquétzal). Ese eterno principio femenino divinal lo representaron, en forma magistral, en las diosas del antiguo México. Ahora bien, siendo el amor una de las características más elementales de la Madre Divina es que “Flor Preciosa” (Xochiquétzal) lo representa vivamente, porque es la diosa del amor. Arcaicas tradiciones milenarias nos dicen que esta diosa tenía el poder de perdonar, es indudable que la Madre Divina de cada uno, nuestra propia “Flor preciosa” (Xochiquétzal) interior, puede perdonar nuestro karma cuando logramos pagarlo con obras desinteresadas en favor de la humanidad y cuando eliminamos los yoes que lo causaron. Es por eso que las mujeres iban a su templo, pedían perdón y ayuda. Si los errores eran muy grandes, quemaban una efigie de la penitente elaborada de papel amate. Lo anterior, representaba que estaban dispuestas a desintegrar todos elementos indeseables de su personalidad. Todo este proceso nos habla del eterno principio femenino divinal, que tiene el poder de eliminar nuestros defectos psicológicos si los comprendemos. Además, nos enseña la didáctica para desintegrar los errores cometidos: Reconocer nuestros defectos, comprenderlos a fondo y ella podrá, en consecuencia, eliminarlos. Es la diosa del amor, ya que es el amor lo que puede llevarnos a la misma divinidad. La fuerza maravillosa del amor, esencia del Eterno femenino, es la que puede transformar el mundo, la que puede unir la tierra al cielo y lo humano con lo divino. El eterno femenino divinal se encuentra en todo lo existente y es la raíz de todo lo creado y, por supuesto, no puede faltar en el interior de cada uno de nosotros. Ser Madre: Una profesión divina «Quiero que ustedes hagan conciencia de lo que es ese verso vívido, de lo que es esa melodía inefable del principio Femenino Eterno. Resulta demasiado compasiva la Gran Madre cuando nos brinda ese verso sin merecerlo, después que hemos sido perversos, que nos hemos arrastrado por el lodo de la tierra de existencia en existencia. Morimos y luego retornamos para ser mecidos en una cuna sin merecerlo, para ser amados por alguien que sólo ve en nosotros una esperanza; para ser conducidos por esa que es todo amor». [Samael Aun Weor]. En la actualidad, existen muchos problemas sociales: pandillerismo, robos, asesinatos, drogas, etc., y, francamente, no se le ve fin a ello; los políticos, gobernantes y economistas buscan afanosamente una solución a todo esto sin obtener resultados verdaderamente prácticos. Si diéramos el valor que realmente tiene la educación de una madre a sus hijos podríamos generar una verdadera trasformación social en la humanidad. Lamentablemente, hoy por hoy, lo blanco se ha vuelto negro y lo negro se ha vuelto blanco. Si observamos detenidamente los trabajos mejores pagados nos damos cuenta, desafortunadamente, que son los que menos beneficios aportan a la sociedad, basta ver las enormes ganancias que se obtienen en la venta de vinos, cigarros, pornografía, drogas, etc. y lo irrisorio que es el sueldo del campesinado que es el que nos alimenta o el del proletariado que es el que verdaderamente produce la riqueza de un país. En este orden de ideas, vemos que se ha menospreciado lo más valioso: la profesión de ser madre. Por ello, el maestro Samael nos comenta: «Si las gentes tuvieran la conciencia despierta, sabrían valorar a ese ser que es la madre, más las gentes tienen la conciencia dormida y por ello son incapaces de valorar realmente a esa criatura que es la madre. Es necesario pues, hacernos cada vez más conscientes de lo que es el Eterno Femenino». [Samael Aun Weor]. Deberíamos dar igual valor al hecho de ser madre con respecto a profesiones como la arquitectura, el derecho y la enseñanza. ¿Por qué habría de ser inferior a estos trabajos? Tanto en uno como en otro hay responsabilidades, presiones, problemas, una ética que hay que seguir, etc. Por otra parte, con respecto a la remuneración, es de admirar el hecho de que en la profesión de ser madre no hay un sueldo. La naturaleza ha depositado en la mujer valores extraordinarios como la ternura, el amor, el sacrificio, intuición, dulzura, comprensión, que, si bien puede algún varón tenerlos, es mucho más fácil encontrarlos en una mujer y en niveles muy elevados. Ésos son los valores que se necesitan para orientar sabiamente a los hijos, no en vano la naturaleza, que es la misma divinidad, le ha otorgado a la mujer el privilegio de tener hijos. «Ha llegado la hora de comprender que el Eterno Femenino es el poder más grandioso de este universo; ha llegado la hora de entender el estado de receptividad trascendente y trascendental que posee la mujer: Esa intuición, esa capacidad que tiene para percibir directamente y por sí misma (y sin tantas teorías), la verdad». [Samael Aun Weor]. Una madre lleva a su hijo como parte de ella durante nueve meses. Por tanto, es obvio que nadie más que ella puede saber lo que sucede con su hijo, sus pensamientos y sentimientos, la forma de educarlo y orientarlo, esto no puede sustituirse con la mejor guardería infantil o con el cuidado de tal o cual persona. Es de admirar a la madre trabajadora que, bien sea por el abandono del varón o por la irresponsabilidad del esposo, ha tenido que salir adelante trabajando sola para sostener su hogar, realizando muchas veces los dos papeles de padre y madre, haciendo los sacrificios más bellos. Todo ello es algo prodigioso, formidable, digno de toda admiración y respeto. En tiempos remotos, cuando las culturas florecieron esplendorosamente, estaba el sistema de matriarcado, precisamente, rigiendo en la sociedad, y es que la mujer tiene cualidades extraordinarias para regir, organizar y dirigir el hogar. Se hace necesario exaltar y rescatar los valores femeninos que, día a día, abandonamos por negligencia, por complejos de inferioridad o por ignorancia. Tenemos nuestra juventud cimentada en unos valores falsos que nos da una sociedad caduca y degenerada. El mal ejemplo de los mayores, la falta de vocación en los que nos educan y gobiernan, la perversidad que abunda en los medios de comunicación, la música actual tan decadente, etc., todo ello nos está llevando a niveles cada vez más infrahumanos. Bien sea por la degeneración del varón, que ya no puede sostener ni siquiera el hogar, o por el menosprecio de la maravillosa profesión de ser madre, la cruda realidad es que la mujer se ha salido del hogar y, como consecuencia de ello, ya no hay en la familia ese ángel que guíe a los niños o jóvenes, que les oriente en distinguir lo que es falso y lo que es real de este mundo en que vivimos, ya no hay ese consuelo para cuando los hijos estén afligidos o tristes, ya no existe el impuso para cuando estén sin ánimo o con problemas, ya no está ese apoyo gigante para caminar en la senda de la vida. Ahora sólo tenemos la guía de los amiguitos de la escuela o de la calle que quizás ya hayan extraviado sus pasos por el camino equivocado, o tenemos como maestro del crimen a los programas de televisión que, de forma detallada, nos muestran el camino al asesinato, la violación y el robo. Por otra parte, el acceso indiscriminado a Internet nos educa en forma totalmente grotesca y degenerada acerca de la sexualidad, y qué decir de nuestra mente enajenada con tantos juegos de video o cómputo que no poseen ética alguna, que se encuentran mezclados con violencia y sin una pizca de conocimientos útiles. No negamos que se requiere trabajar con el fin de conseguir dinero dado que éste es necesario. Desde luego, éste es útil, ya que lo cambiamos por comida, por refugio, por ropa, por educación, pero sí debemos reconocer que estamos en completo desequilibrio, nos preocupamos por el dinero y nos olvidamos del alma, de los valores de la conciencia y del alimento a los sentimientos puros. Algunas mujeres se sienten acomplejadas por ser “sólo madres”, el podridero de teorías e ideas falsas, que abundan como la mala hierba en tantas revistas, novelas, libros, etc., envenenan sus mentes y terminan –como dice la Biblia- “cambiando su progenitura por un plato de lentejas”. Es decir, cambian lo más exaltado, que nos conecta con lo divinal, por el frío materialismo que sólo nos trae desolación y muerte. Deberíamos darle el mismo valor de respeto y admiración al ser madre, como el que recibe una arquitecta, una licenciada, una profesora, una astronauta o una presidenta de un país. El ser madre es la profesión en donde más preparación y dedicación se exige, pero, sobre todo, se requiere de vocación, ya que su propósito es conducir, por el camino del éxito, el futuro de la humanidad. El ser madre es misericordia infinita y justicia bien empleada, puesto que, de otra forma, es imposible una buena educación. El ser madre es servir de receptáculo de las fuerzas espirituales del eterno principio femenino divinal. El ser madre es poseer una pedagogía inusitada, ya que, al conocer los pensamientos y sentimientos de un niño, es capaz de elaborar toda una didáctica precisa, única, personalizada para el aprendizaje de los valores eternos. El ser madre exige renuncia total a los frutos de la acción, dando como resultado algo divino, fuera de este mundo, eso es lo que se llama amor. En fin, el ser madre es la tarea maravillosa de unir lo humano con lo divino. «En los tiempos antiguos (en la Atlántida y en la Lemuria), las madres educaban a sus hijos dentro del hogar y los formaban». [Samael Aun Weor]. La mujer representación del Eterno femenino Cuando nos dice el maestro Samael: “Debemos ver en cada mujer la representación viva de ese Femenino Eterno”. Indudablemente, llama a la mujer a que sea digna merecedora de ser receptora de tan gran principio cósmico y divino, y a que trabaje, intensamente, para que pueda manifestarse el eterno principio femenino divinal. Para lograrlo, se hace indispensable luchar contra todo lo podrido y tenebroso de esta época, no será posible ser la expresión de ese verso, vívido y maravilloso, si se convierte los vientres femeninos en panteones. Además, no tendríamos la dicha que fluyera esa fuerza maravillosa de la eterna madre espacio si caemos en el libertinaje, andando de fiesta en fiesta, tomando vino y fumando, creyendo que andar a la última moda es nuestro destino. Es necesario que el varón valore verdaderamente a la mujer, como madre, como esposa, como hija y vea que es la otra columna del templo de Salomón y de todo templo sagrado. Ahora bien, se debe indicar que ninguna de esas columnas es más alta o ancha que la otra, las dos se encuentran a la misma altura, por lo que las dos tienen los mismos derechos, pueden alcanzar las mismas estaturas espirituales y son el complemento perfecto una de otra. «1- La mujer tiene los mismos derechos del hombre. 2- La mujer también llega a ser Adepto de la Fraternidad Blanca». [Rosa Ígnea. Samael Aun Weor]. Debemos regresar a la época esplendorosa de la Lemuria, a la época de oro de los Atlantes en donde la mujer era el eje del hogar, donde se le respetaba y admiraba, donde la mujer manifestaba plenamente todos los atributos del eterno femenino divinal. «Nosotros debemos tratar de buscar el camino de la regeneración, debemos amar intensamente a la mujer, debemos ver en ella un poema milagroso de “Las Mil y Una Noches”, debemos escanciar el vino de la sabiduría, si es que queremos vivir rectamente». [El Milagro del Amor. Samael Aun Weor]. Restauremos sobre la faz del mundo el amor divino que todo lo transforma; cultivemos de nuevo la flor de la comprensión para que dejen de existir pleitos, discusiones y guerras; trabajemos, incansablemente, para que florezca el arte diamantino, como el que vemos en los códices mayas, en los monolitos sagrados de los incas, en los grabados esculpidos en los muros milenarios egipcios, para que instruya nuestras conciencias y nos lleve por el camino recto. Llenemos de infinita ternura nuestras acciones, que cada palabra tenga la belleza del espíritu y esté impregnada de fraternidad y sinceridad. El maestro Samael Aun Weor, en su libro del “Parsifal Develado”, se dirige a la mujer símbolo, representada en Kundry en la obra del maestro Richard Wagner, como alguien capaz de despertar de su sueño de la consciencia milenario y, al lograrlo, tener en sus manos el poder de transformar el mundo entero: «¡Más que hermosa te vemos, Kundry! ¡Nacisteis como un milagro en el Edén de todas las maravillas! ¡Eres el pensamiento más bello del Creador hecho carne, sangre y vida!...». «¡Tu cuerpo delicioso parece haber sido amasado con las delicadas rosas de la orilla de la campiña que hace Uad-Al Kebir feraz!...». «Las frondas taciturnas plateadas por la luna pálida, han dado dulce sombra a tus pestañas...». «Tus párpados de exótico encanto fueron creados con hojas divinas de azahares. Esencia de nardos sublimes se esconde en tus entrañas...». «Tus fascinantes trenzas parecen más bien cascadas de noche cayendo sobre tus núbiles hombros...». «¡Cuán hermosa eres!... ¿Me escuchas? Tu boca encantadora sonríe: Tu lengua pugna en sueños palabras por formar...». «El cielo estrellado se abre como una rosa: ¡Tú duermes, Kundry, envenenada por un exótico misterio que nadie entiende! ...». «Duermes ¡Sí!... lo sé... El bosque de las Mil y Una Noches me presta sus follajes donde anidan las aves que cantan dulcemente; susurra suavemente la floresta, murmura el río entre su lecho de rocas: Todo invita a la siesta y tú duermes; Eva, Kundry, Gundrigia, Herodías...». Es por todo esto, dicho a través de las edades, que debemos aprender a ver en la mujer un milagro hecho realidad. Es necesario que logremos ver el eterno femenino divinal en una madre, una hermana, una hija, una esposa, y lograr recompensar ese verso divino encarnado con sabiduría y amor. Práctica: Meditación en el Eterno Femenino Vamos a invocar a “Flor Preciosa” (Xochiquétzal) sabiendo que, además de ser una maestra-ángel regente de la naturaleza, a la cual invocaban las mujeres embarazadas para suplicar su ayuda, representa también al eterno femenino divinal que cada uno lleva en su interior. Ahora bien, claramente está simbolizada por las vírgenes de todas las religiones. 