Revista “La Sabiduría del Ser” N° 66 Los Misterios de la Muerte Ciencia Arte Filosofía y Mística Trimestre: Julio, agosto y septiembre de 2015 Material didáctico para uso interno y exclusivo de Estudiantes del Instituto Cultural Quetzalcóatl de Antropología Psicoanalítica, A.C. www.samaelgnosis.net | www.samaelgnosis.org | www.samaelgnosis.us | www.samaelgnosis.net/fr Contenido Los Misterios de la Muerte Los Cuatro Círculos Los Ángeles de la Muerte y los Ángeles de la Vida Lo que Continúa Después de la Muerte El Karma Leyes de Retorno y Recurrencia La Muerte Miedo a lo Desconocido Fantasmas Experiencia de lo Real Arcano Nº 66, La Perplejidad Portada: El Ángel de la Muerte, 1890. Evelyn de Morgan (1855-1919) Certificado de reserva de Derechos al uso Exclusivo. En el género de: Difusiones periódicas. Especie: Difusión vía red de Cómputo. Titular: Instituto Cultural Quetzalcóatl de Antropología Psicoanalítica, A.C. Titulo “La Sabiduría del Ser” Reserva: 04-2008-032711425000-203 Dirección de Reservas de Derechos. Los Misterios de la Muerte San Juan en el Apocalipsis nos dice: “La muerte es la corona de todos”, dándonos a entender la trascendencia que tiene la muerte de todo lo ilusorio que hay en nosotros, con el fin de encontrar el camino de la Auto realización íntima del Ser. En los aztecas y mayas encontramos los Tzompantli o muros de cráneos representación simbólica de la muerte en todos los sentidos, y los toltecas en Tula nos dejan en uno de sus muros, esculpida, una serpiente devorando un cráneo, emblema mismo de la sabiduría de la muerte. Sin duda alguna, los maestros del pasado, mezclan magistralmente los misterios de la muerte física con la mística (de nuestros defectos), en un todo simbólico para que solo los que tengan ojos para ver, puedan ver las enseñanzas sagradas de todos los tiempos. Mozart, en su última obra, nos entrega estos misterios plasmados en las exquisitas notas musicales en su magna obra: “El Réquiem”, donde encontramos el siguiente texto: “Se abrirán los libros en los que consta lo que se ha hecho en la vida y según lo cual seremos juzgados. Cuando el Juez se haya sentado, todo se manifestará, por oculto que esté, y nada quedará sin su premio o castigo: ¿Qué podré responder, desgraciado de mí? ¿A qué protector podré invocar, cuando ni los mismos justos estarán seguros?” El ávido buscador podrá encontrar los estados post mortem detalladamente descritos por el libro de los muertos tibetano llamado “El Bardo Todol”; pero con asombro se dará cuenta cómo de forma tan extraordinaria se nos habla de la muerte de las pasiones y defectos en el Libro de los Muertos egipcio o Libro de la Morada Oculta. Los misterios que encierra la muerte creeríamos que están muy lejos, accesibles solo cuando dejemos esta dimensión física, más en realidad cada noche, pasamos por una muerte chiquita, cada vez que nos entregamos al sueño. Todos los fenómenos de la muerte los vivimos cada vez que dormimos, y lamentablemente de la misma forma en que nos sumergimos inconscientes en el mundo de los sueños, de la misma forma lo hacemos al dejar el vehículo físico. El budismo tibetano nos insiste en lograr el despertar en el sueño, la enseñanza gnóstica nos da todos los elementos prácticos para lograrlo, entre ellos: El recuerdo de sí, la división de la atención, la auto observación psicológica, la transformación de impresiones, la meditación, la oración consciente, etc., herramientas que en su conjunto aplicadas nos llevan al despertar aquí en físico, en el sueño, y, como consecuencia, al estar conscientes de ese paso natural llamado muerte. A pesar de que nos hemos vuelto muy materialistas y hasta enemigos de todo lo que huela a la Divinidad, es necesario comprender que todos estos procesos tanto de la concepción como de la muerte son llevados a cabo por principios inteligentes, llámeseles ángeles (cristianismo), Devas (India), dioses (aztecas y mayas) o maestros iluminados. Todo se procesa bajo la Ley de Causa y Efecto (Karma); cuando uno agota sus valores de vida, muchas veces derrochados miserablemente por nuestros hábitos negativos, es entonces que interviene el “Ángel de la Muerte”; seres más allá del bien y del mal, que cumplen su labor en forma matemática y exacta. La defunción es tan solo dejar un vehículo que se ha desgastado, y que habremos de cambiar por uno nuevo. El hecho de no poder recordar nuestras pasadas existencias no quiere decir que no existan, máxime que ni siquiera podemos recordar lo que -por ejemplo- comimos hace apenas un mes, menos aun lo que nos sucedió en esta misma vida, cuando teníamos tres, dos o un año. Si de esta vida no nos acordamos, menos de otra. Mas sin embargo, es un hecho contundente que hemos tenido otras vidas; tan solo hay que reflexionar en el hecho de que unos nacemos en el suelo y otros en colchón de plumas, esto a las claras nos confirma que hay un pasado que determinó nuestra actual existencia. Adentrarse en los misterios de la muerte es todo un reto, sobre todo si tratamos de hacerlo objetivamente, libre de prejuicios, ideas consoladoras, dogmas y, sobre todo, fantasías que abundan en los medios masivos de comunicación. Retomemos la sabiduría milenaria encerrada en los libros sagrados, pirámides y códices mayas, egipcios, tibetanos, pues en ellos está la guía real para adentrarse en estos misterios. “La muerte es profundamente significativa. Descubriendo lo que ésta es en sí misma conoceremos el secreto de la vida”. -Samael Aun Weor María Guadalupe Rodríguez Licea y Jenaro Ismael Reyes Tovar. Comisión de Internet. Imágenes: Zona Arqueológica de Tula Hidalgo México. Serpiente devorando un cráneo. (Fotos tomadas por Jenaro Reyes 2015) Los Cuatro Círculos En tiempos remotos, la mayoría de las personas creía en una forma de supervivencia después de la muerte, sin embargo en la actualidad existen muy pocas inquietudes sobre conocer lo que el destino nos depara después de morir, preferimos pensar que encontraremos la ansiada paz, la serenidad, que viviremos en el cielo disfrutando de dicha y felicidad, sin embargo, la cruda realidad es otra. Existen testimonios de personas que en momentos de inminente peligro, o a punto de morir, se han visto en un estado de lasitud, de desprendimiento, tienen visiones de luz, se encuentran con seres radiantes, etc., sin embargo éste es el momento especial de la fase de transición entre la vida y la muerte, es el instante de la liberación intermedia, un suceso extraordinario. No obstante, si el difunto, en vida no se ha preocupado por liberarse de rencores, odios, resentimientos, miedos, apegos, si deja de lado ser caritativo, amable, comprensivo con los que le rodean y con la misma comunidad o se relega de realizar buenas obras, esta luz intensa y radiante le parecerá aterradora y huirá de ella, se dejará llevar por la luz oscurecida de las pasiones, los deseos y del ego. La luz brillante, resplandeciente, es la luz de la consciencia; según el budismo tibetano todos los seres vivos, incluidos los animales, experimentamos esa luz radiante justo en el momento de la muerte, independientemente de la religión a la que haya pertenecido o de las creencias que haya asumido en vida. Todos los seres humanos, sin distinción alguna, experimentamos durante el sueño estas luces; para vivenciar este fenómeno, se recomienda comenzar con la práctica llamada “Disciplina de la Yoga del Sueño”, que es de origen budista tibetano y la cual explicamos en estos estudios de Gnosis, (véase revista No. 31). La finalidad que persigue esta disciplina del sueño es preparar al discípulo a reconocer claramente las llamadas “Cuatro Bienaventuranzas”; todo desencarnado debe esforzarse por alcanzar la “liberación Intermedia” (la felicidad sin límites entre la muerte y el nuevo nacimiento) y gozar de unas vacaciones en los reinos superiores, llamados reinos moleculares y electrónicos. Menciona el Bardo Todhol: “Dichoso tú si logras fundirte en el halo del Arco Iris luminoso del Buda Bhagaban Vairochana. Así tendrás felicidad en el Reino de la Densa Concentración”. Otros reinos moleculares son el de los Cabellos Largos, Vihara (Monasterio) ilimitado de la Radiación de Loto, el Reino Dichoso del Oeste, gobernado por Budha Amitaba, etc. Existen cuatro círculos, cuatro regiones, dentro de las cuales están representados todos los mundos y los tiempos de la materia en estado mineral, materia en estado celular, materia en estado molecular, materia en estado electrónico. Estos son los cuatro viejos mundos: el infierno, tierra, paraíso y cielo. AVITCHI En Sánscrito, Avitchi es la región infernal, aquellos que por falta de capacidad o de consagración no eliminamos el ego sobre la faz de la tierra, la naturaleza se encarga de desintegrar los defectos en los mundos infiernos, para eso son estas regiones infra-dimensionales. Para los Sufís el infierno no es un lugar de castigo, sino de purificación y de instrucción para la consciencia, mientras que para nuestros antepasados aztecas, el Mictlán (lugar de