Gnosis y Poesía

Pecados Capitales

Jesucristo

Ahora quiero que vuele mi pensamiento

que transite sereno por todos los confines

quiero que rebase impasible toda talanquera

quiero muy sereno y por esta vez siquiera

que mis palabras lleguen sin falsos corbatines

bien vale la pena aprovechar este momento

para librar el alma de la forma pendenciera

de cierto que este no es un asunto cualquiera

en la vida se requiere permanecer muy atento

invocar siempre a los venerables hermanos

que allá en el cielo se conservan tan humanos

y sumidos siempre en profunda reflexión

hacer de nuestro tiempo inmaculada oración

y dejar que la plegaria nos regale sus bondades

hoy la vida nos presenta a sus buenas amistades

esas que nos brindan constante superación

porque siempre debemos poner atención

en las cosas que son fundamentales

enfrentar sin tregua a los pecados capitales

para que el alma logre palmaria depuración

ante el ojo celeste que nos observa con atención

esperando que todos conjuremos la ira

compañera inseparable de la sórdida mentira

y también para que erradiquemos la gula

esa terrible costumbre que a la salud estrangula

y ni qué decir de la abominable pereza

esa misma que tiene por destino la pobreza

y cada que caemos en las garras de la envidia

vemos con tristeza que todo el mundo se fastidia

abrid también los ojos al demonio de la lujuria

juego fatuo que siempre nos lleva a la penuria

hagámosle frente al desastre de la codicia

fiebre tormentosa y semilla de avaricia

y todo aquel que ostenta el indolente orgullo

nunca escuchará de la vida su murmullo.

Siempre que un hombre su fuero quiera remozar

debe acometer los asuntos cimeros y vitales

coger cada uno de los siete pecados capitales

y luchar con ellos hasta hacerlos retozar

poder la vida completa con valentía domeñar

y escuchar atento los consejos celestiales

en verdad el alma posee atributos especiales

sólo se requiere con ferviente anhelo trabajar

usando para ello la sana costumbre de meditar

rescatar muy adentro los recursos tutelares

saber que nuestros actos pueden encauzar

esta vida por nobles senderos espirituales

en el que cada existencia es un fragmento

del tiempo que inexorable debemos cursar

para llegar al umbral del magno aposento

allí donde con supremo sentimiento

podremos con el Padre conversar.

 

Mauricio Bernal Restrepo. Bogotá, Colombia.

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