1. Relajamos nuestro cuerpo físico como se ha indicado en el primer capítulo. 2. Relajamos ahora nuestra mente ayudándonos de la imaginación, para esto el maestro Samael Aun Weor nos dice: «La relajación mental se consigue también con la ayuda de la imaginación. Observe Ud. todos los pensamientos que le vengan a la mente, todos los recuerdos que le asalten, todas las inquietudes, etc. Estúdieles para conocer su origen. El estudio de todo esto le revelará a Ud. muchas cosas, le hará conocer sus defectos, sus errores, etc. Así conocerá Ud. cómo trabaja su Yo, su Ego. Analice cada defecto. Trate de comprender cada defecto en todos los niveles de la mente. Estudie cada pensamiento, recuerdo o emoción que le asalte. Comprenda cada pensamiento. Luego imagínese un abismo profundo. Arroje Ud. cada pensamiento estudiado, cada recuerdo, inquietud, etc., a ese abismo. Así su mente quedará quieta y en silencio». 3. Nos concentraremos profundamente en la Madre Divina, simbolizada por “Flor Preciosa” (Xochiquétzal), pidiéndole iluminación, guía, orientación. La mejor forma de orar es con palabras que salgan de nuestro corazón, expresando lo que sentimos y anhelamos. Si aparece sueño, tanto mejor, ya que debemos aprender a combinar la meditación con el sueño. Ya en silencio profundo y autentica devoción, podríamos hacer esta oración milenaria dejada por el maestro Samael Aun Weor en el libro Doctrina Secreta de Anáhuac: “Tonantzin, Teteoinan", ¡Oh, mi Madre, ven a mí, ven a mí!”. Estos nombres mágicos-divinos se traducen así: “Madre venerada” (Tonantzin) y, “Madre de los dioses” (Teteoinan). Dicen las tradiciones antiguas que el hijo infiel (el que se olvida de la Madre Divina) se extravía y cae en el error, y que el hijo fiel (el que medita y ora en la Madre Divina) podrá ser guiado, de la mano de ella, por el camino recto. La práctica hay que hacerla todos los días, sin fallar. Si ponemos condiciones favorables para la práctica, tanto mejor, como incienso, flores, música clásica, etc. Puedes escuchar esta práctica en audio, dirigida por un instructor gnóstico en este enlace: https://www.samaelgnosis.net/xochipilli/practica2.html Capítulo 3. La Doctrina de Xochipilli Tenemos una enseñanza extraordinaria, sublime y portentosa, que hemos heredado de nuestros antepasados, y es la forma de conservar la luna de miel para siempre. Ésa es la doctrina de Xochipilli, y quienes sigan estos lineamientos, dejados por este gran maestro, podrán tener la dicha de disfrutar las delicias que puede ofrecernos el matrimonio, y eso lo logran aquéllos que aplican estas enseñanzas. «Entre los antiguos pueblos de Anáhuac, fue Xochipilli el dios del canto, del amor y de la belleza; Xochipilli nos enseña a conservar las delicias indiscutibles de la “Luna de Miel”... ¡Es lástima que la gente no comprenda la Doctrina de Xochipilli!». [El Poder del amor. Samael Aun Weor]. Es verdaderamente lamentable que el ser humano esté empeñado en destruir la luna de miel, en terminar con el matrimonio, en convertirlo en un verdadero infierno. Las discusiones son el pan de cada día y, por ello, es frecuente que alguien de la pareja comience a decir una palabra irónica, criticar un error o comparar al cónyuge con alguien. En tales circunstancias, vamos a sentimos ofendidos y quizás se moleste nuestro orgullo, dando como resultado que respondamos airadamente. Todo lo anterior da como resultado que el matrimonio se convierta en un verdadero campo de batalla. Aparentemente el conflicto pasa y viene una reconciliación fingida, pero en el fondo queda un resentimiento, un verdadero veneno en el subconsciente, que continúa alimentándose en las profundidades psicológicas sin que nos percatemos. Lamentablemente, tal odio encarcelará un fragmento de eso que se llama amor. La vida cotidiana continúa y detalles, que parecen insignificantes, van devorando cada vez más la fuerza del cariño. Se nos olvidó el aniversario; ya no le decimos a la pareja que bien se ve con determinada ropa; perdimos la costumbre de regalarle una flor; absortos en nuestros problemas del trabajo o de la casa, en la noticia del día o en ese aparato hipnotizador al que llamamos celular, olvidamos escuchar a nuestra pareja. Por tanto, dentro de las entrañas oscuras de nosotros mismos, ese monstruo del resentimiento toma más y más fuerza y se va haciendo de unas proporciones gigantescas e inimaginables. Lo peor de todo es que ni siquiera nos damos cuenta. «Si se quiere conservar en realidad la “Luna de Miel”, hay que eliminar la ira, hay que eliminar los celos, hay que eliminar el egoísmo; debemos volvernos comprensivos, aprender a dispensar al ser amado todos sus errores... Nadie nace perfecto; el hombre debe saber que la mujer tiene sus defectos, la mujer debe comprender que el hombre tiene los suyos. Mutuamente deben dispensarse sus defectos de tipo psicológico; si así proceden, conservarían la “Luna de Miel”...». [El Milagro del Amor. Samael Aun Weor]. Por si fuera poco, desconocemos que somos como dos magnetos, no sabemos que debe existir una pausa magnética creadora que permita “digerir” el intercambio magnético entre el varón y la mujer. Llenos de pasión animal y, desde luego, sin amor, envilecidos realmente por la lujuria, no permitimos que haya esa digestión magnética; y de la misma forma en que uno se cansa cuando hay mucho ruido o excesiva luz, cuando no respetamos esa pausa magnética creadora, terminamos también fastidiados. En consecuencia, sin darnos cuenta, terminamos en pleitos y discusiones sin sentido. Al final de unos meses y, en el mejor de los casos, al cabo de unos cuantos años, la luna de miel se ha perdido y ahora sólo nos queda una horrible “luna de hiel”. No obstante, el maestro Xochipilli deja una fórmula de inmenso poder mágico, reservado sólo para gente muy paciente, decidida y con grandes anhelos de penetrar en los sagrados misterios del amor. Mas, ¿cómo lograr trascender esto que parece casi ineludible? La mayor parte de los matrimonios llegan a perder ese estado que llamamos: la luna de miel. La clave que nos da Xochipilli es aprender a dispensar los errores colocándonos en el lugar del otro, desarrollando la comprensión creadora y eliminado los yoes que nos impiden amar. Es ante todo un trabajo arduo que requiere de mucha entereza y tenacidad, ya que éste no produce sus resultados de la noche a la mañana. Por tanto, tenemos que trabajar incansablemente en nuestro interior, cada cual en el suyo propio, porque no podemos transformar a nadie y, además, esperar que cambien los demás para nosotros poder cambiar. En consecuencia, debemos iniciar un trabajo serio en lo interno para cambiar nuestra propia naturaleza. La doctrina de Xochipilli no va dirigida a la mente, es un trabajo que va encaminado a influir directamente en la conciencia. Esto, obviamente, es algo que origina cambios que no son superficiales, sino que van a la raíz de las cosas. Se necesita de mucha auto observación y meditación para lograrlo. El maestro Samael en su conferencia: El milagro del amor, nos traduce la doctrina de Xochipilli a nuestra época con una formula muy precisa: «¿Qué te insultó la mujer, qué te dijo palabras duras? Tú mantente sereno, apacible; no reacciones por nada de la vida, muérdete la lengua antes que contestar; al fin, ella, al verte tan sereno, sin ningún tipo de reacción, se sentirá tremendamente avergonzada y te pedirá perdón...». Es muy interesante lo que aquí se afirma, porque no se trata de aguantarse el enojo, ni de reprimirse, ya que esto, además de alimentar negativamente al ego, genera que los yoes se pongan en contacto telepático y la confrontación, de todos modos, exista. Se trata de ofrecer no sólo resistencia externa, sino, además, interna. El Tao Te King afirma: “El sabio maneja sus asuntos sin actuar, y difunde sus enseñanzas sin hablar”. De esta forma se actúa en el nivel de la conciencia, y, cuando la conciencia trabaja, el éxito es ineludible. Para lograrlo, debemos aprender a transformar nuestras impresiones, aplicar el primer choque consciente que consiste en colocar la conciencia, entre el evento desagradable y nuestra mente, para que ésta no reaccione violentamente. Es necesario aplicar un nivel de comprensión en cual, por ejemplo, somos nosotros mismos los que le damos el valor a las palabras ofensivas que nos dicen, y si no traducimos esas palabras, éstas quedarán como un cheque sin fondo, sin valor. Al encontrarnos en ese nivel de comprensión se conseguiría que nuestra mente no reaccionara ante el enojo y podríamos, en consecuencia, lograr la serenidad. «¿Te insultó tu marido, mujer? ¿Qué te dijo? ¿Te está celando con el novio que tenías antes? ¿Qué pasó, está hoy el hombre de mal carácter, regresó de la calle tremendamente neurasténico? ¡Tú mantente serena, alcánzale su comida, su ropa; ayúdalo a bañarse, bésalo, ámalo, y cuanto más te insulte, tú más ámalo!...». Aquí de ninguna manera estamos hablando a favor de ser un resignado, de aceptar golpes o cosas por el estilo. Se trata de aplicar comprensión, no de sumisión. Bien dice el axioma popular: “Hay que ser mansos, pero no mensos”. La doctrina de Xochipilli enfatiza en que debemos ponernos en el lugar de nuestra pareja; es decir, tratar de sentir lo que ella siente y pensar lo que ella piensa; como dice un proverbio sioux: “Antes de juzgar a una persona, camina tres lunas con sus mocasines”. Desde luego, lo primero que deberíamos lograr es el llamado “Recuerdo de Sí”, porque si ni siquiera somos capaces de estar conscientes de sí mismos, menos podríamos estar conscientes del cónyuge, así que la tarea básica consiste en que tratemos de estar viviendo de instante en instante, cada segundo. Por tanto, si nos encontramos comiendo es necesario que nuestra conciencia se halle también en la comida, y si, por ejemplo, caminamos, nuestra conciencia nos debe acompañar para que no se escape hacia otros rumbos. No vivir ni en el futuro ni en el pasado y que nuestra consciencia se encuentre en el lugar y actividad que estemos realizando. Al respecto nos dice el Dalai Lama: "Sólo existen dos días en el año en los que nada puede ser hecho. Uno se llama ayer y el otro mañana. Por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, crecer y principalmente vivir". Para lograr esta tarea, de sentir lo que la pareja siente, un maestro hindú (Shantideva) nos comenta que hay que invertir el yo en el otro. Es decir, que lo que queramos para nosotros, de igual forma, lo anhelemos para el otro. Ahora bien, este maestro iluminado nos enseña que si invertimos el yo (lo que queremos para nosotros) en el otro (sintiéndolo hacia nuestra pareja, en verdad, como algo primordial) entonces todo cambiará en nuestra vida. «¿Qué sucederá al fin? Pueden ustedes estar seguras, mujeres, que el hombre al fin se sentirá tremendamente arrepentido; sentirá que los remordimientos le estragan el corazón, y hasta se hincará para pedirte perdón; verá en ti una santa, una mártir; se considerará él un tirano, un malvado... ¡Habrás ganado la batalla!». El remordimiento es un llamado de la conciencia, ya que, cuando esto sucede, se trabaja desde lo más profundo y hondo del ser humano. Por tanto, no se trata de cambios superficiales, sino de fondo. Es un proceso de trabajo intenso debido a que todos tenemos defectos psicológicos. Ahora bien, el nivel de Ser atrae un similar nivel del Ser. Por tanto, así como seamos nosotros, será el nivel espiritual de nuestra pareja. En consecuencia, si somos unos “diablos”, no podemos pedir como pareja un ángel bajado del cielo. «Si ambos, hombre y mujer, proceden así, si actúan de acuerdo con esta fórmula, puedo garantizarles que no se pierde la “Luna de Miel”. El hombre va aprendiendo poco a poco a dominarse, al comprender que su mujer es una santa, y la mujer poco a poco va aprendiendo a controlarse, a medida que se va dando cuenta de que su varón es tremendamente noble». Las enseñanzas de Xochipilli, aclaradas por el maestro Samael, nos hablan de un trabajo interior constante que nos permite obtener un dominio sobre sí mismos y nos posibilita para poder controlar nuestras emociones y pensamientos negativos. No se trata de “agregue agua y ya está”, tampoco se trata de un conocimiento “light” o superficial como todo lo de esta época; es algo que cuesta trabajo, que se logra de manera gradual y que lleva su buen tiempo. «Llega el momento en que ninguno de los dos quiere