muertos) tampoco es un lugar de castigo sino de pruebas, en donde si el alma sale victoriosa, entra al paraíso. Consideremos a estas regiones abismales no solamente como un lugar de castigo, sino de instrucción para la consciencia y depuración. Esto significa que en los nueve círculos dantescos del infierno, el ego se va desintegrando, se va volviendo polvo, terminado este proceso, lo más puro que tenemos, la Esencia, sale libre a la luz del Sol, para reiniciar una nueva marcha. El libro tibetano de los muertos dice: «Al caer ahí, tendrás que sufrir padecimientos insoportables y donde no hay tiempo cierto de escapar». Aquellos que en cada reencarnación se volvieron más y más densos y malvados, terminan por entrar en el reino que les es afín. Este es el reino de las rocas, donde viven los restos fósiles petrificados de los que fueron criaturas vivas. Estas son las gentes de corazón de piedra, corazón de pedernal, etc. Estas gentes ya no responden a ningún tipo de castigo y cada vez que se reencarnan lo único que hacen es trabajar en el mal y para el mal. Aman el mal por AMOR al mismo mal. Por la persistencia en el crimen, por su exagerado materialismo se han hecho en alguna forma minerales, han entrado en el reino mineral dispuestos a correr la misma suerte del mineral. LA REGIÓN CELULAR. Es asombroso saber que iniciamos nuestra vida como una célula que se reproduce al veloz tiempo de las células, los procesos que inician con la concepción son tremendamente veloces, pero conforme transcurre el tiempo, éste se va volviendo cada vez más lento, los sucesos orgánicos se hacen más pausados, por ejemplo la gestación dura diez meses lunares, la infancia 100 meses lunares, La vida poco más o menos 1.000 meses lunares. La huella electromagnética que deja la vida de un hombre en el instante de la muerte, se imprime tremendamente en la concepción del feto. El sendero de la vida está formado con las huellas de los cascos del caballo de la muerte. Muerte, juicio y concepción, constituyen un trío perfecto. Esto significa que de todo lo que hacemos en nuestra vida dejamos una huella indeleble, que repetiremos en un futuro cuerpo físico, después de la muerte habrá un juicio y un veredicto, de acuerdo a nuestras acciones. En esta región celular ocurre el maravilloso proceso de un nuevo cuerpo físico que consiste en: concepción, gestación, nacimiento, crecimiento y muerte, sin embargo también existe la oportunidad de lograr una revolución interior que nos eleve a estados superiores de consciencia. La célula con la cual comienza la vida humana contiene 48 cromosomas, a su vez los cromosomas se dividen en Genes. Vibran rápidamente y vienen a constituir una zona intermedia entre el mundo molecular y el mundo celular. Estos genes se mueven y combinan bajo las ondas radioactivas que emite el moribundo en sus últimos instantes. Así el nuevo cuerpo físico es el resultado exacto de nuestra pasada existencia. En los genes está la herencia de nuestros antepasados. Para cambiar las circunstancias externas tenemos nosotros que cambiar primero internamente. Solo podemos cambiar internamente fabricando Alma y Espíritu, es decir, poseyendo el SER. Solo el SER puede hacer. Solo el SER puede cambiar todas las cosas. Quien quiera poseer SER tiene que transmutar sus energías sexuales, volitivas, emocionales, mentales, pasionales, motrices, sentimentales, etc. LA REGIÓN MOLECULAR La leyenda de Zoroastro dice: «todo aquel cuyas buenas obras excedan en tres gramos a su pecado, van al cielo; todo aquel cuyo pecado es mayor, al infierno, en tanto que aquel en el que ambos sean iguales, permanece en el HAMISTIKAN (región de los muertos) hasta el cuerpo futuro o resurrección”. La región molecular es la región del Paraíso. Aquellos seres que sufrieron mucho en la vida y que fueron relativamente muy buenos mientras tuvieron vida, se sumergen en la felicidad del mundo molecular, antes de volver a tomar un nuevo cuerpo físico. Las regiones moleculares están saturadas de felicidad. Las esencias humanas en ausencia del YO PLURALIZADO gozan en esas regiones inefables. Los EGOS de esas ESENCIAS, es decir, los YOES permanecen entretanto en el umbral del misterio aguardando el nuevo retorno. En ausencia del YO, las esencias se desenvuelven felices en el paraíso. Esos seres usan cuerpo molecular (cuerpo astral). El Paraíso, por ser molecular penetra y compenetra toda la atmósfera terrestre estando relacionado muy especialmente con la IONOSFERA que se encuentra a sesenta millas por encima de la superficie terrestre. Esa región es especialmente pura. Solo con el sentido espacial podemos ver el Paraíso. El Movimiento Gnóstico enseña diversas técnicas científicas para abrir el sentido espacial. En la región molecular existen muchos paraísos y reinos donde las Esencias gozan de estados indescriptibles de felicidad. EL MUNDO ELECTRÓNICO. El Mundo Electrónico es el mundo Solar de la Luz, el mundo del espíritu. Quienes tienen espíritu, quienes poseen un cuerpo electrónico, ejercen poder sobre los mundos molecular, celular y mineral. Quienes poseen cuerpo electrónico están en condiciones de ayudar a sus discípulos a crear sus propias almas. La dicha de la esencia humana en el Mundo Electrónico, después de la muerte, es muy pasajera porque el ser humano no está todavía preparado para vivir continuamente en esa región solar En el mundo electrónico somos Luz y vivimos en todas las cosas. Allí vivenciamos tremendamente la Realidad de la UNIDAD de la vida. Los cuerpos electrónicos se mueven libremente con la Gran Luz en el Espacio Divinal. La conciencia humana, vestida con un cuerpo electrónico, incluye dentro de sí misma, la vida y la conciencia de todos los seres del Universo. Esto es el YOGA, la Unión con Dios. En este mundo electrónico encontramos el Reino de Maitreya, los cielos de Tushita, etc., solamente las almas más puras podrán entrar en estos reinos de infinita paz, felicidad, armonía, etc. Imagen: L’Idéal. Louis Janmot (1814-1892) Nota: Según la ciencia el ser humano solo tiene 46 cromosomas. Instructora: María Guadalupe Licea Rivera; San Luis Potosí, S.L.P. Los Ángeles de la Muerte y los Ángeles de la Vida Según hemos aprendido, lo necesario para salir en astral es la capacidad de despertar la consciencia. La filosofía positivista contemporánea que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, se funda en la existencia de la materia (materialismo) y de la energía. Mucho es lo que se ha discutido sobre fuerza y materia, pero éstas continúan, a pesar de todas las especulaciones, siendo la X, Y, desconocidas. Los secuaces reaccionarios de la filosofía positivista, viven siempre tratando de definir la una por la otra; es ridículo, espantosamente ridículo, definir lo desconocido por lo desconocido. La filosofía materialista dice: "Materia es aquello en que se llevan a cabo los cambios llamados movimientos; y movimientos son aquellos cambios que se llevan a cabo en la materia". Esta es la identidad de lo desconocido: X=Y, Y=X, total, ignorancia, círculo vicioso, absurdo. Realmente, nadie ha visto la materia ni la energía. El ser humano sólo percibe fenómenos, cosas, formas, imágenes, etc., nunca hemos visto la sustancia de las cosas. La sustancia dada, no es precisamente materia, sino madera, cobre, estaño, piedra, etc., tampoco hemos visto jamás, la energía separada del movimiento. Jamás hemos visto la materia separada de las formas y de los objetos. Un puñado de tierra tiene una forma definida; una estatua tiene una forma determinada; el planeta Tierra tiene una forma específica, etc., etc., etc. Realmente, la llamada Materia sólo es un concepto tan abstracto como la belleza, la bondad, el valor o el trabajo, etc., nadie es capaz de ver la sustancia de las cosas en sí misma. Nadie conoce la "COSA EN SÍ”. Vemos la imagen física de un hombre, pero no vemos la cosa en sí, el cuerpo en sí del hombre, sólo desarrollando el sentido espacial podemos ver el cuerpo en sí mismo, la cosa en sí. El espacio es el vehículo de la mente, y sólo con el sentido del espacio podremos aprehender, ver la cosa en sí; ésta, es el cuerpo vital del hombre. ¿Cuál sería la cosa en sí de una planta? El cuerpo vital de ella; ¿Cuál la cosa en sí de un animal? El cuerpo vital del animal. ¿Cuál la cosa en sí de nuestro planeta? La tierra vital. El mundo vital representa a la tierra en sí misma. De esta tierra vital depende la vida de todos los organismos y ésta se halla en la cuarta dimensión. El punto en movimiento deja una huella, ésta es la línea, la línea en movimiento deja una huella, esta es la superficie. La superficie en movimiento se convierte en sólido; y el sólido en movimiento se convierte en híper-sólido. Realmente, el híper-sólido es la cosa en sí; el híper-sólido pertenece a la cuarta dimensión. Sólo podemos ver los híper-sólidos con el sentido espacial; éste, es superior al sentido temporal. Realmente, el sentido temporal es sólo la superficie del sentido espacial. El punto, al salirse de sí mismo, se