Los Misterios de la Muerte

San Juan en el Apocalipsis nos dice: “La muerte es la corona de todos”, dándonos a entender la trascendencia que tiene la muerte de todo lo ilusorio que hay en nosotros, con el fin de encontrar el camino de la Auto realización íntima del Ser.

En los aztecas y mayas encontramos los Tzompantli o muros de cráneos representación simbólica de la muerte en todos los sentidos, y los toltecas en Tula nos dejan en uno de sus muros, esculpida, una serpiente devorando un cráneo, emblema mismo de la sabiduría de la muerte.

Zona Arqueológica de Tula Hidalgo México. Serpiente devorando un cráneo. (Fotos tomadas por Jenaro Reyes 2015)

Sin duda alguna, los maestros del pasado, mezclan magistralmente los misterios de la muerte física con la mística (de nuestros defectos), en un todo simbólico para que solo los que tengan ojos para ver, puedan ver las enseñanzas sagradas de todos los tiempos.

Mozart, en su última obra, nos entrega estos misterios plasmados en las exquisitas notas musicales en su magna obra: “El Réquiem”, donde encontramos el siguiente texto: “Se abrirán los libros en los que consta lo que se ha hecho en la vida y según lo cual seremos juzgados. Cuando el Juez se haya sentado, todo se manifestará, por oculto que esté, y nada quedará sin su premio o castigo: ¿Qué podré responder, desgraciado de mí? ¿A qué protector podré invocar, cuando ni los mismos justos estarán seguros?”

El ávido buscador podrá encontrar los estados post mortem detalladamente descritos por el libro de los muertos tibetano llamado “El Bardo Todol”; pero con asombro se dará cuenta cómo de forma tan extraordinaria se nos habla de la muerte de las pasiones y defectos en el Libro de los Muertos egipcio o Libro de la Morada Oculta.

Los misterios que encierra la muerte creeríamos que están muy lejos, accesibles solo cuando dejemos esta dimensión física, más en realidad cada noche, pasamos por una muerte chiquita, cada vez que nos entregamos al sueño.

Todos los fenómenos de la muerte los vivimos cada vez que dormimos, y lamentablemente de la misma forma en que nos sumergimos inconscientes en el mundo de los sueños, de la misma forma lo hacemos al dejar el vehículo físico.

El budismo tibetano nos insiste en lograr el despertar en el sueño, la enseñanza gnóstica nos da todos los elementos prácticos para lograrlo, entre ellos: El recuerdo de sí, la división de la atención, la auto observación psicológica, la transformación de impresiones, la meditación, la oración consciente, etc., herramientas que en su conjunto aplicadas nos llevan al despertar aquí en físico, en el sueño, y, como consecuencia, al estar conscientes de ese paso natural llamado muerte.

A pesar de que nos hemos vuelto muy materialistas y hasta enemigos de todo lo que huela a la Divinidad, es necesario comprender que todos estos procesos tanto de la concepción como de la muerte son llevados a cabo por principios inteligentes, llámeseles ángeles (cristianismo), Devas (India), dioses (aztecas y mayas) o maestros iluminados.

Todo se procesa bajo la Ley de Causa y Efecto (Karma); cuando uno agota sus valores de vida, muchas veces derrochados miserablemente por nuestros hábitos negativos, es entonces que interviene el “Ángel de la Muerte”; seres más allá del bien y del mal, que cumplen su labor en forma matemática y exacta.

Zona Arqueológica de Tula Hidalgo México. Serpiente devorando un cráneo. (Fotos tomadas por Jenaro Reyes 2015)

La defunción es tan solo dejar un vehículo que se ha desgastado, y que habremos de cambiar por uno nuevo. El hecho de no poder recordar nuestras pasadas existencias no quiere decir que no existan, máxime que ni siquiera podemos recordar lo que -por ejemplo- comimos hace apenas un mes, menos aun lo que nos sucedió en esta misma vida, cuando teníamos tres, dos o un año. Si de esta vida no nos acordamos, menos de otra.

Mas sin embargo, es un hecho contundente que hemos tenido otras vidas; tan solo hay que reflexionar en el hecho de que unos nacemos en el suelo y otros en colchón de plumas, esto a las claras nos confirma que hay un pasado que determinó nuestra actual existencia.

Adentrarse en los misterios de la muerte es todo un reto, sobre todo si tratamos de hacerlo objetivamente, libre de prejuicios, ideas consoladoras, dogmas y, sobre todo, fantasías que abundan en los medios masivos de comunicación.

Retomemos la sabiduría milenaria encerrada en los libros sagrados, pirámides y códices mayas, egipcios, tibetanos, pues en ellos está la guía real para adentrarse en estos misterios.

“La muerte es profundamente significativa. Descubriendo lo que ésta es en sí misma conoceremos el secreto de la vida”. -Samael Aun Weor

María Guadalupe Rodríguez Licea y Jenaro Ismael Reyes Tovar. Comisión de Internet.

Imágenes: Zona Arqueológica de Tula Hidalgo México. Serpiente devorando un cráneo. (Fotos tomadas por Jenaro Reyes 2015)

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