herirse, se idolatran, continúa la “Luna de Miel” durante toda la vida (ése es el arte de amar y de ser amado)». Tal y como mencionan las escrituras tántricas del oriente:“Hacer del matrimonio un culto”. Por ejemplo, el varón deberá rendir culto a la Madre Divina a través de la mujer. Ahora bien, “Shakti” es la Madre Divina en la India, “puja”, en sánscrito, significa culto. El “Shakti Puja” (el culto a la Madre Divina) se hace a través del “Shoroashi Puja” (el culto a la mujer). De igual manera, la mujer puede rendir culto al Tercer Logos o Espíritu Santo viéndolo manifiesto en el varón; esto es amarse en niveles muy profundos de espiritualidad. «¿Llora tu mujer? Bésale sus lágrimas, acaríciala... ¿Qué ella no acepta las caricias? Bueno, aguárdate un poco, a que le pase la ira; la ira tiene un principio y tiene un fin. Cualquier tempestad por muy fuerte que sea, tiene su principio y tiene su conclusión. Aguarda un momento y verás el resultado; lo importante es que tú no te enojes; si lo logras, si te controlas a ti mismo, al fin ella vendrá “mansita” a pedirte perdón (¡y cuán grande es la dicha de la reconciliación!)». Dominarse a sí mismo y dispensar los errores, ésa es la tarea a realizar, ésa es la receta para conservar la luna de miel. Indudablemente, el trabajo es en contra de los yoes que cargamos y consiste, precisamente, en eliminar esos miles de defectos psicológicos que habitan en nuestro interior. Para lograr que surja el amor, debemos trabajar con una serie de defectos psicológicos que nos impiden amar: la ira, los celos, la intolerancia y la pasión. Éstos son algunos de los defectos que tenemos que estudiar a fondo para eliminarlos, porque mientras éstos existan, será imposible que el esquivo niño del amor se quede en nuestro hogar. La pasión es un veneno que engaña nuestra mente y corazón. Ella es bestial, animal, y nada tiene que ver con el amor, son como sustancias incompatibles. Cuando nos ciega la pasión creemos que estamos enamorados, pero en realidad es un paredón sin cimientos, basta un empujoncito para que caiga hecho pedazos. Cuando nos encontramos apasionados juramos, con lágrimas de sangre, que amaremos para toda la eternidad, pero pasan unos cuantos meses y, una vez satisfecha nuestra pasión, se cae la relación al suelo como un castillo de naipes. Debemos perdernos en los ojos del ser amado, cuando estamos dispuestos a dar la vida para que el ser querido viva, cuando estamos dispuestos a sacrificar trabajo, comodidades, dinero, etc., cuando sólo pensamos en la felicidad del ser que adoramos y no en nosotros mismos, estaremos en camino de que aparezca eso que se llama amor. Nos dice San Pablo: “Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. (Carta de San Pablo a los Corintios 13, 1-13). Los celos son peores que los colmillos de un perro rabioso; por ello, Salomón dice que los celos son crueles como la tumba. Cuando decimos de la pareja: “Tiene celos, es porque me ama”, estamos completamente equivocados. El amor nada tiene que ver con los celos, ya que ellos se basan en el miedo. Por tanto, cuando sentimos celos, tememos perder lo más querido, y ese temor logra engañar la mente; en consecuencia, de una pulga hacemos un caballo, exageramos las cosas y terminamos en conflictos muy graves. No afirmamos que debemos ser descuidados y suceda, por ejemplo, que el varón no se arregle para su esposa o que la mujer ande desaliñada en la casa. Es muy común que muchos de nosotros cuidamos del arreglo personal al salir a la calle y olvidamos estar un poco presentables para nuestra pareja. Tampoco decimos que se debe dejar por mucho tiempo a la pareja sin cuidado alguno. Por tanto, debemos cuidarnos, arreglarnos para atraer la pareja y, desde luego, cultivar los detalles, pero esto nada tiene que ver con la inseguridad de perder al ser amado. La ira tiene sus raíces en múltiples defectos psicológicos. Por ello, cuando nos hieren el amor propio, eso es suficiente para estallar, rasgar nuestras vestiduras, gritar; en otras ocasiones, es la auto consideración, pensamos de sí mismos lo mejor, que somos unas mansas ovejas y cuando no se hace lo que pensamos que es correcto, viene una terrible escena de platos y vasos rotos. Se ha calculado que tenemos, aproximadamente, 10,000 defectos. Ahora bien, si no podemos solamente colocarnos de acuerdo con nosotros mismos, será aún más difícil lograrlo con los 20,000 yoes que agrega nuestra pareja y que tienen diferentes intereses que no conducen a ningún tipo de conciliación. La intolerancia es el pan de cada día en los hogares, vemos nuestros defectos reflejados en nuestros padres, hijos y, por supuesto, la pareja. Lo que juzgamos en los demás es lo que, precisamente, de sobra tenemos. Nos enojamos mucho porque vemos a los demás enajenados por la televisión, los juegos, los celulares, pero nosotros estamos, igualmente, enajenados por cosas que creemos que son muy importantes. Dado lo anterior, nos vemos reflejados en los demás. Exigimos que los demás cambien para poder nosotros cambiar, los defectos que vemos en los demás, los tenemos de sobra nosotros. No toleramos que los demás se enojen, pero también nos enojamos. Los yoes que otros tienen, también nosotros los tenemos, quizás en otra dirección, pero, al final, es lo mismo. El adulterio se ha vuelto más común que la papa y la cebolla. Ahora bien, alguien, verdaderamente enamorado, preferiría la muerte antes de cometer adulterio. Escenas dantescas son originadas por el adulterio, ya que éste logra mezclar fuerzas que no corresponden con la armonía de un hogar. Una de las causas más poderosas que da origen al adulterio es la falta de afinidad, en los siete planos de conciencia, entre los cónyuges. A veces, somos afines en el plano físico (existe atracción sexual) y hay armonía en las emociones, pero, probablemente, uno de la pareja tiene más inclinación hacia una religión y el otro, a cualquiera. Adicionalmente, en otras ocasiones, la voluntad no se dirige en idénticas direcciones. Es probable que, en el trabajo, en la escuela o en el templo, se encuentre con alguien con quien tenga compatibilidad en ese plano, y claro, viene, en consecuencia, el adulterio. Obviamente, quien nos hace incompatibles es el ego, no se trata de justificar el adulterio, se trata de trabajar para que cada día exista más afinidad en el hogar. Aunque queramos justificarlo, el maestro Jesús prohibió el adulterio debido a lo dormida que se encuentra nuestra conciencia. Es probable que, hasta la fecha, hayamos tenido más de una pareja, pero valdría la pena detener, de forma inmediata, esa búsqueda insaciable. En el lenguaje alquimista a la pareja, simbólicamente, se le llama el “vaso hermético”, porque se le compara como un instrumento del laboratorio que sirve para trabajar en la transformación interna, pero algunos no nos conformamos con un vaso, sino que ya casi completamos toda una vajilla. Debemos recordar que con cada pareja, con la cual tuvimos intimidad, generamos un vínculo en el cual estaremos unidos para siempre. Esto quiere decir que cuanto más parejas tengamos, más serán las fuerzas con las que tengamos que combatir. Paracelso dice que la unión sexual nos une para la eternidad y es mucho más fuerte que un pacto de sangre. Por ello, se generará un pacto para siempre con cada persona con la cual tengamos una unión íntima, es decir, que, desde ese momento, nos veremos afectados por todo lo que haga la otra persona. Si somos solteros, hay que tener paciencia, hay que saber esperar la ley del destino, no hay que apresurar las cosas, debemos tener confianza en que llegará nuestra pareja en su momento indicado. En la medida que uno destruya cada defecto que nos impide amar, nuestro hogar será mejor, son los yoes con los que hay que combatir, estos se encuentran dentro de uno, la lucha es contra uno mismo, la guerra es contra nuestros vicios y defectos. Práctica: Reconocer defectos Vamos a la acción y tratemos de comenzar a vivir una parte de la doctrina de Xochipilli. En forma serena, hagamos una lista de los defectos que creemos ver en nuestra pareja. Propongámonos en el curso de la vida cotidiana, a través de la auto observación psicológica, descubrir cada defecto psicológico que esté latente, pero manifestándose en nosotros mismos. Trataremos de ahondar en esta tarea con la mente en silencio. 1. Relajamos el cuerpo físico (ver capítulo 1.) 2. Relajamos nuestra mente (ver capítulo 2). 3. Suplicamos a nuestro Real Ser Interior ayuda para descubrir esos defectos que creemos ver en nuestra pareja, pero que se encuentran en nosotros mismos. Para lograr lo anterior podemos ayudarnos con la siguiente oración que nos dejó el maestro Samael Aun Weor en su libro: “Introducción a la Gnosis”: «Siéntese Ud. en un cómodo sillón. Y ore a su dios interno así: Tú que eres mi verdadero Ser, Tú que eres mi dios interno, iluminadme, ayudadme. Hazme ver mis propios defectos. Amen. Concéntrese Ud. en esta plegaria hasta llegar al sueño profundo. Trate Ud. de descubrir todos sus defectos». Hay que hacer este estudio hasta que logremos identificar en cada uno, cada defecto enlistado. Podremos comprobar que en la medida que descubramos esos yoes en uno mismo, y los estudiemos a fondo para tratar de comprenderlos, en esa justa medida será que nuestro hogar pasará gradualmente de creer que es un infierno a una dicha inefable. Puedes escuchar esta práctica en audio, dirigida por un instructor gnóstico en este enlace: https://www.samaelgnosis.net/xochipilli/practica3.html Capítulo 4. Xochipilli dios de la Música El que Xochipilli sea, entre nuestros antepasados mexicanos, el dios de la música, la danza, la poesía y el canto, nos da un conocimiento superior a seguir, ya que el sonido tiene un gran poder y es el origen de la misma vida. Los ángeles crearon el universo con el poder de la palabra. Leemos en el evangelio de San Juan: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios”. Ahora bien, en el Popol Vuh de los mayas encontramos algo muy similar, ya que nos relata que los dioses se reunieron para crear el mundo y, puestos de acuerdo, se prepararon para darle forma. Luego este libro sagrado afirma: “Entonces vino la Palabra”. Es por ello que debemos tener cuidado cuando hacemos uso de la palabra, ya que, de esa forma, lograremos cultivar la armonía y la perfección en todo lo que decimos. Ahora bien, es tan grande su potestad, que el universo entero se sostiene a través del poder del sonido. La música clásica está llena de enseñanzas místicas extraordinarias, pero es indispensable que aprendemos a oírla con infinita devoción. El conocimiento que contiene no va a la mente, sino al centro emocional. Por tanto, ésta es otra forma de aprendizaje. «La música viene de los mundos superiores. La música tiene el poder de despertar la conciencia en los mundos superiores. La música es el verbo de Dios. Es mejor cultivar el arte de la música, que perder el tiempo en el batallar de los razonamientos. La música es la palabra de Dios. La verdadera música es la música clásica». [Samael Aun Weor]. La enseñanza del maestro Xochipilli es posible encontrarla en las obras de los grandes maestros de la música clásica. En ellas se nos entregan grandes enseñanzas magistrales acerca del amor en todas sus manifestaciones, así lo podemos encontrar en: Fantasía para piano, coro y orquesta Opus 80. Beethoven Beethoven fue un gran maestro iluminado que nos dejó, a través de su música, conocimientos muy importantes. La cualidad de su música consiste en que va directamente al centro emocional superior. Fue un gran iniciado y, actualmente, es un guardián de un templo en el mundo de las causas naturales, precisamente, en el mundo de la música. Es por ello que esta pieza maravillosa, además de brindar sonidos deliciosos, nos entrega un texto lleno de conocimientos de carácter superior. «Galante, bello y precioso es el sonido de la armonía en nuestra vida, y el sentido de la belleza genera flores que florecerán eternamente». Nos habla de lo sagrado que es el verbo y, además, nos enseña que si aprendemos a utilizarlo con armonía, es decir, no maldiciendo, no mintiendo, no levantando falsos, no hablando palabras obscenas, bendiciendo a la gente, brindando palabras de consuelo, orientando, enseñando al que no sabe, esto nos traerá belleza espiritual y generará las flores de las virtudes que no se marchitarán, sino que florecerán eternamente. «Paz y alegría flotan amablemente como el movimiento de las olas, que se precipitan brutales y fogosas como transformadas con gran excitación». La paz es una emanación de aquello que no tiene nombre y fluye en nosotros cuando es eliminado el ego, pero podemos experimentarla en meditación, cuando logramos dejar la mente en silencio. Ahora bien, no está divorciado de la alegría del alma, de ese sentimiento que debe empapar cada una de nuestras actividades cotidianas. Parecerían estas virtudes como debilidades, pero, en realidad, son poderosas fuerzas que pueden permitirnos trascender los más grandes obstáculos. «Cuando el sonido mágico predomina y las palabras producen devoción, las maravillas deben tomar forma, la noche y la tempestad cambian a luz». Sorprendentemente, además, nos habla de los mantram sagrados o sonidos mágicos. Ahora