convierte en línea. La línea, al salirse de sí misma, se convierte en la superficie; la superficie, al salirse de sí misma, se convierte en sólido. El sólido, saliéndose de sí mismo, con un movimiento en el espacio, se convierte en híper-sólido. Los híper-sólidos están contenidos dentro de los cuerpos sólidos. Saliendo el cuerpo vital de dentro de un organismo, éste se desintegra inevitablemente. El cuerpo vital pertenece a la cuarta dimensión, y la esencia humana a la quinta dimensión. Esos son los mundos paralelos al nuestro de los que habla Albert Einstein. Dentro de los procesos de la vida y de la muerte se dan fenómenos extraordinarios, es bueno saber que existen Ángeles de la vida y Ángeles de la muerte. Los Ángeles que rigen los procesos de la concepción, viven normalmente en la Cuarta Dimensión, en el mundo etérico, y los que gobiernan la muerte viven en la quinta dimensión, en el mundo molecular o quinta dimensión. Los primeros conectan al EGO con el ZOOSPERMO, los segundos rompen la conexión que existe entre el Alma y el cuerpo físico. Los Ángeles de la Muerte son, en sí mismos, hombres perfectos; es muy amarga la pérdida de un ser querido, y parecería como si los Ángeles de la Muerte fuesen demasiado crueles, malos o perversos, pero ellos realmente no lo son, aun cuando parezca increíble. Los Ángeles de la Muerte trabajan de acuerdo con la gran Ley, con suprema sabiduría y muchísimo amor y caridad. Esto sólo lo podemos entender claramente cuando nos identificamos con ellos en el mundo molecular (5ta. Dimensión) y en el mundo electrónico (6ta. Dimensión). Los Ángeles de la Vida le dan al ser humano un cuerpo Vital para que pueda vivir. Los Ángeles de la Muerte le quitan al ser humano la vida. Esto lo hacen cortando el cordón de plata; dicho cordón se corresponde con el cordón umbilical y es séptuple en su interna constitución íntima. Cuando llega la hora de la muerte, concurre al lecho del agonizante el ángel encargado de cortar el hilo de la existencia, cierto hilo misterioso, plateado, que conecta al alma con el cuerpo físico. Tal cordón magnético puede alargarse o acortarse hasta el infinito. Los Ángeles de la Vida por medio del hilo de plata, conectan el cuerpo molecular, alma, fantasma o esencia de los desencarnados con el zoospermo que va a ser fecundado en una matriz. Así, éstos vuelven a tener un nuevo cuerpo. La criatura se gesta en el vientre, pero el alma que regresa, sólo entra realmente en el cuerpo en el instante en que el niño hace la primera inhalación de aire. Comprender esto es vital e indispensable. Los ángeles de la vida tienen figuras de niños, saben mucho de medicina oculta, tienen poder sobre las aguas de la existencia, sobre la matriz, sobre el líquido amniótico, sobre los órganos creadores. No hay duda de que los ángeles de la vida trabajan con las mujeres durante el parto. Ellos pueden abrir toda matriz y ayudar en todo nacimiento; suelen ser médicos asombrosos; ellos son los agentes secretos que ayudan a toda mujer parturienta. Realmente, el cordón de plata es el hilo de la vida que los Ángeles de la muerte rompen en su día y en su hora de acuerdo con la ley del destino. A los tres días y medio éstos Ángeles cortan el cordón que une al alma con el vehículo físico. Este hilo maravilloso pertenece a las dimensiones superiores del espacio, y sólo puede ser visto con el sentido espacial. Los moribundos suelen ver al Ángel de la muerte como una figura esquelética espectral bastante horrible. Realmente, lo que sucede es que éste se reviste con el traje que corresponde a su oficio. En la vida práctica, el policía viste su uniforme, el médico su bata blanca, el juez su toga, el sacerdote su hábito religioso, etc. Las vestiduras funerales y la esquelética figura de los Ángeles de la muerte, horrorizan a aquellos que todavía no han despertado la conciencia. Los símbolos funerales de los ángeles de la muerte son: la hoz que siega vidas, la calavera, el búho, la lechuza, el reloj, etc. Fuera de su trabajo, la apariencia de los Ángeles de la muerte, es la de hermosos niños, sublimes doncellas, venerables maestros, etc., etc., ellos están escalonados en forma de jerarquías, donde hay grados y grados, escalas y escalas. Los Ángeles de la muerte, tienen sus templos en el mundo molecular, también tienen sus escuelas, palacios y bibliotecas. Allá, en la inmensidad del gran océano de la vida, existe un palacio funeral donde tiene su morada uno de los genios principales de la muerte; su rostro es como el de una doncella inefable, y su cuerpo como el de un varón terrible. Este SER MARAVILLOSO usa un cuerpo electrónico; bajo su dirección trabajan millares de Ángeles de la muerte; en su biblioteca existen millares de volúmenes moleculares donde están escritos los nombres y datos kármicos de todos aquellos que deben morir, cada cual a su día y a su hora, de acuerdo con la ley del destino. La ciencia de la muerte es terriblemente divina. El animal intelectual falsamente llamado hombre, muere y nace inconscientemente, y así marcha ciego desde la cuna hasta el sepulcro sin saber de dónde viene ni para dónde va. Cuando fabricamos Alma, a través de la eliminación del ego, despertamos conciencia, y sólo entonces nos hacemos conscientes de los misterios de la vida y de la muerte. Todo hombre con Alma puede negociar con los Ángeles de la muerte y desencarnar a voluntad, de acuerdo con sus necesidades. Esto significa poder alargar la vida, si así se considera necesario para realizar o terminar alguna labor en el mundo físico. Quienes se han transfigurado en el mundo electrónico, quienes ya poseen un cuerpo electrónico por poseer un Espíritu, pueden mandar a los Ángeles de la muerte y conservar el cuerpo físico durante millones de años. Éstos son los grandes salvadores de la humanidad, los grandes rectores del mundo. Recordemos el Rey del mundo, citado por Ossendowski en su libro titulado «Bestias, hombres y dioses». Este gran Ser vive en Agharti, y posee un cuerpo de edad indescifrable. A este gran Ser lo mencionan antiquísimas escrituras religiosas. Recordaremos a SANAT KUMARÁ, el anciano de los días, el gran inmolado, el fundador del Colegio de iniciados de la Gran Logia Blanca. Dicho adepto vive en el desierto de Gobi, en un oasis solitario. El cuerpo de este gran Ser tiene una edad de más de dieciocho millones de años. En su compañía residen, en el mismo oasis, un grupo de adeptos con cuerpos lemures inmortales. Todos estos adeptos viajan con su cuerpo físico por entre las dimensiones superiores del espacio. Ellos tienen el poder de tele-transportarse con su cuerpo físico por entre la cuarta o quinta dimensión. Todos ellos ejercen poder sobre los Ángeles de la muerte. Ellos son adeptos de los misterios de la vida y de la muerte. Enviado por el Instructor: José Isabel Mauricio Vargas. Rincón de Romos, Ags. y Loreto, Zac. Imagen: El Ángel de la Muerte (1851). Horace Vernet Lo que Continúa Después de la Muerte La ciencia no ha podido establecer qué es la conciencia. La atribuyen como la facultad del tejido vivo organizado de tener conocimiento de sí y de su entorno, negando así cualquier forma de conciencia en la materia inanimada o en los elementos de la naturaleza. De esta forma, solo la vida tendría conciencia (en diferentes niveles, incluso en los animales, plantas y microbios) y la misma “conciencia” terminaría con la muerte. Sin embargo, sabemos que la conciencia continúa mucho más allá de este mundo tridimensional, que todo lo que existe está compuesto de mónadas divinas, de átomos del gran Dios que existen desde la creación misma y que la existencia condicionada atrapa a esas mónadas en el ciclo fatal de nacimientos y muertes llamado en oriente rueda del Samsara. Sustraer la conciencia del todo es un absurdo lógico. La conciencia es el todo, la mónada divina gira incesante, sometida por los dos ejes mecánicos de la naturaleza: la evolución y la involución, pasando por los diversos reinos de la naturaleza y repitiendo este ciclo por una eternidad de tiempo. Es el valle de sufrimiento y lágrimas del Samsara, regido por leyes mecánicas inexorables, y a la recurrencia infinita de todos los sucesos, el retorno, el péndulo, el karma, la entropía… El yo no es único, es múltiple. No es pasajero, no termina con la muerte del cuerpo físico, y habrá generado además, una reacción, una gigantesca red de consecuencias o karma que no se agota con la muerte física. Sabemos que el yo, el ego, el mí mismo se compone de estructuras mentales con masa y carga atómicos que atrapan a la conciencia. De esta forma, la muerte y el siguiente nacimiento se encuentran íntimamente ligados por el ego y por nuestro karma. El ser humano en su estado actual posee un cuerpo físico, un fondo vital que es la energía bioeléctrica de cada célula y un vehículo que en gnosis conocemos como personalidad, la personalidad es un vehículo perentorio mediante el cual nos relacionamos en el mundo. Debido a que nuestra conciencia está ocupada en casi el 100% por el