La Meditación y las drogas

Sacerdote maya  en meditación

Cuenta la leyenda en El Sutra de la Flor, que el Buda reunió a sus discípulos con el afán de comunicarles algo importante. Ellos acudieron y se sentaron a su alrededor. El Buda tomó una pequeña flor y la giró entre sus dedos sin decir una palabra a sus alumnos. Solo un discípulo iluminado sonrío ante esto y se retiró del lugar.

Un maestro Zen se encontraba en su lecho de muerte. Decidió comunicar a la congregación de monjes del templo la naturaleza exacta del Buda. Los hizo llamar a todos. Cuando estuvieron presentes dijo el maestro ¡Atención! …Esperaron rato y no dijo nada. Le preguntaron de nuevo llenos de mucha ansiedad "dinos el ejercicio esencial" "dinos la naturaleza del Buda" el maestro replicó ¡Atención! Pocos comprendieron el mensaje.

A lo largo de toda su obra, el VM Samael, enfatiza, insiste en la urgencia, en lo impostergable que resulta el desarrollo del recuerdo de sí y de la auto observación sicológica de instante en instante.

Se trata de desarrollar el estado contemplativo completo, un estado de conciencia de nuestra propia mente, viviendo la vida en primera persona, alertas de nuestro cuerpo, de nuestras emociones, de nuestros pensamientos y de los eventos que ocurren.

 Sin hacer valoraciones, sin justificaciones o escapes al pasado, sin fantasear con el futuro. Solo la fascinación por el desenvolvimiento de las cosas, recobrar el estado infantil de asombro ante la brisa soplándonos la cara, ante el insignificante rayo de luz que se cuela entre las hojas, ante los detalles mínimos del viejo piso de nuestra casa…

Nunca ha de confundirse lo mismo con una santurronería o una ridícula postura mística ante la vida, se trata de atención libre del yo.

La meditación es el estado de la más total atención

"Bebemos el vino de la meditación en la copa de la más perfecta concentración" VM SAW

Las drogas se presentan en el extremo opuesto, conducen al estado mental más disperso, evasivo, desordenado y caótico.

Se dice en psiquiatría, que la drogadicción como tal es un síntoma, es una manifestación de otra condición mental.

Nuestro día a día se desarrolla atribulado, somos arrastrados como papel inerte al viento, presas y víctimas de todas las circunstancias.

El trabajo y sus intrigas, nuestros cotidianos apuros económicos, aquella vieja herida sentimental que nos negamos a soltar, la frustración a nuestros anhelos materiales, relaciones sentimentales y de pareja tormentosas, la obsesión con nuestros enemigos, nuestros traumas e inseguridades que nos congelan la palabra y la acción, la infantil alegría por el coche nuevo que compraremos o por la nueva "tele"...

Todo se conjura en un presente retorcido donde estas cosas se conforman como la única razón de la existencia, como la razón de ser de cada día. Esto genera – siempre – un estado de ansiedad permanente, que se exterioriza en un consumismo paradójico o en el refugiarse en las drogas. Sin la transformación de las impresiones, sin el estado de ATENCIÓN, la ansiedad puede volverse tan insoportable como peligrosa.

Sobre el alcoholismo, dice el VM Samael, que este se constituye como el azote de la clase proletaria como una salida de escape a la angustia económica.

Los infernales palimpsestos alcohólicos (estado en que el cerebro no puede ya guardar recuerdos, y la persona experimenta largos períodos de olvido, de cero recuerdos mientras estuvo intoxicada por el alcohol) en los que el alcohólico actúa movido exclusivamente por la libre asociación de ideas – cual en la peor pesadilla – y por todo tipo de automatismos, solo pueden recordarnos un perfecto estado infernal en perfecta sincronía con los círculos Dantescos.

Las dimensiones superiores e inferiores de la naturaleza están aquí y ahora, son un espectro omnipresente donde se penetran y compenetran sin confundirse.

Este mismo es el refugio de la oculta ansiedad y frustración de los ilusos de la espiritualidad, se arrastran montados sobre todo tipo de argumentos tipo "chamanistas" a buscar las drogas con una finalidad superior o espiritual (plantas alucinógenas o psicodélicas)

Hay que recordar, que si bien las drogas contenidas en algunas plantas (elementales) pueden producir un estado de conciencia alterado, también lo hacen en la franja inferior del plano astral, por donde circulan los magos negros, los elementarios, las larvas astrales, los espectros de los difuntos.

Conducen a la cloaca de las pasiones humanas depositadas en el astral. El ego pluralizado no se desintegra con las drogas, sino a base de supremo trabajo y de grandes súper esfuerzos. 

Esta evasiva puede conducir solamente hacia la idiotez. Se ha comprobado por medio de Resonancia Magnética y de estudios psicométricos, que el cerebro y las funciones cerebrales superiores de los alcohólicos y drogadictos se ven reducidas a expensas de la muerte de millones de neuronas.

Es indispensable comprender las causas de nuestra ansiedad en nuestro cotidiano vivir. No se puede dejar un minuto más, sin desarrollar la atención a través del recuerdo de sí y de la auto observación psicológica. Debe de volverse un estado meditativo continuo.

Es posible además de necesario y apremiante, meditar a lo largo del día. Debemos meditar cuando viajamos en el autobús, cuando trabajamos, cuando caminamos por una acera, inmersos en una plaza pública…

Este tipo de meditación "corta" o "pequeña" puede llegar a hacerse diez o veinte veces a lo largo del día. Importa la calidad, no la cantidad. Unos segundos, uno o dos minutos  de una profunda, lenta, vital y consciente inhalación, retenemos el aire al tiempo que nos ubicamos en este delicioso presente; solamente conscientes del presente en toda su crudeza, sin pensamientos, con los ojos abiertos o con los ojos cerrados, sin juzgar, sin analizar, sin pensar, sin esperar resultados, solo observando, alertas del entorno, de nuestros pensamientos y de nuestras emociones.

Estos pequeños momentos deben de plagar nuestro día a día, particularmente en ocasión de las situaciones más adversas, difíciles, injustas, ominosas, confusas. No pueden tomarse estas líneas sino con apremio.

Hay que disecar nuestra ansiedad en lo cotidiano, hay que analizar a profundidad nuestra frustración. Y estas causas deben ser reducidas a polvareda cósmica mediante la comprensión y la confrontación lógica. Se trata solamente de concreciones, cosas a las que les damos valor y existencia real sin que la tengan.

La oración consciente a nuestra divina madre es otro supremo acto de atención. Así nos liberamos de cualquier destino torcido que nuestro ego le dé a la ansiedad y la insatisfacción, particularmente el peligroso camino de la evasión de la realidad a través de las drogas.

Enviado por Rafael Peralta, El Salvador, San Salvador.

Quien tiene muchos vicios tienes muchos amos. Plutarco

Fotografía: Sacerdote en meditación. Chichén Itzá México.

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