bien, cuando aprendamos a usarlos, lograremos, en consecuencia, avances extraordinarios como salir en cuerpo astral conscientemente, desarrollar los centros magnéticos o chakras, curarnos de enfermedades y muchas cosas más. Inclusive, de forma más profunda, nos indica la necesidad de aprender a orar científicamente y lograr que las palabras produzcan devoción. Nos habla aquí de la grandeza de la creación, porque el sonido crea y da forma a la naturaleza entera, entonces la noche y la tempestad (el caos primordial) puede ser fecundado por el verbo de los seres divinales y así surge la luz y, en consecuencia, se crea todo lo existente. Por otro lado, también nos comenta acerca de acabar con las tinieblas de la ignorancia, el fanatismo y el error, desde luego, ayudados con la luz de la sabiduría gnóstica inmortal. «Sin inquietudes, en la cúspide, son felices los gobernantes humanos». Cuando eliminamos las emociones negativas (ira, envidia, celos, ansiedades, etc.), permitimos que los regentes de la naturaleza, las inteligencias divinas, se manifiesten plenamente en nuestras actividades humanas. «Pero el sol primaveral nos da su luz desde el nacimiento». El espíritu divino, representado por el sol de primavera, nos ha otorgado su luz-sabiduría desde la aurora de la creación, pero hemos sido nosotros los que nos hemos alejado de él. Cuando empezamos a decir la verdad, nos acercamos de nuevo y él nos ilumina en todos los aspectos de nuestra vida. «Fuertemente inculcada en el corazón, se precipita de nuevo la belleza». Debemos trabajar, incesantemente, para que la belleza del espíritu se inculque fuertemente en nuestro corazón. Esto es un claro llamado para realizar el trabajo de desintegración de los miles de defectos psicológicos que tenemos. Por tanto, éste es el único camino que conduce a la manifestación de la belleza espiritual de la cual, obviamente, se refiere esta melodía. «Cuando el espíritu late con fuerza, un coro de espíritus resuena eternamente». Bellísima afirmación que nos señala en esta parte. Cuando una persona hace algo por la humanidad en forma sincera y se entrega en forma completa y de corazón a esa obra, hay que tener por seguro que un coro de seres superiores respaldará esa enmienda. «Así pues, amados espíritus, aceptad alegres el don de la belleza». Adicionalmente, nos comenta que debemos trabajar alegres por la humanidad y por el auto conocimiento, que es el que nos lleva a conseguir esa belleza espiritual. No debemos hacer el trabajo por obligación, sino con entusiasmo espiritual y fe consciente. «Cuando el amor y la fuerza fueron unidos, el regalo al hombre fue la gracia divina». Al final, de esta obra maravillosa, nos repite, incesantemente, como para que se vaya a lo profundo de nuestra conciencia, que cuando el amor se une a la fuerza, como regalo aparece la gracia divina. Y es que el amor no está divorciado de la fuerza, sino que se complementan. El maestro Jesús nos muestra que hay que actuar con mucha severidad cuando es necesario hacerlo y esto lo vemos cuando con un látigo (el de la voluntad) saca a los mercaderes del templo (nuestros defectos psicológicos). Vosotras que sabéis lo que es el amor Aria “Voi Che Sapete” Ópera las Bodas de Fígaro. Mozart «Voi che sapete che cosa è amor, (Vosotras que sabéis lo que es el amor,) donne, vedete s’io l’ho nel cor. (decidme, mujeres si es lo que siento en mi corazón)». En esta obra magistral del iniciado Mozart encontramos grandes enseñanzas gnósticas. Entrelazado con la temática de la ópera “Las Bodas de Fígaro”, se dirige al aspecto femenino de la creación: La mujer, quien es, precisamente, la representación del amor en la tierra. Dios como padre es sabiduría, dios como madre es amor, nos dice el maestro Samael Aun Weor. Es por ello que, si queremos saber de ese aspecto, es a la mujer a quien debemos dirigirnos para aprender de estos grandes misterios. La mujer es la manifestación de dios madre en la tierra y, como consecuencia, de esa fuerza extraordinaria del amor. «Quello ch’io provo vi ridirò, (Os diré lo que siento,) è per me nuovo, capir nol so. (para mí es nuevo y no lo puedo entender.) Sento un affetto pien di desir, (Siento un afecto lleno de deseo,) ch’ora è diletto, ch’ora è martir. (que tan pronto es placer como un martirio.) Gelo e poi sento l’alma avvampar, (Me hielo y luego siento que se me enciende el alma,) e in un momento torno a gelar. (y al cabo de un momento me vuelvo a helar)». Lo que sigue a continuación hace demasiado énfasis en que el amor no es algo que tenga que ver con el dualismo mental, que nada tiene que ver con razonamientos vanos, se trata de un sentimiento de carácter superior y si nos lo proponemos podría emanar de lo profundo de nuestra alma. «Ricerco un bene fuori di me, (Busco un bien fuera de mí,) non so chi’l tiene, non so cos’è. (no se quien lo tiene, no sé qué es)». En esta parte nos revela, detalladamente, un gran misterio esotérico. Nos habla de encontrar el camino esotérico en la pareja, en redescubrirnos en ella, en transitar la senda del doble filo de la navaja en ella. Además, de que tratemos de ver el camino esotérico en el amor, en la comprensión, en el sentirnos integrados como un solo ser en el otro. «Sospiro e gemo senza voler, (Suspiro y gimo sin querer,) palpito e tremo senza saper. (palpito y tiemblo sin saber.) Non trovo pace notte né dì, (Ni de día ni de noche encuentro la paz,) ma pur mi piace languir così. (y sin embargo me gusta languidecer así)». Así discurre la obra del gran maestro Mozart, y, casi al final, nos habla de estados de éxtasis que podríamos alcanzar cuando aprendemos a amar. Cuan equivocados estamos al pensar que con drogas sintéticas o naturales es posible llegar a estados de consciencia superiores, en verdad es el amor la fuente real para lograr altos niveles de estados de conciencia. «Voi che sapete che cosa è amor, (Vosotras que sabéis lo que es el amor,) donne, vedete s’io l’ho nel cor. (decidme, mujeres, si es lo que siento en mi corazón)». Al final, de esta preciosa aria, nos vuelve a insistir en rendir culto al eterno femenino divinal manifestado, vivamente, en toda mujer. El Himno al Grial en el Parsifal de Richard Wagner La obra cumbre del iniciado Richard Wagner es el Parsifal, en ella entrega todo el camino para encarnar al Cristo Íntimo que no es otra cosa que el amor. Está llena de misterios y claves secretas que sólo el estudiante gnóstico decidido podrá descifrar si se lo propone. Toda la ópera del Parsifal nos habla del camino del amor, pero destacaremos, de entre esta obra diamantina, cuando se encuentran los caballeros custodios del Santo Grial para celebrar el secreto sagrado en el que el pan se convierte en carne del Cristo y el vino en sangre del Cristo. Milagro que, realmente, sucede en los matrimonios que saben amar. Estando en el Castillo de Monsalvat, en la montaña de Montserrat, en Cataluña España, donde realmente se encuentra el Santo Grial o copa santa, pero en la cuarta dimensión, los Caballeros del Grial, emocionados, dicen: «Preparémonos, día tras día, para el ágape de amor, como si fuera éste el último que celebraremos». Ahora bien, por sí mismo, el Santo Grial nos indica las enseñanzas divinas que se encuentran en la mujer, así como la lanza, con que se hiriera el costado del Señor, simboliza los arcanos que rodean al varón. Enmarcados en la ceremonia mística de reproducir los misterios de la última cena del gran maestro Jesús, los custodios del Grial ahondan en la sabiduría sacra del amor. Descartan, de forma inmediata, las ideas fantasiosas sobre el amor, y enfatizan en que éste consiste en vivir de momento en momento, porque la vida es un instante eterno. No es algo del futuro, ni del pasado, sino que debemos conquistarlo ahora, con emoción y entusiasmo, como si fuera el último día de nuestra vida. «Quien en la bondad se complace aquí encontrará paz y amor». El maestro Richard Wagner nos acerca, de forma extraordinaria, a las enseñanzas de la transmutación de las fuerzas de la creación viendo al matrimonio como algo sublime, tal y como lo hacían en las escuelas tántricas del Tíbet. De igual forma, lo consideraban los mayas en su época de esplendor, y, de la misma manera, lo practicaron los habitantes de la tercer raza raíz de la Tierra. Quienes practican estos conocimientos trascendentales del amor lograrán encontrar la paz y el amor. «Podrá sentarse en el sacro convite y recibir el don supremo». Están invitados todos los seres humanos a participar de los misterios de la transustanciación, donde el pan no es otra cosa que el mercurio transmutado o energía creadora femenina y masculina; el vino es el fuego sagrado simbolizado, en la India, por Kundalini, Quetzalcóatl en México y la serpiente de fuego en el mito del nacimiento de Huitzilopochtli (colibrí zurdo). Cuando se sabe respetar los misterios sagrados del matrimonio y el amor es posible recibir el don supremo, la ayuda divina. El Hombre y la Mujer. (Dueto de Pamina y Papageno en la Flauta Mágica de Mozart). En este dueto, entre la princesa Pamina y el pajarero Papageno, se entrega la misma clave para poder penetrar en el ámbito de la divinidad. Expresan, de forma clara, que el amor, que puede existir entre un hombre y una mujer, es el método para abrir las puertas al cielo. «A los hombres que sienten el amor nunca les falta un buen corazón». Esta pieza musical magistral comienza dándonos la clave para que pueda manifestarse el amor aclarándonos que ella consiste en lograr tener un buen corazón. Es obvio que mientras tengamos ira, pasión animal, lujuria, celos, egoísmo, intolerancia, violencia, etc., será más que imposible que se manifieste el amor. Además, nos incita a luchar a muerte en contra de estos defectos psicológicos, ya que mientras habiten en nuestro corazón no podrá florecer la exquisita flor del amor. «Compartir los dulces impulsos es el primer deber de las mujeres». El que en esta época nos hayamos olvidado de los principios divinales femeninos, no quiere decir que éstos dejen de existir. Dios como padre es sabiduría y severidad; Dios como madre es ternura, comprensión y amor. Esta diamantina obra nos inculca acerca de la necesidad de rescatar esos valores divinales y, además, expresa que la mujer tiene ese don de manera natural, claro que es imprescindible rescatarlo para que se manifieste. «Alegrémonos del amor, únicamente por él vivimos. El amor endulza todas las penas; todas las criaturas lo alaban. Él da sabor a nuestros días, actúa en el ciclo de la Naturaleza». Son muchos los atributos que nos puede otorgar el amor, y, entre los sonidos sagrados de este dueto, Mozart nos impregna de emoción positiva para que entendamos todas las bondades del amor. «Su excelsa finalidad es bien clara, no hay nada más noble que una mujer y un hombre. El hombre y la mujer, la mujer y el hombre alcanzan la esfera de la divinidad». Desde luego, nos entrega la suprema clave del poder mágico: el saber amar. Si hemos buscado por muchos años lo que nos pueda conectar a la divinidad, aquí lo tenemos muy claro. Con acertada razón nos dice el maestro Samael Aun Weor: “El amor es la mejor religión asequible”. La palabra religión viene de “religare” y quiere decir unión con Dios. Novena sinfonía de Beethoven Friedrich Von Schiller es el escritor de este himno extraordinario que tiene, además, un inigualable acompañamiento musical realizado por un gran iniciado como lo fue Beethoven. Ahora bien, este himno revela luces esotéricas profundas, inclusive, el sólo hecho de reflexionar en que es la novena sinfonía nos deja una impronta enorme de sabiduría, ya que en la cábala el nueve es generación, genialidad, generosidad, iniciación, trabajo sublimando nuestras energías creadoras. «Las nueve sinfonías de Beethoven, y muchas otras grandes composiciones clásicas nos elevan a los mundos superiores». [Samael Aun Weor]. Es un himno aceptado en todo el mundo, pero tiene enseñanzas que nadie ha reparado en ellas. Don Mario Roso de Luna en lugar de traducir “Himno a la alegría” lo traduce como “Himno a la voluptuosidad” y, en consecuencia, toma un sentido diferente, más profundo y exacto; estudiemos como lo traduce: «Oh voluptuosidad, la más bella refulgencia divina, hija del Elíseo». Este canto nos motiva a considerar que la sexualidad debería unirse a lo espiritual al brindar una relación como un atributo de la divinidad. Clemente de Alejandría afirma lo siguiente: Si Dios nos creó a través del sexo, éste tiene que ser divino. Igualmente, San Agustín comenta que la sexualidad es otra forma de oración. Mahoma, en el Corán, afirma que ella no es despreciable a Dios si antes se hace un acto de invocación a él. Entonces debemos entender la voluptuosidad no como un uso negativo de las fuerzas que nos crearon, sino de aprender a rendir culto al amor a través del matrimonio. «Ebrios de emoción osamos penetrar en tu santuario cantando: - Tu mágico efluvio anuda los santos lazos que el trato social, despiadado y cruel, osara romper un día...». Sorprendentemente, Beethoven revela sabias enseñanzas relacionadas con los misterios del amor. Señala que debemos ingresar en el santuario de la voluptuosidad cantando; por tanto, parecería que trata de enseñarnos los misterios tántricos del Tíbet