YO, la personalidad es un fantasma monstruoso que nos conduce en forma errada por la vida (desvalores, defectos psicológicos, miedo, orgullo, deseo, avaricia, lujuria, entre miles y miles de estructuras mentales que persisten allende la muerte). El cuerpo físico y el vital se desintegran rápidamente después de morir. No así la personalidad que persiste más tiempo, pero termina finalmente por desintegrarse. Sin embargo, lo que perdura es nuestro ego milenario. El ego, nuestro yo, nuestro mí mismo, deambula en el plano astral como un ejército de contradicciones, de ambiciones, de pasiones, de ira, de miedo, de terror, de frustración, de tristeza, de sentimientos de minusvalía de sí mismos, de gritos, luchas…esperando un nuevo nacimiento, para incorporarse gradualmente en la nueva existencia y de esta forma repetimos incesantemente en cada existencia los mismos dramas, comedias, tragedias, etc. El estado humanoide representa, sin embargo, la oportunidad única de expandir la conciencia, de liberarla del ciclo del eterno retorno a través de la eliminación de esta chatarra mental que conforma al yo. Es cuando podemos lograr la salvación cristiana, la iluminación budista, el final del ciclo de la eterna repetición. A través del sabio uso de la energía sexual, y de un decidido empeño en lograr una transformación interior, podemos reducir a polvareda estas estructuras mentales del ego – causa, y lograr una existencia despierta y así servir de ayuda a los demás en la misma causa. El maestro Samael nos explica que, después de la muerte, se presentan tres posibilidades para el desencarnado luego de que su recién terminada existencia es enjuiciada: * Volver de forma mediata o inmediata en un nuevo nacimiento a la vida, más el resultado de su karma. * Ingresar al reino mineral sumergido, conocido en las religiones como infierno. * Un breve período en los cielos lunares para personas muy virtuosas, antes de volver de nuevo al tapete de la existencia de carne y hueso. Y sin embargo, reducir nuestra vida, la alegría de este momento feliz de conciencia de sí mismos a este juicio, no tendría sentido. Antes de enfrentar lo inevitable, tenemos este delicioso presente, un aquí y un ahora. No debemos ver la muerte en forma fatalista o lúgubre. Asesinar la vida por el temor a un castigo o por una recompensa es también una pérdida miserable de tiempo, un acto de miedo, o una franca hipocresía. Mejor es fascinarse con la conciencia del aire pasando a través de nuestras fosas nasales, con cada momento presente de lucidez y de presencia. Porque la pujanza de la vida nos impulsa imperativamente a luchar en contra de todo, de todos, en contra de nosotros mismos. A sonreír a la adversidad, a sobreponernos a nosotros mismos. Así la marejada del día a día nos dé de tumbos contra el arrecife; así la carga psicológica sea casi imposible de sobrellevar. Así la fatalidad misma se presente como nuestro único destino en el horizonte. Que la compasión universal y el deseo de ser dueños de sí mismos guíen nuestra existencia, a lo que haya de venir. Olvidar el castigo o la recompensa, no envenenarse con la ilusión del pesimismo o del optimismo. Que el deseo de vivir y de señorío sobre sí mismos sean una sonrisa irónica ante la muerte, frente el karma, en nuestro eterno presente. Que el negarse a sí mismos y la compasión universal sean nuestro obsequio al destino, que nuestra vida de utilidad y de sacrificio por los demás sea el hilo mágico que ha de tejer nuestro destino después de la muerte. Imagen: Santo Entierro- Michelangelo Buonarroti Rafael Merazo. Colaborador avanzado, San Salvador El Karma En esta época moderna en que vivimos, con tecnologías de punta y avances científicos que deslumbran, entre la vorágine de información, las impostergables actividades cotidianas y el recelo de las creencias , el ser humano ha perdido el sentido de la vida queriendo olvidar y evitar lo inevitable, que es la muerte, tratando de alargar muchas veces inclusive el suplicio de la agonía porque en su ignorancia desconoce que la vida y la muerte son extremos que se tocan y que ésta no es la única vida que tenemos. La creencia de que solamente vivimos una vez ha causado gran daño a la humanidad, el individuo piensa entonces que debe “vivir la vida” dando rienda suelta a todos sus instintos y deseos, que debe satisfacer todo placer, que debe ser más que los demás sin importar los medios, que debe comerse el mundo a bocanadas…, y todo sin consecuencias. Las creencias religiosas poco ayudan en este sentido, pues consideran la disolución de los males con sencillas penitencias, fútiles flagelaciones del cuerpo, vanos sacrificios…, que lejos de alcanzar el perdón de los pecados, dañan el cuerpo y la mente. Sin embargo la realidad es muy distinta. La doctrina gnóstica nos enseña que toda causa tiene un efecto, a cada acción le corresponde una reacción, lo que se siembra se cosecha, pero no solamente en esta vida, sino también en las siguientes. Al morir, el rayo de la muerte reduce todos nuestros valores, positivos y negativos a una quinta esencia molecular y después, el karma entra en acción cuando los ángeles de la vida conectan el cordón antakarana a un nuevo cuerpo físico; en esta conexión se integran tanto la herencia de los padres, como la quintaescencia molecular. La muerte es una suma y resta de quebrados, se suman todos los valores causados por las buenas obras y se restan todos los valores negativos causados por las malas obras y por las omisiones de buenas acciones; el resultado son los bodbincaldennost, es decir, los valores, llamados así en oriente, que son depositados en los cinco centros de la máquina humana (intelectual, emocional, motor, instintivo y sexual). No elegimos dónde nacer. La ley de la justicia cósmica determina, en base a los valores finales de nuestra vida pasada, quiénes serán nuestros padres (la herencia), en qué lugar y en qué momento naceremos. El «Libro Tibetano de los Muertos» dice: "Has estado en un desmayo durante los últimos tres días y medio. Tan pronto como te recobres de este desmayo, tendrás el pensamiento". Así que, para determinar la sentencia, se lleva a cabo un juicio en los mundos superiores de conciencia, donde el alma es juzgada por un juez principal (llamado Anubis entre los egipcios) y 49 jueces más. Algunos jueces defienden nuestras buenas obras y otros señalan las malas obras. Este juicio se verifica durante un periodo de tres días y medio a partir del momento de la muerte. Durante ese espacio todo el Universo fenoménico está en revolución; mientras el cuerpo se encuentra en un desmayo o coma, el alma es sometida a pruebas en los mundos moleculares y electrónicos viviendo en retrospección su vida que acaba de pasar. El juicio del ser humano es liberado para que pueda discernir y comprender el karma que le corresponderá en la siguiente vida. Lo más probable es que cuando vuelva a nacer olvide todo cuanto a esto respecta, pero en este periodo, el trabajo retrospectivo tiene el objetivo de liberar el juicio del desencarnado para que pueda presenciar en forma lúcida y consciente el juicio final. La sentencia de los jueces es definitiva y puede ser de tres formas: 1. Retorno inmediato. Siempre que no haya agotado su ciclo de 108 existencias, y llevando en sus genes el resultado karmático de sus obras. 2. Vacaciones en los estados paradisíacos del cosmos, cuando las obras buenas excedieron a las malas y por tanto merece el alma un descanso en los diversos cielos. Una vez que culminen tales vacaciones, el alma retornará a tomar cuerpo físico. 3. Ingreso a los mundos infiernos. Cuando agotó sus 108 oportunidades, o son almas definitivamente perversas, entonces la involución de la naturaleza se ocupa de disolver todos aquellos agregados psicológicos que llevaron al ser humano al error y al sufrimiento. Como estas almas no tienen remedio, entonces son ingresadas al abismo o mundo mineral sumergido, es decir, al inframundo, el llamado Ammit entre los egipcios, Averno entre los romanos o Mictlán entre los aztecas. El alma, aprisionada por los diferentes agregados psicológicos, deberá ingresar al infierno que le corresponda. Dante Alighieri describe nueve círculos infernales y quiénes son llevados a cada uno para lograr la purificación del alma: El primer círculo es el limbo, un estado de transición donde habitan las almas de los difuntos mientras de define su destino por los jueces de la ley. En el segundo se encuentran los fornicarios, quienes hicieron mal uso del sexo y abusaron de las energías creadoras. En el tercero los borrachos y golosos. Cuarto, los avaros y mendigos. Quinto, los iracundos y orgullosos. Sexto, los ateos, malos padres. Séptimo, los violentos contra natura. Octavo, los falsos profetas. Noveno, los traidores. Cuando el alma retorna, al tomar un nuevo cuerpo físico, entra en acción la ley del karma. Por medio de los genes son depositados los valores en los cinco centros. Los valores positivos dan salud, inteligencia, capacidades