El Campo de la Bola Religiosa

El Campo de la Bola Religiosa. La Quemada

En una Zona sagrada, como “La Quemada”, donde encontramos todos los elementos para lograr nuestra auto realización, no podría faltar “El Campo de la Bola Religiosa” –mal llamado juego de pelota-. Donde es posible hallar el drama, el arte, la escenificación del trabajo interior, con el fin de instruir al centro emocional, ese era el objetivo de tales movimientos ritualísticos llevados a cabo en este ceremonial sagrado.

Debe establecerse una lucha entre las fuerzas del bien (o del Ser) y las del mal (de nuestros agregados psíquicos), esta lucha se establece en nuestra vida, a cada instante y en todo momento. Pero, la lucha más terrible es cuando tratamos de dominar nuestras pasiones animales. Ese combate es en nuestro universo interior y aquél que vence tiene el honor (simbólicamente hablando) de ser decapitado (de desintegrar sus defectos) y así tener la dicha de ver a los Dioses (de tener estados de conciencia superiores).

Por lo que ni era un juego, ni se decapitaba gente. Es la forma que encontraron los sabios pobladores de “La Quemada” para educar sabiamente a la conciencia de sus aspirantes al camino, sobre el trabajo que debemos realizar para lograr la liberación interna.

Para darnos cuenta de esta tremenda realidad, leemos en el Popol Vuh (El Libro del Consejo, libro sagrado de los mayas), que se establece en el Campo de la Bola Religiosa, todo el escenario principal del capítulo de los Señores Ahpú (los magos o valores del Ser), en contra de los Señores de Xibalbá (demonios símbolo de nuestros defectos psicológicos), estudiar profundamente este libro sagrado nos muestra que nada tiene que ver con muertes físicas, ni juegos para entretenerse, sino que es mucho más elevado, un trabajo solo para quienes verdaderamente quieren cambiar.

Al extremo de este Campo de la Bola religiosa se encuentra la Pirámide Votiva o del Sol, símbolo de la Verdad, de la sabiduría, de todo lo que podemos alcanzar, si nos proponemos en verdad a luchar contra sí mismos.

El Aro colocado en las paredes de este campo ceremonial, son el símbolo de las fuerzas creadoras femeninas, la pelota es el símbolo de las fuerzas creadoras masculinas. Por un lado representando las fuerzas en equilibrio del universo y la naturaleza, por el otro el sabio uso de las energías que nos trajeron al tapete de la existencia.

Resulta curioso que nosotros llamemos salvajes a quienes tenían un alto sentido de veneración y respeto por la naturaleza y la vida, y que a través de un arte regio lograron entregar una sabiduría inmortal. Si a ellos les llamamos salvajes, cómo nos podríamos llamar nosotros, que tenemos espectáculos tan crueles como el Box, los toros, las luchas, las peleas de perros o de gallos, donde en lugar de instrucciones elevadísimas espirituales, tenemos un teatro falso y morboso, una sociedad donde emocionalmente nos educamos con programas de televisión violentos y lujuriosos.

Es obvio, que lo que nos separa de las enseñanzas que ellos entregaban a través del Campo de la Bola religiosa es un tremendo abismo, solamente franqueable si ponemos todo nuestro empeño y fe en morir en sí mismos.

Instructores Gnósticos: Lupita Rodríguez  y Jenaro Ismael Reyes Tovar.  Comisión Cursos Internet y Painalli

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