y de la India milenaria, en donde se enseña que durante el trance amoroso es posible vocalizar un mantram para elevar la espiritualidad de ese momento. Adicionalmente, aclara que cuando aprendemos a transformar la pasión en amor, la forma de comportarnos con los demás, en consecuencia, cambia. Por tanto, desaparece toda forma de odio, violencia y mentira a la fraternidad. «¡Todos los hombres son hermanos; todos son UNO bajo tu égida protectora!». Una enseñanza que ha estado manifiesta, en el mensaje de todos los iniciados de todas las épocas y lugares, es la de considerar que todos somos uno. En los mayas encontramos: “In Lak’ ech a lak’ en” (Tu eres yo y yo soy tu); el budismo nos dice: “No ofendas a los demás como no quieras verte ofendido”. (Udanavarga 5:18); el taoísmo: “Sean como tuyas las ganancias de tu prójimo, como tuyas sus pérdidas” (Tao Te King); cristianismo: “Haced con los demás todo lo que deseáis que hagan ellos con vosotros”. (Mateo 7:12); islamismo: “Desea para los demás, lo mismo que deseas para ti”. (Unnat); confusionismo: “Lo que no deseamos que nos hagan, no hagamos a los demás”. (Analectas 15:23); Brahmanismo: “Nada hagas a otros lo que te doliera si te lo hiciesen a ti”. (Mahabharata 5:15); judaísmo: “Lo que no quieras para ti, no lo quieras para tus hermanos”. (Talmud Shabbat 31). Increíbles enseñanzas, que se pierden en la noche misteriosa de las edades, se encuentran en estas líneas mágicas de la novena sinfonía: La fraternidad es la meta a seguir. «Y el coro contesta: ¡Miríadas de miríadas de seres que pobláis el mundo y pobláis sin duda los cielos sin límites: facetas innúmeras de un solo, único e inconmensurable Logos, yo os estrecho contra mi corazón!...». Todos somos uno y entre los seres humanos no hay diferencia. Al final, de todas las edades, todos seremos sólo una gota, todos unidos en el inmenso océano de vida universal. Con justa razón la maestra Helena Petrovna Blavatski afirmaba, con gran solemnidad, que la peor herejía consiste en creernos separados de los demás. «¡Un inmenso abrazo para el Universo entero!: ¡Hermanos, hermanos míos, alegraos, todo se une y todo conspira al Santo Misterio, y aquí en nuestro Ser y allá y doquiera tras la bóveda estrellada un Padre-Madre amante nos cobija a todos!». El objetivo consiste en integrarse con la misma divinidad, pero hay que saber que cada ser humano tiene una chispa de eso que no tiene nombre; por tanto, es urgente saber que esa chispa es nuestro Padre-Madre, inmortal, divino e individual. En todas estas melodías, de estos grandes iniciados, encontramos la magia del amor como punto esencial. Además, éstas hacen juego con la música de las esferas que tanto hablara Pitágoras. Práctica: Escuchar música clásica Oiremos, en profundo silencio interior, cada una de estas preciosas melodías con la intención de que esta información sea captada por el centro emocional superior. Dedicaremos una práctica por composición, estudiando por anticipado su significado antes de hacer la práctica. 1. Relajamos el cuerpo y mente como se indicó en los capítulos 1 y 2. 2. Suplicaremos a nuestro Maestro Interno, nuestro Real Ser, que nos ayude a capturar el significado de estas melodías. 3. Nos concentramos, profundamente, en cada sonido de estas deliciosas armonías, tratando de experimentar en los silencios una emoción superior. Debemos tratar de sentir devoción al escucharlas. «El gnóstico, concentrado profundamente en la música, deberá absorberse en ella como la abeja en la miel, producto de todo su trabajo». [La Revolución de la Dialéctica. Samael Aun Weor]. Puedes escuchar esta práctica en audio, dirigida por un instructor gnóstico en este enlace: https://www.samaelgnosis.net/xochipilli/practica4.html Capítulo 5. El Matrimonio y el Amor Tres cosas son las más importantes en la vida: nacer, casarse y morir. Es triste ver como hemos perdido, con el paso del tiempo, lo más importante por habernos ocupado en lo menos trascendente. Si rememoramos la historia del Arca de Noé, en ella veremos una alusión a los consortes, ya que una pareja de animales es la que entra al arca, siendo ésta el símbolo de salvación. Es decir, que es en el matrimonio como podemos encontrar la forma de redimirnos. Pero no basta con casarse y respetar el matrimonio, si bien esto es fundamental, se requiere de algo más. Si analizamos las medidas del arca veremos parte del misterio: 300 codos de largo, 50 codos de ancho y 25 codos de alto. Desde luego, no se trata de una nave espacial, como algunos sugieren, se trata, más bien, de una actitud a seguir, de un trabajo interno a realizar. 300 + 50 + 30 son 380 que, al sumarlos entre sí, nos da el número 11. Ahora bien, en cábala este número es la persuasión y el fuego sagrado. El 11 está compuesto de dos “unos”, o sea el varón y la mujer trabajando con el fuego sagrado del amor. «¡Cuán noble es el ser amado, cuán noble es la mujer, cuando en realidad de verdad están unidos por un vínculo de Amor! Una pareja de enamorados se torna mística, caritativa, servicial; si todos los seres humanos viviesen enamorados, reinaría sobre la faz de la Tierra la felicidad, la paz, la armonía, la perfección». [El Milagro del Amor. Samael Aun Weor]. Afinidad en los siete planos Existen siete planos en la naturaleza y en el ser humano. Éstos son: físico, vital, astral, mental, causal, conciencia y del Ser. En ocasiones, sólo existe atracción sexual, pero en la mente somos contrarios, tenemos diferentes formas de pensar, diferentes religiones, etc. No es que debamos pensar exactamente igual, pero, por lo menos, debe existir afinidad en las ideas, es decir, que se complementen unas con otras. Si estamos solteros, lo más indicado es que nos casemos con alguien que nos sea afín en todos estos planos de consciencia. Por ejemplo, que tengamos la voluntad dirigida al mismo lugar, que exista una comunión en pensamiento, emociones, etc. Los casados, con este pretexto, no vamos a justificar nuestros delitos diciendo: “En la gnosis me enseñaron que hay que ser afín en todo, y como no lo soy contigo, mejor nos separamos”. Lo anterior, es un desatino. Lo que hay que hacer es eliminar, desintegrar los defectos que nos hacen incompatibles, eso es todo. Conforme vamos trabajando en los defectos psicológicos, que impiden la armonía en las siete dimensiones, tendremos como resultado que cada día logremos mejorar la relación de pareja hasta conseguir una verdadera comunión de almas. Afirma el maestro Samael Aun Weor: “No hay cosas imposibles, sólo seres humanos incapaces”. Si nos proponemos, en verdad, conseguir esa unión, será con grandes super esfuerzos como podremos lograrlo. «En la India, el Amor ha sido siempre simbolizado por el cisne Kala-Hamsa, el cual flota maravillosamente sobre las aguas de la vida. Realmente, el cisne alegoriza, en forma enfática, las dichas inefables del amor. Observemos un lago cristalino, donde el cisne se desliza sobre las purísimas aguas donde se refleja el cielo. Cuando uno de la pareja muere, el otro sucumbe de tristeza, y es que el amor se alimenta con amor». [El Amor y el Sexo. Samael Aun Weor]. El Elixir de Larga Vida Afanosamente se buscó el elixir de la larga vida en la edad media. Ahora bien, se creyó encontrarlo en palabras mágicas, en conjuros secretos, en sustancias debidamente preparadas, en plantas muy difíciles de encontrar y en miles de cosas más. Hoy en día, inventamos sueros y medicamentos a los que les atribuimos propiedades casi mágicas, pero a pesar de tanto buscar y rebuscar, seguimos llenos de enfermedades. Inclusive, a pesar de tantos descubrimientos científicos, de todas maneras, morimos sin poder alargar, suficientemente, la vida. Hay que tener presente que lo hemos buscado en los lugares equivocados, hemos buscado fuera, cuando debemos buscarlo dentro. Las hormonas son las que nos dan la vida, éstas son elaboradas en esos pequeños micro laboratorios llamados glándulas. Existe una íntima relación entre las glándulas endócrinas con el amor y la sexualidad. «Cuando la pareja está en realidad de verdad enamorada, se producen dentro del organismo transformaciones maravillosas. El amor es una efusión o una emanación energética que brota de lo más hondo de la conciencia; esas radiaciones del amor estimulan a las glándulas endócrinas de todo el organismo, y ellas producen millonadas de hormonas que invaden los canales sanguíneos, llenándolos de extraordinaria vitalidad». [El Milagro del Amor. Samael Aun Weor]. Si, por ejemplo, nos observamos siendo personas grandes, de muchos años, nos sentiremos cargados de dolencias y enfermedades, pero si por alguna circunstancia nos llegamos a enamorar, nos podremos dar cuenta de que nuestro cuerpo físico se revitaliza. Y es que el amor hace que las glándulas endócrinas trabajen extraordinariamente, y, como resultado, se producen hormonas que generan vitalidad y energía. Por tanto, podemos estar seguros de que el elixir de larga vida consiste en aprender a vivir enamorados, no dejando escapar esa llama purísima en nuestro matrimonio, y si es que ya se ha ido, el trabajo que debemos realizar, en consecuencia, será rescatarla. Sexualidad trascendente Existen tres tipos de sexualidad: la inferior es la que practicamos la mayoría de la humanidad cuando adulteramos, vemos pornografía, violentamos los órganos creadores, etc. La sexualidad normal, cada vez más escasa, existe cuando sabemos respetar el matrimonio, cuando logramos tener un matrimonio estable, sin violencias y sin conductas sexuales inferiores. Ahora bien, existe una sexualidad superior donde es posible la transformación de las energías sexuales en el matrimonio. Además, con ella podemos regenerar nuestro cerebro y lograr un trabajo glandular estable. Por otra parte, a través de esta sexualidad es posible que florezca el amor y se alejen los divorcios y pleitos. De esta forma, es posible trabajar por lograr un matrimonio perfecto. «Un matrimonio perfecto es la unión de dos seres: Uno que ama más, y otro que ama mejor». [El Milagro del Amor. Samael Aun Weor]. Es toda una ciencia trascendental, y si estás interesado en aprenderla, ingresa a nuestros estudios de Gnosis. En lo que llamamos primera cámara se estudia a fondo esta ciencia milenaria que estuvo al alcance de un Beethoven, un Buda, un Quetzalcóatl, etc. El fruto prohibido del Edén sucedió cuando la humanidad de la época Lemur (tercer raza de la Tierra) practicaba ese tipo de sexualidad trascendental, pero los seres humanos de aquella época se vieron tentados a caer en la sexualidad de tipo inferior que todos practicamos hoy en día, y fue, precisamente, cuando comimos del fruto acerca del cual se nos dijo: “De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Por tanto, es necesario recapitular, volver a ver en el sexo algo sagrado. «El beso, en sí mismo (dado por muchos en forma morbosa), es, en realidad de verdad, la consagración mística de dos almas, ávidas de expresar en forma sensible lo que interiormente viven». [El Amor y el Sexo. Samael Aun Weor]. El beso no es algo que debamos confinarlo a lo meramente físico, es posible que logremos elevarlo más allá de lo material. Cuando estamos realmente enamorados hay cosas que no se pueden expresar con palabras, pero un beso logra resumirlo todo. «El acto sexual, es la consubstancialización del amor en el realismo psicofisiológico de nuestra naturaleza». [El Amor y el Sexo. Samael Aun Weor]. La consubstancialización sucede cuando dos substancias se vuelven una sola, sin diferencia alguna. Ahora bien, el ser humano no sólo está compuesto de cuerpo material, también tiene un aspecto psicológico y espiritual. Cuando realizamos el acto sexual, no como animalitos, sino como auténticos seres humanos, respetando lo sagrado de la sexualidad, el amor y todos los aspectos de la naturaleza humana pueden llegar a fundirse en una sola cosa. ¿Y los que no tenemos pareja? Ante todo, no hay que desesperarnos. Si somos jóvenes, debemos esperar a que la divinidad nos envíe nuestra pareja. En consecuencia, no hay que ser tan impulsivos, ni ponernos en oferta como si fuéramos una mercadería, los anuncios en las redes sociales o páginas de citas son un verdadero atentado contra el amor. “Solicito dama de tal edad, de tal religión, con tales características”, tales anuncios son un auténtico burdel en el mundo de la mente. Se ha dicho: “Matrimonio y mortaja del cielo baja”, esto quiere decir que hay que saber esperar, que para cada mujer hay un varón. También está dicho: “A Dios rogando y con el mazo dando”; por tanto, debemos pedir a la divinidad nuestra pareja, pero tenemos que realizar buenas obras por montones para merecerla. Si tenemos edad avanzada, tampoco es para desesperarnos. La vida es un instante eterno y en la medida en que nos preparemos, es que podemos prospectar nuestro futuro, lo que hagamos influirá de forma decisiva en nuestras futuras existencias. El tiempo es muy relativo, y si trabajamos intensamente, sobre nosotros mismos, es natural que podamos cosechar y encontrar, en el momento oportuno, en esta o en la próxima existencia, a nuestra pareja. ¿Y si nuestra pareja no está en la gnosis? Nuestra pareja no está cometiendo delito alguno. Debemos saber respetar la libertad de cada quien, de nuestros padres, hijos