motoras, artísticas, instintivas, etc., y también determinan circunstancias favorables para el ser humano. En cambio los valores negativos provocan circunstancias dolorosas en la vida, situaciones difíciles en el aspecto económico, social, familiar…, e inclusive enfermedades, como por ejemplo tuberculosis, por haber sido ateo en las vidas pasadas, ceguera de nacimiento por haber sido cruel, viruela como consecuencia del odio, enfermedades mentales por alcoholismo o drogadicción, taras hereditarias por haber sido asesinos, deformidades por haber sido mentirosos, cáncer por abuso sexual, lepra o malaria por egoísmo, infertilidad por maltrato a los hijos en vidas pasadas, etc. Aunque en muchas escuelas de esoterismo se menciona el karma, se desconoce que esta ley en realidad de verdad es negociable. Ciertamente el karma debe pagarse con dolor o sufrimiento, pero también es posible pagarlo haciendo buenas obras. Los postulados sagrados para pagar conscientemente el karma son los siguientes: “Al león de la ley se le combate con la balanza”, “Haz buenas obras para que pagues tus deudas” y “Una ley superior lava una ley inferior”. En la balanza de la justicia están pesadas nuestras obras. En el platillo de la derecha están las obras buenas y en el platillo de la izquierda las malas obras. Al hacer buenas obras, se agregan valores positivos y entonces el karma se disminuye, por eso las buenas acciones anulan karma y aún más, cuando la causa que originó el mal es eliminada, el karma que había provocado queda eliminado también. Por ejemplo, si se ayuda a otras personas a resolver sus problemas económicos, resolveremos los propios. Si se elimina el yo ladrón, dejaremos de ser robados. Si eliminamos el yo calumniador, dejaremos de ser calumniados. A cada acción le corresponde una reacción; el karma es considerado como una medicina porque es muy preciso. Paracelso afirmó que toda enfermedad tiene su cura, que existe una medicina para cada mal. Por eso al analizar reflexivamente nuestros males y pesares, podremos descubrir las causas que les dieron origen y empezar a pagar nuestro karma en forma consciente y sin dolor, haciendo buenas obras y eliminando aquellos agregados psicológicos que motivaron las malas acciones. Imágenes 1. L’Ange et la mère. Louis Janmot (1814-1892) 2. Hans Memling. El Ángel del Olivo (1475-80) Susana M. Rodríguez L. Calmecac, San Luis Potosí, S.L.P. Leyes de Retorno y Recurrencia De acuerdo a la constitución humana sabemos que tanto el ego como nuestra Esencia retornan, regresan. Tres cosas van al cementerio: 1.- El cuerpo físico. 2.- El cuerpo vital (este se escapa del cuerpo físico con la última exhalación), tal vehículo flota ente el sepulcro y se va descomponiendo lentamente a medida que el cuerpo físico se desintegra. 3.- La personalidad. Ésta indiscutiblemente puede a veces escaparse de entre la tumba y ambular por el panteón y dirigirse a algunos lugares que le son familiares, ésta nace con el tiempo y muere en su tiempo, se forma de los 0 a los 7 años y en los demás se robustece. RETORNO. Aquello que continúa, aquello que no va al sepulcro es el ego, el mí mismo, el sí mismo. El retorno del ego a este mundo es verdaderamente horripilante, abominable; el ego irradia en sí mismo ondas vibratorias siniestras, tenebrosas, nada agradables. Cada persona, en tanto no haya disuelto el ego, es más o menos negra, aunque esté caminando por el camino de la gnosis y aunque presuma de santidad y de virtuoso. El incesante retorno de todas las cosas es una ley de la vida y esto lo podemos verificar de instante en instante y de momento en momento. Retorna la Tierra a su punto de partida cada año; retornan todos los astros a su punto de partida; retornan los días; retornan las noches; retornan la estaciones del año (primavera, verano, otoño, invierno), es pues el retorno, algo indiscutible, irrefutable, irrebatible. El hombre no podía ser la excepción. RECURRENCIA. Son los compromisos del subconsciente. El ego tiene sus compromisos que se cumplen matemáticamente. Nuestra personalidad es el instrumento del ego. El ego utiliza la personalidad como vehículo. Hay recurrencias positivas y negativas. En cada existencia volvemos a repetir los mismos pensamientos, actos, emociones, etc. Así conocemos a personas que nos da la impresión de ya haberlas tratado antes. Vamos a determinados lugares y tenemos un leve recuerdo de haber estado ahí. También hay casos en que al ir a una casa de visita, nos sentimos que ya la conocemos. Recurrencia: quiere decir, que todo vuelve a ocurrir tal y como sucedió más el resultado o consecuencia de nuestras acciones precedentes. Dentro de cada uno de nosotros existen muchos defectos psicológicos de muchas vidas precedentes, podemos afirmar en forma enfática que cada uno de nuestros defectos es una persona diferente. Esto nos invita a comprender que dentro de cada uno de nosotros viven muchísimas personas con distintos compromisos. Dentro de la personalidad de un ladrón existe una cueva de ladrones, dentro de la personalidad de un homicida, existe todo un club de asesinos; dentro de la personalidad de un lujurioso, existe una casa de citas; cada ego tiene sus problemas y sus compromisos. Cada yo viene de antiguas existencias y tiene determinados acuerdos. El yo que en la pasada existencia tuvo una aventura amorosa a la edad de 30 años, en la nueva existencia aguardará a tal edad para para manifestarse y llegado el momento, buscará a la persona de sus sueños, se pondrá en contacto telepático con la misma y al fin vendrá al reencuentro y la repetición de la escena. El yo que a la edad de 40 años tuvo un pleito por bienes materiales, en la nueva existencia aguardará tal edad para repetir la misma tragedia, el mismo drama. El yo que a la edad de 25 años se peleó en la cantina, aguardará en la nueva existencia y en la misma edad para buscar a su adversario y repetir la tragedia. Se buscan entre sí los yoes de uno y de otro, mediante las ondas telepáticas y luego se reencuentran para repetir mecánicamente lo mismo. Ésta es realmente la mecánica ley de recurrencia, ésta es la tragedia de la vida. Todo esto se cumple mecánicamente sin que nos demos cuenta de ello. Hay vidas de rigurosa repetición; casos concretos de egos que retornan durante muchos siglos en el seno de una misma familia, ciudad o nación, son personas que se saben su papel a fuerza de tanto repetirlo. Entran a este mundo también los niños prodigio que tanto asombran en esta época; por lo común se trata de, que ya se saben su oficio de memoria y que al retornar lo hacen a la maravilla desde los primeros años de su infancia. Todos esos eventos de las existencias repetidas, van acompañadas siempre de las buenas o malas consecuencias de acuerdo con la ley del karma y dharma. Volverá el asesino a verse en la horripilante ocasión de asesinar, más será asesinado; volverá el ladrón a verse en la misma oportunidad de robar, pero será metido en la cárcel; sentirá el bandido el mismo deseo de correr, de usar sus piernas para el delito, pero no tendrá piernas, nacerá inválido o las perderá en cualquier tragedia. Querrá el ciego de nacimiento ver las cosas de la vida, aquellas que posiblemente le condujeron a la crueldad, etc., pero no podrá ver; amará la mujer al mismo marido de su vida anterior, aquel que posiblemente abandonó en su lecho de enfermedad para irse con cualquier otro sujeto, mas ahora el drama se repetirá a la inversa, etc., etc., etc. Así trabaja la ley de recurrencia incesantemente. Nuestra vida en las diferentes etapas es como una obra de teatro, con su puesta en escena de dramas, comedias y tragedias; si nosotros en esta existencia eliminamos a esos actores de esos eventos, que son los que tienen los compromisos, es claro y manifiesto que a la hora de entrar una determinada escena de nuestra existencia, si no hay actor, pues el drama no se repite. Esto es lo maravilloso de la gnosis, que nos da la oportunidad de trascender nuestro destino. Imagen: Muerte de la Virgen, detalle, 1605-1606, Caravaggio, Instructor, Rigoberto Loza González, Pénjamo, Gto. La Muerte Miedo a lo Desconocido Se sucede un fenómeno extraordinario durante el proceso de la muerte. El ser humano, acostumbrado a una vida sensorial, está completamente apegado a las cosas materiales; algunos, a aquellos momentos agradables de la vida, a sus momentos de triunfo, de reconocimientos, de éxitos, y aunque parezca increíble, también apegados a los momentos de miseria, de dolor o de zozobra. Parece que el ser humano, aunque haya situaciones que le causen dolor y tristeza, a un después de la muerte, continúa apegado a ellas. Cuando sucede este fenómeno natural, el individuo cegado por el rayo de la muerte y ser sometido a las huellas de los cascos del caballo de la muerte, ha formado en su cerebro, la marca indeleble del miedo por verse desprovisto de todo lo que percibió en la vida y ni remotamente quiere renunciar a ello. Por eso es que hay personas que algunas mueren cantando, recordando