EDITORIAL:
La Codicia
Se triunfa cuando no existe codicia. Se fracasa cuando si existe codicia. EXPLICACIÓN CONCRETA. Existen dos géneros de codicia; Primera, codicia por el dinero. Segunda, codicia de poderes ocultos. Existe codicia por el dinero cuando lo anhelamos con propósitos Psicológicos, y no para cubrir correctamente nuestras necesidades físicas. Muchos quieren dinero para ganar prestigio social, fama, altas posiciones, etc. No existe codicia cuando conseguimos dinero con el único propósito de cubrir nuestras necesidades físicas. Es necesario descubrir donde termina la Necesidad y dónde comienza la Codicia.
Existe codicia de poderes ocultos cuando queremos Resultados. Aquellos que sólo quieren Resultados, son codiciosos. Aquellos que andan aquí y allá acumulando teorías, buscando poderes, hoy en una Escuela mañana en otra, están de hecho embotellados entre la botella de la codicia.
La mente embotellada en la codicia es inestable. Emigra de Logia en Logia, de Escuela en Escuela, de secta en secta; siempre sufriendo, siempre anhelando poderes, Luz, Sabiduría, Iluminación, etc., sin conseguir jamás nada, por lo que lo inestable no puede jamás comprender lo estable permanente y divino. Sólo Dios a sí mismo se comprende: La Mente embotellada entre la botella de la codicia es incapaz de comprender las cosas que están fuera de la botella.
Los codiciosos quieren embotellar a Dios y por eso andan de escuela en escuela, siempre buscando, siempre anhelando, inútilmente porque a Dios nadie lo puede embotellar.
Quien quiera trabajar en la Gran Obra debe abandonar primero la Codicia. El Albañil que es codicioso abandona la Obra cuando halla en su camino otra obra aún cuando ésta última sea de Tinieblas realmente. De la Gran Obra se retiran los codiciosos. Muchos son los que comienzan el Trabajo, pocos los que lo terminan.
Samael Aun Weor. Curso Esotérico de Cábala
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¿Cuál es la definición de reinar? El respondió “Ser dueño de sí mismo y no codiciar nada pretencioso, ni indigno, arrastrado por la riqueza y la gloria, si te paras a pensarlo; pues tienes todo lo que necesitas. Dios no carece de nada y es bondadoso. Tu piensa como un hombre y no desees muchas cosas, sino las suficientes para reinar”. Carta de Aristeas.