y, principalmente, de nuestra pareja. No es motivo de divorcio el que no crea en la Gnosis. Si queremos respeto hacia nuestra forma de sentir y pensar, debemos iniciar respetando a los demás. Cuando intentamos coaccionar la voluntad ajena (aún con buenos propósitos) caemos en el abismo de la magia negra. En todo caso, es el ejemplo el que arrastra, si verdaderamente cambiamos y dejamos de ser menos iracundos, criticones e impacientes, quien se dará cuenta de tal cambio será nuestra pareja y ésa es la mejor invitación a que se interese por estos estudios. Divorcio Hay mucha información sobre el tema en libros, autores, religiones, etc., pero en el fondo lo que queremos realmente es justificar nuestros delitos. Mejor es aprender al respecto con el maestro de maestros: Jesús. Él afirma, en forma enfática, que sólo se puede dar carta de divorcio por adulterio comprobado. «Pero, aquello de que, porque no se entienden, o como he visto por ahí avisos (he visto anuncios muy curiosos), una mujer se divorció del hombre por un solo motivo: ¡Porque el hombre roncaba mucho!». [El Cosmos Hombre. Samael Aun Weor]. La incompatibilidad de caracteres no es motivo de divorcio, ya que es posible cambiar el carácter, pero no el de la pareja, sino el nuestro, si nos lo proponemos. Gimnasio Psicológico Así como en el deporte, si disponemos de un gimnasio para entrenarnos, es obvio que obtendremos una mejor preparación. Ahora bien, de la misma forma hay gimnasios psicológicos que nos pueden preparar para auto conocernos y nos pueden ayudar a descubrir nuestros defectos para poderlos estudiar y eliminar. Es muy frecuente lamentamos por el hecho de que nuestra pareja es muy iracunda, que todo le molesta, y andamos quejándonos con todo el mundo de ello. Si actuamos así, es que no hemos comprendido la Gnosis. Ése es el lugar perfecto para auto descubrirnos, para auto conocernos, para identificar nuestros defectos. Ahora bien, cuando los descubrimos, tenemos la oportunidad de eliminarlos. Debemos tener en cuenta dos cosas muy importantes: Si vemos un defecto psicológico en alguien y eso nos cae muy mal, es porque, en realidad, lo tenemos nosotros, excesivamente, muy dentro. Es como afirma la física: “Los polos iguales se repelen”. Segundo, pero no menos importante, si nos señalan un defecto y nos molesta es porque, realmente, lo tenemos, pues si ese ego señalado no existiera en nuestro interior, lo que alguien diga no nos molestaría en lo más mínimo. Así que lo que necesitamos es dejar de protestar y aprovechar al máximo el formidable gimnasio psicológico que nos brinda el hogar. Con justa razón se le ha llamado a este camino: El Sendero del Hogar Domestico. Encontrar el camino secreto en la pareja El amor es la fuerza más poderosa del universo, nada puede contra ella, todo lo vence, todo lo protege, todo lo exalta. Cuando aprendemos a amar y disolvemos los agregados psicológicos que lo impedían, en consecuencia, hacemos un culto y una religión de eso que se llama amor, y ello nos conduce a la misma divinidad. Si somos capaces de amar, nos será posible encontrar el camino secreto en nuestra media naranja. Todos podemos hacer cosas geniales, llevar a cabo grandes obras y realizar gigantescas misiones en favor de la humanidad, pero aquéllos que tienen la dicha de tener a alguien con quien trabajar en tales empresas, poseen, en sí mismos, un gran regalo de Dios. «Observen ustedes que, junto a los grandes hombres, aparecen siempre las grandes mujeres: Junto al Buddha Gautama Sakyamuni, está Yasodhara, su bella esposa-discípula; junto al Divino Rabí de Galilea, aparece María Magdalena». «Obviamente, no sería posible para los grandes hombres realizar gigantescas labores como aquéllas que han permitido cambiar el curso de la historia, si no estuviesen acompañados a su vez por alguna gran mujer». «El amor, en sí mismo, deviene de lo ignoto de nuestro Ser; quiero decir en forma enfática, que dentro de nosotros mismos, allá en las profundidades más íntimas, poseemos nuestro Ser. Éste reviste características trascendentales de eternidad, éste es lo divinal en nosotros». «El amor, digo, es la fuerza que emana precisamente de ese prototipo divinal, existente en lo hondo de nuestra conciencia; es un tipo de energía especial capaz de realizar verdaderos prodigios». [El Milagro del Amor. Samael Aun Weor]. Práctica: Transmutación de la energía creadora Existen sistemas para transmutar la energía sexual en el matrimonio, pero esas son enseñanzas que se estudian en la primera cámara (siguiente nivel de estudios, una vez que se terminan las lecciones básicas de Gnosis). Ahora bien, a modo introductorio, en esta ocasión vamos a trabajar con un sistema de transmutación de las energías creadoras en meditación. Es importante tratar de conservar las energías creadoras, no malgastarlas, porque si queremos transmutarlas, primero hay que ahorrarlas. Nos iremos a la antigua China donde hace muchos años existió la orden sagrada del dragón amarillo. En aquellos tiempos, llenos de una extraordinaria espiritualidad dentro de los templos, los miembros de esta augusta orden acostumbraban sentarse formando un círculo. Ahora bien, su postura, al estar sentados, consistía en tener las piernas cruzadas y en ubicar el dorso de la mano derecha sobre la palma de la mano izquierda. Luego, en profundo silencio mental, a través de ciertos sonidos sagrados (mantram) y con ayuda de su imaginación creadora, lograban transmutar la energía sexual. 1. Relajamos cuerpo y mente (ver capítulos 1 y 2). 2. Nos concentramos en el Real Ser interior profundo y la Madre Divina particular, suplicando la trasmutación de la energía sexual. 3. Inhalamos profundamente, lentamente, imaginando que de las gónadas sube un haz de luz purísima, a lo largo de la columna espinal, hasta iluminar el cerebro, esto lo hacemos vocalizando mentalmente el sonido mágico (mantram) “Ham” (se pronuncia “jaaaaammmmm”). 4. Retenemos el aliento, siguiendo con la imaginación el ascenso de la energía creadora hasta el cerebro y su descenso hasta al corazón. 5. Exhalamos el aliento, corta y rápidamente, fijando la energía trasmutada en la conciencia. Al exhalar, vocalizamos verbalmente el sonido mágico (mantram) “Sah” (se pronuncia “saj”). 6. Repetimos los pasos 3, 4 y 5 por varios minutos. 7. Agradecemos la oportunidad de hacer esta práctica y la ayuda recibida en la misma. Puedes escuchar esta práctica en audio, dirigida por un instructor gnóstico en este enlace: https://www.samaelgnosis.net/xochipilli/practica5.html Capítulo 6. Xochipilli dios de las Flores Es mucha la ignorancia que prevalece hoy en día, pero nuestros antepasados del mundo entero tenían en su haber grandes enseñanzas que hoy son despreciadas y olvidadas. Éste es el caso de entender que la naturaleza no es algo muerto. Los habitantes del México antiguo, en el cenit de su civilización, sabían que cada flor o planta es el cuerpo físico de una criatura inocente de la naturaleza, los gnósticos llamamos a esos seres inocentes como elementales. Dado lo anterior, encontramos cerros humanizados en los códices, dándonos a entender que tienen alma, que tienen vida. Hace unas décadas todavía se tenía la buena costumbre de leerles a los niños cuentos de hadas para que durmieran. En cambio, ahora somos muy modernos y nuestros hijos duermen acurrucados con violentas series del crimen y novelas llenas de erotismo malsano. Nos estamos alejando de la belleza del alma de la naturaleza y en el pecado -como se dice popularmente- tenemos la penitencia. Una de las cosas que nos impiden conocer a fondo la sabiduría de los pueblos antiguos del mundo entero es, precisamente, que vemos al mundo como algo muerto. Cuando estudiamos a Xochipilli y a la maestra “Flor preciosa” (Xochiquétzal), penetramos en la sabiduría elemental de nuestra madre naturaleza y al hacerlo regresamos como el hijo pródigo y ella, nuestra madre nos acogerá dándonos infinita sabiduría. «Los dioses elementales de la naturaleza, tales como Huehueteotl, Tláloc, Ehecatl, Chalchiuhtlicue -la Ginebra de Tláloc-, Xochiquétzal, la diosa de las flores, etc., asisten al iniciado en sus operaciones de magia elemental a condición de una conducta recta». [Samael Aun Weor. Doctrina Secreta de Anáhuac]. Existen siete dimensiones fundamentales en la naturaleza con las cuales debemos familiarizarnos para comprender mejor estas enseñanzas sagradas. Las tres primeras (largo, ancho y profundo) forman el mundo físico que conocemos. En la cuarta dimensión es, precisamente, donde viven estas criaturas elementales que son el alma de cada planta, flor, árbol, río, montaña, nube y animal que existe. En el fuego se encuentran las salamandras; en el aire, los silfos y las sílfides; en el agua, las ondinas y nereidas; y en la tierra, los gnomos y pigmeos. Este mundo es el mismo Edén y es el hiperespacio de Albert Einstein. «En esa región etérica, en esa cuarta dimensión viven las criaturas elementales de la naturaleza y esto es algo que debemos comprender profundamente. A tales criaturas se les da el nombre de elementales, precisamente porque viven en los elementos». «Sepa usted mi querido amigo, que el fuego está poblado de criaturas elementales; entienda que el aire esta también densamente poblado por esa clase de criaturas y que el agua y la tierra, están pobladas por esos mismos elementales». «A las criaturas del fuego, desde los tiempos más antiguos, se les conocía con el nombre de Salamandras; a los elementales del aire se les designa con el nombre de silfos; a los seres del agua se les llaman ondinas, nereidas, sirenas, etc. etc.; a las criaturas que viven entre las rocas de la tierra se les bautizó con el nombre de pigmeos, gnomos, etc. Es ostensible que la forma de estas criaturas varía muchísimo». «Las criaturas del fuego, son delgadas y secas muy semejantes al chapulín o grillo, aunque de tamaño mucho más grande». «Las criaturas del aire parecen niños pequeños muy hermosos con rostros sonrosados como la aurora; los elementales del agua tienen diversas formas; algunas parecen como damas inefables, felices entre las olas del inmenso mar, otras tienen formas de sirenas-peces, con cabeza de mujer, y por último hay ondinas que juegan con las nubes o moran en los lagos y ríos que se precipitan entre sus lechos de rocas». «Los gnomos de la tierra, los pigmeos, parecen ancianos con su luenga barba blanca y continente ceremonioso. Ellos viven normalmente en las minas de la tierra o cuidan los tesoros que por ahí subyacen escondidos». «Todos estos elementales de la naturaleza son útiles en la gran creación; algunos animan el fuego, otros impulsan el aire formando los vientos, aquellos animan las aguas, estos otros trabajan en la alquimia de los metales dentro de las entrañas de la tierra». [Mirando al Misterio. Samael Aun Weor]. El mundo de los sueños es la quinta dimensión en donde el pasado, el presente y el futuro se hermanan en un eterno ahora. En la quinta dimensión se encuentra el mundo mental. La sexta dimensión es el mundo de las causas naturales o de la voluntad y es donde se encuentran los maestros regentes de los elementales como Xochipilli y “Flor Preciosa” (Xochiquétzal). En esta dimensión habitan seres que rigen todas las criaturas elementales de la naturaleza. La séptima dimensión es el mundo del Ser. Tenemos como regentes de los cuatro elementos, en la cultura hindú, a Varuna, Parvati, Agni, Kitichi y, en la cultura de México, a Tláloc, Coatlicue, Ehecatl y Huehueteotl. En la cultura egipcia Horus es un maestro genio elemental. La naturaleza es una gran maquinaria exacta que tiene su organización y equilibrios perfectos. Ahora bien, si existe una mecánica inteligente en ella, en consecuencia, tiene que tener sus mecánicos. Así como las piezas de un automóvil no podrían unirse por sí solas, así la naturaleza tiene sus maestros-ángeles regentes que la dirigen y organizan. Uno de estos grandes seres es el maestro “Flor Principal” (Xochipilli). Además, tenemos a la maestra ángel “Flor Preciosa” (Xochiquétzal). Ambos son grandes gurús iluminados que rigen la naturaleza entera con suma sabiduría, perfección y armonía. A su vez, estos maestros ángeles rigen a los elementales de la naturaleza. Centenares de nombres les hemos dado a través del tiempo; son los “tlaloques” encargados de repartir el agua, ayudantes del dios de la lluvia Tláloc; además, son los mismos “aluxes”, pequeños geniecillos de los mayas. «Las criaturas elementales de los vegetales antiguamente conocidos con los nombres de silvanos, dríadas, hamadríadas y faunos. Estos elementales de las plantas, que el médico gnóstico maneja, son los “dussi” de San Agustín, las “hadas” de la Edad Media’ los “Dore Oigh” de los galos; los “grove” y “maidens” de los irlandeses, y los “anime” de los sabios médicos gnósticos, de nuestros fraters “indios” de la Sierra Nevada de Santa Marta (Colombia). El insigne Maestro Paracelso da el nombre de “Silvestres” a los elementales de los bosques y de “ninfas” a los de las plantas acuáticas». [Medicina Oculta y Magia Práctica. Samael Aun Weor]. Los elementales son criaturas inocentes que realizan estudios en la naturaleza a los pies de sus dos grandes maestros ángeles: “Flor Principal” (Xochipilli) y “Flor