hechos agradables, otros llorando, recordando hechos melancólicos o sonriendo, aunque estos son casos raros, recordando hechos de la vida. Lo que llama más la atención es la sensación del miedo, que incluso personas, a un sin estar cerca del rayo de la muerte, el simple tema les causa pavor. Definitivamente es el apego y falta de conocimiento. Cuando la conciencia despierta, conoce este fenómeno y su naturaleza y el miedo va desapareciendo. El miedo causa muchos problemas, aferra más al moribundo a sus familiares y sufre él y sufren ellos o se aferra a sus propiedades, y mientras más apegos, más es el dolor. A mayor conocimiento de este fenómeno, el individuo pasa por este proceso placenteramente, es decir, está preparado para recibir este acontecimiento natural en el que todas las criaturas nos vemos envueltas en la vida. Es importante prepararse para esta muerte, comprender que todo pasa, que todo lo que vive tiene que morir o pasar por un gran cambio. Se debe aprovechar para investigar qué pasa cuando morimos, qué nos aferra a esta vida; con la comprensión podemos obtener libertad, liberarnos del terror a la muerte, así comprenderemos a su vez, el fenómeno de la vida, aprendiendo a vivir alegremente, a vivir en armonía, a vivir más conscientemente en nuestro entorno familiar, social, económico y espiritual. Sobre todo, saber de la muerte nos prepara para recibirla conscientemente, habiendo cultivado en el transcurso de la vida virtudes, cualidades o facultades, llevando a cabo un trabajo psicológico lleno de amor y comprensión, pues así cumple el ser humano con su deber que es la voluntad del padre; pero es bien sabido que cuando no se cumple la voluntad del Padre, entonces hay temor y por ende, demora la muerte pues el individuo no puede negar su propio estado psicológico, inapropiado para presentarse ante un juicio, frente a la Blanca Hermandad y por eso es que teme más a la muerte porque presiente en su interior la existencia oculta y no oculta del yo de la ira, de los celos, de la envidia, de la codicia, de los resentimientos, de las perversidades y presiente en su interior que es incorrecto presentarse así, después de la muerte, ante la Divinidad. Pues escrito está en todas las culturas, que el individuo siempre es sometido a un juicio. Así pues que para eliminar ese miedo, es indispensable la sinceridad en este momento para hacer un recuento de los estados y procesos psicológicos de nuestro diario vivir e ir eliminando con la ayuda de nuestra Divina Madre Kundalini, los elementos indeseables, los apegos egoicos y todo aquello que está en contra de la Divinidad. Aceptar el miedo en nuestras vidas puede traer guerras, porque el ser humano se puede ver desprovisto de sus bienes, como ha sucedido con los grandes países, que se arman por miedo, matrimonios que discuten por miedo, profesionistas que se ven enfrentados unos a otros porque ven amenazada su seguridad, trayendo a su vida desconfianzas y problemas. Una vida sin miedo hace pleno al ser humano. Vivir la vida alegremente, disfrutar de toda la naturaleza, enseñorearse de lo que en ella hay…, todo conscientemente para que estés preparado para cuando a tu puerta llegue el sonido de los cascos del caballo de la muerte. Enviado por: F: Ismael Moreno Luna. Calmécac. San Luis Potosí, S.L.P. Imágenes: Gustave Doré. Sueño. Gustave Doré, La Muerte Fantasmas Hay personas que confunden a los fantasmas con el espíritu del difunto, y algunos otros piensan que los fantasmas son las almas de los fallecidos que andan penando; en ambos casos están equivocados. Eso que nosotros llamamos fantasmas no es otra cosa que la personalidad de cada uno de nosotros. Hay dos tipos de fantasmas: Los fantasmas de las personas vivas y los fantasmas de los fallecidos. Para comprender mejor cada tipo, transcribimos un relato del V.M. Samael Aun Weor, de la materialización de un fantasma de una dama viva y la materialización de un fantasma de una dama fallecida. 1.- Relato de la materialización de un FANTASMA perteneciente a una persona con vida: <>. 2.- Relato de la materialización de un fantasma de una dama difunta: <> La personalidad es energética, por lo tanto no se le puede ver con los ojos físicos, más sin embargo aquellas personas que tienen un poco de extra percepción, podrán verla claramente, o bien como en este caso anterior, cuando la ex-personalidad del difunto está muy arraigada al mundo físico, se hace tangible fácilmente ante la vista de cualquiera. El fantasma o ex-personalidad de los fallecidos, entra y sale del sepulcro y poco a poco va disolviéndose entre el panteón, no tiene un futuro, es hija del tiempo y muere en su tiempo, mientras esto sucede, el fantasma vaga y visita todos aquellos lugares que visitara en vida, suele sentarse en el comedor de su casa, caminar por las calles, visitar restaurantes, pedir su platillo favorito y consumir la parte eterica de dicho manjar. En México se celebra el día de muertos el 2 de noviembre; es costumbre que los familiares lleven al sepulcro aquellos platillos que más gustaban al desencarnado; si al final de la celebración, alguien consume dichos alimentos podrá notar que le falta la parte vital, esto es porque el desencarnado ha consumido la parte etérica de dicho manjar. Cuando los familiares visitan el sepulcro, la ex-personalidad de los fallecidos se fortalece aferrándose más al mundo físico; lo más recomendable es incinerar los restos de nuestros seres queridos, de esta manera la ex-personalidad se disuelve más rápido, al fin y al cabo no hay ningún mañana para ella, es hija del tiempo y muere en su tiempo. Imagen: Pierre Puvis de Chavannes (1872) Nelly López Villa, Hermosillo, Sonora Experiencia de lo Real Apreciables lectores de nuestra revista, en esta ocasión reflexionaremos sobre la experiencia de lo real. Vivimos en un mundo tridimensional, es decir, de tres dimensiones en donde podemos identificar largo alto y ancho; en este mundo tridimensional nos desenvolvemos con nuestro cuerpo de carne y hueso, vivimos plenamente identificados con lo mío y lo tuyo, con nuestros egoísmos, mis cosas, mi familia, mi pareja, mi casa, mis dineros, mis amigos, mi posición social, con todo tipo de prejuicios, miedos al qué dirán, identificados con la vida familiar, con la vida social, con el trabajo, con las fiestas, con los paseos, con los vicios de todo tipo, desde la gula hasta el alcohol o el mismo sexo, etc., aferrados a todo lo sensual, identificados con los problemas económicos, familiares, laborales, etc. Ciertamente vivimos en forma mecanicista y rutinaria, sometidos a un mundo consumista en donde el dinero se ha convertido en nuestro principal objetivo, sin él, sentimos que la vida es imposible, nosotros, pobres animales intelectuales condenados a la pena de vivir, creemos que hacemos algo importante en la vida pero la realidad es muy diferente, en verdad nada hacemos aunque muy en el fondo creemos que hacemos, todo lo que pertenece a este mundo sensual lo tomamos como objetivo, como real, como verdadero; en tanto que las cosas relacionadas con el espíritu, con nuestro Ser, con nuestra alma las miramos con menosprecio, creemos que los aspectos espirituales son subjetivos, irreales, carentes de objetividad, mientras somos jóvenes poco nos importan los aspectos del Ser, pero cuando llegamos a ancianos, cuando sentimos que la muerte ya nos ronda, entonces nos da por acercarnos a lo espiritual, vivimos con una percepción totalmente distorsionada de la realidad, no nos damos cuenta que nuestro cuerpo tan solo es una vestidura temporal que tiene que morir; lo real, lo inmortal, lo verdadero dentro de nosotros es nuestro escaso 3% de esencia o de conciencia, es lo que llamamos el embrión del alma, es el material psíquico para fabricar dicha alma, el Maestro Jesús dijo: “En paciencia poseeréis vuestras almas” más nunca dijo que ya la tuviéramos. Trabajar “hoy” en nuestra presente existencia por cristalizar el alma mediante la desintegración de los defectos psicológicos que cargamos en nuestra psiquis e integrar el alma con nuestro Ser, es lo real, es verdaderamente hacer algo importante en nuestra vida, es dejar de estar perdiendo el tiempo miserablemente. Para despertar conciencia, para experimentar la verdad, lo real, es indispensable practicar la meditación. Es necesario definir correctamente la palabra meditación, meditar es buscar información libre de toda actividad intelectual, si queremos el despertar de nuestra conciencia, si anhelamos la experiencia directa de lo real, es indispensable saber meditar, para experimentar lo real en los mundos internos, para acercarnos más a nuestro Padre que está en secreto. Mediante la técnica correcta de la meditación es posible una honda comprensión de nuestros defectos psicológicos y en consecuencia su eliminación con la ayuda de nuestra Madre Divina, así, poco a poco va despertando nuestra conciencia, las partes de nuestro ser; al ir despertando se van integrando lentamente, entonces formamos dentro de sí mismos el centro permanente de conciencia. Una vez libre nuestra conciencia de las cadenas mortificantes del ego, tendremos acceso a los misterios de la vida y de la muerte, al conocimiento de las leyes del karma, estudiaremos directamente las leyes del retorno y recurrencia, el origen de la vida en la Tierra etc. El maestro Samael nos recomienda aparte de la técnica de la meditación en la muerte del yo, la quietud y el silencio de la mente a través de los koanes; un koan es una frase enigmática que la mente no nos puede responder, entonces, cansada de tanto razonar en la solución al problema se aquieta y podemos tener una vivencia espiritual extraordinaria, nuestro centro emocional superior entra en acción y podemos captar una enseñanza de las partes superiores de nuestro Ser; un ejemplo de Koan es: “Si le das los huesos a tu padre y la carne a tu madre en dónde quedas?”; otro ejemplo: “Las palmas de nuestras manos al chocar hacen un ruido, ¿qué ruido hace una sola palma de nuestra mano en el aire?”