Preciosa” (Xochiquétzal). Ahora bien, de estos maestros aprenden cosas inefables. Se debe señalar, además, que los maestros parecen ancianos venerables, inocentes niños o damas inefables como vestidas de novias. Cada familia elemental se especializa en algo, por ejemplo: los elementales de la canela trabajan con la alegría, la vitalidad y el optimismo; los elementales de la hierbabuena de menta se especializan en ayudarnos a recordar las vidas anteriores; los del naranjo, en la economía y simiente de todas las cosas; y el granado trabaja con la familia y la amistad. Por todo lo anterior, no es difícil imaginar cuánto poder puede encerrarse en un simple té, pero cuando aprendemos amar a la naturaleza y nos ponemos en contacto con ella, en consecuencia, la comprensión es diferente. «No está de más recordar que aún se conservan cantos a Huitzilopochtli, a la Madre de los dioses, al dios del fuego, a Xochipilli, el dios de la música, de la danza y del canto, a Xochiquétzal, a Xipetotec, el bendito Señor de la primavera, etc., etc., etc.» [Samael Aun Weor. Doctrina Secreta de Anáhuac]. Práctica: La Magia de las Rosas Los elementales que se encuentran en las rosas están relacionados íntimamente con el planeta del amor: Venus. Tales criaturas inocentes, que habitan en estas preciosas flores, tienen el poder de ayudar a curar las penas morales. “No sólo de pan vive el hombre”, nos dice el maestro Jesús. Esta afirmación es cierta ya que también nos afecta enormemente el trato que recibimos de los demás; la ingratitud, los malos tratos, las ironías, las palabras duras, etc. Ahora bien, si lo anterior no lo transformamos, a través de nuestros ejercicios gnósticos, esto puede dañar nuestro cuerpo y terminamos, en consecuencia, enfermándonos. Las emociones negativas que manifestamos generan somatización, es decir, vienen a afectar las partes más débiles de nuestro cuerpo y, entonces, tenemos dolores de cabeza, nos enfermamos del estómago, padecemos taquicardias, etc. Además, no está de más recordar la relación existente entre nuestros enojos y las úlceras. A veces se nos muere un ser muy querido y no podemos con ese dolor, en otras ocasiones nos traiciona el ser amado y eso nos causa estados de profunda depresión. Todo esto no lo curan ni en las mejores clínicas, no existe remedio alguno, pero en la Gnosis tenemos la magia de las rosas, la cual puede sanar nuestro corazón. Relaja el cuerpo y la mente como lo hemos aprendido en páginas anteriores. «Sobre una mesa se ponen tres vasos de cristal llenos de agua pura, y en cada vaso una rosa. Estos vasos se colocarán formando triángulo, al Norte, Oriente y Occidente. Cada vaso deberá ser bendecido por el mismo interesado, y éste se tomará tres vasos diarios de esta agua de rosas, en el siguiente orden: Antes del desayuno, el vaso del Oriente; antes del almuerzo, el vaso del Norte; y el antes de la comida, el vaso del Occidente». «Este tratamiento deberá ir acompañado de una súplica sincera al íntimo y a la Fraternidad Blanca, para que le ayuden a salir del dolor moral en que se encuentra. Con esta fórmula sostenida por varios días, se curará cualquier “pena moral”, por grave que sea. ¿Cuándo y en qué época ha hablado algún médico sobre los sufrimientos de índole moral?». «Cuántas personas mueren a diario y enferman a causa de sufrimientos morales y, sin embargo, es triste decirlo, jamás ha habido un compasivo que le entregue a la humanidad la fórmula exacta para curarse de penas morales. Son innumerables los casos de “suicidio”, y nunca había hablado nadie sobre la magia de las rosas». [Medicina Oculta y M. Práctica. Samael Aun Weor] Somos el hijo pródigo que se ha separado de la gran madre naturaleza, es hora de regresar a ella… Puedes escuchar esta práctica en audio, dirigida por un instructor gnóstico en este enlace: https://www.samaelgnosis.net/xochipilli/practica6.html Capítulo 7. El Culto a Xochipilli Interesante es que, a pesar de los siglos, el maestro Xochipilli es más real y vigente que miles de cosas que nosotros consideramos como verdaderas. Está aquí con nosotros tratando de ayudarnos, curarnos, consolarnos e iluminarnos. Es un precioso ángel, un ser divino que está más allá del bien y del mal. Se le invocó en el pasado, pero, aunque seamos muy modernos y nos hayamos olvidado de la sabiduría ancestral, él sigue asistiendo, al que lo sabe invocar, con el alma y el corazón. Vale la pena que recuperemos esa costumbre milenaria perdida por el polvo de los siglos. La oración consciente obra milagros cuando ésta es respaldada con acciones concretas por el bien de la humanidad más el trabajo diario por purificarse cada día. El maestro Xochipilli es equiparable al ángel Uriel del cristianismo que es un ser lleno de sabiduría y poder. Xochipilli y la fuerza de los niños El culto a Xochipilli es un arte y una ciencia que debemos reivindicar. Por otra parte, tenemos la oportunidad de rescatar, en forma práctica, las enseñanzas ancestrales que, oportunamente, el maestro Samael Aun Weor nos entregó en su libro: Magia Crística Azteca. «En los Calmécac -"calli": casa; "mecatl": cuerda, lazo, corredor largo y estrecho en las habitaciones interiores de un edificio- tenía lugar una ceremonia ofrecida a Xochipilli». Los Calmécac eran las escuelas en donde se preparaban los altos dignatarios, los guerreros y los sacerdotes. En esas academias esotéricas se practicaban ceremoniales al maestro Xochipilli. Ahora bien, hablamos de que eran academias esotéricas, puesto que un verdadero guerrero no trata de luchar contra otras personas, sino que combate contra el enemigo más terrible: su propio ego. «Once niños, todos hijos de nobles, ejecutaban cantos y danzas en círculo en las cuales daban tres pasos hacia adelante y tres pasos hacia atrás, seis veces, al mismo tiempo que agitaban graciosamente sus manos». En una de esas ceremonias mágicas se reunían once niños, indicándonos, de forma precisa, que nuestra mente debe hacerse como la de un niño, es decir, debemos acabar con las intrigas, malos pensamientos, lascivias, violencias, prejuicios y preconceptos. Al decir hijos de nobles no se refiere a gente adinerada o con cierta jerarquía social. Lo anterior, está bien definido por Buda cuando dice: “Haz una isla de ti mismo. Esfuérzate enseguida; conviértete en sabio. Purificado de contaminaciones y sin pasiones, penetrarás en el celestial estado de los Nobles”. Por tanto, podemos darnos cuenta que habla de un estado interior y no exterior. «Un niño, arrodillado frente al fuego que ardía en el altar, oraba silenciosamente por el pan de cada día y otro niño permanecía parado en la entrada del templo haciendo guardia. Esta ceremonia duraba tanto como las danzas infantiles y debía celebrarse en la primera noche que apareciera en el cielo la fina hoz plateada de la Luna nueva». Todo el ceremonial es una verdadera cátedra para nuestra conciencia. El niño orando simboliza que hay que desarrollar la fe consciente y el niño haciendo guardia representa el respeto que debemos tener por las cosas sagradas. La veneración y el respeto nos abren las puertas a las dimensiones superiores de la naturaleza. «El director del Calmécac de pie entre el niño que oraba y los danzantes, dando frente al altar, con el rostro impasible como el de Xochipilli, recogía las vibraciones de la oración infantil, las de los cantos, las de las danzas, y levantando sus manos oscuras hacia el cielo, que ahora antojábase una flor, pronunciaba quedamente la mística e inefable palabra que designa, define y crea, y que los niños pronunciaban en coro: Danter-Ilomber-Bir. ("Si no os hiciereis como niños no entraréis en el Reino de los Cielos". Mateo 18,2-4). Pero no glotones, díscolos y groseros como algunos niños, sino como aquellos humildes y confiados en sus padres que les dan todo lo que han de menester». La oración infantil tiene grandes poderes para atraer cosas beneficiosas a la humanidad, pero debemos hacerla con verdadera consciencia y concentrados, perfectamente, en lo que estamos haciendo. Al mismo tiempo, nos enseña acerca de recobrar la inocencia perdida, de ser menos complicados, de ser más sencillos en todo lo que realizamos. «Sabiduría es amor. Xochipilli mora en el mundo del amor, de la música, de la belleza. Su rostro sonrosado como la aurora y sus rubios cabellos le dan una presencia infantil, inefable, sublime. El arte es la expresión positiva de la mente. El intelecto es la expresión negativa de la mente. Todos los adeptos han cultivado las bellas artes». La música clásica compuesta, magistralmente, por Beethoven, Mozart y Wagner, las esculturas hechas por los mayas, Praxíteles o Miguel Ángel, las pinturas de Leonardo Da Vinci, etc., dejan grandes enseñanzas, en nuestro centro emocional, que el razonamiento nunca nos podrá entregar. Es importante que dentro de la enseñanza que tengamos, le demos su lugar al arte trascendente, ya que éste lleva conocimientos a las partes más profundas de nuestra propia naturaleza. Por tanto, el conocimiento debe abarcar el intelecto, las emociones y la parte motora. «Los viernes, de 10 p.m. a 2 a.m., se puede invocar a Xochipilli. Él hace girar a favor de quienes se lo piden y lo merecen la Rueda de la Retribución. Pero él cobra todo servicio, él no puede violar la ley». Cualquier momento es bueno para que pidamos ayuda. Ahora bien, cuando lo hacemos, desde lo profundo de nuestro corazón y con mucha fe, siempre obtendremos una respuesta. Desde luego, hay momentos propicios para todo, y los viernes de las 10 de la noche a las 2 de la mañana es un horario especial para que llamemos al maestro Xochipilli. Este tipo de llamados debemos hacerlos con el cuerpo y la mente relajados, en un estado de atención consciente, existiendo en el aquí y en el ahora. «En el interior del templo del Sol, los Caballeros Ocelotl y los Caballeros Cuauhtli, ataviados con yelmos en forma de cabezas de tigre y águila, todos con penachos de plumas de quetzal en la nuca, símbolo de la lucha que en la tierra tenían que sostener contra el mal; llevando en una de sus manos un ramos de rosas y en la otra la macana forrada con piel de tigre y plumas de águila, símbolo de poder; en sus muñecas brazaletes y en sus pantorrillas canilleras, celebraban otra ceremonia el primer jueves de Luna nueva». Otra ceremonia, dedicada al maestro Xochipilli, se llevaba a cabo en el interior del templo del Sol, pero ésta era realizada por los guerreros jaguar y guerreros águila, verdaderos estudiantes gnósticos que, día a día, luchan contra las fuerzas tenebrosas que se encuentran en nosotros mismos. Indicándonos que todo aquel sincero que luche, en contra de sus defectos psicológicos, es un perfecto candidato para llamar a esta clase de maestros. Lo anterior, ya que reconocen su miseria interior y demuestran que anhelan cambiar. «En ella había danzas y cantos rituales, y uno de los Tlamatinime (espejo horadado en sí mismo, órgano de contemplación, visión concentrada del mundo de las cosas) cerraba la ceremonia con la siguiente oración: "Señor por quien vivimos, dueño del cerca y del lejos, con alegría te damos gracias por Nuestro Señor Quetzalcóatl, quien con el sacrificio de su sangre y la penitencia hizo que entrara en nosotros tu vida. Haznos fuertes como él, haznos alegres como él, haznos justo como él". -Así sea- decían todos en coro». Hermosa oración que cerraba las ceremonias antiguas. Ahora bien, nosotros también la podemos usar para cerrar alguna práctica esotérica, realizar alguna ayuda a la humanidad o para alguna disciplina o austeridad como las que se hacían en el pasado, ya que esta plegaria está llena de conocimientos preciosos. La chispa inmortal, de la cual venimos, es nuestro Real Ser Interior profundo, nuestro Padre que está en secreto y cada uno de nosotros tiene el suyo propio; además, es llamado: “Aquél por quien vivimos” (Ipalnemohuani). Así que en esta oración nos dirigimos a él, quien, indudablemente, está en todo lo existente, en todo lo creado, por eso es dueño del cerca y del lejos. Quetzalcóatl es el cristo mexicano que representa la fuerza maravillosa del amor que todo lo sustenta. Ahora bien, las tradiciones milenarias afirman que hizo un auto sacrificio, que se punzó su órgano creador (símbolo de que hay que eliminar la pasión animal, no se refiere a algo físico) y de la sangre emanada, y con los huesos de los antepasados hechos polvo (eliminación de nuestros defectos psicológicos) creó al ser humano actual. Por lo que el sacrificio de su sangre y la penitencia aquí explicada, es la manera como se puede dar forma al ser humano verdadero. Entonces convocamos a la sabiduría representada en “Aquél por quien vivimos” (Ipalnemohuani) y a la fuerza del amor (Quetzalcóatl), para que juntos logren el milagro de nuestra redención. Por tanto, debemos hacernos fuertes como el amor lo es, lograr el propósito de manifestar la alegría de nuestra alma y que la ley divina sea nuestra guía en lo que realicemos. Xochipilli y la ley del Karma Existe una ley que mantiene en equilibrio al universo y se le conoce en el oriente con el nombre de karma; este término significa: ley de causa y efecto. Ahora bien, el maestro Jesús se refiere a esta ley en la enseñanza de la siguiente parábola: “Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido” (Mateo 