. Otra manera de lograr el silencio absoluto de nuestra mente es por medio de los mantrams, debemos cantar un mantram ya sea verbal o mentalmente hasta que nuestra mente se canse, se silencia y una vez en silencio advendrá a nosotros una experiencia directa de lo real, de la verdad; incluso, podrá llegar a nosotros una información directa del comportamiento de nuestro ego si nuestro Ser lo quiere; entonces lo podremos comprender a fondo en alguna de sus facetas; podremos estudiar de manera consciente e intuitiva algún aspecto relacionado con el ego que embotella alguna parte de nuestra esencia o conciencia, una vez que hemos logrado el silencio y la quietud total de nuestra mente; de esta forma logramos ir aventajando poco a poco en el trabajo psicológico durante una meditación seria y correcta. Descubrir los más íntimos mecanismos del yo psicológico durante la meditación es indispensable, pedir a nuestra Madre Divina la muerte del defecto que hemos comprendido con sincero arrepentimiento es necesario si queremos avanzar en el despertar de nuestra conciencia. Como ejemplo, tenemos el mantram Pander, debemos vocalizarlo cientos de veces alargando cada vocal hasta lograr el silencio total de nuestra mente. Otro mantram para la quietud de la misma: Gate, Gate, Paragate, Parasamgate, Bodhi Swaha, éste es un mantram de origen tibetano, el sentido esotérico de este mantram es “venid hacia mí, vosotros, los que estáis al otro lado del río”. Los que están al otro lado del río son los maestros de la Logia Blanca, a ellos pedimos ayuda, este es un mantram del corazón; debemos pronunciarlo alargando cada vocal con nuestro pensamiento concentrado en los latidos del corazón; nuestra respiración debe ser lenta y profunda; cuando logremos la quietud y serenidad de nuestra mente mediante este prodigioso mantram, entonces, tendremos experiencias esotéricas maravillosas que se traducirán en enseñanzas por parte de nuestro Ser a través de nuestra conciencia, vendrán los chispazos de iluminación interna que nos llevarán poco a poco a la experiencia directa de lo real si es que lo merecemos y si así nuestro Ser interno lo quiere. Necesitamos tener disciplina para desarrollar el conocimiento dentro de sí mismos, lo que llamamos auto gnosis; también debemos ser humildes, y si el conocimiento se hace luz en nosotros, debemos ser todavía más humildes; el Logos interno se retirará de nosotros si caemos en orgullo y soberbia. Las personas con defectos psicológicos no tenemos cabida en las dimensiones superiores. Por eso debemos trabajar intensamente en la gran obra de nuestro Padre y aprender a ser humildes; el buen uso de la palabra es necesario para el avance interno, en este camino debemos aprender a estar en comunicación con nuestro íntimo, hablar cuando nuestro íntimo habla, callar cuando nuestro íntimo calla. Cuando logremos tener la mente en silencio total, libre del doloroso batallar de las antítesis, entonces lograremos la experiencia directa de lo real, de la verdad hasta lograr un día el vacío iluminador total, entonces, cuando logremos esta experiencia, nada de este mundo nos importará, todo se nos hará vano, ilusorio e insípido, solo anhelaremos integrarnos con nuestro Real Ser interno. Está claro que hay niveles y niveles de iluminación durante la meditación, grados y grados, por ejemplo el éxtasis, la región de los cabellos largos, el país de la luz dorada dicen los tibetanos, el shamadhy, pero el grado máximo de iluminación es la experiencia del vacío iluminador, es el desprendimiento total de la conciencia de la botella del yo por unos instantes, pero suficientes para regresar con fuerza espiritual para trabajar en la disolución del ego sin parar; si somos perseverantes, podremos ir experimentando poco a poco los diferentes grados de iluminación hasta lograr el triunfo total. Hasta aquí mis palabras llenas de fe y esperanza para ustedes apreciados amigos esperando que con ánimo y fortaleza interna pongamos en práctica lo aquí expresado. Imágenes: 1 Anunciación de Lucas van Leyden (1494 - 1533) 2 Réalité. Louis Janmot (1814-1892) Virgilio Cuautla Roldán (Instructor gnóstico de Nochistlán de Mejía, Zac.) Arcano Nº 66, La Perplejidad AM: El Principio de la Justipreciación en las decisiones. AT: “El que madura las piedras, trabajo tendrá en ello; y el que cortare la leña, al cortarla peligrará”. AV: Júpiter. Letra: K. Nº3 EG: Elija con tino; atempere su afán; anule la vacilación con Fe. D: Riqueza por el apoyo de dama influyente; seguridad limitada. R: Vacilación; asunto en suspenso; protección condicional. La perplejidad puede y debe entenderse como duda, irresolución, confusión, vacilación, indecisión, pero también, en su sentido superior, debe entenderse como la capacidad de asombro, capacidad ésta (de la Esencia) que lamentablemente se pierde con fortalecimiento de la mente sensorial con las enseñanzas de la escuela, el colegio y la universidad, en detrimento de la mente interior. La adquisición de la fe consciente, a través del estudio riguroso de los Arcanos y la experiencia mística directa de sus profundos contenidos, es lo único que puede sacarnos de la perplejidad en el sentido de duda, de confusión intelectual. Los estudiantes gnósticos irresolutos, indecisos, vacilantes, perplejos, lo son a causa del Ego, sobre todo a causa de los Yoes pensadores que se auto-engañan y engañan y que en conclusión, mienten. …”Cada cual tiene su criterio y determinadas normas rígidas, dentro de las cuales acciona y reacciona incesantemente. Lo más grave de toda esta cuestión, es que las millonadas de criterios equivalen a millonadas de normas putrefactas y absurdas. En todo caso, las gentes nunca se sienten equivocadas; “cada cabeza es un mundo”. Y no hay duda que entre tantos recovecos mentales, existen muchos sofismas de distracción y estupideces insoportables. Mas el criterio estrecho de las multitudes, ni remotamente sospecha el embotellamiento intelectivo en que se encuentra. Incuestionablemente, en modo alguno sería posible reconocer directamente, los Misterios de la vida y de la muerte, en tanto no se haya abierto dentro de nosotros mismos, la mente interior. La mente interior sólo puede funcionar con los datos que aporta la conciencia cósmica del Ser. El Intelecto subjetivo, con su Dialéctica razonativa, nada puede saber sobre eso que escapa a su jurisdicción. Ya sabemos que los conceptos de esta dialéctica, se elaboran con los datos aportados por los sentidos de percepción externa. Volverse receptivo al Ser: eso es fundamental. La personalidad debe volverse cada vez más pasiva y receptiva a la palabra que viene de arriba, de lo alto; esa palabra viene a través de los centros superiores del Ser y llega, pero si no somos receptivos, si no aprendemos a relajarnos, si nos olvidamos de sí mismos, ¿cómo podremos recibir los mensajes que vienen a través de los Centros Superiores del Ser, de qué manera? Diariamente, debemos relajarnos Y recordarnos a sí mismos, a nuestro propio Ser; así avanzaremos triunfantes... El niño, de sitio a sitio, es educado subjetivamente; para él no existe ninguna forma de instrucción superior. Todas las cuestiones escolásticas, de familia, etc., son meramente empíricas y subjetivas, y eso es lo lamentable. En el principio, el niño no ha perdido todavía la capacidad de asombro. Obviamente, se asombra ante cualquier fenómeno; un hermoso juguete despierta en él ese asombro; y se divierten los niños con sus juguetes. Mas, conforme va creciendo, conforme su mente sensual va recibiendo datos de la escuela, del colegio, la capacidad de asombro va desapareciendo, y al fin llega ya el instante en que el niño se convierte en joven, el joven ya ha perdido por completo esa cualidad. Así pues, que se entienda, claramente, que la mente sensual en forma alguna podría producir en nosotros una transformación radical. Es conveniente entender que la mente sensual, por muy culta que parezca, nunca podría sacarlo a uno del automatismo y de la mecanicidad en que se encuentra toda la gente, todo el mundo. Es necesario estudiar mucho y adquirir conocimientos, pero es también urgente desarrollar en nosotros el Ser Espiritual. Ante todo, debemos considerar a la Mente como algo que no es del Ser. La gente, desafortunadamente, está muy identificada con la mente, dice: “¡Estoy pensando!” Se siente siendo Mente. Hay escuelas que se dedican a fortalecer la mente. Dan cursos por correspondencia, enseñan a desarrollar la fuerza mental, etc., todo eso es absurdo. No es fortificando los barrotes de la prisión donde estamos metidos, lo indicado; lo que necesitamos es destruir esos barrotes para conocer la verdadera libertad que, como les he dicho, no es del tiempo. Mientras estemos en la cárcel del intelecto, no seremos capaces de experimentar la verdadera libertad. Hay que aprender a dominar la mente, no la ajena, sino la propia, si es que queremos independizarnos de ella. Se hace necesario, se hace indispensable aprender a mirar a la mente como algo que debemos dominar, como algo que, digamos, necesitamos amansar. Recordemos al Divino Maestro Jesús entrando a Jerusalén celestial montado en su borrico en domingo de ramos; ese borrico es la mente que hay que someter; debemos montar en él, no que él monte sobre nosotros. Desgraciadamente, la gente es víctima: el borrico monta sobre la gente, la pobre gente no sabe montar en el borrico. Es un borrico, dijéramos, demasiado torpe y hay que dominarlo si es que verdaderamente queremos montar en él. Cuando uno mismo se da el choque del recuerdo de si, se produce realmente un cambio milagroso en todo trabajo del cuerpo, de modo que las células reciben un alimento diferente. Observar y observarse a sí mismo son 2 cosas completamente diferentes, sin embargo, ambas exigen atención. En la observación, la atención es orientada hacia afuera, hacia el mundo exterior, a través de las ventanas de los sentidos. En la Auto-Observación de sí mismo, la atención es orientada hacia dentro y para ello los sentidos de percepción externa no sirven, motivo éste más que suficiente como para que sea difícil al neófito la observación de sus procesos psicológicos íntimos. El punto de partida de la ciencia oficial en su lado práctico, es lo observable. El punto de partida del trabajo sobre sí mismo, es la Auto-Observación, lo Auto-Observable. Incuestionablemente, estos dos puntos de partida renglones arriba citados, nos llevan a direcciones completamente diferentes. El verdadero Conocimiento que realmente puede originar en nosotros un cambio interior fundamental, tiene por basamento la Auto-Observación directa de sí mismo. Es urgente decirles a nuestros estudiantes Gnósticos que se observen a sí mismos y en qué sentido deben Auto-Observarse, y las razones para ello. La observación es un medio para modificar las condiciones mecánicas del mundo. La Auto-Observación interior es un medio para cambiar íntimamente. A medida que uno trabaja sobre sí mismo va comprendiendo cada vez más y más la necesidad de eliminar radicalmente de su naturaleza interior todo eso que nos hace tan abominables. Las peores circunstancias de la vida, las situaciones más críticas, los hechos más difíciles, resultan siempre maravillosos para el auto-descubrimiento íntimo. En esos momentos insospechados, críticos, afloran siempre y cuando menos lo pensamos, los Yoes más secretos; si estamos alertas, incuestionablemente los descubrimos. Las épocas más tranquilas de la vida son precisamente las menos favorables para el trabajo sobre sí mismo. Existen momentos de la vida demasiado complicados en que uno tiene marcada tendencia a identificarse fácilmente con los sucesos y a olvidarse completamente de sí mismos; en esos instantes hace uno tonterías que a nada conducen; si se estuviese alerta, si en esos mismos momentos en vez de perder la cabeza se acordase de sí mismo, descubriría con asombro ciertos Yoes de los cuales jamás tuvo ni la más mínima sospecha de su posible existencia. El sentido de la Auto-Observación íntima se encuentra atrofiado en todo ser humano; trabajando seriamente, Auto-Observándose de momento en momento, tal sentido se desarrollará en forma progresiva. La perplejidad: La Perplejidad como acto de indecisión al preferir. Simboliza la virtud humana de selección. El Principio de la justipreciación en las decisiones. Aparece en el centro de la lámina que representa a este Arcano un andrógino desnudo, sosteniendo una flor de loto y una serpiente, y coronado por Ahh, el creciente lunar, conteniendo al RA, el cristo-sol. Obsérvese que en el Arcano anterior estos signos estaban abajo, en las Aguas de la vida y ahora se encuentran arriba en el Mundo Espiritual. Sólo la Divina Madre y el Cristo Intimo, pueden ayudarnos a seleccionar el camino correcto, el de las virtudes (que representa el Loto que sostiene el Andrógino Divino) y apartarnos del camino de perdición que simboliza la serpiente que sostiene en su mano izquierda. An, Am, la Negación: El Signo An, Am, la negación, no tener, estar sin. Entre las Aguas de la Vida, es dual: Señala la negación del sí mismo y la afirmación del Ser, pero también, cuando se afirma al Yo, entonces estamos sin el Ser, confundidos, llenos de dudas, vacilantes, indecisos. Señala muy bien el equilibrio en las decisiones y el dilema del Ser y No-Ser. Letra hebrea Daleth: Daleth: Quiere decir “Puerta”. El vocablo denota “Diferencia, variedad, diversidad, distinción”, esto es: Realidad inteligible y realidad sensible. Representa el principio de materialización. Fonograma egipcio: Es el signo Tet (mano). Esta es la letra “D” que indica construcción, creación, fuerza, potencia, vigor, concordia “Al trabajo de tus manos da bendición y en el del pensamiento poned corazón” (Axioma Arcano 4). El símbolo alquimista: Como símbolo alquimista no lo hemos encontrado; en la Escritura “Pasaje del Rio” aparece representando a la misma letra Hebrea Daleth. Letra K: Se relaciona con el número 12 y el Planeta Júpiter. Está simbolizada por un roble atributo de creación natural. Planeta regente: Júpiter, “en la Mitología Griega, es el Padre de los Dioses. El carácter siempre asignado a Júpiter como hombre celeste, dio lugar, asimismo, a no pocos nombres Nórdicos, tales como Herr-Mann y Herr-Manas, o Hermes (literalmente el hombre divino, el santo hombre) “Júpiter, o Io-Piter, en fin, es Hari-Kulas o Herakles, Hércules, el Señor Solar, el prototipo de la Raza del Sol, el Hari-Mukh de Cachemira, o sea el Sol en el horizonte de la vida.” Júpiter, como paternal amigo, es siempre generoso, dadivoso y altruista, y por eso la palabra clave de Sagitario es benevolencia. Júpiter, siempre generoso, concede el cetro de poder al adepto que ha vencido sus perplejidades, y concede el palo del mendigo al que se deja vencer por sus dudas, por sus indecisiones frente a lo divinal. Cualidad o virtud: la voluntad, el pensar psicológico, capacidad de asombro El defecto: La indecisión, la vacilación, el racionalismo, yoes pensadores, la perplejidad. Prueba iniciática: Diversas pruebas iniciáticas. Con respecto a la Gnosis, al Camino Secreto, al trabajo sobre sí mismo, nuestras tentaciones particulares se encuentran precisamente en los Yoes que odian la Gnosis, el trabajo esotérico, porque no ignoran que su existencia dentro de nuestra psiquis está mortalmente amenazada por la Gnosis y por el trabajo. “La tentación es fuego, el triunfo sobre la tentación es Luz”. El Iniciado debe aprender a vivir peligrosamente; así está escrito; esto lo saben los alquimistas. Samael Aun Weor Axioma trascendente: “El que madure las piedras, trabajo tendrá en ello; y el que cortare la leña, al cortarla peligrará. El Iniciado debe aprender a vivir peligrosamente; así está escrito; esto lo saben los alquimistas. El Iniciado debe recorrer con firmeza la senda del filo de la navaja; a uno y otro lado del difícil camino, existen abismos espantosos. En la difícil senda de la disolución del Ego, existen complejos camino que tienen su raíz precisamente en el camino real. Obviamente, de la senda del filo de la navaja se desprenden múltiples sendas que no conducen a ninguna parte; algunas de ellas nos llevan al abismo y a la desesperación. En el trabajo de la disolución del Yo, necesitamos entregarnos por completo al Ser Interior A veces, aparecen problemas de difícil solución; de pronto el camino se pierde en laberintos inexplicables y no se sabe por dónde continúa; sólo la obediencia absoluta al Ser Interior y al Padre que está en secreto, pueden en tales casos orientarnos sabiamente. Elemento de predicción: Promete: Vacilaciones, (anúlelas con Fe); asuntos en suspenso, protecciones condicionales, ascensos o descensos; riqueza por el apoyo de damas influyentes, seguridad en unas cosas, esperanza en todo. Artículo adaptado de Cesar Owen, España. ---------------------------- Revistas anteriores: www.samaelgnosis.net/revista Instituto Cultural Quetzalcóatl de Antropología Psicoanalítica, A.C. www.samaelgnosis.net y www.samaelgnosis.org