7:2). Todo lo que hacemos tarde o temprano lo tendremos que pagar, y con mayor razón aquellas acciones dañinas que hemos cometido. Por otra parte, todo lo bueno que hagamos, también será recompensado. Nada queda sin ser equilibrado. Entonces el mejor de los negocios es que realicemos buenas obras, ya que, de esta manera, pagamos las deudas que debemos, de ésta o de pasadas existencias. El maestro Xochipilli puede auxiliarnos en diferentes aspectos de nuestra vida, pero los maestros no actúan fuera de la ley divina. La ley del karma está sobre toda petición siempre. «Xochipilli, el dios azteca, hace siempre sus negocios con el número cabalístico 10. Esta es la Rueda de la Fortuna, la rueda de las reencarnaciones y del Karma, la rueda terrible de la retribución. Quien quiera invocar a este maestro debe lavarse primero las manos con agua pura». [Magia Cristica Azteca. Samael Aun Weor]. Al decir que primero debemos lavarnos las manos, no es algo literal, se refiere a que primero debemos tratar de conducirnos en nuestra vida rectamente. Hacer lo posible por ganarnos la vida de una manera honesta, de no estafar a la gente, de no mentir. Estos maestros lo que piden es que trabajemos sobre nuestros defectos tratando de eliminarlos y que ayudemos a los demás desinteresadamente. «Xochipilli puede hacer girar la rueda de la retribución a tu favor». [Magia Cristica Azteca. Samael Aun Weor]. No se puede solicitar cosas deshonestas, ya que estos maestros son seres divinos, pero si podemos solicitar iluminación, salud, protección, etc. Cuando estemos agobiados por las consecuencias kármicas de lo que en el pasado hemos hecho negativamente, el maestro puede intervenir, haciendo girar la rueda de la retribución a nuestro favor, a cambio de que hagamos muchas buenas obras a la humanidad. Runa Hagal Es posible ponernos en contacto con los maestros-ángeles de la naturaleza, como “Flor Principal (Xochipilli) o “Flor Preciosa” (Xochiquétzal), utilizando un poco la gran gramática cósmica. Las runas nórdicas tienen en realidad un origen remoto y tienen un gran conocimiento trascendental. La runa “Fa” se relaciona con el fuego sagrado que debemos despertar; la runa “Is” está relacionada con los misterios de la Madre Divina; la runa “Not”, con la ley de causa y efecto; y la runa “Hagal”, con las fuerzas elementales de la naturaleza. Son caracteres muy antiguos que tienen el poder de ponernos en contacto con la enseñanza que representan. Por tanto, si trazamos la runa Hagal en un papel y meditamos profundamente en uno de estos maestros ángeles para pedirles ayuda con los elementales de la naturaleza, podremos solicitarles que protejan nuestro hogar o que nos brinden alegría, luz, sabiduría, bondad, comprensión y amor. «A través de la meditación podéis entrar en contacto con los dioses de los elementos. Trazad la Runa Hagal sobre un papel en blanco y concentrad luego la mente en cualquier de los cuatro dioses principales de los elementos. Llamadlos en vuestro socorro cuando sea necesario. Comentario final. ¿Cómo poder olvidar a Xochipilli el dios de la alegría, la música, la danza y las flores, entre los aztecas?» [Curso Esotérico de Magia Rúnica. Samael Aun Weor]. Práctica: Invocación a Xochipilli Entre el viernes (después de las 10 de la noche) y el sábado (antes de las 2 de la mañana) podemos llamar al maestro Xochipilli relajando completamente nuestro cuerpo y nuestra mente, concentrándonos profundamente en el maestro y llamándolo con todas las fuerzas de nuestra alma y corazón. Podemos prepararnos para tal invocación dedicando, por ejemplo, un mes o más de meditaciones diarias en la comprensión y muerte de nuestros defectos psicológicos. Por otra parte, como una verdadera ofrenda, de entre las tradiciones milenarias, podremos extraer algunas recomendaciones para su invocación como se solía realizar en la fiesta que se celebraba en su honor llamada: “La fiesta de las flores” (Xochilhuitl), que sabiamente nos describe el maestro Samael Aun Weor en su libro: Magia Crística Azteca. «La vulgo religión nahua celebraba la fiesta a Xochilhuitl en la cual, durante los cuatro días que la precedían, era obligatorio comer solamente panes de maíz sin sal una vez al día y dormir separados de sus mujeres los casados». Incuestionablemente, se nos sugiere que haya entusiasmo místico, que con varios días previos al evento nos preparemos como si fuera una fiesta, pero de tipo espiritual, que durante unos días no seamos tan glotones, que no despilfarremos nuestras energías creadoras, que hagamos de este evento algo muy especial. «Al quinto día, públicamente se ofrecían a Xochipilli danzas y cantos acompañados de Teoamoxtli y tambores, ovación de flores recién cortadas y panes con miel de abejas en los cuales se ponía una mariposa de obsidiana, símbolo del alma del creyente». No está demás afirmar que los maestros actúan siempre de acuerdo con la ley, nunca cumplen peticiones egoístas o caprichosas, cada petición realizada por nosotros es pesada en una balanza; de un lado colocan nuestra petición y del otro, las buenas obras que hemos hecho, desinteresadamente, por los demás. Si se inclina a nuestro favor, el maestro Xochipilli puede entonces ayudarnos, pero si no se inclina, habremos de aceptar el veredicto solemne de la ley. El día de la invocación debemos rodearnos de la música de los grandes maestros como Beethoven, Mozart, Wagner. Además, debemos rebosar de alegría, que esté todo rodeado de flores recién cortadas, limpieza, meditación y mantrams sagrados. Desde luego, debemos alimentarnos ese día con panes con miel de abejas. Por último, podríamos conseguir mariposas de obsidiana para representar nuestra alma. Es muy recomendable que realicemos una lectura consciente de las “Escrituras Sagradas” (Teoamoxtli), ya que éstas son de gran ayuda para nuestra esencia y contienen el camino interior descrito. "Flores y cantos son lo más elevado que hay en la Tierra para penetrar en los ámbitos de la verdad". [Magia Cristica Azteca. Samael Aun Weor]. Puedes escuchar esta práctica en audio, dirigida por un instructor gnóstico en este enlace: https://www.samaelgnosis.net/xochipilli/practica7.html Epílogo Hemos buscado, a través de todas las edades, el secreto para la felicidad, para la salud, para acabar con las guerras y para que exista armonía en el hogar. Ahora bien, hemos buscado la solución a todo esto en lugares equivocados, ya que es el amor la fuerza que puede transformar al mundo y al ser humano. La sabiduría antigua no ha dejado de tener vigencia, todos los pueblos del mundo, en su época de esplendor, sabían que en el amor se encuentra la clave de la salvación. El cisne Kala Hamsa de la India milenaria, Osiris e Isis entre los egipcios, los actos heroicos de Perseo por rescatar a Andrómeda, Marte bajando al infierno para conquistar el corazón de Venus y, desde luego, Xochipilli y Xochiquétzal en México; todos ellos nos hablan acerca de aprender amar. Necesitamos convertirnos en auténticos guerreros jaguar y luchar contra todo lo podrido y degenerado de esta época. Además, debemos desarrollar el valor auténtico para luchar contra el eterno enemigo de la noche, esos defectos que nos impiden amar. En consecuencia, es necesario transformarnos en guerreros águila desarrollando una espiritualidad exquisita que nos permita aprender acercarnos al amor. Jesús, el maestro de maestros, nos invitó a desarrollar el amor en lo profundo de nuestra alma y corazón. Ahora bien, este llamado no es para todos. Hay que tener presente que los muchos siguen el camino de menor resistencia, sólo las águilas rebeldes, las grandes almas, los que están cansados de esta perversa civilización, pueden y deben luchar por hacer carne y vida las palabras de este insigne maestro. La sabiduría de nuestros antepasados no ha perecido, ni los maestros-ángeles que la entregaron. Por tanto, es momento de rescatar esas enseñanzas y hacernos uno con ellas. Armémonos con el escudo de Quetzalcóatl, la estrella de la mañana, la fuerza maravillosa del amor, y avancemos siempre hacia adelante, caminando con paso firme y decidido hasta lograr eliminar todos los errores psicológicos que nos impiden amar y, finalmente, alcancemos la felicidad. «Realmente, el Amor, en sí mismo, es el extracto de toda sapiencia. Escrito está que la sabiduría, en última síntesis, se resume en amor, y el amor en felicidad». [El Amor y El Sexo. Samael Aun Weor]. Glosario En náhuatl Palabras en la antigua lengua de México, el náhuatl, esta palabra quiere decir: “lengua suave o dulce”. Anáhuac: (situado entre las aguas) Nombre dado a las antiguas tierras de México, ya que, al fundarse en un lago, quedó la ciudad entre las aguas, como Venecia. Calmécac: (Casa del Morador) Escuela donde se preparaban los sacerdotes, altos guerreros y nobles. También se traduce como Calli (casa) Mecatl (mecate, cuerda), debido a corredores que tenían estas escuelas de misterios gnósticos. Ipalnemohuani: (Aquél por quien vivimos). La divinidad en su aspecto de incognoscible, no manifiesto, la raíz de todo lo creado. Iztaccíhuatl: (Mujer dormida) Volcán junto al Popocatépetl. Mexica: (gente de México), nombre dado a los antiguos pobladores de México. También suele usarse el termino Azteca (gente de Aztlán), siendo Aztlán (lugar de pureza o de garzas) el origen de donde vinieron, de acuerdo a la gnosis se trata de un lugar dentro de la cuarta dimensión. México: (En el ombligo de la luna). Saliendo de Aztlán (lugar de pureza o garzas) se ordenó dirigirse a un lugar donde un águila estuviera devorando una serpiente, ese lugar fue encontrado en el Lago de Texcoco. Este lago tenía la forma similar a un conejo, parecido a su vez a los cráteres de la luna, (en el libro de “El Nacimiento de Colibrí Zurdo”, se explica esotéricamente: México, mexica, azteca y Aztlán). Popocatépetl: (Cerro humeante) volcán milenario que se encuentra en el valle de México. Símbolo de las fuerzas magnéticas masculinas. Quetzalcóatl: (Serpiente emplumada) maestro que entregó la enseñanza en México, semejante a Buda, Jesús, Krishna. Es también símbolo del Cristo íntimo. Tamoanchan: (lugar del descenso), lugar paradisíaco, lleno de flores, donde crece un árbol especial, el cual basta con que los enamorados toquen sus hojas, para ser felices para siempre. Teoamoxtli: (escritura sagrada) escritura religiosa, libro sagrado. Tlamatinime: (hombre sabio) filósofos iniciados quienes se encargaban de instruir la sabiduría gnóstica. Tonatiuh: (El que calienta, el que ilumina), el dios Sol, símbolo de la divinidad entre los pobladores de México y también de nuestro espíritu divino. Xochilhuitl: (Fiesta de las flores), fiesta dedicada al dios Xochipilli. Xochipilli: (Principal Flor) dios del amor, la danza, el canto, la agricultura. También se traduce como: Príncipe de las Flores, Noble Florido, Flor preciosa, Flor Noble, Flor Pequeña. Xochiquétzal: (Flor preciosa) diosas de las flores, de las artes, de la belleza y del amor. Se traduce también como “Flor Hermosa” o “Quetzal Florido”. Xóchitl: (flor). Signo de la belleza espiritual y de la alegría del alma. Otras palabras en otros lenguajes. Chakra: sánscrito (disco) centro magnético situado en las glándulas y plexos, al desarrollarlos nos confieren sentidos perdidos, facultades. Jesod: hebreo (fundamento) novena esfera en el árbol de la vida. Corresponde al mundo etérico o vital y se relaciona con los órganos creadores. Karma: sánscrito (causa y efecto). Ley cósmica que rige todo lo existente, equilibrando todo lo que hacemos. Cada efecto tiene su causa, si uno daña a alguien, más tarde cosechará eso que sembró. Mantram: sánscrito (palabra de poder). Sonidos sabiamente unidos que tienen la capacidad de relajar la mente, de desarrollar una facultad, de despertar consciencia en el mundo de los sueños, etc. Osiris: egipcio (ser bueno, dador de vida). Divinidad egipcia, representación del Ser interior, junto a su esposa Isis, conquisto muchas tierras con su sabiduría, bondad y amor. Runa: escandinavo (secreto). Alfabeto que realmente deviene de la raza primera del mundo (la raza Polar). Cada glifo tiene una enseñanza muy profunda relacionada con los diversos elementos para auto realizarnos. Bibliografía Información consultada en el año 2019 en el portal www.samaelgnosis.net Libros del maestro Samael Aun Weor Doctrina Secreta de Anáhuac. Capítulo 15 Los Elementales. El Libro Amarillo. Capítulo 1 El Amor. Educación Fundamental. Capítulo 8 El Amor y Capítulo 11 Sabiduría y Amor. Matrimonio Perfecto. Capítulo 1. El Amor. Matrimonio Perfecto de Kínder. Capítulo 1. El Amor. Magnus Opus. Capítulo 4 La Madre Cósmica. Magia Cristica Azteca. Monografía 15 Las Secretas Enseñanzas de los Nahuas y Monografía 17 Netzach. Rosa Ígnea. Capítulo 19 La Mujer. Conferencias del maestro Samael Aun Weor: El Amor y el Sexo. El Eterno Femenino El Matrimonio y el Amor. El Milagro del Amor La Santa Predestinación Índice INTRODUCCIÓN CAPÍTULO 1. “FLOR PRINCIPAL” XOCHIPILLI CAPÍTULO 2. “FLOR PRECIOSA” XOCHIQUÉTZAL CAPÍTULO 3. LA DOCTRINA DE XOCHIPILLI CAPÍTULO 4. XOCHIPILLI DIOS DE LA MÚSICA CAPÍTULO 5. EL MATRIMONIO Y EL AMOR CAPÍTULO 6. XOCHIPILLI DIOS DE LAS FLORES CAPÍTULO 7. EL CULTO A XOCHIPILLI EPÍLOGO GLOSARIO BIBLIOGRAFÍA